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martes, noviembre 21

La Maldad III - Satán y la Entropía Universal

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Satán y la Entropía Universal

Todo en el Universo sigue leyes uniformes, hasta donde podemos colegir. Como en una gran tacada de billar, desde el Big Bang, todas las energías, tiempo y espacio, se despliegan incesantemente, al unísono, siguiendo el programa establecido.

Las grandes leyes de la física determinan lo que ha de ocurrir, la materia desarrolla sus potencialidades, en sus infinitas variaciones, pero dentro de los límites establecidos.

Algunos científicos especulan incluso con la idea de que si hubiese habido incluso pequeñas variaciones en algunos de los parámetros físicos iniciales del desarrollo de nuestro universo, la vida tal como la conocemos no habría existido, y la existencia del hombre hubiera sido imposible.

Algunos extraen de esto último la idea de la existencia de un Dios extra cósmico, que diseñó las cosas para que fuesen así. Sin embargo, a mi parecer este “Universo” es de por sí bastante misterioso como para tener que inventar ningún agente externo operando sobre el mismo.

Así, la Gran Tacada de Billar, se desarrolla imparable, homogénea, ineludible y uniforme.

Pero…

En el mismo seno del Universo, surge la Vida, o mejor dicho, dado que la vida está presente hasta en un átomo, surgen los primeros atisbos de Conciencia y de vida independiente, que incluso está en lucha contra los parámetros determinantes del Universo.

Si un científico me dice que “eso ya estaba previsto, ya que son leyes inherentes de la naturaleza”, le daré toda la razón. Pero justamente en eso consiste el Misterio: ¿un universo mecánico, todo establecido y sujeto a leyes, en el que surge… Satán?.

No se me asusten, que no soy seguidor de las diabluras teológicas. Satán, en las antiguas teogonías, es el descarrilamiento de todo lo establecido, el disruptor. Es un símbolo del poder de la vida consciente que se rebela contra la tiranía de la materia ciega.

En el Antiguo Egipto, por ejemplo, era Seth, el hermano oscuro del brillante Osiris. A diferencia de sus hermanos, Seth nace rompiendo violentamente el costado de su madre Nut, el cielo. Su jeroglífico significa también violencia, sorpresa, tormenta, disrupción, disturbio.

Satán es también en la Biblia quien rompe la angelical y pasiva vida del primer ser humano, el Adán-Eva andrógino, quien era un ser sin otra esperanza que vagar por un jardín, sin inteligencia y sin libertad como un semi autómata. Pero el Adversario (eso significa  Satán), quien según la propia teología es ministro del Altísimo (El-Elyon en la Biblia no traducida), o sea, el agente encubierto de la divinidad, es quien se opone a los planes del celoso Jehová, aquel dios menor que formó al hombre de barro (físico) pero no le dotó de inteligencia. 

El Adversario es quien se encarga de ello, de abrir las puertas de la conciencia al hombre en ciernes ofreciéndoles el conocimiento, la Sabiduría de la manzana, aunque suponga perder el jardín de la infancia, para salir al mundo, a sus batallas, a sus esfuerzos, a sus conquistas y a sus derrotas, en definitiva a ser realmente un Hombre, y no un autómata.

En el “Paraíso Perdido” de John Milton se describe con estas características a Lucifer y su ambición de despertar por sí solo a la conciencia, incluso a través del sufrimiento:

“Aquí podemos reinar con seguridad, y, según mi parecer, reinar es digno de ambición, aunque sea en el Infierno; vale mas reinar en el Infierno que servir en el Cielo…”

…Denme la libertad para saber, pensar, creer y actuar libremente de acuerdo con la conciencia, sobre todas las demás libertades…

…Todos los caminos me llevan al infierno. Pero ¡Si el infierno soy yo! ¡Si por profundo que sea su abismo, tengo dentro de mí otro más horrible, más implacable, que a todas horas me amenaza con devorarme!…

El Abismo que lo amenaza es la Ignorancia, y su propia rebelión contra ella. Es su desafío, es su guerra, su tormento, y su gloria.

