viernes, febrero 24

LAS HUMANIDADES PREVIAS - 2

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DESCENSO DEL HOMBRE SEGÚN EL KANGYUR TIBETANO I

Resumiendo el anterior artículo, los registros ancestrales del llamado Libro de Dzyan hablan de una Oleada de Vida, que llega a su etapa humana actual a través de un largo y complejo peregrinar previo. Dicha oleada cuando comienza a manifestarse en nuestro planeta como seres humanos lo hace a través de un proceso gradual de manifestación desde lo sutil hasta lo físico denso.

Paralelo a dicho proceso humano, también la Tierra fue conformándose poco a poco tal como la conocemos, y el magma líquido original fue endureciéndose dando origen a la corteza terrestre y tomando forma las placas continentales.

Todo el conjunto de éstos mecanismos fueron descrito en los comentarios a dicho Libro de Dzyan realizado por ciertos Maestros a través de su comunicación y enseñanzas con algunos corresponsales europeos durante el siglo XIX, y posteriormente por medio de la síntesis llevada a cabo por H.P. Blavatsky. A través de ello pudo conocerse en Occidente y en todo el mundo esta antigua tradición hasta entonces mantenida en secreto. En su obra principal, “La Doctrina Secreta”, se detalla esta evolución humana y cósmica, con comentarios a las estrofas del Libro de Dzyan agrupados en dos áreas fundamentales, Antropogénesis y Cosmogénesis.

Pero como se apuntó en el artículo anterior, para el buddhismo exotérico del siglo XX, tanto de las escuelas hinayana como las del mahayana, aunque encuentran inspiradora dicha obra, no conectan dichas enseñanzas con su doctrina.

Sin embargo el mismo Buddha apuntaba a la existencia de una llamada “Doctrina del Corazón”, o doctrina interna y secreta sólo transmitida a algunos discípulos. Precisamente encontramos rastros de dicha doctrina interna en el Dulva o Vinaya (la más confiable y probablemente la porción más antigua del Kangyur), y que forma parte del canon buddhista tibetano conocido como “La Traducción de la Palabra (del Buddha)” (Kangyur), que consta de 108 volúmenes. Veamos parte de su contenido, donde el mismo Buddha relata en su comienzo la aparición del hombre en la tierra y posteriormente su propio nacimiento y vida.

Historia del Mundo desde el tiempo de su renovación hasta el Reino de Suddhodana, el padre de Buddha.

En aquellos tiempos cuando el mundo fue destruido, muchos de sus habitantes nacieron en la región de los devas ābhāsvara, y allí albergaban cuerpos etéreos, libres de toda impureza. Sus facultades eran perfectas, eran sublimes en todas sus partes, de considerable belleza y agradable color. La luz procedía de sus cuerpos; se desplazaban a través del espacio y se alimentaban de alegría, y pervivieron en estado durante un largo período de tiempo…

Comentarios: Este relato comienza en un mundo inmediatamente posterior a un periodo de adormecimiento del mundo, o destrucción, llamado “pralaya”. Los “devas” es una palabra genérica cuyo significado puede traducirse por espíritus, dioses, etc. Se refiere a las almas humanas, habitando lo que se llama el “deva-kan”, el lugar donde la mayoría de las almas van postmortem, donde las aspiraciones nobles y profundas tienen la oportunidad de desarrollarse. Se corresponde a la creencia cristiana en un Cielo, pero con la diferencia que para los buddhistas e hindúes en general es sólo un estado transitorio e intermedio, antes de volver a manifestarse reencarnado el el mundo. Si el ser humano no desarrolla ninguna aspiración metafísica, ningún impulso de bondad, de idealismo, de caridad, etc., no hay nada que pueda desarrollar o recibir, o disfrutar en ese devakan. Nosotros construimos nuestro propio descanso. En ese caso, según las creencias orientales, cuando no se ha construido nada espiritual ni moral durante la vida, el alma se encamina sin apenas interrupción a su nueva manifestación, problematizada, llena de deseos y pasiones, sin haberse purificado en devakan, y lógicamente naciendo con tendencias nada saludables.

