sábado, junio 22

El Arte y la Técnica

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El Arte y la Técnica

El significado de las artes, hoy en día, es “cualquier actividad con una finalidad estética y también comunicativa” [Arte - Wikipedia]

Según esta definición tan amplia que nos facilita Wikipedia, un locutor de televisión también está haciendo arte, así como una telefonista o una azafata de vuelo, o simplemente el que arregla los productos en un escaparate, o la pescadora vendiendo sus productos. El arte es también, según este punto de vista moderno, sobre todo una cuestión de gusto, o sea no de intelecto, inspiración, admiración, etc., sino de mi gusto personal, algo sobre lo que, como todo el mundo sabe, no hay nada escrito.

Por consiguiente, la evaluación de una obra de arte en el mercado capitalista es sólo una cuestión de gusto impuesto, de modas pasajeras, y sobre todo de dinero.

Se dice también que en sus orígenes el arte tuvo en principio una función ritual, mágica o religiosa y que cambió adquiriendo, con la evolución (involución ?) del ser humano, aspecto sociales, pedagógicos, mercantiles y ornamentales.

Hasta aquí hemos llegado, hasta el punto de colocar al lado del Réquiem de Mozart, o del David de Miguel Angel, en la misma categoría, aquellas obras que destacan por su valor mercantil de moda y especulativo, o que simplemente que asombran por su descaro y originalidad: estatuas recubiertas de piel humana disecada, detritus y heces en una lata de conservas, o las obras producidas por un aparato mecánico. Todo estos son hoy ejemplos reales de arte en las galerías y museos del mundo.

Cuando fallamos en delimitar y definir lo que es arte, y no lo conseguimos encuadrar en margenes concretos, es porque debe corresponder a una actividad muy esencial y general del ser humano. Veamos su origen en los lenguajes antiguos:

En sánscrito, la lengua madre indoeuropea, encontramos el término तक्षति (tákṣati): Formar, cortar, cincelar, dividir en trozos, dar forma, crear, formar en la mente, inventar, reducir dividiendo, despellejar

En la variante de Punjab encontramos la palabra tacchnṇā relacionado con el τέχνη, téchnē en griego que significa arte y técnica.

En Matemáticas reducir dividiendo y simplificando, así como en escultura usar el corte del cincel es delimitar, hacer visible y objetiva una idea o una visión, o una imaginación, algo mental, o bien un sentimiento que se hace visible.

Todos esos significados sánscritos, nos llevan a entender el doble significado de la téchnē griega, arte y técnica, es decir dos cosas iguales en origen y que son operaciones humanas por excelencia, sirven ambas para traducir al mundo material concreto las ideas, intuiciones, pensamientos y emociones humanas:

Mundo Ideal, Mental, Inspiración, Sentimientos → [arte y técnica] → Obra

Este reflejo mundano de la Idea o del Pensamiento o del Sentimiento, hace que sea tan difícil y controvertido definir qué es Arte y qué es técnica o aplicación práctica. Así tenemos dos fenómenos distintos:

Mente, ingenio, razonamiento práctico → [Técnica] → Obra práctica, suntuaria, o decorativa.

Mundo Ideal, Inspiración superior, Intuición espiritual → [Arte] → Obra artística, que sirve de canal de acceso a la Idea contemplada o inspirada en el artista.

La contemplación de la supuesta obra “artística” genera en el observador reacciones distintas, de placer, de rechazo, de excitación de las pasiones, o por el contrario de elevación del pensamiento, de sentimiento auténticamente estético que nos eleva a intuiciones poderosas, como cuando se contempla la obra de la Naturaleza virgen.

Por consiguiente, no hay que luchar con las definiciones, sino que hay que aclarar cuál es su origen y cuál es el efecto, y deberemos juzgar si la técnica o arte empleado es el más apropiado para captar y ofrecer su contenido.

Así sólo deberíamos hablar de Arte cuando existe una armonía entre origen medios y fines, procediendo la Idea de la inspiración superior, de las Ideas Sublimes, de los Arquetipos (Bien, Verdad, Belleza, Justicia), poseyendo así el objeto artístico la capacidad, en su belleza y armonía, de elevar nuestro pensamiento, emociones y deseos, hacia lo superior.

Si no posee las características señaladas más arriba, hablaremos más bien de técnica, en el sentido moderno, o de arte menor, no por su belleza más o menos objetiva, sino porque el valor e intención con el que ha sido construido no es el de elevación de la conciencia, sino meramente una satisfacción sensual, utilitaria, o relacionada con el mundo material en el que vivimos, ya se trate de reivindicaciones políticas, sociales, o meramente una búsqueda de la sensación y el asombro, del “épater”, como dicen los franceses, o sea deslumbrar, encandilar, impactar, pasmar y sorprender.

En el Arte Verdadero, el artista ejerce un esfuerzo intuitivo, contemplativo, y mental por captar verdades y esencias ideales, es un ejercicio casi ascético, de renuncia a uno mismo en pos de la visión suprema.

En el llamado arte moderno, sin embargo, ya no se busca representar la esencia de las cosas, o simplemente la representación de las cosas tal como son, sino que el artista se convierte en el centro, se trata pues de MI VISIÓN, MI PENSAMIENTO, MI PLACER O GUSTO, O INCLUSO MI DISGUSTO. Así de la obra anónima de arte, como ocurrió durante siglos, se ha evolucionado a centrar y hacer girar todo el valor del arte alrededor del “nombre del autor”, que es quien le da valor en la sociedad capitalista y comercial. La aspiración de muchos artistas modernos es la de ser reconocidos, de ser famosos, de que se les admire a través de su obra. La explicación o la visión personal que el pseudo-artista proporciona o su adscripción política cuenta más que el valor de dicha obra en sí.

El contemplador del arte moderno, movido por la misma vanidad que el autor, se convierte en diletante, en arbitro de la elegancia, en “entendido” cuya opinión buscan y halagan todos los artistas noveles, y sobre todo los marchantes.

Este es el resultado y otra desgracia más de nuestro siglo materialista, basado en una economía vendedora y compradora de almas.

Recuperar el Arte significa recuperar al artista, o sea, alguien que, además de conocer profundamente las habilidades de su oficio, al mismo tiempo se inspira en los Ideales del Bien y de la Belleza, que persigue con su oficio, para dejar que los demás también contemplen esos arquetipos.

En este sentido Oriente ha sabido conservar en mejores condiciones ese espíritu, así un Maestro de Ikebana, o un artista de Kabuki, o un danzante de Bharatanatyam de la India, están más cercanos al concepto clásico de artista que los pseudo-artistas occidentales, porque lo esencial ha permanecido: el largo trabajo sobre sí mismo, el perfeccionamiento sin límites, y la búsqueda sin fin de la belleza.
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jueves, junio 13

El Misterio de las Encarnaciones Divinas III - Los Avataras y el Misterio del Buddha

El Misterio de las Encarnaciones Divinas III

Los Avataras y el Misterio del Buddha

A menos que se sea un materialista empedernido, la lógica natural lleva a pensar que si existe un Orden, o un atisbo de organización inteligente de este Universo, si existe un misterio insondable que sólo se expresa por medio de Leyes Inexorables, que apuntan a lo que podríamos llamar divinidad ─aunque no en el sentido que le dan algunas religiones, el de un dios rector sentado en su trono celeste─, repito, si no se es materialista acérrimo entonces es lógico y razonable pensar que el camino ascendente evolutivo de todo el Universo es algo que ningún científico podrá negar, y que este camino depende de un Plan.

Ahora bien, para la mayoría de los seres inconscientes (minerales, vegetales) semiconscientes (animales) y conscientes como el hombre, necesariamente debe existir un mecanismo rector que guíe su evolución apuntando en la dirección correcta. En el caso de los animales, plantas y minerales, dado el pequeño margen de libertad individual que poseen, la Ley Natural es suficiente para conducirlos.

