viernes, diciembre 8

Blancas Navidades, ¿Un Mito?

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Blancas Navidades

¿Un Mito?

Los días se acercan, y como todos los años, también las fiestas, la familia… la añoranza, la pérdida, la tristeza…

Es el contraste único que estas fechas alegres y dramáticas al mismo tiempo nos trae. ¿Nada que no pueda resolver un par de copas?

Las navidades se han convertido en un asunto comercial, en la nueva colonia que regalar, en el nuevo electrodoméstico, o quizás un viaje. Hay para todo. También es el tiempo de las nuevas series televisivas, tan aburridas como siempre, aunque eso sí, rodeadas de papás noel, de arbolitos cargados de oropel, y de sonrisas y bondad que ya casi nadie cree.

No hay que olvidar las “comilonas”, las cenas de empresa o de confraternidad, y las bebidas que no falten, mientras más mejor.

Cuando en mi infancia no había mucho de comer entre las familias humildes, ese día especial, era el sacrificio de nuestros padres el que nos ofrecía algunas de las delicias inalcanzables el resto del año.

Pero ahora, ahítos de comida, de regalos, de bebidas, de alcohol… ¿Qué celebramos?

Las calles ahora están vacías, porque ya nadie va a la iglesia a celebrar la misa de ese día, y a confraternizar con los vecinos. En el portal del edificio donde vivía, de gente humilde, se juntaban todos, se compartían brindis y pequeños dulces navideños, se hacía sonar la zambomba y la pandereta, y los niños, junto con los adultos, cantaban las canciones que conocían.

Luego cuando algunos perdimos nuestro hogar, incluso en los refugios y comedores sociales se hacían pequeños regalos, quizás un humilde pañuelito en su cajita, o un bolígrafo bonito, y siempre una tarjeta de felicitación escrita con cariño.

Ahora tenemos casi de todo. Entonces, ¿qué añoramos?

Estos días estamos ensayando en una humilde coral algunos cantos para estas navidades. Es curioso, porque la canción, cantada por el desaparecido e inolvidable Bing Crosby allá por el año 1942, habla de añoranzas, de algo que ya entonces se había perdido.

“Sueño con blancas navidades, como las que yo conocía,
Cuando las copas de los árboles brillaban, y los niños escuchaban para oír las campanas de los trineos en la nieve…”

1942 no era precisamente una época moderna, se nos antoja muy antigua, de un siglo ya pasado. La segunda guerra ya había comenzado, aunque no afectaba por el momento a los norteamericanos, quienes celebraban las navidades a fondo con todos sus aditamentos. Entonces, ¿de qué añoranza hablaba la canción? ¿A qué otro tiempo se refería?

Se ha perdido el sentido religioso, y no me refiero a una religión concreta, sino al sentimiento profundo de que algo está pasando, algo realmente mágico que te conecta con el Universo entero. La Naturaleza entera, incluidos nosotros mismos, está adormeciéndose, muriendo poco a poco de frío y oscuridad.

Algunos van a ver el amanecer, el Solsticio de Invierno, el día más corto del año, el más negro, el más mortal, porque las tradiciones dicen que un día como ese mismo, la oscuridad continuará creciendo y creciendo, hasta que la luz desaparezca y la vida también.

La Naturaleza añora también la vuelta de la Luz, la necesita para no hundirse.

Apostados en la oscuridad, vemos salir el Sol…

No, no es así.

Encerrados en la oscuridad de nosotros mismos y del mundo, avanzamos y ascendemos con el movimiento cíclico de la Tierra, hasta llegar a la Luz que nunca se fue, que siempre estuvo allí. Nosotros nos encerramos en la oscuridad, y nosotros tenemos que salir de ella.

Es el Niño Sol que nace, el nuevo ciclo que se emprende, la Esperanza de que la Vida continúa su camino. Mas ese proceso de renacer no sólo se da en la naturaleza, también se da, aunque no siempre, en nuestro interior.

Esa canción precisamente habla de una época, en nuestra infancia, en la que NOSOTROS creíamos en los Dioses, en los Ángeles, en la Magia. Todo era posible, eramos INOCENTES, y por eso creíamos en un mundo invisible y en la Bondad entre los seres humanos.

Luego la vida nos decepcionó, las guerras, incluso en la Tierra de Jesús, cercenó no sólo la vida de miles de pobres niños, que no recibirán sus regalos de Navidad o de Ramadán (en que también se recibió una Luz desde lo alto) y que han conocido la crueldad sobre sus carnes aún sin entender por qué.

Así el mundo envejece por dentro, porque el Alma se rompe, se resquebraja; son signos de la vejez de la humanidad que se apaga.

Pero la Navidad justamente habla de lo contrario, habla sobre todo de LA ESPERANZA, de que un nuevo ciclo comenzará, tarde o temprano, para nosotros mismos y para todos los que nos rodean.

Yo, que tengo lágrimas en mis ojos, porque también como los demás recuerdo, pero sobre todo porque AÑORO LO QUE TIENE QUE VENIR.

Incluso esos pobres niños sacrificados, volverán y tendrán su oportunidad, porque esta Sinfonía de Almas, este Universo Grandioso, no olvida a nadie, ni siquiera a los desgraciados, y un día, no tan lejano como creemos, despertaremos de este Gran Sueño, y descubriremos que en realidad siempre estuvimos Allí, en la Navidad Eterna.

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martes, noviembre 21

La Maldad III - Satán y la Entropía Universal

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Satán y la Entropía Universal

Todo en el Universo sigue leyes uniformes, hasta donde podemos colegir. Como en una gran tacada de billar, desde el Big Bang, todas las energías, tiempo y espacio, se despliegan incesantemente, al unísono, siguiendo el programa establecido.

Las grandes leyes de la física determinan lo que ha de ocurrir, la materia desarrolla sus potencialidades, en sus infinitas variaciones, pero dentro de los límites establecidos.

Algunos científicos especulan incluso con la idea de que si hubiese habido incluso pequeñas variaciones en algunos de los parámetros físicos iniciales del desarrollo de nuestro universo, la vida tal como la conocemos no habría existido, y la existencia del hombre hubiera sido imposible.

Algunos extraen de esto último la idea de la existencia de un Dios extra cósmico, que diseñó las cosas para que fuesen así. Sin embargo, a mi parecer este “Universo” es de por sí bastante misterioso como para tener que inventar ningún agente externo operando sobre el mismo.

Así, la Gran Tacada de Billar, se desarrolla imparable, homogénea, ineludible y uniforme.

Pero…

En el mismo seno del Universo, surge la Vida, o mejor dicho, dado que la vida está presente hasta en un átomo, surgen los primeros atisbos de Conciencia y de vida independiente, que incluso está en lucha contra los parámetros determinantes del Universo.

