EL CAMINO FILOSÓFICO Y EL ACCESO A LO SAGRADO
El camino filosófico, tal como su nombre indica, parte del amor a la sabiduría, pero ¿de qué sabiduría estamos hablando? Se pueden distinguir dos planos naturales, la naturaleza entendida como el conjunto del que formamos parte en la Tierra, con sus leyes y exigencias, y la Naturaleza como expresión universal de las leyes de la creación, y sobre todo como contenedora del propósito último del Universo.
Este doble sentido de lo natural, nos permite hablar de dos niveles de expresión de la sabiduría: la sabiduría como el conocimiento y práctica adecuada que nos lleva a triunfar en el sentido darwinista de la evolución, dentro del mundo cuaternario, y la Sabiduría como la realización y plasmación de las leyes últimas, digamos supernaturales, que llevan a todos los seres vivos a ir más allá de sus propias limitaciones y condicionamientos.
Y si bien, el comienzo parte del conócete a ti mismo, en realidad se trata de un viaje de ida y vuelta, porque el comienzo real está en la Épsilon délfica, en el descubrimiento y sorpresa ante un elemento inesperado, que es el elemento inspirador que fuerza al hombre a la búsqueda una Sabiduría que está por encima de la sabiduría animal.
Platón señalaba que el asombro es el origen de la filosofía y Aristóteles señalaba de manera similar a la admiración. El sentimiento que surge de lo inusitado, de lo aún no conocido, que por ejemplo aparece "ante el espectáculo de las estrellas, del sol y de la bóveda celeste". Es el descubrimiento de ese quinto elemento en lo interior, y de la Naturaleza trascendente del Universo.
¿Cómo puede pues el hombre del siglo XXI, imbuido en nuestras sociedades desnaturalizadas, que embotan sus sentidos demandando más y más de su parte animal, puede percibir lo sagrado?... Sólo a través de la Filosofía, que le llevará por el camino inverso, a descubrir lo natural, a descubrirse incompleto, falto de algo que solo yace en potencia en el interior, pero que forma parte integral de un Todo que le ofrece transmutarse con el Fuego, y volver a la "balanza", al equilibrio primero de donde partió, pero un equilibrio nuevo, no ya la sabiduría animal, sino otra Sabiduría, no ya la integración en el medio natural que le rodea, sino en otro orden superior, que obliga al hombre a salirse de los caminos trazados por la naturaleza simple, terráquea, haciéndole en ese empeño aparecer antinatural, cuando en realidad se trata del esfuerzo por integrarse en lo supernatural, en la Real Naturaleza y sentido último del Universo.
Así, conducido por la filosofía, por el asombro, el hombre se presenta ante lo sagrado, y allí en su presencia aparece la transformación, el hombre se convierte en el egipcio "majeru", el hombre de palabra recta y conciencia una; en Hombre Nuevo, hombre del Renacimiento o quintaesencia, hombre Integral, ser humano "viril" o virtuoso, hombre del Tao, hombre místico para otros.... Aquel que en definitiva, por Amor a la verdad atisbada y en continu práctica moral impone su Voluntad para mantener el natural equilibrio de los elementos que componen su personalidad efímera y transitoria, que así manejados, permiten traslucir el potencial prístino del Yo eterno.