El Número, la Armonía y el Canto Coral
Lo más rutinario, aquello que todos los días utilizamos para cuestiones utilitarias, el número, encierra dentro de sí un misterio.
El número es como la cristalización del agua del Mar Infinito, es la concretización de nuestra mente a partir del Número Infinito, del concepto universal.
El Número en su esencia es inaprensible. Los números ordinarios, hijos del Número Ideal, se deslizan. O mejor dicho, es nuestra conciencia la que se desliza a través del tiempo, queriendo aprehenderlos en su esencia, pero éstos se escapan como el agua entre los dedos.
El ser humano no puede ir más allá del “número concreto”, de la conciencia concreta, salvo por medio de la Proporción y la Armonía y el Ritmo. Estas tocan las relaciones que existen más allá de los números concretos. La proporción y la armonía existen porque el número reposa sobre un entramado, sobre un colchón invisible, constituido por la Esencia del Número, aquello que incluye al número y al no-número, como el trazo del arado en el campo de cultivo, que define una zona y en medio deja otras sin definir, que forman parte del trasfondo.