Si un científico me dice que “eso ya estaba previsto, ya que son leyes inherentes de la naturaleza”, le daré toda la razón. Pero justamente en eso consiste el Misterio: ¿un universo mecánico, todo establecido y sujeto a leyes, en el que surge… Satán?.

No se me asusten, que no soy seguidor de las diabluras teológicas. Satán, en las antiguas teogonías, es el descarrilamiento de todo lo establecido, el disruptor. Es un símbolo del poder de la vida consciente que se rebela contra la tiranía de la materia ciega.

En el Antiguo Egipto, por ejemplo, era Seth, el hermano oscuro del brillante Osiris. A diferencia de sus hermanos, Seth nace rompiendo violentamente el costado de su madre Nut, el cielo. Su jeroglífico significa también violencia, sorpresa, tormenta, disrupción, disturbio.

Satán es también en la Biblia quien rompe la angelical y pasiva vida del primer ser humano, el Adán-Eva andrógino, quien era un ser sin otra esperanza que vagar por un jardín, sin inteligencia y sin libertad como un semi autómata. Pero el Adversario (eso significa  Satán), quien según la propia teología es ministro del Altísimo (El-Elyon en la Biblia no traducida), o sea, el agente encubierto de la divinidad, es quien se opone a los planes del celoso Jehová, aquel dios menor que formó al hombre de barro (físico) pero no le dotó de inteligencia. 

El Adversario es quien se encarga de ello, de abrir las puertas de la conciencia al hombre en ciernes ofreciéndoles el conocimiento, la Sabiduría de la manzana, aunque suponga perder el jardín de la infancia, para salir al mundo, a sus batallas, a sus esfuerzos, a sus conquistas y a sus derrotas, en definitiva a ser realmente un Hombre, y no un autómata.

En el “Paraíso Perdido” de John Milton se describe con estas características a Lucifer y su ambición de despertar por sí solo a la conciencia, incluso a través del sufrimiento:

“Aquí podemos reinar con seguridad, y, según mi parecer, reinar es digno de ambición, aunque sea en el Infierno; vale mas reinar en el Infierno que servir en el Cielo…”

…Denme la libertad para saber, pensar, creer y actuar libremente de acuerdo con la conciencia, sobre todas las demás libertades…

…Todos los caminos me llevan al infierno. Pero ¡Si el infierno soy yo! ¡Si por profundo que sea su abismo, tengo dentro de mí otro más horrible, más implacable, que a todas horas me amenaza con devorarme!…

El Abismo que lo amenaza es la Ignorancia, y su propia rebelión contra ella. Es su desafío, es su guerra, su tormento, y su gloria.

El Aburrido Universo que sigue las Leyes Inexorables de la Entropía y la Inercia, de repente ve truncado sus planes. ¿O acaso estos eran sus planes ocultos?¿No estaba quizás programada la rebelión en sus leyes ocultas?

La Vida pasiva e inerte del átomo, se convierte en el Satán-Adversario, o sea esa inteligencia humana insaciable de conocimiento, de sed de dominio por el mundo, que inexorablemente le llevará al Conocimiento de Sí Mismo, y al Dominio de Sí Mismo.

En el Big Bang todo es expansión hacia afuera, pero la aparición de la inteligencia hace que los seres más avanzados comiencen a implosionar hacia dentro, a lo más interno del ser humano y de todos los seres inteligentes. ¿Quizás el Universo entero no sufre un proceso similar? ¿No es acaso el Logos Creador de las tradiciones un esfuerzo para conocerse a Sí Mismo? Quizás en eso consiste toda la evolución, en un Salir hacia Afuera, para finalmente Retornar tras millones de años al Centro de Sí Mismo.

Entonces, el Logos, la Luz de la Inteligencia, tuvo que manifestarse primero hacia afuera, para conocer el mundo, y luego verter su Luz al Interior. ¿No es acaso ese el significado de “Lucifer”, el “Portador de la Luz”?

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jueves, noviembre 16

El Sendero del Millón de Aciertos

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El Sendero del Millón de Aciertos

Uno de los Sutras budistas más famosos en todo el Oriente, especialmente en China y Japón, es el llamado Sutra del Loto.

De una manera sutil, introduce elementos fundamentales de la llamada Escuela Budista Mahayana, o del Gran Vehículo. Frecuentemente se utiliza esa denominación, como contraposición peyorativa hacia las otras escuelas budistas más antiguas, la Hinayana, o sea la escuela del Pequeño Vehículo.

Pero ¿cómo podría alguien haber estudiado una carrera superior si no le hubiesen enseñado previamente muchas cosas básicas y necesarias?. Esto se olvida a menudo, y precisamente este Sutra del Loto emprende una doble tarea.

Por un lado, a través de una exaltada imaginería, repetitiva, multicolor, donde nos habla de las cualidades innumerables de los Budas, y de los Bodhisattvass, que dispensan sus enseñanzas, según este Sutra, a través de Millones e incluso Billones de Años, en distancias infinitas, en las cuatro direcciones del espacio, enseñanzas a las que atienden también incontables seres de todo el Universo.

Y sin embargo, a través de esos versos, repetitivos a veces, de descripciones fabulosas, en casi ningún lugar de este largo Sutra se específica de manera clara qué enseña. No posee este Sutra una lista de credos, prácticas, o creencias ordenadas para ser memorizadas, sino que como un hilo dorado, poéticamente, deja que la imaginación vuele hasta situarse en mundos que nada tienen que ver con este tan agobiante de nuestros problemas.

Y esa es precisamente la Primera Enseñanza.

Hay que salir de este mundo, no como escapatoria, sino como reconocimiento del espejismo material que nos rodea, de las preocupaciones irreales que nos acechan, de las enfermedades de la vida que se acaba y que nos ata con el Deseo ardiente y constante de esta existencia.

¿Es que podría ser de otra manera?

El Sutra del Loto nos introduce también un concepto muy importante: El Buda utiliza Medios Hábiles. Aclaremos primero. El Buda que nos habla aquí no es ya Gautama Sakyamuni el Buda, aquél que nació en el siglo VI antes del otro Mensajero occidental. Se trata en realidad de la Sabiduría Eterna quien habla por su boca y la misma que ha estado en la boca de tanto Sabios, también inconmensurables en su número como las estrellas. Y esa Sabiduría Eterna, esa Iluminación que nos convierte poco a poco a todos en Budas, o sea iluminados o “despiertos” en este sueño de muerte, toma de la mano a cada uno de nosotros, y nos guía pausadamente. A unos como niños, a otros, como adultos, a otros como sabios, a unos como rebeldes, a otros como pacíficos seguidores. Cada durmiente recibe su enseñanza, la que le conviene.