La clase de devas, los “ābhāsvara” se suele describir en el hinduismo como una hueste de dioses menores acompañantes de Shiva, o bien a Ganesha, dios de la sabiduría y la inteligencia. Estos ābhāsvaras son también llamados los dioses gana, de donde deriva el nombre del dios elefante Ganesha. Lo interesante es que ese nombre, ābhāsvara tiene otros significados: resplandecientes, y también “apariencia”, “fantasma”, “irreales”.

Este colectivo de almas, que se manifestará en la Tierra como seres humanos en el siguiente Manvántara (Manú-antara, entre dos Manús, siendo Manú el rector de cada ciclo de la humanidad) o ciclo de manifestación, permanecen en un estado “llenos de alegría” y “libres de impurezas”, porque representa la parte más noble, limpia, e idealista de nosotros mismos, no el ser problematizado que somos la mayoría de los seres humanos. Somos nosotros mismos liberados de todo el barro que nos cubre.

Mientras tanto este gran planeta Tierra se mezcló con las aguas y las poderosas profundidades. Entonces, sobre la faz de la gran Tierra, de las aguas y los océanos que se habían entremezclado, sopló un viento que solidificó y concentró aquella rica superficie (lit. crema); al igual que el viento cuando sopla sobre la superficie de la leche hirviendo que se está cocinando, solidifica y concentra la crema, así también hizo este viento soplando sobre la superficie de la Tierra, del agua y de los océanos que se habían entremezclado, solidificándolo y coagulándolo.

Comentario: La Tierra también se encontraba entonces en un estado semilíquido, y se preparaba después del periodo de descanso para albergar de nuevo la vida. Las aguas y océanos estaban mezclados:

En la Biblia: “E hizo Dios la expansión (el firmamento) y separó las aguas que estaban debajo de la expansión de las aguas que estaban sobre la expansión.”

“Soplaba un viento sobre su superficie” dice el texto budista, lo que la Biblia describe así:

“La tierra estaba informe y vacía, la tiniebla cubría la superficie del abismo, mientras el espíritu de Dios (Ruah o Ruh) se cernía sobre la faz de las aguas” (Génesis I,2)

Lo que se traduce usualmente por “espíritu” en el texto original es Ruah, o sea el aliento, o viento, o soplo. O sea, en este caso las leyes superiores que llevan a su conclusión y evolución nuestro planeta, la Ley de Necesidad.

Así la Tierra se organiza y se solidifica (coagula) se separan las aguas y las tierras, y permite la aparición de la vida humana, vegetal y animal.

Este rocío (lit. savia de la Tierra, “prithivî-rasa”) era de un exquisito color, de delicioso sabor, agradable fragancia, de un color como el de la manteca, y sabor al de la miel silvestre.

En esta época en que el Mundo se formó, algunos de los seres de aquella región de los devas Âbhâsvara, habían cumplido el tiempo que se les había sido asignado, dignos de sus buenos trabajos, quedando exhaustos; de modo que abandonaron aquella vida y se convirtieron en hombres, pero con atributos similares a aquellos que habían poseído anteriormente.

Comentario: Tras agotarse el impulso espiritual acumulado, las almas se preparan para encarnar de nuevo. En este caso no se trata de una en particular, sino toda la Ola de Vida que va a formar la presente Humanidad en la Tierra.

“Con atributos similares”, esta frase se refiere al karma específico de cada uno, se trata de una continuación de las vidas anteriores, por consiguiente no hay nuevos méritos, sino sólo aquello que se ha logrado construir en pasadas encarnaciones, y que a partir de ahora tendrán que volver a desarrollar, continuando en esta nueva etapa.