El Aburrido Universo que sigue las Leyes Inexorables de la Entropía y la Inercia, de repente ve truncado sus planes. ¿O acaso estos eran sus planes ocultos?¿No estaba quizás programada la rebelión en sus leyes ocultas?

La Vida pasiva e inerte del átomo, se convierte en el Satán-Adversario, o sea esa inteligencia humana insaciable de conocimiento, de sed de dominio por el mundo, que inexorablemente le llevará al Conocimiento de Sí Mismo, y al Dominio de Sí Mismo.

En el Big Bang todo es expansión hacia afuera, pero la aparición de la inteligencia hace que los seres más avanzados comiencen a implosionar hacia dentro, a lo más interno del ser humano y de todos los seres inteligentes. ¿Quizás el Universo entero no sufre un proceso similar? ¿No es acaso el Logos Creador de las tradiciones un esfuerzo para conocerse a Sí Mismo? Quizás en eso consiste toda la evolución, en un Salir hacia Afuera, para finalmente Retornar tras millones de años al Centro de Sí Mismo.

Entonces, el Logos, la Luz de la Inteligencia, tuvo que manifestarse primero hacia afuera, para conocer el mundo, y luego verter su Luz al Interior. ¿No es acaso ese el significado de “Lucifer”, el “Portador de la Luz”?

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domingo, octubre 29

La Maldad II - La Caída

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La Maldad II

La Caída

Nota previa: Es difícil escribir estos artículos, cuando a unos cuantos kilómetros, están siendo asesinados miles de personas y niños. La Maldad, o sea el desvío de la inteligencia humana hacia el puro egoísmo y crueldad, es de lo que trata este artículo, pero todo tiene un origen y una explicación, las cientos de guerras, las masacres indiscriminadas, los abusos intolerables a lo largo de la historia, tienen y deben tener una explicación y una solución, pero hasta que ésta llegue, tenemos que hacer todo lo posible para que esa violencia no penetre en nuestro espíritu.


La explicación habitual de las iglesias cristianas hacen de Adán el primer hombre consciente, posteriormente surgirá Eva (madre de los vivientes); luego describe la Caída del Hombre culpando a la Serpiente (Satán) como instigadora para que Adán y Eva desobedecieran a Jehovah, comiendo la manzana del Árbol del Bien y del Mal. Eva desde entonces es maldita, para la civilización cristiana, como introductora pecaminosa de la Caída del hombre.

Habitualmente se entiende por la Caída el acto de desobedecer y “comer de la manzana”, o sea el despertar y uso del sexo.Las consecuencias sociales e históricas que ha tenido y sigue teniendo es el resultado de esta interpretación perversa de los teólogos.

Claro que, para empezar, habría que señalar una “pequeña” contradicción: Eva concibió después de que fueron expulsados del paraíso. O sea, tuvieron sexo (conoció) después de la Caída, por tanto no es lo mismo, sino que la Caída tiene que consistir en algo diferente.

Génesis IV: “Adán conoció a Eva, su mujer, y ella concibió y dio a luz a Caín”

Y Caín, después de matar a su hermano Abel, se fue a la tierra de Nod donde tomó mujer. Se supone que Adán y Eva y sus dos hijos, eran los primeros y únicos seres humanos, ¿o es que había otros seres humanos o semi-humanos en otras tierras?

Génesis 16: “…Caín salió de la presencia del Señor y habitó en la tierra de Nod, al oriente de Edén. Y conoció Caín a su mujer, y ella concibió y dio a luz a Enoc…”

La Otra Tradición:

En casi todas las naciones de la antigüedad encontramos leyendas acerca de los primeros seres humanos. Estos son descritos como andróginos.