Los Medios Hábiles de los Budas ayudan a cambiar progresivamente nuestra mentalidad, abre, como si de un Loto se tratase ─de ahí quizás el nombre de este sutra─ nuestra Alma hasta entender poco a poco los fundamentos de la Verdad. Hemos sido niños, luego adultos, hemos sido musulmanes, cristianos, paganos, ritualistas y cabalistas, creyentes simples, otras veces místicos, poetas, artistas, y miles de cosas más. El Loto se abre poco a poco, hasta que la Luz penetra en su interior sin obstáculos.

Este Sutra dice que casi todos los seres se solazan en una doctrina inferior porque temen la Gran Sabiduría. Y por eso los Budas, hábilmente, muestran lugares de descanso en el camino, señalan objetivos inmediatos, llámese Nirvana, Paraíso, o simplemente el Descanso después de la jornada agotadora de la vida.

Necesitamos olvidar, soltar el pesado fardo de la conciencia que se enreda poco a poco en nuestros pies, impidiendo avanzar entre tanto dolor. Por eso la Naturaleza, el Buda de la Sabiduría del Mundo, ha dispuesto en el camino el lugar para aliviar la carga y refrescarse.

Las faltas del pasado forman parte del sendero, son las etapas anteriores, son la conciencia del error cometido. La experiencia queda, pero hay que borrar la memoria aquello de lo que nada se gana.

Y si aún así no lo conseguimos, y si el pasado vuelve una y otra vez, acusándonos, entonces tenemos que sacudirnos de ese fardo inútil, y recordar cuántas veces hemos acertado, las muchas veces que hemos surgido victoriosos ante nuestra debilidad. Sí, ciertamente hemos caído quizás quinientas veces, incluso miles de veces, tal vez millones de veces si consideramos el largo sendero de vidas recorrido.

Pero aquí estamos, tras haber cruzado innumerables veces las puertas de la vida, tras haber acertado billones de veces, hemos nacido victoriosos como seres humanos, y ese es un gran privilegio.

Sentimos dolor al recordar el mal, o más bien el error que cometimos, nuestro pesar infinito por el daño hecho a otros, pero hay que saber que la vida de un ser humano no se juzga por su último acto, nadie es condenado por desconfiado. Es necesario también recordar las muchísimas veces que hemos sido buenos, que hemos sido generosos, que hemos combatido el mal, que hemos cuidado de los demás…

Descubriremos así que no somos diablos malvados ni santos divinos, sino solamente caminantes humanos, los gladiadores incansables de este sendero de gloria más allá del dolor y la muerte. Sí, ciertamente te has equivocado, pero millones de veces más has vencido pues si no fuese así no formarías parte de esta gran fraternidad humana.

Así el Sutra del Loto, tiende una mano suave y llena de esperanza sobre todos los seres de este universo, nos dice que no hay Hinayana ni Mahayana, no hay Católicos ni Protestantes, no hay Creyentes e Incrédulos, sólo hay Seres en el camino, trazado por los Medios Hábiles de la Sabiduría Atemporal.

domingo, octubre 29

La Maldad II - La Caída

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La Maldad II

La Caída

Nota previa: Es difícil escribir estos artículos, cuando a unos cuantos kilómetros, están siendo asesinados miles de personas y niños. La Maldad, o sea el desvío de la inteligencia humana hacia el puro egoísmo y crueldad, es de lo que trata este artículo, pero todo tiene un origen y una explicación, las cientos de guerras, las masacres indiscriminadas, los abusos intolerables a lo largo de la historia, tienen y deben tener una explicación y una solución, pero hasta que ésta llegue, tenemos que hacer todo lo posible para que esa violencia no penetre en nuestro espíritu.


La explicación habitual de las iglesias cristianas hacen de Adán el primer hombre consciente, posteriormente surgirá Eva (madre de los vivientes); luego describe la Caída del Hombre culpando a la Serpiente (Satán) como instigadora para que Adán y Eva desobedecieran a Jehovah, comiendo la manzana del Árbol del Bien y del Mal. Eva desde entonces es maldita, para la civilización cristiana, como introductora pecaminosa de la Caída del hombre.

Habitualmente se entiende por la Caída el acto de desobedecer y “comer de la manzana”, o sea el despertar y uso del sexo.Las consecuencias sociales e históricas que ha tenido y sigue teniendo es el resultado de esta interpretación perversa de los teólogos.

Claro que, para empezar, habría que señalar una “pequeña” contradicción: Eva concibió después de que fueron expulsados del paraíso. O sea, tuvieron sexo (conoció) después de la Caída, por tanto no es lo mismo, sino que la Caída tiene que consistir en algo diferente.

Génesis IV: “Adán conoció a Eva, su mujer, y ella concibió y dio a luz a Caín”

Y Caín, después de matar a su hermano Abel, se fue a la tierra de Nod donde tomó mujer. Se supone que Adán y Eva y sus dos hijos, eran los primeros y únicos seres humanos, ¿o es que había otros seres humanos o semi-humanos en otras tierras?

Génesis 16: “…Caín salió de la presencia del Señor y habitó en la tierra de Nod, al oriente de Edén. Y conoció Caín a su mujer, y ella concibió y dio a luz a Enoc…”

La Otra Tradición:

En casi todas las naciones de la antigüedad encontramos leyendas acerca de los primeros seres humanos. Estos son descritos como andróginos.

Platón en su diálogo titulado “El Banquete”, hace mención de este origen andrógino de la humanidad.

La Androginia (no sexuado), que no hay que confundir con el hermafroditismo (bisexuado), es un símbolo de identidad religiosa suprema, de ahí que muchos dioses clásicos adoptan esa forma. Representa la fuerza y la elevación absoluta, la unión de los opuestos, o mejor dicho la superación de los mismos.

En los Upanishads Shivaítas, el primer ser manifestado como persona, Átman, sintiéndose solitario, se divide a sí mismo en masculino y femenino.

El Gnosticismo señalan a Adán como andrógino, porque contenía en sí todo el misterio de la totalidad primigenia.

En el Génesis hebreo, se dice:

“Dios creó al hombre a su semejanza, macho y hembra los creó” (1:27).

Porque Jehovah, la entidad creadora, que no es el Dios supremo, tal como lo entienden las religiones, sino el dios tutelar y tribal judío “Iohevah”, o sea “iod” (membrum virile) en “heva” la matriz. O sea, se trata del dios lunar que rige los nacimientos, siempre bajo la tutela de la Luna, es el dios macho y hembra señor de la concepción y generación, que no hay que confundir con el “Elyon”, o el Dios Altísimo, según la biblia.

Ese ser Andrógino, el primer Adán, que según la tradición habitaba en el paraíso, o sea aquel lugar fuera del tiempo y el espacio, lleno de belleza y pureza, pero en el que el ser humano primigenio carecía de todo conocimiento e inteligencia; Adán necesitaba adquirir esa cualidad, la Mente que le permita adquirir la experiencia del mundo, y la conquista de sí mismo.

En el proceso natural evolutivo, estaba predeterminado la separación de los sexos, como puede observarse en toda la naturaleza animal.