En aquel período no había ni Sol ni Luna en el Mundo; no existían las estrellas en el Mundo, ni había días y noches, ni minutos, ni segundos, o fracciones de segundo; no había meses, quincenas, ningún período de tiempo, ni años: no había varones y hembras; sólo existían seres animados.

(Brahma, la divinidad creadora escondido en el Hyraniagharba, el huevo dorado antes de la creación)

En el seno de la oscuridad, de la no manifestación, del Pralaya, todo permanece quiescente, es un estado de espera y expectación inmediato a la aparición de todo el drama que se va a desarrollar. En el Rig Veda, quizás la literatura más antigua de toda la Humanidad, se describe un momento parecido, anterior a la manifestación del mundo, con la única diferencia de que en esta etapa que el texto del Dulva comenta sí existen seres animados, pero en un estado de suspensión en su manifestación:

No había inexistencia ni existencia, entonces.
No existía la atmósfera ni el cielo que está más allá.
¿Qué estaba oculto? ¿Dónde? ¿Protegido por quién?
¿Había un abismo insondable y profundo allí?

No había muerte ni inmortalidad entonces.
Ningún signo distinguía la noche del día.
El Uno respiraba sin aliento, por su propio poder.
Más allá de eso nada existía…
(Rig Veda, Himno de la Creación)

Continuará


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miércoles, febrero 22

LAS HUMANIDADES PREVIAS - Tradiciones Budistas Exotéricas y Esotéricas

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LAS HUMANIDADES PREVIAS

EL DESCENSO DEL SER HUMANO A LA MANIFESTACIÓN

Tradiciones Budistas Exotéricas y Esotéricas

Las teorías evolucionistas que poco a poco se hicieron prevalentes en el mundo occidental, no fueron compartidas en su totalidad por otras religiones y tradiciones.

Sin embargo el budismo, tanto en su aspecto exotérico como en el esotérico, contempla la “Evolución” como naturaleza intrínseca de la manifestación del mundo. Es innegable, y en ambos casos, aunque por razones distintas, se acepta en general estas ideas.

Entiende la tradición oriental que la manifestación en el mundo es un doble proceso, uno espiritual y otro físico, que bien podría ser representado por el siguiente gráfico:

De tal suerte, en cada ciclo evolutivo, hay un descenso del espíritu, o un revestirse de materia, mientras que por el otro lado hay un ascenso evolutivo de la materia, que proporciona así las formas orgánicas adecuadas para albergar los elementos superiores.

Este proceso, repetido innumerables veces, hace que se produzca una doble evolución, una la de lo inteligible, y la otra de la materia durante el periodo de manifestación del universo, lo que los hindúes llaman Manvántara. En el caso de los animales, plantas, minerales, átomos, etc., la esencia inteligible es la idea o arquetipo global de esa especie o conjunto, pues no existe una individualidad independiente, sino una “alma o ser colectivo” que informaría a todo un género de lo manifestado.

A través de los trabajos de un colectivo de sabios radicados en el siglo XIX, durante cierto tiempo, en el Tíbet, y representados en Occidente por la figura de H. P. Blavatsky, se pudo tener acceso a ciertos comentarios, hasta entonces no publicados, los llamados Libros de Dzyan (palabra equivalente a la japonesa Zen, y a la hindú Dyhan) que exponen una visión de la humanidad como un conjunto u oleada de vida que se manifiesta poco a poco, en coordinación con la evolución de la vida mineral, vegetal y animal, y de la misma Tierra como planeta habitable.

Esta tradición expuesta por H. P. Blavatsky en cientos de artículos y en sus libros, apunta a la existencia de un Budhismo pre-Buddha. Es decir, una Sabiduría Perenne, llamada Budhismo (escrita con una sola “d”), que es la fuente original, según estos escritos, de donde dimanaron muchas otras tradiciones filosóficas y religiosas aparecidas en el mundo, a lo largo de los siglos. Así el Budhismo sería pues la Sabiduría Perenne o Atemporal, interna, y por ello sabiduría esotérica, que nada tiene que ver con la idea estrafalaria que hoy tenemos sobre lo esotérico, puesto que en origen es simplemente el conocimiento interno, o sea aquel conocimiento que requiere una transformación en nosotros mismos, o un entendimiento profundo en el que se necesita que también haya un cambio profundo para poder alcanzarlo.