Platón en su diálogo titulado “El Banquete”, hace mención de este origen andrógino de la humanidad.

La Androginia (no sexuado), que no hay que confundir con el hermafroditismo (bisexuado), es un símbolo de identidad religiosa suprema, de ahí que muchos dioses clásicos adoptan esa forma. Representa la fuerza y la elevación absoluta, la unión de los opuestos, o mejor dicho la superación de los mismos.

En los Upanishads Shivaítas, el primer ser manifestado como persona, Átman, sintiéndose solitario, se divide a sí mismo en masculino y femenino.

El Gnosticismo señalan a Adán como andrógino, porque contenía en sí todo el misterio de la totalidad primigenia.

En el Génesis hebreo, se dice:

“Dios creó al hombre a su semejanza, macho y hembra los creó” (1:27).

Porque Jehovah, la entidad creadora, que no es el Dios supremo, tal como lo entienden las religiones, sino el dios tutelar y tribal judío “Iohevah”, o sea “iod” (membrum virile) en “heva” la matriz. O sea, se trata del dios lunar que rige los nacimientos, siempre bajo la tutela de la Luna, es el dios macho y hembra señor de la concepción y generación, que no hay que confundir con el “Elyon”, o el Dios Altísimo, según la biblia.

Ese ser Andrógino, el primer Adán, que según la tradición habitaba en el paraíso, o sea aquel lugar fuera del tiempo y el espacio, lleno de belleza y pureza, pero en el que el ser humano primigenio carecía de todo conocimiento e inteligencia; Adán necesitaba adquirir esa cualidad, la Mente que le permita adquirir la experiencia del mundo, y la conquista de sí mismo.

En el proceso natural evolutivo, estaba predeterminado la separación de los sexos, como puede observarse en toda la naturaleza animal.

La Biblia dice que Jehovah tomó una costilla de Adán y con ella creó a Eva. En realidad el texto original dice que Jehová creó a Eva a partir “del costado ─o lado─ de Adán (el andrógino)”, o sea que lo divide en dos, lateralmente o en partes iguales los divide por el costado. A partir de entonces Adán ya no es el andrógino de los primeros capítulos, sino el Adán macho, y la Eva hembra.

Tsela (צלע): costado, lado, hoja de puerta, ala de un edificio, cámara o aposento lateral. En ningún sitio a lo largo de toda la biblia dicho término es usado en el sentido de “costilla”

La Serpiente del “Mal”

En realidad se trata de la Serpiente de la Sabiduría, pues qué mal cabe en ofrecer el conocimiento. La leyenda bíblica hace referencia fundamentalmente al “paraíso” como la época de la inocencia, es decir, cuando la humanidad todavía no había adquirido el conocimiento y la inteligencia, o sea la niñez de la humanidad; ciertamente inocente pero carente al mismo tiempo de conciencia y voluntad propia. Para que el ser humano evolucionase, hasta convertirse en un Ser realmente superior se necesitaba dotarle de Inteligencia.

El árbol del “Conocimiento del Bien y del Mal”, no está situado en ningún jardín hipotético, sino en el Centro mismo del ser humano, está en el interior del ser humano, en sus capacidades y posibilidades.

El nombre de dicho árbol mítico, traducido habitualmente como el “Árbol del bien y del mal”, es una traducción torcida, pues en realidad “tov wa-ra” (טוֹב וָרָע) o “bien y mal” es una expresión fija que denota “el todo”. Es el “Árbol de Todo el Conocimiento”, lo que el hombre necesitaba en ese momento evolutivo. A partir del mismo, según se dice en varias tradiciones, el ser humano podría conquistar la Inmortalidad. Se trata de una leyenda parecida en cierto modo a la del Árbol de las Hespérides, las que producían manzanas que daban la inmortalidad.