La Biblia dice que Jehovah tomó una costilla de Adán y con ella creó a Eva. En realidad el texto original dice que Jehová creó a Eva a partir “del costado ─o lado─ de Adán (el andrógino)”, o sea que lo divide en dos, lateralmente o en partes iguales los divide por el costado. A partir de entonces Adán ya no es el andrógino de los primeros capítulos, sino el Adán macho, y la Eva hembra.

Tsela (צלע): costado, lado, hoja de puerta, ala de un edificio, cámara o aposento lateral. En ningún sitio a lo largo de toda la biblia dicho término es usado en el sentido de “costilla”

La Serpiente del “Mal”

En realidad se trata de la Serpiente de la Sabiduría, pues qué mal cabe en ofrecer el conocimiento. La leyenda bíblica hace referencia fundamentalmente al “paraíso” como la época de la inocencia, es decir, cuando la humanidad todavía no había adquirido el conocimiento y la inteligencia, o sea la niñez de la humanidad; ciertamente inocente pero carente al mismo tiempo de conciencia y voluntad propia. Para que el ser humano evolucionase, hasta convertirse en un Ser realmente superior se necesitaba dotarle de Inteligencia.

El árbol del “Conocimiento del Bien y del Mal”, no está situado en ningún jardín hipotético, sino en el Centro mismo del ser humano, está en el interior del ser humano, en sus capacidades y posibilidades.

El nombre de dicho árbol mítico, traducido habitualmente como el “Árbol del bien y del mal”, es una traducción torcida, pues en realidad “tov wa-ra” (טוֹב וָרָע) o “bien y mal” es una expresión fija que denota “el todo”. Es el “Árbol de Todo el Conocimiento”, lo que el hombre necesitaba en ese momento evolutivo. A partir del mismo, según se dice en varias tradiciones, el ser humano podría conquistar la Inmortalidad. Se trata de una leyenda parecida en cierto modo a la del Árbol de las Hespérides, las que producían manzanas que daban la inmortalidad.

En el medio del jardín (= el estado inocente del hombre) había otro árbol, ese otro era conocido como el “Árbol de la Vida”. Al igual que el otro, está en el interior del ser humano y ES el mismo ser humano. Pues a través del conocimiento, un árbol se infunde en el otro, se regenera así y de esta manera el árbol de la Vida física se transforma en el Árbol de la Vida Inmortal.

Todo tiene un precio, y abandonar la niñez, convertirse en adulto, requiere abandonar la inocencia, y arrostrar los peligros de la conciencia madura; ésto es lo que marca Ley de Necesidad. Significa pues adentrarse en el mundo de las falsas apariencias, de las pulsiones, que hay que aprender a dominar, y de los deseos que nos atrapan, en definitiva es CONOCER y VER detrás del cristal oscuro lo que subyace en la Realidad.

Es pues el Mal necesario, que no es más que uno de los dos aspectos del Juego de la Creación.

(Continuará, “El Mito de Satán y Prometeo”)


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jueves, octubre 26

LA MALDAD

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LA MALDAD

No estamos hablando simplemente de lo malo y lo bueno, que hasta cierto punto es opinable. La Bondad es el arquetipo del Bien encarnado en los seres vivos, mientras que la Maldad es la manifestación en los seres humanos del Mal.

Dicho así es muy simple. Tratemos de refinar un poco más nuestra búsqueda. El Mal no existe como una entidad autónoma, como una especie de sombra oscura que planea sobre los hombres, ni tampoco es un ser abominable, llámese Satán o cualquier otro nombre de esas deidades imaginarias del infierno, ese lugar así mismo imaginario.

Para entender bien qué es la maldad, primero tenemos que hablar del mal. Y para hablar del mal tenemos que definir qué se entiende por el bien.

En las tradiciones de la Antigua Sabiduría, el Universo, manifestación viva del Logos, o el Pensamiento Divino, es en sí mismo un Ser en evolución, un ser constituido por infinitos números de seres.

Primera aclaración: ese “Pensamiento divino” no es el resultado de un Ser que piensa sentado en su trono, no se trata de ningún dios personificado, sino la expresión (λόγος) o sea la “palabra, discurso y razón”, tambień relacionado con “ley” (latin: Legus). En otras palabras, son las condiciones dirigidas y planificadas de esta manifestación del universo, y digo ésta porque otros universos han precedido, según la tradición, a éste, y otros se desarrollarán mucho después.

Este Logos se manifiesta periódicamente, como rayo que se origina en lo Desconocido, lo que en la India llaman Parabrahman (o sea, lo que está más allá ─para─ de Brahmâ, el universo manifiesto)

Para los que piensan de sí mismos que son materialistas, que no existe otra cosa más que lo que puede verse, tienen que reconocer que más allá del Big-Bang, la teoría de moda, había algo, algo que no podemos definir con nuestros métodos científicos porque éstos y sus instrumentos, habiendo nacido en este universo no sirven para medir, tocar, sentir, percibir lo que no está dentro del mismo.

También cada ser humano es un Big-Bang, nace sin saber quién es, ni quién fue, ni quién será. Cada existencia humana es un pequeño universo que nace y muere. A menos que sus facultades espirituales o intuitivas le permitan tener vislumbres de ese otro terreno desconocido.

Todos, salvo los psicópatas empedernidos, tenemos cierto sentido de eso que llaman el Bien, la Verdad y la Justicia. Tengo una querida amiga, que se define agnóstica, pero entre toda la gente que he conocido en mi profesión es la persona más generosa, más dispuesta a pelear por los demás, por ideales humanistas y de defensa de la Justicia. Aunque alguien lo niegue, esa es una prueba que va contra la Materia sin sentido. Porque la sensibilidad hacia los demás, incluso en contra de nuestros propios intereses egoístas, es la mejor prueba de la existencia de valores que trascienden la pequeñez del ser humano.

Claro está que para las almas nobles, que sienten dentro de sí esos valores, hasta el punto de dedicar sus vidas a ello, el dios que nos plantean las religiones, el Ser Todo poderoso (aunque incapaz de mover un sólo dedo para evitar el genocidio de los inocentes) es un muñeco, y nada más, un espantapájaros sin sentido, que algunos agitan en su ignorancia para asustar a los otros, para sentirse así menos solos en su camino de locura.

Pero aquí no estamos hablando del dios espantapájaros, sino del Bien, la Verdad y la Justicia, y la Belleza, los Arquetipos inspiradores que apelan a los más profundos sentimientos del alma humana.

Y fijaros si son reales, la fuerza tremenda que tienen, que hacen que los seres humanos capaces de sentirlos en su interior, luchen por esos Ideales pagando incluso con su propia vida.

Las modas pasan, las ideas políticas y sociales cambian, han cambiado y cambiarán, pero el fuego que siente un ser humano, en cada época, en cada lugar, por hacer brillar la Verdad que él puede concebir, la Justicia que él puede desear, eso no pasará.