Sin embargo, el Buddhismo (con dos “d”, que proporciona un sentido pasivo reflejo al término) es la creación de Gautama Sakyamuni, más conocido como el Buddha (doble “d”) o sea el “Iluminado”. Es el sistema moral y filosófico fundado por el príncipe Gautama, conocido por todos.

En este último sistema, ampliamente difundido, también existe el concepto de evolución pero no como un destino final, un arquetipo ideal a alcanzar por la creación entera, sino que sus argumentos filosóficos se refieren a algo muy parecido a la creencia (sí, creencia) de la ciencia moderna. O sea, un Universo, de cuyo origen sólo puede decirse que es una expansión, que se inicia cuando el tiempo empieza a contar, y cuyo fin para algunos es la disolución completa, por mera extinción y desaparición en el infinito, o bien como piensa la mayoría desapareciendo en una implosión, o sea que cuando la fuerza expansiva de este universo se agote, todo volverá a su origen.

Como antes del momento “0” del famoso Big Bang no había mundo, no había materia, no había leyes físicas, ni tiempo, la ciencia rehúsa intentar siquiera describir qué es lo que hubo, si es que algo hubo, antes de ese comienzo. Y cuando todo implosione, estaremos de nuevo en el vacío, no del Universo, que será o no será o se recreará o no, sino el vacío de nuestro entendimiento.

Por tanto el “buddhismo exotérico” de hoy, en su mayoría y especialmente las escuelas del Sur de Asia y la India (hinayana), sigue de cerca esta visión materialista, que entiende que el mundo está constituido por una serie de fenómenos mecánicos, que se manifiestan como una Ley inexorable o Dharma, donde los seres humanos, animales, etc, están sometidos a esta vorágine de fenómenos materiales, pasando de una condición a otra, manifiestos o no manifiestos, disolviéndose a cada nueva encarnación, para reaparecer, no siendo ya el mismo, porque para este budismo materialista no existe ninguna esencia detrás que sobreviva, aunque, eso sí, heredando esta nueva existencia todas las características y karma de la previa encarnación. Este buddhismo exotérico, o sea externo y carente de lo interno, es un buddhismo materialista, contrario a la creencia que el común de la gente tiene del mismo, no en vano uno de sus mayores representantes, el conocido como Dalai Lama actualmente, declaró ser buddhista y marxista en lo político. Para esta clase de buddhismo exotérico el fin último de la iluminación es realizar la idea de “Sunyata”, o sea el vacío, la no existencia, el nihilismo final, con el cual se equipara el concepto de Nirvana.

TRADICIÓN ESOTÉRICA SOBRE EL HOMBRE

Para la Sabiduría Atemporal, el hombre, en la presente etapa de la evolución, o sea esa mezcla entre lo espiritual y lo físico al 50%, ha llegado a ser lo que hoy es a través de un proceso complejo por fases sucesivas, que en la jerga adoptada en el siglo XIX se dio en llamar “Rondas”, o ciclos, pasando por estadios sucesivos y paralelos de la propia Tierra, que se fue haciendo cada vez más densa. El ser humano fue en un principio, en este ciclo o ronda en el que nos encontramos, casi una entelequia, un esquema sutil, que poco a poco fue transformándose hasta adoptar, mediante el paso por una serie de RAZAS-RAÍCES, la forma dotada de inteligencia que ahora es.

Estas Razas-Raíces, así llamadas por estos inspiradores de la obra de Blavatsky, constituían en realidad Humanidades, o Ciclos Grupales evolutivos del ser humano, constituida por muchos subgrupos en los que cabría diferenciar etnias diferentes. Esta evolución se fue produciendo progresivamente en lo físico y en lo mental-espiritual.