Pero ¿qué ocurre en el caso de los seres inteligentes y conscientes? Una piedra, si se la golpea se rompe en pedazos, una planta muere si se la aplasta y se la depriva de agua y nutrientes, y crece si se la riega, pero todo ello ocurre pasivamente. Eso no los convierte en mejores ni en peores. En el caso del hombre es diferente, porque el hombre tiene la capacidad de ser un ángel o un demonio. Ejemplos no faltan en la historia. Su naturaleza, más delicada que la del bruto, le permite ascender, pero, como en el mito de Ícaro, también puede caer desde esa altura y estrellarse, puede convertirse en un ser semi-humano, peor que las bestias, depravado y maligno. Y la razón para ello consiste en que aquello que es tan delicado es también muy frágil. El bruto no cambia demasiado, sin embargo la delicadeza y sutilidad del ser humano es su bendición y su maldición, porque puede ser su punto de partida hacia el cielo o hacia el abismo.

Por todo lo anterior, en toda época y lugar se ha considerado la Educación como un elemento fundamental para el desarrollo humano, y sobre todo la educación profunda en valores, así como el autocontrol personal y el servicio a los demás. En definitiva, educación en valores auténticamente humanos en oposición a los hombres (?) semianimales o sólo regidos por los instintos.

Las doctrinas religiosas y filosóficas, tanto de Oriente como de Occidente, insisten en que la Divinidad Rectora, o como se quiera llamar, o la Inteligencia Rectora, no escatima esfuerzos de formas diversas para enseñar también a los seres humanos. No les enseña matemáticas, ni biología, ni trigonometría, sino a mantener su condición humana, a pesar de las desgracias y los contratiempos. Por eso es universal la creencia en la intervención de los Hijos de Dios, de los Ángeles que caminan entre los hombres, de los Avataras o encarnaciones divinas como se les llama en Oriente.

Esta es una palabra que deriva del sánscrito: “ava” o descender, y la raíz “tr”, cruzar, o sea descender o cruzar hacia abajo, como el rayo al caer o el río o manantial de agua que corre hacia abajo.

En la mitología romana y griega se corresponde con los llamados “héroes” o encarnaciones semidivinas, los hijos de un dios y una mortal, de la misma manera que en la mitología cristiana Jesús es un hijo de Dios y de una Virgen.

Esta conjunción de lo divino y lo humano presenta tres elementos constitutivos: la emanación divina que inspira al Avatara o Semidiós, y un alma humana muy elevada, que es el canal a través del cual se manifiesta, además de un cuerpo físico sobre el que se asienta. Dice el Bhagavad Gita:

“Cuando quiera que la Ley desfallezca, y cobre bríos la iniquidad, entonces renazco, para proteger a lo buenos, confundir a los malos y restaurar firmemente la justicia. De edad en edad renazco Yo con este intento”. (BG, cap. IV, 7-8)

Quien habla es Krishna, un avatara o encarnación divina de Vishnu, o en otras palabras un descenso hasta los seres humanos de la Sabiduría del Logos. No hay que dejarse llevar por los nombres, sino por lo que representan. Así en el caso del Maestro Jesús, es en el rio Jordán cuando su iniciación se completa, tras ser bautizado por San Juan. Entonces sobre el ser humano descendió el Espíritu Divino, como sucede con todos los avataras, y esto sucede en el río “Jordán”, o según su traducción: “lo que fluye hacia abajo”, o sea con el mismo significado que la palabra Avatara:

«Bautizado Jesús, salió luego del agua; y en esto se abrieron los cielos y vio al Espíritu de Dios que bajaba en forma de paloma y venía sobre él. Y una voz que salía de los cielos decía: "Este es mi Hijo amado, en quien me complazco"». (Mt 3,16-17)

según comenta HPB:

“Todos los avataras son uno y el mismo; son los Hijos de su “Padre” en directa descendencia. El “Padre”, o una de las siete Llamas, llega a ser con el tiempo el Hijo y, en consecuencia, uno con el Padre desde toda la eternidad.

El Padre en los cielos se refiere al Logos, o Dios tal como lo entiende el común de la gente, y no es un padre físico sino espiritual, porque es su rayo el que **encarna en la forma ilusoria**, como todo lo que existe en este mundo, del **Adepto que ya ha superado todas la limitaciones humanas,** y que por su pureza puede recibir al Padre en el seno de sí mismo. Por eso, el receptor de la divinidad, el Adepto, no es un ser humano común, ni necesita reencarnarse en este plano material, ni le afecta el karma de las acciones realizadas en el mismo: su apariencia humana es sólo una ilusión, que dura lo que tenga que durar el drama representado.

Por eso la tradición musulmana dice, según la Sura IV del Corán, que Jesús no fue crucificado realmente, sino que se trató de una ilusión que engañó a sus verdugos, de tal manera que ascendió a los cielos estando vivo, pues sólo era un cuerpo ilusorio:

“Y por haber dicho: Nosotros matamos al Ungido, hijo de Maryam, mensajero de Allah. Pero, aunque así lo creyeron, no lo mataron ni lo crucificaron. Y los que discrepan sobre él, tienen dudas y no tienen ningún conocimiento de lo que pasó, sólo siguen conjeturas. Pues con toda certeza que no lo mataron.”

El Misterio del Buddha

Tal como hemos explicado anteriormente, un Avatara es una encarnación divina en una forma ilusoria y con la participación de un Adepto que ha superado la etapa humana, y que por tanto también él mismo es una ilusión en su manifestación en este mundo.

Sin embargo, en el caso del Buddha, ocurrió algo diferente, porque llegó al estado avatárico por sus propios méritos y esfuerzos, no fue simplemente el receptor pasivo de un rayo de la divinidad, sino que alcanzó ese estado por sí mismo.

Expliquemos esto un poco más: El nacimiento de las religiones, su renovación en nuevos mensajes adaptados a la Humanidad en cada momento de su historia, es un mecanismo natural, se produce de manera cíclica y cada vez que la Humanidad se aleja peligrosamente del Sendero. Este mecanismo cíclico y natural es protagonizado por los Avataras (los que descienden) de la Divinidad, tal como hemos explicado. Este sería el Mecanismo General, digamos que la forma estándar.

Pero también existe otro mecanismo especial, cuyas razones para existir sería demasiado complejo para un artículo como este. Ese otro mecanismo especial es el que corresponde a las llamadas Escuelas de Misterios y sus Adeptos. A través de este sendero los seres humanos pueden llegar, de manera muy excepcional y rara, hasta la condición de Avatara. Estamos hablando de aquellos que caminan su propio sendero: los Jivanmuktas. (de Jiva, vida, ser viviente + mukta, libre, liberado), es decir un ser que se ha liberado por sí mismo, que ha alcanzado el nirvana y el más alto nivel de evolución en conciencia y poder durante su vida terrenal.

Según nos explica H.P. Blavatsky:

“Un avatara es el descenso de Dios a una forma ilusoria. Un jîvanmukta ha pasado por innumerables encarnaciones en las cuales puede haber ido, acumulando méritos, pero no alcanza el nirvâna por virtud de estos méritos, sino a causa del karma producido por ellos, que le conduce y guía hacia el maestro que ha de iniciarle en el misterio del nirvâna, y que es el único capaz de ayudarle a llegar a esta morada.“

Como ejemplo, podemos decir que también en la mitología del Antiguo Egipto, aparecen también dos mecanismos, el regular y el extraordinario: así los dioses en contacto con los hombres, sus directores, nacen de manera natural de la diosa Nut, el cielo. Pero Seth, nace violentamente del costado de su madre Nut. Su jeroglífico, cuando aparece en una oración, es sinónimo de revolución, violencia, sorpresa. Seth en Egipto representa a los sistemas iniciáticos, el “segundo” sistema de emergencia, inventado para regular la Evolución Humana.

Lo demás hay que dejarlo a la intuición.

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miércoles, junio 5

El Misterio de la Encarnacion Divina II - El Mantra Gayatri

El Mantra Gayatri de la India,

En toda la India, por todas partes, resuena el canto del Mantra Gayatri desde hace milenios. ¿Por qué?¿Qué tiene de especial?.

En primer lugar hay que aclarar para los lectores occidentales el significado de la palabra Mantra. Esta palabra es la combinación de otras dos: Manas (mente) y Antra (interior), y se refiere a la internalización y seguimiento profundo de un estado mental o pensamiento.

A veces se ha usado esta término como equivalente a encantamientos, o simplemente la recitación de un himno védico, pero su auténtico sentido es más profundo y místico, porque no es la mera repetición de una palabra, sino la meditación intensa fijando nuestra mente en el significado y fin del mantra.