Y esa, y no otra, es la Fuerza del Espíritu, ese es el Mensaje del Logos, del Dios “Síntesis”, que representa las Leyes y el Destino de este Universo.

Y de Parabrahman, o sea de lo que está más allá de este logos-universo, nada podemos decir, salvo que es la Raíz sin Raíz del mismo, según la tradición.

¿Entonces a qué llamaríamos el Bien? Hasta los materialistas tendrán que reconocer que el Bien es la culminación propia de toda Evolución, otra Ley de este Universo. El Bien es aquello que nos acerca a nuestro propio destino evolutivo, el bien es lo que hace que de la crisálida surja la maravillosa mariposa que un día fue gusano, el Bien hace que pueda haber Derechos Humanos, surgidos de un deseo no sólo de Bien sino de Fraternidad, un componente del mismo. El Bien, hará que un día los seres humanos sean realmente hermanos, que busquemos lo mejor. No os voy a decir qué es lo mejor, porque cada época y cada ser humano lo consideran de manera distinta. Simplemente imagina que estas Navidades que vienen pudieras pedir ya sea a Papá Noel, o los Reyes Magos, o a quien tu creas, lo mejor que puedas pedir, lo mejor que puedas concebir para todos, imagina una Humanidad Ideal, un Amor Fraternal entre todos los seres humanos, avanzando en la estela del Universo con velas en la mano y cantando sólo Himnos al Bien.

Quizás la oruga piensa que va a morir, y de hecho muere, todas las orugas lloran a la desaparecida en el interior de su tumba-crisálida. Quizás por eso mismo, el dolor de la existencia, las muchas cosas que nos pasan, y que contemplamos como el Mal, sean los pasos necesarios que haya que dar para convertirnos en seres alados.

Primera conclusión: el Mal no es siempre lo que pensamos, también es la sombra del Bien, o sea la necesaria proyección oscura en este universo, para que el Bien pueda aparecer. Éste sería el Mal metafísico, el necesario aspecto de la evolución, que se manifiesta en la lucha.

Pero la maldad es diferente, porque es el Mal encarnado y hecho dueño del pensamiento de un ser y dirigido contra los demás seres, sin otro propósito salvo el de hacer daño.

Los mitos y viejas historias que perduran a través de los milenios contienen enseñanzas profundas, el viejo “Mito de la Caída”, o sea del descenso de los seres humanos a un estado inferior de conciencia, tratan de la raíz misma del Mal. Algunas religiones han hecho de ese mito una justificación para la existencia de ellas mismas. Así la Caída de Adán, justifica la caída de todos los seres humanos en las garras del mal, y la necesidad de una Salvación a través de dichas religiones.

Analizaremos en los próximos artículos el Mito de la Caída y el Mal, tanto en la Biblia, como en el Antiguo Egipto, y otras culturas clásicas, quizás podamos encontrar algunas claves fundamentales.

lunes, octubre 16

NUESTRO DEBER ES DENUNCIAR EL MAL

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NUESTRO DEBER ES DENUNCIAR EL MAL

….Nosotros denunciamos con indignación los malos sistemas y organizaciones, sociales y religiosas y, sobre todas las cosas, la mojigatería y la hipocresía; pero nos abstenemos de censurar a las personas. Estas últimas son hijas de su siglo, víctimas de su medio ambiente y del Espíritu de la Época. El condenar y deshonrar a un hombre en vez de sentir lástima por él y, tratar de ayudarlo, por haber nacido en una comunidad de leprosos, convierte en leproso al que lo condena…

…señalamos la podredumbre de nuestra jactanciosa civilización, indicando cómo conducen a ella sus perniciosos sistemas de educación, mostrando los fatales efectos de estos sobre las masas…

…Es más elevado, y con mucho, más noble, el ser uno de aquellos que aman a sus semejantes, sin distinción de raza, credo, casta o color, que ser meramente un buen patriota, o aún menos un partisano….

Saber medir con la misma medida a todos, es más santo y más divino que, ayudar a su país en sus ambiciones privadas de agrandamiento, lucha o guerras sangrientas en nombre de la CODICIA y el EGOÍSMO. H.P.Blavatsky.

El globalismo brutal enseña ahora sus garras, y por todos los medios intenta, bajo la excusa de defender supuestas libertades o democracias, extender su dominio aplastando por cientos de miles a todos los seres humanos a su alcance.

No nos callemos, no dejemos de criticar los muertos de un lado para complacer a los muertos del otro lado. Las heridas injustas sangran en ambos bandos, y las víctimas inocentes purgan por la ambición desmedida de los gobiernos infames que nos rigen.

No entremos en luchas partidistas, o nacionalistas, porque eso es lo que los poderosos quieren, pero seamos valientes con nosotros mismos para reconocer el mal de frente, sin asignarle color, ni refugiarse en ningún credo o poder salvo el del Bien para la Humanidad.

La Bestia, acorralada, furiosa, abatirá a millones, pero más fuerte es el Alma que en silencio se mantiene firme con el solo escudo de la Verdad.

martes, octubre 3

Escolástica: Enseñar e Inspirar

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Escolástica

Enseñar e Inspirar

La enseñanza apela a nuestra razón, a la información y la memorización. Nos provee de argumentos para ayudar a sostener una idea.

La inspiración es hija de la experiencia profunda de aquel que lo transmite, es saber tocar las teclas de un piano que con sus sonidos abre el alma de quien escucha. Quién se inspira se abre repentinamente al viento del espíritu, respira y vive.

Como ejemplo de lo dicho anteriormente, examinemos una tradición de transmisión. En la India védica, desde hace varios miles de años, se preserva una tradición ritual, cuyo sentido último se desarrolla en sucesivos tratados complejos. Los himnos sagrados y su significado, expuesto en los brahmanas, acercan al pupilo a una realidad mayestática, a un universo de fuerzas sagradas en las que el ser humano puede participar por medio del rito y alcanzar a comprender gracias a los prolijos comentarios que los acompañan.

Pero el alma humana también se alimenta de otras cosas. Necesita abrirse como el loto a los rayos del sol, necesita abrirse a los vientos sagrados que nos arrastran y nos transportan a la realidad divina de nuestro propio ser. En la India védica son los Upanishads, las enseñanzas que, como su nombre indica, “se escuchan sentados muy de cerca” al Maestro, de corazón a corazón.

La fría enseñanza escolástica sólo puede alcanzar la razón y la memoria, y muchas veces ni siquiera eso. Cuando el instructor se sienta sólo para leer y repetir los textos de manera rutinaria, casi sin tiempo para entender lo que dice, ni siquiera se alcanza la comprensión racional. En todo caso, la mera lectura de una instrucción sólo invita al análisis prolijo de las palabras, de los verbos, nombres y predicados. Se desgranan las palabras, y se intenta encontrar en su análisis rebuscado la profundidad que el profesor no supo hallar en sí mismo. No conmueve, no tiene alma, es propia de funcionarios y no de instructores de sabiduría.