En lo físico, paralelo al cuerpo físico de la Tierra, el ser humano fue adquiriendo más y más densidad, mientras que en lo mental-espiritual fue perdiendo el aspecto espiritual puro, como los niños que pierden su inocencia primera, al paso que se fue desarrollando la mente analítica y egoísta que hoy ampliamente “disfrutamos”.

Esta tradición esotérica no ha sido aceptada por el buddhismo exotérico hinayana, entre otras cosas porque dicen no encontrar dichos textos, los llamados Libros de Dzyan, entre sus textos canónicos.

Más allá de disquisiciones eruditas sobre esta disputa, basta con reflejar el contenido de un texto canónico, el Vinaya-Pitaka, en su traducción tibetana, el Dulva, volumen V del Kangyur tibetano, donde el Buda cuenta el origen de la humanidad y cómo ésta fue densificándose poco a poco, pero eso lo dejamos para el siguiente artículo.

Continuará

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martes, febrero 14

Anatomía Oculta VI - Organización geométrica en dimensiones

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Sistema Óseo

Organización geométrica en dimensiones

En un sentido científico se discute si además de las tres dimensiones del espacio (largo, alto, ancho) más el tiempo, que definen nuestro mundo cuatridimensional, pudieran existir otras dimensiones. Para algunos éstas podrían ser infinitas.

En los sistemas biológicos encontramos ejemplos de desarrollos multidimensionales, por ejemplo, nuestro ADN es una doble hélice, su conformación general es tridimensional como estructura espacial, pero por el otro lado “su contenido”, o sea el mensaje genético inmediato, está en constante elaboración e interacción a lo largo del tiempo de vida, con lo cual podríamos decir que es una molécula no sólo importantísima sino además “cuatridimensional”.

Pero si a eso añadimos otra nueva dimensión temporal, que consiste en la transmisión de la información genética a través del tiempo, de un organismo a otro, estaríamos entonces hablando de una molécula, si puede decirse así, de quinta dimensión, pues su dinámica la traslada a través del tiempo, pues no sólo posee el programa informático que informa a un único ser vivo desde su nacimiento hasta su muerte, sino que también se transmite a otros seres vivos desde tiempos ancestrales, o sea posee una doble dimensión temporal.

LAS DIMENSIONES ÓSEAS

La arquitectura del sistema óseo también se mueve en otras dimensiones geométricas. Comencemos abajo con el calcáneo:

1 - Calcáneo: Es una unidad básica cúbica, como si se tratase del ladrillo base que forma el fundamento sobre el que se apoya nuestro esqueleto. (1D) Se corresponde al punto en geometría plana.

2 - Fémur, es el modelo de los huesos alargados, es “tridimensional alargado”, equivalente a la línea (2D) en geometría plana.

3 - Escápula: es desde luego tridimensional, pero más específicamente es “tridimensional-tridimensionado”, porque además añade “alas” que se expanden en las tres direcciones (3D):

4 - Esfenoides: es un hueso mixto, su forma es mixta, por una lado tiene alas curvas, como los otros huesos del cráneo, y además formas alargadas, rectas y complejas. Su geometría le hace participar de dos mundos.

Su papel intermedio se refleja muy bien en los múltiples agujeros (foramen) de paso entre el interior del cráneo y el exterior. Sus nombres complejos no nos interesan, pero sí desde luego entender que cada uno de ellos es lugar de paso de muchas conexiones, tanto nerviosas como arteriales y venosas. Para aquellos interesados en los aspectos médicos, detallo a continuación los nombres:

foramen ovale, magnum, spinosum, lacerum, rotundum, yugular, estilomastoideo, etmoidal anterior y posterior, cribiforme, supraorbital, cecum, fisura orbitaria inferior, canal óptico, canal del hipogloso.

Sobre el mismo se asienta la hipófisis, que es una glándula intracraneal también lugar intermedio entre los sistemas neurológico y hormonal.