No obstante esta técnica de la repetición se convierte a menudo en una práctica mecánica, cuando no supersticiosa, como ocurre con los famosos molinillos de oración tibetanos, que contienen oraciones en su interior que supuestamente son “recitadas” y arrojadas al aire con el movimiento giratorio del molinillo. Algo similar ocurre con los famosos rosarios, tanto cristianos como musulmanes. En todos estos casos, la automatización rítmica de la oración, ya se trate de “aves marías”, o de frases sobre la presencia o nombres de Allah, o de molinillos de oración tibetanos, o de fórmulas védicas, sólo poseen un valor emocional, tranquilizador, otras veces solamente son exhibiciones externas frente a los demás, que tratan de reafirmar la pertenencia a una determinada secta o religión.

Conocido es el efecto hipnotizador que posee cualquier palabra repetida. Así, por ejemplo, se observa este fenómeno en los corredores de Maratón, quienes repiten secuencias numéricas, o cuentan el número de respiraciones.

De la Divinidad Desconocida, más allá de cualquier definición o concepto, lo que los hindúes denominan como Parabrahman, o sea “más allá de Brahma”, surge la Trimurti, la Primera tríada divina, Brahma Vishnu y Shiva. La famosa sílaba OM, tan usada en Oriente, resume en sí misma estos tres aspectos, pues en realidad OM es la abreviación del sonido AUM, representando así a los tres movimientos divinos o logos, y aún más profundamente representa también su presencia en el interior del ser humano, o sea su Tríada espiritual.

Según los hindúes de este sonido primordial proceden los Vedas, los libros sagrados de la India, y de los Vedas procede el Mantra Gayatri (verso 10.14.16 del Rig-veda) En otros palabras, la vibración o sonido primordial de la creación, se expresó para los seres humanos en unos textos sagrados, que se expanden más allá de los 4 Vedas clásicos en otros muchos textos védicos (Upanishads, Puranas, etc.)

Todos estos textos poseen una gran profundidad y sutileza, están plagados de un simbolismo complejo sólo al alcance de los más sabios. No obstante, también se derivan de los mismos algunas formas poéticas y musicales populares, más accesibles para el común de los mortales. Este es el caso del Mantra Gayatri, nacido del corazón mismo de los textos védicos. Sus traducciones han variado a lo largo de los siglos y según las distintas sectas hindúes, ya que el lenguaje en el que está escrito este mantra permite una multitud de interpretaciones simultáneas, sus versos en sánscrito son:

om bur buvá suá
tat savitúr vareniám
bargo devásia dímahi
díio io na prachodáiat

Su traducción para algunos místicos sería la siguiente:

AUM, Sol de Vida,
Destructor de lo sufrimientos
Encarnación de la felicidad que brilla como Sol
La mejor de las elecciones
Divino destructor de los pecados
que impregnas nuestra inteligencia para inspirarse

Si desgranamos sus significados, serían los siguientes:

  • oṃ - La sílaba sagrada o AUM;
  • bhūr - La Tierra;
  • bhuvaḥ - el aire o atmósfera;
  • svaḥ - El cielo;
  • tat -que, aquél;
  • savitur - de Savitri o el Dios Sol;
  • vareṇyam - el mejor entre todos;
  • bhargaḥ - el Esplendor;
  • devasya - de los Devas o seres divinos ;
  • dhīmahi - Que podamos meditar;
  • dhiyaḥ - con nuestra Inteligencia Superior (Buddhi);
  • yaḥ - aquel;
  • naḥ - nuestra;
  • pracodayāt: nos guie.

y la traducción sería:

AUM, tierra, aire, cielo, de la Luz Divina (Sol), la más excelente, el esplendor de los seres divinos, que nos guíe y que podamos meditar con nuestra Inteligencia Superior (Buddhi, Sabiduría)

Hay múltiples traducciones de esta oración, pero en esencia todas son un clamor del alma dirigido a lo celeste pidiendo sólo una cosa, quizás la más importante para nosotros los seres humanos, que podamos pensar, razonar y meditar, siempre iluminados por la Luz de la Sabiduría, que encarne en nosotros.

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domingo, mayo 26

EL MISTERIO DE LA ENCARNACIÓN DIVINA I - El Ave Verum de Mozart

El Misterio de la Encarnación Divina I

El Ave Verum de Mozart

La Verdad se refleja en múltiples formas en el tiempo y el espacio. Para aquellos que la viven intensamente, en su interior, transformando su acción en el mundo, no importan los colores, las formas, los nombres, las iglesias ni los diferentes cultos, sino el sentimiento de comunidad con el Universo entero y con todos los seres humanos. Veremos pues, en los siguientes artículos, diferentes doctrinas que sólo son una para los ojos que saben ver.

El misterio de la Transubstanciación y el Ave Verum

Este mes de Mayo, bendecido por la tradición, es el de la Vírgen Madre en el cristianismo, y por extensión el de todas las madres. Su símbolo es el Lirio de 6 hojas, símbolo de pureza. Toda su simbología se refiere a la Anunciación, al momento en que el Ángel Gabriel o “El Poder de Dios”, a quien le corresponde la constelación de Tauro, anuncia a Maria que tendrá un hijo de Dios.

Su simbolismo se resume en el doble triángulo, imagen de la Sabiduría, en la que encarna castamente la divinidad, cuya encarnación está representada aquí por el punto central, y en el lirio de 6 pétalos equivalente al Loto oriental, por los estambres fertilizadores. Es la unión del Cielo y de la Tierra, del triángulo superior y del inferior:

Esta es la base fundamental de todas la alegorías de la Encarnación del Verbo, o del Logos: la encarnación en la Naturaleza Virgen de la divinidad.

En la liturgia cristiana católica, se preservan las formas consagradas en el Sagrario. Este receptáculo tiene inscrito sobre el mismo un Sol. La misa cristiana se celebra en Domingo, o sea el día del Señor Sol (Dominis Solis). Del interior del sagrario el sacerdote oficiante extrae los pequeños soles representados por las hostias que serán recibidas por los fieles. Él mismo levantará el cáliz que contiene el vino, y sobre el mismo suspenderá otra hostia representando al Gran Sol que desciende hasta los seres humanos, en carne y sangre, celebrando así el Misterio de la Transubstanciación, como ha ocurrido siempre a lo largo de los siglos: la encarnación de todos los divinos Avataras, enviados para ayudar a los seres humanos.

Este Misterio también se realiza en cada ser humano, porque cada uno de nosotros posee en su interior la promesa del renacimiento espiritual. Así el fiel acepta en su interior el sacrificio de la misa, y renueva así el sentimiento de cercanía con la divinidad.

Obras magníficas, expresión de la piedad intimista, representan y expresan a su manera este misterio. Así por ejemplo es el Ave Verum de Mozart. El gran compositor, sujeto a los vaivenes de la fama, de sus propias pulsiones y de sus traumas familiares, sin embargo vuelve en ciertas obras al sentimiento profundo y místico, como ocurre en este caso. Esta pequeña obra, un motete, fue dedicada al Misterio de la Transubstanciación, o sea el momento en que en la misa cristiana el Jesucristo encarna en la hostia consagrada, o sea el “Christos”, el Iluminado o Buddha, pues ese es el significado de todos estas denominaciones. La pregunta no es tanto en qué consiste el Iluminado, sino más bien la pregunta es ¿Qué Luz es la que lo ilumina? En todas las tradiciones, incluso en la egipcia, el Resucitado, el Iluminado, el Osiris, es aquél que ha vuelto desde la oscuridad de la muerte de este mundo, desde el sarcófago iniciático de las pruebas y el sufrimiento en la carne, hasta volver a colocar el alma diamante bajo la Luz del Sol Espiritual.

El texto de esta obra es el siguiente:

Ave Verum Corpus,
Natum de Maria Virgine,
Vere passum, immolatum
In cruce pro homine,
Cujus latus perforatum.
Unda fluxit et sanguine
Esto nobis praegustatum
In mortis examine.

La traducción al español es la siguiente:

Salve, Verdadero Cuerpo,
nacido de la Virgen María,
verdaderamente atormentado,
sacrificado en la cruz por la humanidad,
de cuyo costado perforado
fluyó agua y sangre.
Sé para nosotros un anticipo
en el trance de la muerte.

