NUESTRO PAPEL EN UN MUNDO LLENO DE ODIO E IRA
El problema de permanecer equidistantes, en medio de los conflictos que nos rodean y que probablemente se agravarán en el futuro, es que uno se convierte en diana para todos los bandos implicados. Es un riesgo que hay que correr.
El mundo se ha lanzado a una vorágine de sanciones, ataques, diatribas, descontento por doquier y enfrentamientos aparentemente irresolubles. El karma grupal o colectivo, acumulado a lo largo de los años, ha generado una ola de conflictos que irremediablemente corren sin control hacia un choque frontal. Sufriremos sus consecuencias en mayor o menor grado.
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