5 - Parietal: Con este modelo de hueso llegamos a los puramente esféricos, que son los “huesos superiores” que conforman el cráneo.

En animales tales como los lagartos, ranas, salamandras, algunos peces con hueso, tiburones, lampreas, hay un tercer ojo físico relacionado con este hueso, llamado “ojo parietal”, en relación con la glándula pineal. Es un ojo fotorreceptor, que regula el ciclo diario hormonal y la termorregulación. Con el tiempo este ojo físico fue atrofiándose y desapareciendo enterrado en el interior en los mamíferos, constituyendo hoy lo que se conoce como glándula pineal, situada en el medio del cerebro.

El lóbulo parietal cerebral situado debajo de este hueso, cuando se lo estimula puede dar lugar a experimentar fenómenos de autotrascendencia (The Spiritual Brain: Selective Cortical Lesions Modulate Human Self-Transcendence Neuron, Volume 65, Issue 3, 309-319, 11 February 2010)

MIEMBRO SUPERIOR - ORGANIZACIÓN NUMÉRICA.

El miembro superior se organiza en 2 unidades funcionales:

  • 1ª UNIDAD FUNCIONAL:

    • Húmero: 1
    • Cúbito + Radio: 2
    • Carpo 1ª fila: 3
    • Carpo 2ª fila: 4

    Total: 1 + 2 +3 + 4 = 10 = 1+0 = 1

Esta primera unidad funcional del movimiento del miembro superior, afecta a la coordinación del humero, cúbito y radio, acercando el brazo al objetivo, y el carpo ayudando a posicionar globalmente la mano. Con el brazo paralizado no podríamos acercarlo a nuestro objetivo posicionándolo correctamente.

  • 2ª UNIDAD FUNCIONAL: METACARPO + FALANGES

    • Metacarpo: 5
    • Falanges: 14

    Total 5 + 14 = 19 = 1+9 = 10 = 1+0 = 1

La segunda unidad funcional está ya operativa directamente sobre el objetivo.

MIEMBRO INFERIOR - ORGANIZACIÓN NUMÉRICA

Organización muy parecida a la anterior del miembro superior con algunas variantes. La necesidad mecánica de soportar el peso del cuerpo y facilitar la marcha hace que la organización funcional del tarso en dos partes sea un poco diferente, aunque el número de huesos es el mismo que en la mano.

  • 1ª UNIDAD FUNCIONAL

    • Fémur: 1
    • Tibia + Peroné: 2
    • Tarso 1ª fila: 2
    • Tarso 2ª fila: 5

    Total 1 + 2 + 2 + 5 = 10 = 1+0 = 1

  • Nota: la Rótula no aparece en otras especies, está ausente en algunos casos, y en realidad es una apófisis (extensión) originalmente del propio fémur, por esa razón no lo contamos como hueso aparte.

  • 2ª UNIDAD FUNCIONAL

    • Metatarso: 5
    • Falanges: 14

    Total: 5 + 14 = 19 = 1+9 = 10 = 1+0 = 1

HUESOS DE LA CARA

Para terminar esta serie ósea numérica, incluimos aquí el número de huesos de la cara. Son en total 13 + 1 etmoides.

El etmoides es un hueso que por su situación y anatomía ocupa un lugar intermedio entre la cara y el cráneo. Aún perteneciendo al cráneo, se articula tanto con los huesos de éste como con los de la cara. Como el esfenoides, es un hueso muy poroso y cribado que permite el paso de los nervios olfatorios y que, por tanto funcionalmente, podemos decir que está conectado a los huesos de la cara. Tenemos pues:

13 + Etmoides

2 Maxilares superiores 2 cigomáticos 2 huesos propios de la nariz 2 unguis 2 palatinos 2 cornetes inferiores 1 vomer

Total: 14 ó doble septenario. Así pues la parte más humana de nuestro cuerpo, la cara, la que nos identifica, numéricamente es: 14 = 1+4 =5 el número por excelencia del hombre.