Y su traducción esotérica y simbólica es:

“Ave, encarnaciones verdadera de todos los Avataras Mensajeros de Dios, nacidos en la Divina Madre Naturaleza, entre los hombres como uno más, sufriendo el martirio, la persecución, la calumnia, y la mentira, llevando sobre vuestros hombros todo los pesares de nuestros propios errores, y a pesar de ello, sacrificados siempre por nosotros, vertiendo vuestra sangre, símbolo de vuestro sufrimiento, y el Agua de Vida que derramáis generosamente sobre nosotros desde vuestras heridas. Que vuestros triunfantes Espíritus Divinos, que con vuestra resurrección nos enseña el Sendero, sea para nosotros también anuncio de nuestro propio despertar y del día de “Sed con Nosotros”, cuando retornemos al Seno Divino para allí encontrarnos”.

Así de esta manera profunda y sencilla, con esa emoción contenida y delicada, contemplamos el descenso hasta nuestro interior del Espíritu Divino, que hace renacer en nosotros lo que los budistas llaman el Buddha Datu, o la semilla del Buda, del Cristo, del Iluminado con el que todos nacemos, anuncio de la Liberación Final.

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lunes, mayo 6

Filosofía de la India 6 - Las Escuelas de Filosofía o Darsanas

LAS 6 DARSANAS

Las Escuelas Clásicas de Filosofía Hindú

Considerar estas escuelas de pensamiento como paralelas a las Escuelas de Filosofía occidentales sería un gran error. Por varias razones fundamentales:

1-Son escuelas ASTIKAS, o sea aquellas que depositan su confianza en los Vedas como revelación fundamental a partir de la cual tratan de elaborar un entendimiento del mundo y del ser humano. Son teístas en el sentido de creer en la divinidad, bien manifiesta o no manifiesta, pero siempre intuida.

2- La búsqueda filosófica no es un ejercicio mental, sino un esfuerzo sincero por encontrar la verdad que puede ser vivida en cada momento, que transforma y que conduce a la liberación final.

3- El mismo sentido de la palabra Darsana nos indica que se tratan de aproximaciones desde distintos ángulos a la verdad que se intuye. “Dars” quiere decir punto de vista, conocer, comprender, percibir, discernir, observar, y sobre todo el conocimiento religioso, es decir el conocimiento que une (re-ligare, lat.) y por tanto también la búsqueda de una práctica moral que conduzca a ese fin buscado.

4- El término indica en cierta manera la búsqueda de una visión o manifestación de la divinidad que puede ser alcanzada, una teofanía fruto de la superación de las trabas mentales.

A la cabeza de cada una de estas escuelas se sitúa un sabio fundador o patrón de las mismas. Las 6 escuelas son las siguientes:

Nyaia de Gotama
Vaisheshika de Kanada
Yoga de Patanjali
Samkhya de Kapila
Mimansa de Jaimini
Vedanta de Vyasa

Representan estas escuelas 6 puntos de vista, como si se tratase de un observador que con su mirada atraviesa un diamante, apuntando a ciertas direcciones fundamentales que son confluyentes o complementarias, por esta razón se agrupan clásicamente de dos en dos, de la siguiente manera:

Nyāia - Vaisheshika
Saṃkhya - Yoga
Mīmāṃsā - Vedānta

Algunos interpretan que el surgimiento de estas escuelas sólo fue una reacción frente al Budismo, que planteaba una serie de cuestiones filosóficas previas acerca del conocimiento.

Sin embargo, el proceso por el que aparecen estas escuelas de pensamiento no es el resultado de un mero ejercicio intelectual, sino que en realidad forman parte de todo un conjunto: A partir de una Realidad Suprema revelada, se puede tener acceso a dicha Sabiduría e integrarla en uno mismo a través del Camino Iniciático de las Escuelas Secretas. Pero previamente, como preparación a este camino iniciático, se necesita el conocimiento y práctica por medio de la razón, o sea la preparación por medio de las Escuelas de Filosofía. Ni la Sabiduría ni sus mecanismos intuitivos y suprarracionales, pueden implantarse en el ser humano sin que previamente se haya establecido una cierta armonía y limpieza mental por medio de un orden racional básico.

Hay una diferencia fundamental con el Racionalismo Europeo, que sólo confía en el poder de la razón y en la experiencia inmediata de los sentidos. La Razón por sí sola es corta de alas, tiene un alcance limitado y es incapaz de elevar el alma a lo metafísico. La verdad sólo puede alcanzarse mediante poderosas intuiciones, que actúan sobre Manas, o sea la inteligencia superior así iluminada. ¿Por qué? porque para el pensamiento hindú, la ilusión del mundo, Maya, nos impide ver con claridad: vivimos en un mundo de ilusiones. De ahí que no deba separarse una verdadera filosofía de la mística.

A continuación, veremos un resumen escueto de estas 6 escuelas de pensamiento:

Trabajar con la Lógica y el Raciocinio:

Niaya: plantea el problema del uso de la lógica, desarrolla de manera sistemática una metodología estricta para el uso de la lógica racional.

Vaisheshika: como la anterior desarrolla aspectos relacionados con la lógica, la epistemología, además de los aspectos éticos y de soteriológicos, o sea lo que conduce a la salvación o liberación. Sus procedimientos son muy similares a los de la escuela Niaya.

Con la mente clara, visionar el campo de batalla, y emprender la unión con el Ser Interior:

Samkhya: Esta escuela plantea el escenario en que se desarrolla la lucha del ser consciente para despertar, que tiene que luchar con una serie de factores que debe conocer previamente. Esta escuela “enumera” todos esos factores de manera racional.

Yoga: una vez establecido el campo de batalla, tal como plantea la escuela Samkhya, la escuela de Yoga centra directamente la lucha en busca de la unión con el Verdadero Ser interior.

Acercarse a la Revelación Última:

Mimansa: Si la escuela Samkhya enumera el mundo y establece el escenario, mientras que la escuela Yoga plantea la batalla del conocimiento y conquista interior, las escuelas vedantinas se centran en el Ser de la Revelación, en los Vedas, en la reflexión o investigación crítica, y en la contemplación del significado de ciertos textos védicos.

Vedanta: Literalmente significa el fin (anta) de los Vedas, se refiere al significado último de estos, tal como está contenido en los Upanishads, los textos esotéricos.

ELEMENTOS COMUNES A TODAS LAS ESCUELAS DE FILOSOFÍA HINDÚES

✓ Términos como avidya, maya, purusha, jiva, son comunes

Avidya ignorancia del que no ve.
Maya, la ilusión del mundo.
Purusha, el lado espiritual de la creación.
Jiva, las formas de vida, donde se establece la batalla.

✓La intuición, la inferencia y el Veda, y la razón subordinada

La intuición o Budhi, como aspecto superior.
El Veda, la inferencia de lo que enseña,
La subordinación de la razón ante la revelación.

✓ Rechazo del escepticismo, hay una realidad objetiva.

El escepticismo como actitud inicial no tiene cabida.
Hay una realidad objetiva que se puede penetrar.

✓Mundo mental y objetivo.

El mundo tiene naturaleza mental, y es objetivo al mismo tiempo.

✓Ritmo cósmico

Existe un ritmo cósmico, marcado por los Yugas, Mahayugas, Edad de Brahma, etc.

✓La raza humana recorre cíclicamente su camino ascendente.

Cíclicidad, se repiten ciertos estadios, pero cada vez en un nivel más superior.

ASPECTOS METAFÍSICOS Y PERSONALES COMUNES:

Fin práctico: la salvación, moksha como vuelta a la integridad original.
Jivan Mukti: se puede alcanzar la liberación aún en vida.
Renacimientos y pre-existencia
La filosofía no es suficiente: es necesaria la comprensión y realización.
La esclavitud es la ignorancia, la verdad libera.
La limpieza de corazón, la moral, y el inegoismo son elementos clave.
Las etapas sagradas de la vida (ashramas): un aprendizaje progresivo.