En el medio del jardín (= el estado inocente del hombre) había otro árbol, ese otro era conocido como el “Árbol de la Vida”. Al igual que el otro, está en el interior del ser humano y ES el mismo ser humano. Pues a través del conocimiento, un árbol se infunde en el otro, se regenera así y de esta manera el árbol de la Vida física se transforma en el Árbol de la Vida Inmortal.

Todo tiene un precio, y abandonar la niñez, convertirse en adulto, requiere abandonar la inocencia, y arrostrar los peligros de la conciencia madura; ésto es lo que marca Ley de Necesidad. Significa pues adentrarse en el mundo de las falsas apariencias, de las pulsiones, que hay que aprender a dominar, y de los deseos que nos atrapan, en definitiva es CONOCER y VER detrás del cristal oscuro lo que subyace en la Realidad.

Es pues el Mal necesario, que no es más que uno de los dos aspectos del Juego de la Creación.

(Continuará, “El Mito de Satán y Prometeo”)


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jueves, octubre 26

LA MALDAD

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LA MALDAD

No estamos hablando simplemente de lo malo y lo bueno, que hasta cierto punto es opinable. La Bondad es el arquetipo del Bien encarnado en los seres vivos, mientras que la Maldad es la manifestación en los seres humanos del Mal.

Dicho así es muy simple. Tratemos de refinar un poco más nuestra búsqueda. El Mal no existe como una entidad autónoma, como una especie de sombra oscura que planea sobre los hombres, ni tampoco es un ser abominable, llámese Satán o cualquier otro nombre de esas deidades imaginarias del infierno, ese lugar así mismo imaginario.

Para entender bien qué es la maldad, primero tenemos que hablar del mal. Y para hablar del mal tenemos que definir qué se entiende por el bien.

En las tradiciones de la Antigua Sabiduría, el Universo, manifestación viva del Logos, o el Pensamiento Divino, es en sí mismo un Ser en evolución, un ser constituido por infinitos números de seres.

Primera aclaración: ese “Pensamiento divino” no es el resultado de un Ser que piensa sentado en su trono, no se trata de ningún dios personificado, sino la expresión (λόγος) o sea la “palabra, discurso y razón”, tambień relacionado con “ley” (latin: Legus). En otras palabras, son las condiciones dirigidas y planificadas de esta manifestación del universo, y digo ésta porque otros universos han precedido, según la tradición, a éste, y otros se desarrollarán mucho después.

Este Logos se manifiesta periódicamente, como rayo que se origina en lo Desconocido, lo que en la India llaman Parabrahman (o sea, lo que está más allá ─para─ de Brahmâ, el universo manifiesto)

Para los que piensan de sí mismos que son materialistas, que no existe otra cosa más que lo que puede verse, tienen que reconocer que más allá del Big-Bang, la teoría de moda, había algo, algo que no podemos definir con nuestros métodos científicos porque éstos y sus instrumentos, habiendo nacido en este universo no sirven para medir, tocar, sentir, percibir lo que no está dentro del mismo.

También cada ser humano es un Big-Bang, nace sin saber quién es, ni quién fue, ni quién será. Cada existencia humana es un pequeño universo que nace y muere. A menos que sus facultades espirituales o intuitivas le permitan tener vislumbres de ese otro terreno desconocido.

Todos, salvo los psicópatas empedernidos, tenemos cierto sentido de eso que llaman el Bien, la Verdad y la Justicia. Tengo una querida amiga, que se define agnóstica, pero entre toda la gente que he conocido en mi profesión es la persona más generosa, más dispuesta a pelear por los demás, por ideales humanistas y de defensa de la Justicia. Aunque alguien lo niegue, esa es una prueba que va contra la Materia sin sentido. Porque la sensibilidad hacia los demás, incluso en contra de nuestros propios intereses egoístas, es la mejor prueba de la existencia de valores que trascienden la pequeñez del ser humano.