Para terminar con la serie numérica, sólo nos cabe indicar que desde luego no se pretende con ello darle ningún significado esotérico o mágico o numerológico, pues aunque lo tuviese es accesorio, sino más bien enseñar como se dijo en el primer artículo de esta serie la bella y perfecta armonía que reflejan los números y que nos hace recordar que la Anatomía del Hombre no es el resultado de una evolución ciega, sino de un diseño inteligente de las Leyes Armónicas de la Naturaleza que tanto nos admiran, siendo así, como decía Vesalius, el Templo del Hombre.

“Solo existe un templo en el Universo, y es el cuerpo del hombre. Nada es más santo que aquella forma elevada... ¡Tocamos el cielo cuando ponemos nuestras manos sobre un cuerpo humano!”. “Esto suena a modo de mera figura de retórica; pero no es así. Si se piensa bien en ello, se verá que es un hecho científico; la expresión... de la verdad precisa de la cosa. Somos el milagro de los milagros, el gran Misterio inescrutable” ─  Carlyle, “Lectures on Heroes”  

(Cita extraída de la Doctrina Secreta de H. P. Blavatsky, Vol I, página 212 - Edición 3ª)

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miércoles, febrero 8

ANATOMÍA OCULTA V - La Columna Vertebral y la Serpiente

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La Columna Vertebral y la Serpiente

Si la “columna” es el centro del “edificio humano”, las estructuras que la componen deberán tener una cierta relación con las demás estructuras, visibles e invisibles. Y desde luego existen, en medicina moderna se relacionan los nervios paravertebrales con plexos y éstos a su vez con órganos, además de la influencia de los dos sistemas ganglionares llamados simpático y parasimpático que corren paralelos a la columna.

Pero aquí damos un paso más adelante en la comprensión de su estructura, y como veremos la columna vertebral, en su organización, posee de manera indirecta y analógica ciertas relaciones con los cuerpos sutiles del ser humano.

Empecemos por ver el aspecto numérico

NÚMERO DE VÉRTEBRAS Y SU ORGANIZACIÓN

¿Cuántas vértebras tenemos? Simbólicamente, según los masones, tenemos 33, y consideraban a la columna como imagen de una escalera iniciática, razón por la cual organizaban su jerarquía interna en grados, siendo el más alto el grado 33. Cuyo escudo podemos ver abajo:

El triángulo superior con el número 33 marca lo divino, mientras que las alas del águila doble abajo, con la espada de la justicia entre las garras, forman el triángulo reflejado en el mundo inferior. Juntos forman el hexágono de la Sabiduría, o Sello de Salomón o de Vishnu:

El lema remarca la misma idea, “Deus Meumque Jus”, o “Dios y Mi Derecho”, lema cuyo significado inspiró muchas revoluciones modernas, que colocaron la Ley y el Derecho por encima de las veleidades absolutistas de los monarcas y de las tiranías. Desgraciadamente parece que hoy en día los poderes políticos y sociales se han apropiado de esta idea, arrebatando la Justicia como derecho general del pueblo en favor de las élites gobernantes.

Como vimos en el artículo “Anatomía Oculta II - La Tradición Egipcia”, la columna era para los egipcios símbolo de una serpiente, que podía transformarse y de ser terrestre y arrastrada por las pasiones mundanas, pasar a ser espiritual, levantándose y convirtiéndose en la Serpiente Uraeus, o sea la serpiente despierta, Serpiente de la Sabiduría y del Ojo Divino.

Pero, en definitiva ¿hay 33 vértebras?. La respuesta corta es NO. Por ejemplo, se dice que el cóccix está compuesto por 4 vértebras, pero en otros casos tiene tres, incluso 1, o bien extenderse de manera considerable formando, como en los monos, una cola. Son casos raros, pero han existido. El número 33 por tanto se acepta como un término medio, 33 vértebras distribuidas, según nos enseñaban en el colegio, de la siguiente manera:

  • 7 vértebras cervicales
  • 12 dorsales
  • 5 lumbares
  • 5 sacras
  • 4 coccígeas soldadas, a veces en número variable.