(Continuará)

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martes, abril 30

Filosofía de la India 5 - Los Vedas, Organización, Extensión y Propósito

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Filosofía de la India - 5 - Los Vedas (continuación)

Los Vedas: Organización, Extensión y Propósito

Comúnmente se entiende por los Vedas los 4 textos fundamentales (Rig, Sama, Yajur y Atharva Vedas). Los himnos del Rig Veda forman el núcleo de la revelación original. A partir del mismo se constituye el Sama Veda como la versión entonada y musical de los himnos (más del 90% de los Himnos del Rig Veda), aprendidos de manera diligente por los oficiantes, mientras que el Yajur Veda se centra en el ritual y la liturgia. Este último contiene además algunos textos adicionales que la tradición atribuye a una nueva dispensación recibida del dios Sol.

Por último el Atharva Veda se atribuye al sabio Atharvan, quien instituyó por primera vez los sacrificios por el fuego. Aparece este texto mucho después de los anteriores, y su contenido consiste en fórmulas mágicas o encantamientos para contrarrestar enfermedades y calamidades. Introduce la utilización del Soma, bebida ritual con ciertas propiedades psicodélicas. Su carácter mágico-ritual y las contradicciones existentes entre las versiones que han sobrevivido le hacen ocupar un lugar secundario entre los Vedas. Su persistencia se debe más bien a su utilización como grimorio mágico a partir del cual se podían realizar vaticinios o augurios y otras operaciones mágicas. Los himnos presentes son algo diferentes a los del Rig Veda, y aunque ofrecidos como reverencia a los dioses, también engrandecen la figura del adorador haciéndole el centro de los beneficios obtenidos por los mantras.

Dada la consideración de sagrado de los textos antiguos védicos y su obligada conservación, parece extraño que, aún siendo de época posterior a los otros Vedas, su texto haya sobrevivido muy mutilado y con muchas contradicciones entre las dos versiones que han sobrevivido. Por otro lado, a diferencia de los otros Vedas, su texto puede ser aprendido sin necesidad de iniciación previa (upanayana).

Los Textos Originales se mantienen en secreto

Esta aclaración sobre el Atharva Veda se hace necesaria para entender que dichos textos, codificados en su origen, no sólo por el significado oculto de las palabras, sino también por su entonación o por el tipo de melodía acompañante, nunca estuvieron en realidad en posesión de los eruditos orientalistas. Refiere H.P. Blavatsky (D.S. Vol. I) que,

…el famoso sanscritista y erudito hindú Dayanand Sarasvati cuando le dijeron que el profesor Max Müller había declarado ante el público de sus “Conferencias” que la teoría de “que hubo una revelación primitiva y sobrenatural concedida a los padres del género humano, encuentra actualmente pocos partidarios”, hizo que el el santo y erudito Dayanand se riese. Su respuesta fue sugerente. “Si el señor Moksh Mooller, como pronunciaba su nombre, fuera un brahmán, y viniera conmigo, podría llevarlo a una cueva gupta (una cripta secreta) cerca de Okhee Math, en el Himalaya, donde pronto descubriría que lo que cruzó el Kalapani (las aguas negras del océano) de la India a Europa no fueron más que fragmentos de copias rechazadas de algunos pasajes de nuestros libros sagrados. Hubo una “revelación primitiva” y todavía existe; ni jamás se perderá para el mundo, sino que reaparecerá; aunque, por supuesto, los Mlechchha (los extranjeros europeos) tendrán que esperar”. Cuando se le preguntó más sobre este punto, no dijo nada más.

Podemos concluir que según el punto de vista de los eruditos hindúes, toda esta herencia textual está completa y es preservada, pero alejada de manos profanas, y probablemente el texto que tenemos del Artharva Veda es una muestra de ello, pues su carácter fragmentario y sus contradicciones no tienen explicación salvo por lo anteriormente señalado.

El significado amplio de los textos védicos

Como ya explicamos en un artículo anterior, la palabra “Véda” significa conocimiento, sabiduría, y se relaciona con otras raíces indoeuropeas como la del protoindo-europeo weyd (saber, ver) y en latín videō (ver), o sea la apertura a la contemplación profunda de ciertos conocimientos y verdades. Desde este punto de vista los Vedas no se limitan a los 4 Vedas tradicionales ya mencionados, sino que abarcan un conjunto mucho más amplio de la literatura religiosa hindú. Así pues, tanto los Vedas, como los Mantras védicos (mana-antara o puentes-senderos de la mente) y la literatura védica en general conforman tres partes del mismo cuerpo doctrinal.

Los Brahmanas son textos adjuntos a cada uno de los Vedas mayores, con la interpretación sacerdotal de los ritos a los que hacen referencia los himnos.

Los Aranyakas son textos también llamados de los bosques, porque supuestamente corresponderían a una etapa ascética o de retiro progresivo de la sociedad. Se decía que su contenido sólo se transmitía de boca a oído.

Los Upanishads, cuyo nombre se interpreta como aquellos escuchados sentado a los pies del maestro, su contenido doctrinal es amplio, con una visión metafísica profunda. Junto con los Aranyakas, los Upanishads contienen una enseñanza teosófica combinada con elementos mitológicos. Hay numerosos textos que llevan el título de Upanishads, sin ir más lejos el Bhagavad Gita es calificado también como un Upanishad.

Obviamente la enseñanza contenida en los mismos hace referencia a elementos místicos, siguiendo un curso de pensamiento cuya clave sólo es poseída por el instructor. Por eso son textos que se escuchan sentados junto al Maestro, de boca a oído, ya que el texto escrito sólo sería un recordatorio, digamos que un apunte de clase, cuya verdadera enseñanza se comunicaba en secreto.

Hay pues muchos Upanishads, sin embargo son apreciados en gran manera los siguientes: el Chhāndogya Upanishad, Bṛihadāraṇyaka, Isa, Kena, Kaṭha, Praśna, Muṇḍaka, Māṇḍuúky, Aitareya, Taittirīya, Śvetāśvatara, Maitrāyaṇīya, y Kaushītakībrāh

Finalmente están los Itihasas o historias, que suplementan las escrituras de los Vedas clásicos. Estos textos se agrupan bajo el nombre de textos Smrtis o recordados, que se corresponden con los textos épicos tales como el Mahabharata o el Ramayana, y textos místicos como el Bhagavad Gita y finalmente los Puranas.

No obstante, estos últimos poseen una fuente de información complementaria muy valiosa, de tal manera que incluso en el Chandogya Upanishad, uno de los textos más prominentes del conjunto esoteríco de los Upanishads, menciona a los Puranas como el Quinto Veda. Lo mismo ocurre con el Srimad Bhagavatam quien de acuerdo con la afirmación anterior dice: "Las cuatro divisiones de las fuentes originales del conocimiento (Vedas) fueron organizadas separadamente. Pero los hechos históricos y los relatos mencionados en los Puranas son el Quinto Veda“.

Los escritos védicos se organizan en el siguiente gráfico según su origen, en Sruti o revelados, generalmente atribuidos a sabios míticos, los Rishis, y los textos Smirti o recordados, o lo que podríamos calificar de historias. Veamos el gráfico siguiente para una mejor comprensión:

Organización textos védicos: Partiendo del Rig Veda, la flecha horizontal explica su relación con los otros Vedas, que aplican sus textos a la música (Sama Veda), al ritual (Yajur Veda) y a fórmulas de protección y mágicas (Atharva Veda). La flecha hacia abajo nos indica el conjunt ode textos asociados, como comentarios rituales, comentarios esotéricos. etc.

No se pueden entender los Vedas sin su complemento: los textos posteriores (Upanishads, Bhagavad Gita, etc). En particular los Puranas encierran elementos que en gran parte relatan el propósito fundamental de los relatos védicos. Así por ejemplo, en algunas fuentes se señala que temiendo los sabios que el propósito de los Vedas sería distorsionado debido a una transmisión inadecuada, se fijó el propósito de los mismos en los llamados textos Itihasas (historias) tales como el Mahabharata, el Ramayana etc., y en los Puranas. Se dice que lo que no se encuentra en los Vedas se encuentra en los textos Smrtis o recordados como el Bhagavad Gita, y aquello que no se encuentra en ninguno de los dos, se describen en los Puranas.

El esquema fundamental de los temas que se incluyen en los Puranas, explica la razón por la que son complementarios de los Vedas. Aunque no todos los Puranas sigan exactamente la misma organización, se suele aceptar que contienen:

1- Descripción de la Creación Primaria o Cosmogonía.

