viernes, febrero 28

Conócete a Ti Mismo III - "Evolución y Conciencia y los 4 Elemetos"

EVOLUCIÓN Y CONCIENCIA y LOS 4 ELEMENTOS



Los conceptos clásicos sobre el mundo manifestado y sus seres,  casi de manera universal, aunque con variantes propias en cada pueblo y civilización, tienden a ver la creación y las criaturas que contiene como expresión evolutiva de los seres a través de la experiencia en cuatro estadios sucesivos. Estos estarían representados simbólicamente por los llamados cuatro elementos, tierra, agua, aire y fuego.

El primer estadio, lo denso y físico, o sea la "tierra", estaría representado por los minerales y todo lo sólido y material que nos rodea. 

El segundo estadio correspondería a lo vital y energético en todas sus expresiones, o sea el plano del "bios" o "Agua", se podría ejemplificar en el mundo vegetal. 

El tercer estadio o plano correspondería a lo emocional sería la aceptación o el rechazo, el acercamiento o alejamiento de lo que puede "gustar" o "desagradar", es decir lo que conviene o no  de manera instintiva al ser. Es un comienzo de conciencia del yo propio, que se separa del mundo y que ama u odia, todo ello simbolizado en el símbolo "Aire": la atmósfera emocional que rodea al ser. Su ejemplo primario es la conciencia animal. 

Finalmente en el cuarto estadio está la inteligencia, la mente, de la que no solo el hombre está dotado, sino también el animal, aunque en menor  medida. Su capacidad de clarificar, de iluminar y de transmisión, fue simbolizada por el Fuego.

Al ser humano, no como corona de la creación universal, pero sí como el ser vivo más avanzado en la tierra, se le consideraba como el integrador de todas las experiencias evolutivas, de tal manera que reunía en sí mismo la Tierra, el Agua, el Aire y el Fuego, o sea su forma física y sus aspectos vitales o conjunto físico-fisiológico, más la adición de lo psicológico y mental.  

De tal manera, así considerado, podríamos hablar de un hombre primario, el hombre que se conforma según estos 4 elementos, y que en realidad no es muy diferente, por ejemplo, de los animales más evolucionados, sólo habría una diferencia cuantitativa en la distinta proporción de sus constituyentes. Como tal, este hombre primario y cuaternario, está formado por una agrupación de factores relativamente estables y predecibles. Estable, tal como sucede en los otros animales, en el sentido de que nada presente en esos cuatro factores conduce a algo fuera de sí mismos. 

Observemos el mundo animal, a lo largo de los millones de años de evolución se han producido transformaciones de la forma, pero ¿podemos afirmar lo mismo acerca de su grado de conciencia? Se podría objetar que efectivamente, desde el mundo vegetal al animal, y desde los animales más simples a los mamíferos superiores, hay un cambio de conciencia. Sin embargo, este cambio es muy gradual, muy lento, ha requerido millones de años, es un cambio pasivo: no podemos observar en el mundo animal ninguna forma de auto-evolución, o sea ningún mecanismo que permita la auto-aceleración consciente del grado de conocimiento y conciencia. 

Los animales evolucionan, se transforman e interaccionan, pero siempre circunscritos al mundo cuaternario que les pertenece, eventualmente disolviéndose para formar nuevas agrupaciones. Un ser humano primario, cuaternario, considerado sólo desde este punto de vista, no sería más que la agregación sofisticada (por ser evolucionada y compleja) de estos cuatro elementos. 

Su conciencia del "yo" es el resultado ilusorio de la agrupación transitoria de cuatro factores en perpetuo movimiento. Por tanto, de la misma manera que el yo animal, cuando estos cuatro factores se disgregan, ese "yo" ilusorio debe desaparecer necesariamente, pues no posee existencia en sí mismo, no es substancial, sino el mero resultado ilusorio y transitorio de la agrupación de elementos materiales. 

Un ser humano definido así, dependiente solo de esos cuatro factores, sería el prototipo del ser humano que la ciencia moderna y materialista reconoce. Y si es así, habría que darle la razón a aquellos que niegan la existencia del espíritu y la inmortalidad consciente. Después de la vida, solo habría vida, sí, pero la vida de los cuatro elementos, que incesantemente se disgregan y reagrupan para formar nuevos seres transitorios, nuevas agrupaciones elementales condenadas a nacer, crecer, decaer y finalmente disolverse de manera eterna, pues para el "yo" así nacido solo cabría la desaparición y la muerte. O sea, vida en plano elemental y material, muerte en lo consciente y espiritual.

¿Cuál sería pues el significado de la Ética y la Moral para estos seres "cuaternarios"?.  Si por Ética hemos de entender los principios que conducen al "summum bonum", o sea el mejor bien o la mejor vida posible, la Moral entonces sería la aplicación práctica en consecución de ese fin señalado por la ética. 

Ahora bien, para un ser cuaternario, el mayor bien es la prolongación o preservación al máximo de esa agrupación de elementos, y todo comportamiento que redunde en ello será el bien en sí mismo. Por el contrario, todo factor ajeno a la preservación de ese agrupamiento, o que tienda a fines distintos que los marcados por la subsistencia feliz de ese cuaternario, será el mal, pues representaría la distracción o enajenación de las energías de preservación o instinto de supervivencia.

¿Qué sería entonces una vida moral en este caso? Aquella en que esa moral es la expresión adecuada y directa de esa ética particular, o sea la práctica perfecta de la teoría. Ello conduciría al sumo bien de ese ser, y sería una forma de sabiduría aplicada. Pues por sabiduría no hemos de entender la suma de grandes conocimientos, sino los conocimientos aplicados de forma correcta. De tal forma que podemos decir que la Naturaleza es sabia, o que los animales en su comportamiento muestran una cierta sabiduría. 

La Sabiduría sería pues el conocimiento integrado, formando parte de la "carne y sangre" de aquel que lo posee, es el conocimiento que es acción al mismo tiempo, y es la acción fructífera que emana conocimiento, sería la realización del fin genético y programado de la existencia. Desde este punto de vista, dentro del marco de los seres limitados a los cuatro elementos, al cuaternario, la consecución de la sabiduría vital es equivalente a la supremacía evolutiva, a la ley del más fuerte y a la mejor adaptación a la supervivencia.

Por contra, una vida inmoral sería aquella en la que la ética, o sea los principios que conducirán al mejor bien, no se llevan a la práctica, o sea a la acción moral. Un ser inmoral y cuaternario, pronto se convertirá en un fracaso evolutivo, en una rama extinta de la evolución.

En todo caso, los cuatro elementos, se agrupan y desagrupan, evolucionando de forma inconsciente, dirigidos por una fuerza externa a ellos, aún inexplicada por la ciencia: la fuerza u orientación de la evolución natural, que para la ciencia materialista consistiría en un poder interno de la misma materia, algo por otro lado difícil de entender: cómo lo material, limitado a sus propios componentes, puede moverse o dirigirse hacia algo, a menos que dotemos a la materia con una conciencia superior de un fin último, pues tal como señalamos anteriormente de lo único que la materia y sus agregaciones son "conscientes" es de sobrevivir, permanecer en sí misma sin cambios.

¿Existe pues algún otro elemento director, algún impulsor hacia un fin evolutivo?