La piedra de toque: los estudiantes se distraen, se duermen, no cambian.

¿Pero cómo puede el instructor dar vida a la fría enseñanza para convertirla en inspiración?

Hay que guardar el libro, o el apunte. Porque primero éstos tienen que haber incitado antes que nada al enseñante. Y partiendo de ahí, éste ha rebuscado no sólo en el exterior, en las enciclopedias, sino sobre todo en su propio interior.

Cuando este ejercicio se hace, CON AMOR, es porque hay un deseo apremiante de transmitir las joyas que uno ha encontrado en ese ejercicio introspectivo, para beneficio de los demás.

De esta manera, el enseñante, en sus horas de soledad, explora los recovecos de sus propias preguntas e inquietudes en relación al tema que tiene que explicar. Es un ejercicio que comienza por ayudarle a él mismo, le hace realmente avanzar, porque no acumula información, sino gemas preciosas en su interior para repartir.

Después viene la transmisión, que no puede ser una lectura de un texto, sino una APERTURA GENEROSA DEL ALMA hacia los demás.

Pausadamente, se insinúa, se sugiere, se pregunta, se incita al estudiante a encontrar también respuestas por sí mismo.

De esta manera y no de otra es como la Mágica Cadena de la Transmisión Viva de las Enseñanzas supera el paso de los siglos, y vence al Tiempo.

¿Le negarás a tus “pequeñuelos” ese esfuerzo?

jueves, septiembre 28

La Ceremonia de la Extensión de la Cuerda y el Curso de la Vida

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La Ceremonia de la Extensión de la Cuerda y el Curso de la Vida

Todo está vacío, hay un desierto sin límites, un océano sin fondo, un tiempo infinito…

Entonces no había ni inexistencia ni existencia;
Ni el reino del espacio, ni el cielo más allá;
¿Qué se agitó? ¿Dónde? ¿Bajo la protección de quién?

Entonces no había muerte ni inmortalidad;
Ningún signo distintivo de día o de noche;
Aquello respiraba, sin aliento, por impulso propio;
Aparte de eso, no había nada más allá.
(Rig Veda, Himno de la Creación)

…Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas.
(Génesis 1:3)

Yo, el rey, el Faraón, avanzo, estable y poderoso, en las arenas del desierto infinito, nada hay tras de mí, nada enfrente. Seshat, la de las Medidas Sagradas, me acompaña. Planto la estaca de madera, alzo mi vista al firmamento, fijo mi ojo en las Estrellas Imperecederas, y extiendo la Cuerda. El terreno ha sido circundado, el espacio sin límites ha sido acotado, el lugar para el nacimiento del Templo ha sido establecido.

Así, una y otra vez, cada vez que se crea algo, cada vez que se establece un templo, o un ser humano… el número, la medida, el espacio señala los límites y pone en acción el nuevo ser. Así me dijo el sacerdote sabio, yo fielmente le he escuchado, pues espero una nueva vida en mi interior…

El Nombre, no tengo que olvidarlo, porque también es importante, hay que registrarlo en la “Casa de la Vida”, para que su nombre empuje al Ka, y le alimente con su energía.

Durante varias lunas su nuevo cuerpo se ha ido formando dentro de mí. Durante la primera luna, me contó el sacerdote, apenas era una sustancia gelatinosa, una piedra blanda. Durante la segunda luna formas como de árbol, ramificadas, se expanden por todo el ser, pues como los mismos vegetales está creando en su interior el sostenimiento de su vida. A la tercera luna, abandonada ya su forma de pez se ha revestido de las formas de los animales terrestres que yo conozco. Ya ha nacido tres veces en mi interior, como piedra, como árbol, y como animal.

Ahora viene la etapa más difícil, por eso tengo que tener mucho cuidado, tengo que mantener mi mente pura, y acercarme a los dioses, pues mi niño empieza a ser humano, cada vez más su cuerpo se perfecciona y completa, madura y se prepara para nacer al mundo y respirar por primera vez el fluido aire externo.

Dotado como los animales de un cuerpo, sin embargo sólo es una promesa de hombre. Hay que educarlo, hay que sostenerlo hasta entonces.

Su cuerpo, “Khat”, es perecedero, un día lo tendrá que abandonar, y entonces será como esos peces del río, que apestan pasados unos días en el mercado, fuera del agua de vida.

Pero tendrá un nombre, y por eso será “alguien” que viva en la Tierra Amada….

…Su fuerza, su “Ka”, crece cada vez que lo llamo, nació con él, es su doble compañero, a veces en la noche lo entreveo como neblina alrededor de su piel. Es quien enseñó a su cuerpo, quien lo modeló y quien mantiene sus miembros juntos y fuertes. Con los años, sé que se irá debilitando, y conforme se acerque el final del tiempo acordado, entonces mi pequeño, que será ya viejo como yo misma, comenzará a debilitarse junto a él, perderá su forma poco a poco, la forma que el dios Khnum, el alfarero, le dio junto a su amigo doble, su Ka. Dirán que está viejo, dirán que las arrugas así lo proclaman, pero quien realmente se cansó fue su hermano invisible, que retirándose poco a poco anuncia su partida…

…Con el paso del tiempo (ya tiene 7 años) ha aprendido a pensar, a razonar, a usar las palabras correctas, ahora aprende a escribir, aprende a calcular, sabe medir las distancias y contar el ganado. Su corazón late en las palabras, refulge en sus ojos, es inteligente.

Tiene el corazón celeste “Ib”, el de su madre celeste, Mut, la madre de todos, la que tenía cuando todavía no había descendido al regazo de esta su madre de carne y hueso, aquí en la Tierra Amada. Es el corazón que trae, pero ahora también tiene otro corazón, se llama “haty”, porque ha aprendido todas esas cosas que he dicho, y es valeroso, entusiasta, alegre, es su otro corazón, el corazón de las múltiples transformaciones aquí en la vida, el de los sobresaltos, el del miedo y de la cólera, el de la alegría y la risa, y del amor…

Ahí, encerrado en su corazón, hay un pajarito, su Ba, que asciende y desciende, lo veo en sus ojos, sube hasta arriba con su bondad, con su amor a los dioses, revolotea alegre en la vida, y da lo mejor de sí mismo, noble, leal, valiente… Pero hay días en que me mira con los ojos vacíos, en que se rebela, se vuelve tirano, y a veces hasta malvado, su egoísmo lo delata, entonces salen palabras crueles de su boca que me hacen daño, se olvida de los dioses, y el mundo ya sólo existe para su capricho. El corazón Ba, el pajarito Ba, se ha hundido y ha descendido incapaz de volar por culpa de la Sombra que vive junto a él en el interior de su corazón, la que le dicta las malas palabras, y vuelve torvos sus ojos…

….Hace tiempo que ya no vivo con él. Le dejé sólo y marché a la Tierra del Silencio, a la Tierra Secreta del Amenti. El no lo sabe, pero sigo observándole desde allí, el amor de madre lo puede todo.