2 - La Creación Secundaria, o destrucción y renovación de los mundos, además de la cronología védica (yugas)

3- La Genealogías de los dioses y patriarcas, los grandes Rishis.

4- Los reinados de los Manús, o periodos conocidos como Manvántaras.

5- Historia y leyendas preservadas sobre los príncipes y dinastías de las razas solares y de las razas lunares, y sus descendientes hasta los tiempos modernos.

(Clasificación seguida por M. Colebrooke y por Horace Hayman Wilson en su introducción al Vishnu Purana)

Muchos de estos textos explican y describen el gran mapa mundanal sobre el que se desarrolla la acción de los dioses y los seres humanos. De hecho, la Doctrina Secreta de H.P. Blavatsky sigue una senda parecida y cita a menudo los textos puránicos.

La estructura típica de los Puranas se corresponde con la del diálogo de un maestro y un discípulo, frecuentemente intercalado por otras historias y diálogos de otros individuos. Se suelen clasificar los Puranas en Rajas, Tamas y Satwa, según sus características predominantes:

Sátvicos o en los que predominan la pureza: son Vishnu, Naradiya, Bhagavata, Garuda, Padma, y Varaha Puranas, todos ellos también denominados como los Vaishnava-Puranas o Puranas relacionados con el dios Vishnú o sus encarnaciones.

Rajásicos, en los que predominan la pasión, y que son Puranas relacionados con Brahma: Brahma, Brahmanda, Brahma-vaivarta, Markandeya, Bhavishya, y Vamana Puranas

Tamásicos: en los que predomina la inercia y que están relacionados con el dios Shiva: Matsya, Kurma, Linga, Siva, Skanda, y Agni Puranas.

Estos tratados además de contener elementos místicos e históricos velados, etc., contienen también elementos astronómicos, de geología y zoología, aunque de difícil interpretación porque hay que saber desvelar sus claves. Precisamente H.P. Blavatsky desveló muchas de estas alegorías en sus escritos.

(Continuará)

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jueves, abril 18

Filosofía de la India 4 - Los Vedas

LOS VEDAS

Una aproximación interna



Constituyen los Vedas la literatura más antigua de los pueblos arios de la India. Su nombre deriva de la raíz vid (conocer). “Véda” significa conocimiento, sabiduría, y se relaciona con otras raíces indoeuropeas como la del protoindo-europeo weyd (saber, ver) y en latín videō (ver).

Esta asociación de significados, conocer-ver, nos recuerda otro concepto propio del hinduismo: avidya, o sea la falta de sabiduría o ignorancia, a-vidya, es el resultado de no-ver, o sea de no darse cuenta, de no percibir la realidad de las cosas, debido a la ilusión (maya) en la que estamos inmersos en este mundo.

Otra palabra hindú, agnyana, tiene también el significado de ignorancia, pero en este caso se refiere a la falta de conocimiento (a-gnyana), su ausencia, que puede ser corregida con la oportuna instrucción. Sin embargo, avidya es la ignorancia del que esencialmente no ve, del que no tiene capacidad para penetrar más allá de la ilusión de este mundo. Se puede conocer muchas cosas, enumerar largas listas de conceptos, y a pesar de todo ello no darse cuenta de cuál es la esencia de nuestra vida y de este universo en el que nos manifestamos.

Esta revisión etimológica tiene como intención entender la profundidad del nombre que reciben estos textos antiquísimos, los Vedas. Hay en ellos, encerrado bajo aparentes fórmulas sacrificiales e himnos a los dioses, un conocimiento profundo del Ser humano y del Ser del Universo.

Los Vedas tienen varios niveles de lectura, una forma más superficial, ritualista, y otra profunda, un segundo discurso al que sólo tienen acceso los sabios que conocen sus claves de interpretación. Son libros inspirados, comunicados (Sruti) por los 7 Rishis, los Sabios Ancestrales en relación con las 7 Estrellas de la Osa Mayor, y luego memorizados por otros sabios que finalmente los compusieron. Otra vez la etimología nos ayuda a comprender, pues la palabra “sruti” no sólo significa oído, o escuchado, también tiene el significado de flujo, corriente, sendero. Se trata pues de la cadena de los mensajes de los sabios que partiendo desde lo celeste alcanza a todos los seres humanos.



Durante miles de años esta cadena oral fue mantenida intacta. Posteriormente esta tradición fue compilada por Vyasa junto al lago Manasa-Sarovara (Mansoravara), en el Tibet, a la vista del sagrado monte Kailasa. Una vez más los nombres ayudan a entender, pues “sarovara” significa simplemente lago, y “manasa” mente o mente superior o mística. Esto sucede al pie del monte Kailash o Kailasa, cristal, aunque según algunos tiene el mismo origen que el término caelum, o cielo en latín. Así la transmisión desde lo celeste, llega hasta la mente superior que la recoge.

Ahora bien, este Vyasa no es una persona concreta, hay muchos Vyasas míticos en la historia de la India, como también hubo muchos Thoths transmisores de la sabiduría en Egipto. Este nombre, Vyasa, significa “compilador”, el que distribuye o arregla y divide algo, se refiere a que ordenó y compiló los Vedas, dividiéndolos entre los himnos principales del Rig Veda y sus derivaciones directas: el Sama Veda y el Yajur Veda, ya que el 4º Veda, el Atharva Veda apareció posteriormente. En la historia de la India este personaje mítico y huidizo, tras el cual en realidad se esconde una cofradía de sabios, es quien también compiló el Mahabharata, fue el narrador de algunos de los Puranas y, según otros, fue incluso el creador de los Upanishads.

El Himno de la Creación

Antes de avanzar más en el conocimiento sobre los Vedas, con objeto de señalar su profundidad y alcance, reseñamos a continuación y comentamos el llamado Himno de la Creación, o Nāsadiya sukta, que es el himno 129 del 10º mandala del Rig-veda. Generalmente los orientalistas comentan que este retrata la infancia de la humanidad, un estado de asombro primero ante el misterio del Universo, ante el que el asceta ario no tenía respuesta. Nada más lejos de la verdad, pues más bien se trata de una profunda reflexión en la que ya aparecen los contenidos de las escuelas vedantinas posteriores, e incluso las elaboraciones filosóficas de los Upanishads y otros textos hindúes: la existencia de una realidad trascendente, omniabarcante, omnipresente, y al mismo tiempo incognoscible. Es el Uno Absoluto o Sin Segundo, aquello que está en el origen del Todo y es el Todo en Sí Mismo, Parabrahman, lo que está más allá del Dios Creador o Demiurgos, Uno manifiesto o Brahma.

Entonces el Ser no existía,
ni tampoco existía el no-Ser.
No existía el espacio etéreo
ni la bóveda celeste más allá.
¿Había algo en movimiento?
¿Dónde? ¿Bajo la protección de quién?
¿Existía el agua, ese abismo profundo e insondable?

No existía la muerte,
ni existía la inmortalidad,
ni signo que distinguiera a la noche del día.

Comentario: Ser o el no-Ser es ya una definición, por ejemplo ser blanco, o no ser blanco. Definir es existir dar vida a algo en este mundo manifestado, estos versos tratan de expresar un momento anterior a la creación, o mejor dicho de la “recreación”, pues para la filosofía hindú el universo está en constantes ciclos de creación (manvántara) y destrucción (pralaya). En el silencio del Pralaya Universal, o sea de la ausencia de universo manifiesto, las definiciones no existen. El espacio etéreo (el Akasha) es la gran tela de araña sobre la que se extiende todo el universo, y no se había extendido aún, ni tampoco podría definirse arriba ni abajo, ni la tierra ni la bóveda celeste.

Nada se movía, porque el movimiento es precisamente la naturaleza de lo existente, movimiento que no sólo es el de los cuerpos, sino sobre todo el del Tiempo. Ni tampoco existía aquello que acompaña siempre al Tiempo: el Espacio, y por tanto no había un dónde ni tampoco un cuándo, ni quien pudiera gobernar ni proteger la Creación, o sea el dios demiurgo. Las profundidades del Abismo no habían aparecido, pero pronto se convertirán en la Matriz de todo lo manifiesto.