Claro está que para las almas nobles, que sienten dentro de sí esos valores, hasta el punto de dedicar sus vidas a ello, el dios que nos plantean las religiones, el Ser Todo poderoso (aunque incapaz de mover un sólo dedo para evitar el genocidio de los inocentes) es un muñeco, y nada más, un espantapájaros sin sentido, que algunos agitan en su ignorancia para asustar a los otros, para sentirse así menos solos en su camino de locura.

Pero aquí no estamos hablando del dios espantapájaros, sino del Bien, la Verdad y la Justicia, y la Belleza, los Arquetipos inspiradores que apelan a los más profundos sentimientos del alma humana.

Y fijaros si son reales, la fuerza tremenda que tienen, que hacen que los seres humanos capaces de sentirlos en su interior, luchen por esos Ideales pagando incluso con su propia vida.

Las modas pasan, las ideas políticas y sociales cambian, han cambiado y cambiarán, pero el fuego que siente un ser humano, en cada época, en cada lugar, por hacer brillar la Verdad que él puede concebir, la Justicia que él puede desear, eso no pasará.

Y esa, y no otra, es la Fuerza del Espíritu, ese es el Mensaje del Logos, del Dios “Síntesis”, que representa las Leyes y el Destino de este Universo.

Y de Parabrahman, o sea de lo que está más allá de este logos-universo, nada podemos decir, salvo que es la Raíz sin Raíz del mismo, según la tradición.

¿Entonces a qué llamaríamos el Bien? Hasta los materialistas tendrán que reconocer que el Bien es la culminación propia de toda Evolución, otra Ley de este Universo. El Bien es aquello que nos acerca a nuestro propio destino evolutivo, el bien es lo que hace que de la crisálida surja la maravillosa mariposa que un día fue gusano, el Bien hace que pueda haber Derechos Humanos, surgidos de un deseo no sólo de Bien sino de Fraternidad, un componente del mismo. El Bien, hará que un día los seres humanos sean realmente hermanos, que busquemos lo mejor. No os voy a decir qué es lo mejor, porque cada época y cada ser humano lo consideran de manera distinta. Simplemente imagina que estas Navidades que vienen pudieras pedir ya sea a Papá Noel, o los Reyes Magos, o a quien tu creas, lo mejor que puedas pedir, lo mejor que puedas concebir para todos, imagina una Humanidad Ideal, un Amor Fraternal entre todos los seres humanos, avanzando en la estela del Universo con velas en la mano y cantando sólo Himnos al Bien.

Quizás la oruga piensa que va a morir, y de hecho muere, todas las orugas lloran a la desaparecida en el interior de su tumba-crisálida. Quizás por eso mismo, el dolor de la existencia, las muchas cosas que nos pasan, y que contemplamos como el Mal, sean los pasos necesarios que haya que dar para convertirnos en seres alados.

Primera conclusión: el Mal no es siempre lo que pensamos, también es la sombra del Bien, o sea la necesaria proyección oscura en este universo, para que el Bien pueda aparecer. Éste sería el Mal metafísico, el necesario aspecto de la evolución, que se manifiesta en la lucha.

Pero la maldad es diferente, porque es el Mal encarnado y hecho dueño del pensamiento de un ser y dirigido contra los demás seres, sin otro propósito salvo el de hacer daño.

Los mitos y viejas historias que perduran a través de los milenios contienen enseñanzas profundas, el viejo “Mito de la Caída”, o sea del descenso de los seres humanos a un estado inferior de conciencia, tratan de la raíz misma del Mal. Algunas religiones han hecho de ese mito una justificación para la existencia de ellas mismas. Así la Caída de Adán, justifica la caída de todos los seres humanos en las garras del mal, y la necesidad de una Salvación a través de dichas religiones.

Analizaremos en los próximos artículos el Mito de la Caída y el Mal, tanto en la Biblia, como en el Antiguo Egipto, y otras culturas clásicas, quizás podamos encontrar algunas claves fundamentales.