Ha crecido en virtud y en obras, es un hombre fuerte y sereno, su pajarillo Ba cada día pugna por salir de los estrechos confines de su corazón. La Sombra, asustada por su fulgor, se refugia en un rincón, pues sabe que cuando el corazón Haty se rompa, cuando ya no haya más conciencia de las múltiples transformaciones de este mundo, sus días estarán contados, pues estoy segura que el pajarillo Ba de mi niño volará entonces libre hacia arriba, y desde su tumba subirá hasta el cielo.

Allí le espera, para acompañarle el Espíritu glorioso Akh, aquel que vive en el Horizonte Luminoso Akhet. Es también el mismo que me acompañó a mí hasta los Campos de Ialú, el Amenti, al Reino del Silencio, oculto para los vivos, pero lleno de paz y felicidad para el Bendito que ha hecho su camino hasta estas orillas…

…Su corazón se ha parado. Su cuerpo se ha quedado rígido, pero no estoy triste, es el cascarón que deja atrás mi niño pajarillo querido. Le espero ansiosa, después del sueño de la muerte, despertará cercano a mí, allí estaré, y vendrá acompañado por Aquél Ave que traspasa los siglos, la misma que a mi me trajo, juntos volaremos entre sus Alas Celestes, hasta que otra vez, una vez más, bajemos a la Tierra Sagrada, a nuestra amada Ta Meri, el Egipto de nuestros sueños, que existe allá donde haya Verdad y Amor.

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sábado, septiembre 16

El Estoicismo Oriental - Introducción

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El Estoicismo Oriental

La Caña que se rompe y la Caña que se dobla.

Como escuela filosófica romana, el estoicismo tiene su lugar claro en la historia, precisamente en un momento de decadencia del Imperio Romano, en el que ya se anunciaba su final. Por esta misma razón, por nacer y desarrollarse en ese tiempo especial, no es extraño que se convirtiese en una doctrina “refugio”: representaba el mástil donde sujetarse en mitad de la tormenta.

Ya había pasado el momento de las especulaciones metafísicas abstrusas y refinadas, ahora se trataba de encontrar soluciones prácticas e inmediatas.

El Estoicismo ha vuelto hoy, retorna de nuevo y cada vez son más sus seguidores. Consciente o inconscientemente sabemos que también esta es una época de naufragio, donde ya no hay casi ningún mástil al que sujetarnos, todas las formas tradicionales de pensamiento y acción se están hundiendo una tras otra.

Otros, sin embargo, consideran nuestro tiempo como original, innovador, aunque en realidad de escasos vuelos. Se trata de modas de pensamiento que no alcanzan siquiera la altura humana, y mucho menos consiguen dar soluciones a los enigmas eternos de la existencia.

No es pues de extrañar que, como en la Antigua Roma, a finales del Imperio, aparezcan las señales de desorientación, y la necesidad de buscar en las doctrinas de origen oriental, el último resto y refugio más o menos desvirtuado de la espiritualidad.

La diferencia consiste en que en Oriente, en el pasado no tan remoto, existía y manaba desde allí un venero oculto de Sabiduría. Hoy, la llamada civilización occidental, por llamarla algo, sin horizonte metafísico alguno, plana y vacía, se ha extendido a todo el planeta. Oriente, por tanto, se ha vuelto Occidente, y el acceso a sus tesoros es aún más opaco e incluso totalmente oculto. Hoy, viajar hasta allí es perderse entre miles de turistas que con su ruido ensordecedor han adulterado una forma de existencia. Por tanto, ya no se trata de peregrinar a tierras lejanas, ahora tan contaminadas como las nuestras, sino del viaje interior, de aprender a penetrar en los lugares desconocidos de nuestra personalidad, y al mismo tiempo emprender la búsqueda de las tradiciones filosóficas aún vivas.

En realidad la peregrinación fue siempre así: el viaje al interior, mientras el alma se ensimismaba en un viaje sagrado externo, lleno de símbolos que recordaban constantemente al viajero aquello que buscaba.

Por eso, en nuestro siglo de desconcierto, también vuelve la Filosofía, o sea el Amor por la Sabiduría y también los desesperados amantes de la misma. Desesperados, porque hoy, más bien se diría, que la Filosofía ya no es el Amor por la Sabiduría, sino la necesidad imperiosa de la Sabiduría y, sus amantes, se han convertido en los frustrados amantes de la sabiduría, pues no encontrándola en lugar alguno, han tenido que bucear llevados de la mano de Maestros en el interior de ellos mismos, el último refugio.

Hay que empezar pues por lo más simple, que también a veces es lo más dificil: la Actitud Estoica. Lograrla no es sólo un esfuerzo de la Voluntad, aunque este es un ingrediente necesario. Es también un entendimiento del mundo, una manera de acercarse al mismo.

Porque lo difícil no es mantener el esfuerzo continuo por ser estoico, sino fijar claramente en nuestra mente los principios de la existencia, que lo facilitan:

  • Transitoriedad: pues ni la peor de las torturas es para siempre.
  • Apariencia: en este mundo ilusorio, nada es lo que parece, ni siquiera nosotros mismos.
  • Reencarnación: o mejor, el sentido de inmortalidad, de la vida que continúa, lo trascendente hecho vida.
  • Hermandad: porque nadie se “salva” sólo, todos caminamos juntos.
  • Servicio: en aras de la Humanidad, en vez de servir a los poderosos.

Si solo nos basamos en una “voluntad de hierro”, en una mera disciplina estoica de fortaleza, seremos como la caña que ante el viento fuerte se rompe. Si, somos capaces de integrar todo lo señalado anteriormente, elevando así nuestra visión del mundo a través de los principios enunciados, entonces seremos la Caña de Bambú, que incluso ante el viento más fuerte sabe adaptarse y superarlo, e incluso aún mejor, cañas vacías del ruido mundanal, que permiten el paso del viento del espíritu.

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miércoles, septiembre 13

ESTOICOS EN EL SIGLO XXI - Felicidad o Serenidad

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¿Felicidad o Serenidad?

En medio del caos de la sociedad en la que vivimos, que en cierta manera nos recuerda también a la caótica sociedad romana de finales del imperio, mantener activa una filosofía estoica personal se nos ofrece como una solución protectora ante los embates de la vida.

Aunque dicha filosofía occidental tiene su origen en la sociedad romana y sus antecedentes en Grecia, sin embargo nos centraremos más bien en la “actitud estoica” atemporal, sin una relación con ninguna escuela o época particular, pues como veremos esa forma de filosofía ha sido prácticamente universal.