Sólo el Uno alentaba por su propia naturaleza
Aparte de él no existía cosa alguna.
En el comienzo sólo había
tinieblas envuelta en tinieblas.

Comentarios: Una nueva etapa sutilmente diferente aparece en estos versos, en el seno de lo Incognoscible, Inaprensible, Indefinible, se menciona al Uno que alienta por sí mismo, que no respira aire, sino que posee su propio movimiento evolutivo, se expande y contrae, alienta en sí mismo, porque no toma ni respira nada de fuera de sí mismo. El resto era tinieblas envueltas en tinieblas, pues cuando imaginamos algo oscuro, en nuestra mente tendemos a limitarlo a un espacio determinado, un agujero oscuro que rodeamos de cosas definidas, sin embargo aquí todo es tinieblas rodeadas de tinieblas.

Todo era agua indiferenciada.
Principio de devenir rodeado por el vacío,
surgió el Uno, brotó,
por el poder de su propio fuego.

Comentario: otra nueva etapa sutil aparece, la existencia de Aguas Primordiales, como en la Biblia, el Tohu Vahu, las aguas indiferenciadas, oscuras por no ser definidas, pero que contienen la fertilidad y promesa de la creación. En Egipto son las Aguas Primordiales del Nun, y en el medio de éstas aparece el escarabajo Jepri o Jeper, palabra egipcia que significa evolución, creación, devenir. Es la campanada que llama para que todo empiece, haciendo brotar a Atum de su inexistencia/inercia para crear el mundo.

De la misma manera, en la fertilidad de las aguas aún no diferenciadas, brota el Uno, no por causas externas sino por el poder inherente, fértil del Uno manifiesto, el Primer Ser, el primer Huevo de donde luego surgirá todo. Al principio sólo estaba Él, y lo demás todavía no había surgido.

En el comienzo brotó en él el deseo,
que fue la primera semilla de la mente.
Buscando en sus corazones, mediante su sabiduría
los sabios hallaron el vínculo
que une al Ser con el no-Ser.

Comentario: El Primer Movimiento del Ser, fue el manifestarse, el deseo de manifestarse, la intención y Voluntad de Ser, de definirse. Por tanto, la primera Afirmación Mental. Los sabios, también en el seno de su conciencia (el corazón) descubrieron la diferencia que hay entre no-Ser y Ser: el deseo de existir, el pensamiento que define.

Extendieron transversalmente su cordel.
¿Existía un abajo? ¿Existía un arriba?
¿Existían fecundadores, existían energías?
Abajo se hallaba la fuerza; arriba, el impulso.

Comentario: En el instante que la mente comienza, hay un antes y un después, hay arriba y abajo, izquierda y derecha... por eso se define una línea transversal imaginaria, entre lo celeste y lo terrestre, entre la energía manifiesta y su corolario, la materia aquí abajo, o sea en el mundo manifiesto y material, y el impulso o sea la Voluntad que rige desde arriba, la Mente Manifiesta y Organizadora del Demiurgos o del Dios Creador.

¿Quién sabe la verdad?
¿Quién puede decirnos dónde surgió esta creación?
Los dioses nacieron después, con la creación del universo.
¿Quién puede saber, pues, de dónde surgió?

Comentario: A pesar de lo descrito anteriormente, el filósofo hindú no tiene todas las claves, porque el Dios Uno Creador de este Universo, y los dioses que nacieron después, como fuerzas activas, tuvieron un origen, pero dónde está ese origen: nadie puede definirlo, porque por su propia naturaleza es indefinible.

Aquel, que es su guardián en el cielo,
fuera él o no su hacedor,
sólo aquel sabe de dónde surgió esta creación.
O quizá ni siquiera él lo sabe.

Comentario: El Creador, el Demiurgos que planificó este Universo, fuese Él directamente el hacedor o más bien a través de sus leyes y huestes, sólo Él podría saberlo, pero el místico hindú incluso duda que Aquel que vino a la Vida con este Universo, sepa de aquello que no tiene tiempo, ni lugar, aun siendo el Origen de Todo.

Continuará


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martes, abril 2

Filosofía de la India 3 - La Cultura del Valle del Indus

Filosofía de la India 3

Esquema y Clasificación

La Cultura del Valle del Indus

La filosofía de la India es compleja y extensa. A lo largo de los siglos, el pensamiento hindú naturalmente tendente al idealismo y al misticismo, ha producido amplias variaciones pero con elementos siempre reconocibles. La mayor parte de las escuelas de pensamiento y movimientos religiosos giran en torno a los Vedas, bien sea para hacer hincapié sobre un punto, o para desarrollar doctrinas incluso opuestas.

La realidad, para la mentalidad hindú, es caleidoscópica, así puede el devoto fiel dirigirse a su divinidad preferida con la que se identifica, y acto seguido fundir en la misma todas las otras expresiones divinas, se trata de un acercamiento desde la multiplicidad en busca permanente de la Unidad.

En el terreno filosófico también adopta diversas herramientas de análisis, que conforman escuelas diferentes, pero todas colaborando al mismo fin: la búsqueda de la Verdad y, a través de ella, de la Liberación. No se filosofa, ni se adora, ni se adentra en el misticismo para simplemente saber, o satisfacer la vanidad e una deidad, o para entrar en raptos místicos alejados del mundo, sino para lograr la liberación final y mostrar el camino a otros hacia el mismo objetivo.

Tal complejidad, aunque unitaria en la mente hindú, sin embargo frente a la mentalidad occidental se muestra como un caos de actitudes dispares y creencias. Con objeto de facilitar su estudio abordaremos en primer lugar la descripción a vuelo de pájaro del conjunto de la filosofía y religión inda, y para ello nos ayudaremos de gráficos descriptivos que, obviamente, como toda clasificación, sólo intenta servir de guía transitoriamente, sin pretender ser una visión cerrada e inamovible.

Comenzaremos pues con un esquema raíz básico:

La Historia de la India se desarrolla a lo largo de miles de años. La cultura del Indus, de la que hablaremos más adelante, se le calcula unos 3.300 años a.C.E (antes de la Era Común). En cuanto a los textos más antiguos, los Vedas, se les atribuye una antigüedad de unos 2000 años a.C.E. No obstante esta última datación se basa en la estimación de los primeros sanscritistas, especialmente el profesor Max Müller, quien años después, al ser interrogado sobre la fecha fijada por él, reconoció que no tenía fundamento alguno, sino una simple conjetura arbitraria. A pesar de ello, esa cifra se sigue repitiendo hasta hoy en día:

“No hace falta decir que estoy de acuerdo con todos mis críticos. Me he detenido repetidamente en el carácter enteramente hipotético de las fechas que me atrevo a asignar a la literatura védica... Si los himnos védicos fueron compuestos en el año 1000, 1500 o 2000 o 3000 a.C., ningún poder en la tierra podrá determinarlo jamás.” (Max Müller)

Dado que el río Sarasvati, uno de los afluentes del Indus, que según estima la geología se secó hacia el 1900 a.C.E., en un largo proceso continuo que comenzó hacia el 3000 a.C.E., y puesto que este río sagrado es mencionado muchas veces en los Vedas, obviamente la cultura védica se remonta al menos al tercer milenio a.C.E. Por tanto la cultura del Indus (Harappa y Mohenjo Daro) es posterior a la cultura védica, tal como demuestran los modernos estudiosos hindúes.

Cultura del Valle del Indus


Los comienzos de la Civilización del Valle del Indus/Sindhu se sitúan alrededor del 3300 a.C.E. y se extiende hasta el 1300 a.C.E. Conforma junto a Egipto y a Mesopotamia y China cuatro núcleos civilizados relacionados con las culturas fluviales, en Egipto el Nilo, en Mesopotamia el Tigris y el Eufrates, en China el río Amarilo y el Yangzé, y en la India el Indus o Sindhu, cuyo origen mítico se sitúa en tres fuentes primarias en los Himalayas y en Siete Corrientes Hermanas, de las que hablaremos más adelante.
Vista General de Harappa
Recreación del aspecto de la ciudad de Harappa

Las primeras excavaciones fueron las de la extinta ciudad de Harappa, posteriormente apareció Mohenjo Daro, y aún mas tarde un numeroso grupo de asentamientos que conservaban similares trazos culturales. Durante su máximo apogeo se extendió desde el actual estado de Uttar Pradesh en la India oriental, hasta el Beluchistán en Pakistán, al oeste, y desde Afghanistán al norte hasta Gujarat al Sur.

Representa el paso desde el neolítico de las poblaciones seminómadas a los asentamientos urbanos, presentando muchas características similares a la también naciente civilización mesopotámica, de la que recibió influencias y con la que mantuvo relaciones culturales y comerciales.

ELEMENTOS SIMBÓLICOS Y RELIGIOSOS

LA GRAN DIOSA MADRE

Aparecen repetidamente figuras femeninas, similares a las “venus” encontradas en otras áreas culturales pero al mismo tiempo con características propias bien definidas. Probablemente algunas de ellas representan juguetes, otras exvotos, o imágenes utilizadas en el ámbito del culto en los santuarios domésticos o familiares. Representan desde diosas madres, similares a los cultos que aparecen desde Beluchistán hasta las culturas del Egeo en Occidente.

Diosas Madre Egeo
Diosa Madre del Indus junto a imagen de la diosa Saraswati

SHAKTISMO

Según el erudito arqueólogo prof. Marshall, es en estas diosas donde se da comienzo a las posteriores sectas del shaktismo, las diosas femeninas expresión complementaria del dios principal. La shakti es el poder o energía de un dios manifestado por medio de su consorte. Según Marshall este culto primitivo de la diosa madre condujo a la transformación de la diosa en una personificación de la energía femenina (shakti) como principio generador eterno, unida al principio eterno masculino, convirtiéndose así en el dios creador y en la Madre del Universo respectivamente.

SHIVA - RUDRA, EL GRAN DIOS MASCULINO

Proto-Shiva, sentado en posición de yoga y como señor de las bestias, Prasupati

La figura anterior, ha sido interpretada como una forma primitiva de lo que luego se conocerá como el dios Shiva. Este dios ni siquiera aparece en los textos védicos. En estos textos sólo se menciona al dios Rudra, que se suele interpretar como una forma previa de Shiva. Se presenta aquí bajo la forma de un practicante de yoga, con los talones juntos y los dedos de los pies hacia abajo. Brazos extendido ligeramente apoyados sobre las rodilla y con los pulgares hacia fuera (Marshall)

Shiva fue considerado posteriormente como el patrón de los ascetas y yoguis (el Mahayogui). Shiva también es denominado “Prasupati”, el señor de las bestias o animales. No sólo está rodeado de animales, sino que también en muchas representaciones posteriores de Shiva aparecen ciervos en posición similar debajo del estrado donde se sienta (uno de ellos se ve parcialmente)

Las representaciones yóguicas aparecen en otras imágenes posteriores, lo cual sugiere que era reconocida como una práctica ritual extendida.

LOS 7 RÍOS, Y SARASVATI, LOS 7 RISHIS Y LAS PLÉYADES

La geografía sagrada del Rigveda hace referencia a las Sapta Sindhava o los “siete ríos” que van desde el Indus en el oeste hasta el Ghaggar-Hakra en el este. El nombre primitivo del Penjab era precisamente el de “Sapta Sindhu”. Se cree que esta noción de las “siete hermanas ríos” fue heredada por los escritores védicos probablemente a partir de su origen en Harappa.

De estas siete corrientes fluviales, una de ellas hoy desaparecida, el río Saraswati adquirió por derecho propio una gran importancia mitológica, convirtiéndose en la representación alegórica de la diosa Saraswati, la esposa de Brahma, diosa de la cultura, la música, la poesía y la sabiduría.

Río-Diosa Saraswati

Junto al Yamuna y al Ganges, el río Saraswati constituía una tríada sagrada, el Triveni, donde ocurre la unión de los tres ríos sagrados, de los que sólo quedan ahora dos.

Peregrinos en la confluencia del Yamuna y el Ganges, y el oculto río Saraswati”

Himno a Saraswati, RigVeda

“Ella nos ha hecho extendernos fuera del alcance de todos los enemigos, más allá de sus Hermanas, ¡Oh Sagrada!.

Mientras Surya pasa los días, Ella es la más querida entre las queridas corrientes de las Siete hermanas, amablemente dispuestas. Sarasvati se ha ganado nuestras alabanzas.

Sarasvati guárdanos del odio, tú quien has dado plenitud a los reinos de la tierra, y esa amplia extensión del firmamento.

Siete hermanas, surgidas de una fuente triple, Cinco tribus prosperan, ella debe ser invocada en cada acto de poder."

Sello 430, Arriba a la izquierda divinidad rodeada de dos ramas principales y 6 ramificaciones, enfrente adorador y cabra con el símbolo del pez encima, abajo 7 figuras (7 ríos, 7 Rishis, 7 Pléyades)

En un conocido sello, el nº 430, conocido como el Sello de la Adoración Divina, aparece una escena narrativa y conmemorativa. Aparece en ella un ser humano rodeado por la ramas de un árbol, y enfrente otro ser humano arrodillado junto a una cabra. Debajo se sitúa una serie de figuras en número de siete. En el Rig Veda Saraswati es adorada como la principal entre 7 hermanas ríos (Sapta Sindhava), otros autores como Allchin, señalan que representan a los 7 Rishis y con las 7 Madres de los tiempos finales, para otros como Parpola, representa a los hijos de Brahma y la misma Saraswati, los 7 sabios de la constelación de la Osa Mayor, para otros incluso puede tratarse de las Pléyades. Una de las características del sistema simbólico de lenguaje de la Civilización del Indus es la aparición de varios signos en relación a las estrellas, como el que aparece sobre el lomo de la cabra.

EL AGUA EN LA IDEOLOGÍA DE HARAPPA

Marshall señala la importancia del agua para la cultura de Harappa. Señala que aunque no se ha encontrado ninguna divinización concreta que considerase la santidad del agua en sentido abstracto, no obstante el agua era objeto de reverencia y ocupaba un lugar importante en la práctica religiosa de los ciudadanos de Mohenjo Daro, como lo muestra la construcción del llamado Gran Baño, y todos los arreglos para el drenaje, pozo e instalaciones de baño en la ciudad. Señala que pocas ciudades en la antigüedad prestaron tal atención al baño ritual, y con connotaciones religiosas importantes. Desde entonces, en la civilización hindú, las abluciones, la inmersión en las aguas del Ganges, y en otros lugares forman parte muy importante de las creencias religiosas.

Mohenjo Daro, el Gran Baño

ESCRITURA DEL INDUS

Muchos han sido los intentos de descifrar dicho lenguaje, si de un lenguaje se trata, aunque pudiera ser un sistema de signos de lugar o manufactura. Las teorías al respecto intentan encajar dicho escrito o bien como una forma de lenguaje dravídico, o bien como sánscrito primitivo, e incluso como lenguaje proto-fenicio. Las teorías, como muchas otras concernientes a la civilización hindú, están fuertemente influenciadas por presupuestos políticos. Para los que sostenían la teoría de una civilización drávida original, y que sufrió la violenta invasión aria que la destruyó, estos signos representan un lenguaje protodravídico. Esta teoría de la invasión destructiva aria no se sostiene más, pues no hay signos de tal invasión ni de destrucción violenta de las ciudades del Indus.

Para los que sostienen que la civilización aria es originaria de la India, tratan de probar que se trata de un lenguaje sánscrito primitivo, ésta visión es promovida especialmente por el Hindutva, o sea el renacimiento nacionalista hindú, que cree y justifica una hegemonía Hindú de la India.

En todo caso los más de 400 signos recogidos apuntan a una lengua simbólica-silábica. En el caso de los alfabetos posteriores el número de signos escritos varían, como en el fenicio y en sus sucesores (griego, árabe) desde en torno los 22 a los 40 caracteres, a grosso modo. Mientras que los lenguajes logográficos como el chino tienen unos 3000 caracteres en el lenguaje corriente, y el egipcio tiene unos 1.070 caracteres definidos. Por consiguiente el sistema escrito del Indus ocupa una posición intermedia, no tratándose de un lenguaje silábico, ni tampoco de un sistema logográfico.

En todo caso el futuro quizás nos depare sorpresas, por el momento siempre nos queda el enigma de la real significación de la cultura del Indus.

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