Precisamente, es un signo de maestría personal saber adoptar una cierta actitud de indiferencia, o permanecer imperturbable, en las peores circunstancias. Adquirir tal cualidad sería uno de los mayores bienes con el que podríamos dotar nuestra alma.

¿Felicidad o Serenidad? Ser o No Ser

Ante el dolor que nos acosa, consciente o inconscientemente siempre vamos a la búsqueda de la felicidad, del momento de alegría y placer asociado a ese estado. Pero la felicidad no es planta de este mundo, su cultivo es como el de esas plantas de supermercado que tras pocos días perecen marchitas a pesar de nuestros cuidados. Ante el fracaso en la obtención de la felicidad y su reemplazo subsiguiente por un equivalente de dolor, la reacción automática e instintiva es la misma que la del drogadicto, intentamos desesperadamente encontrar una nueva dosis de “felicidad”, o más bien de olvido de ese dolor. Y cada vez las dosis requeridas son mayores, ya no basta con una vacaciones, o un viaje placentero, o conseguir el “amor de nuestra vida”, que nunca dura, o la celebración báquica, o los ágapes fastuosos en el último restaurante de moda, etc.

En Medicina, en la buena medicina, la enfermedad se ataja de manera certera si conocemos sus causas y el remedio oportuno. Lo demás lo consideramos placebo, o gotas milagrosas que nunca curan nada.

El dolor del mundo surge de la “Carencia”, de la constatación de que algo nos falta. Y no sabiendo qué es, intentamos llenar ese gran agujero insaciable, ese hueco aterrador, el gran Agujero Negro de nuestra alma, con miles de cosas, que nunca consiguen satisfacer su apetito insaciable. El Alma Inmortal, que no tiene sexo, ni color, ni es más alta o más baja, ni es americana ni africana, al nacer adopta una forma, un lugar, una cultura, una religión, un sexo, etc. Y cuando se es mujer, no se es hombre, y cuando se es africano no te dejan entrar en América, y si eres cristiano, no eres musulmán, y si eres norteño, no eres sureño, y si naciste en el Renacimiento, no eres ciudadano del siglo XX.

Nacer al mundo es siempre una definición y, por tanto, una carencia. Ciertamente, acabar con la Carencia sería la solución, en ello consiste el camino señalado por los Sabios del Pasado, de los que hablaremos más adelante en artículos siguientes.

Pero mientras tanto, tenemos otra medicina, un paliativo, un remedio provisional: la “Serenidad”. Ahora bien, la verdadera Serenidad, la que resulta del reconocimiento de nuestra carencia y su solución verdadera, no es fácil de alcanzar, mientras tanto podemos aplicar la “Serenidad” sustitutiva en este mundo, como fuerza de voluntad, como indiferencia calculada, ante las pulsiones del mundo. Ahí es donde surgen las filosofías estoicas, que poco a poco, endureciendo nuestra alma frente a los ataques, permite que ésta deje de balancearse desde el dolor a la falsa alegría, para adquirir un cierto equilibrio sereno, cercano a la Paz.

¿Y de qué otra manera se llama la Serenidad en Acción? Estoicismo. La felicidad no es planta de este mundo, pero la Serenidad está a tu alcance, la serenidad no es vacío mental, inacción, o dejarse llevar, sino un control interno, que permite una actuación directa e inmediata en el entorno. Pero veamos cómo ha sido tratado este asunto en otras épocas, y desde otras perspectivas.

Preservar y Conquistar: Oriente y Occidente.

Una de las principales diferencias entre la filosofía y psicología de Oriente y de Occidente es precisamente el tipo de actitud estoica que se adopta. Para el oriental en general lo más importante es “preservar”, mientras que para el occidental es “conquista y progreso”.

¿Qué actitud sería más estable, más serena, más envidiable?. A primera vista, Oriente tiene mucho que decir, la introspección, la meditación cerrando los ojos ante el mundo externo, es una de sus tendencias generales, se trata siempre de la valoración de la vida interior sobre la vida exterior, de preservar lo íntimo frente al cambiante mundo.

Precisamente, en las filosofías de la Antigua India se hace énfasis en el auto-control, en la paz interior, en el desapego del mundo y sus objetos en general. La austeridad del asceta, posee rasgos paralelos a la austeridad preconizada por los estoicos occidentales, y es más cercana aún a la de los cínicos, a los filósofos de los que se decía que vivían como los perros, no necesitando de casi nada.

En el vedantismo hindú encontramos el modelo de vida del sannyasin, la vida del eremita retirado al bosque, como forma última e idealizada de alejamiento de la sociedad, para encontrar así un camino de acceso y contemplación de la divinidad.

Pero precisamente ahí radica una de las diferencias fundamentales, porque para el oriental se trata sobre todo de una negación del mundo, un apartarse del mismo que le permita acceder a planos superiores sin interferencias.

Sin embargo, en el estoicismo occidental, ser estoico se trata de una forma de control personal, pero también de integración con el universo, de confianza en la justicia y leyes de la Divinidad, que le permite actuar en el mundo, como ciudadano del mundo, sin que éste perturbe su serenidad interior.

El oriental quiere ver a través de Maya, de la ilusión y del espejismo que nos rodea, para contemplar de frente la Realidad, por eso se aleja del círculo de lo creado, para refugiarse en lo eterno e increado. El estoico occidental percibe también lo divino en el mundo, pero manifestado como Orden, Verdad y Belleza. Es una Verdad que hay que descubrir en las mismas Leyes Naturales y que generan Confianza, facilitando en el plano humano el dominio de las pasiones, que es el único obstáculo real para acceder a la contemplación divina a través y en medio del caos.

El Estoicismo del Bhagavad Gita.

Más cercano al concepto occidental, el Bhagavad Gita nos presenta el ideal del noble guerrero Kshatriya. La idea fundamental arranca al comienzo de este libro místico y práctico al mismo tiempo: se trata de la Inmortalidad del Alma, de su permanencia inalterable frente a todos los ataques del mundo externo, y además, como complemento necesario, lo que prima es el reconocimiento del Deber Propio de cada uno, el cual tiene que ser llevado a cabo sin concesión alguna a la personalidad perecedera.

No obstante, como en la filosofía vedantina y en los Upanishads, y como en casi todas las escuelas filosóficas hindúes posteriores, esta actitud se fundamenta en la Transitoriedad esencial e Ilusión de este mundo, es decir el Universo de Maya, de las apariencias, donde nada es real.

Sin embargo, en el estoicismo occidental la actitud es diferente, se acepta el mundo y partiendo del mismo se busca la mejora y reforma de la esfera humana, de la sociedad y del individuo ajustando su comportamiento a las Leyes Naturales. Se busca ser un individuo, ser equilibrado e indiviso, para luego convertirse en ciudadano virtuoso del mundo.

Continuará

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