Pero funcionalmente las cosas no son tan claras. Empecemos por definir que hay DOS CÍRCULOS o anillos, uno arriba y otro abajo, en los que se inserta el cuerpo principal de la columna, son los anillos conformados por el atlas arriba y por la pelvis abajo. Veamos:

EL TITÁN ATLAS y EL COXIS

El nombre de este hueso tiene su origen en la mitología, donde se describe al Titán Atlas castigado a sostener el peso de la Tierra.

Y exactamente esa es la función de este anillo, sostener la esfera de la cabeza. Sus carillas laterales permiten que el hueso de la base del cráneo, el occipital, asiente sobre esta vértebra.

Pero no sólo la sostiene, sino que además permite el giro gracias a la colaboración del Axis, una vértebra, única y especial, que permite que el atlas pueda girar al tiempo que sostiene la cabeza. Todo un ingenio mecánico evolutivo que ha permitido la aparición del hombre erecto:

La conjunción de estas dos “vértebras” permiten que el atlas, arriba, gire sobre la cabeza del axis, abajo:

No obstante el Atlas es una “medio vértebra”, está presente pero no siempre. Los estudios anatómicos indican que en un porcentaje importante de personas nacen con el atlas soldado al cráneo, y otras directamente está ausente como tal. Lo más sorprendente es que esta estructura tan especial tiene una réplica parecida abajo: el anillo pélvico, y un hueso con forma de pico que se introduce en el mismo: el coxis con su base el hueso sacro; su nombre en griego alude a su forma de pico (viene del griego κόκκυξ (kokkyx = pájaro cuco) y que continúa siendo usado en el lenguaje popular como “hueso cuqui”

LAS CÉLULAS PROCREADORAS Y LAS CÉLULAS VÍRGENES

Tenemos pues dos estructuras conectadas, la de arriba sostiene el armazón óseo que alberga al Cerebro, “El Constructor en el Mundo Mental”, la de abajo es otra estructura parecida que cuenta con un hueso “sagrado” (sacro), desde donde se controlan los nervios relacionados tanto con el aparato de reproducción, como con los anejos que permiten albergar una nueva vida. Es el área del “Constructor en el Mundo Material”: la Vida se transmite desde aquí a otro ser encarnado, a los hijos. Arriba por contra, los pensamientos, la mente en su aspecto superior crea en el mundo de las ideas, y aún más importante, recrea, alimenta, prepara y abre los caminos para el “Nacimiento de Uno Mismo” en el mundo espiritual. Las células de los órganos contenidos abajo, los óvulos y los espermatozoides, se generan por miles y miles. Arriba, por el contrario, las células delicadas que alberga el cráneo, las neuronas, se reproducen escasamente, sólo crean en lo sutil. O quizás sea mejor decir que los fenómenos sutiles necesitan células “vírgenes” para manifestarse en el mundo material.

La conexión entre estos dos anillos, se realiza por medio de la columna vertebral, que alberga en su interior la médula ósea, que posee así mismo un conducto central diminuto a todo lo largo, llamado conducto ependimario, por el que circula el líquido cefalorraquídeo, y por donde la tradición oriental dice que, llegado el caso, asciende a través del mismo un fuego especial llamado kundalini, una serpiente ígnea, que en su curso ascendente despertaría todas las potencialidades de los centros nerviosos y centros sutiles. Aunque, siendo correctos, más bien sería al contrario, el desarrollo mental y espiritual, la apertura de lo que los orientales llaman el Ojo de Dagma, es decir la evolución que permite una visión espiritual es la que tendrá como repercusión la activación de todos esos canales energéticos especiales.

SECTORES FUNCIONALES DE LA COLUMNA

Ahora bien, funcionalmente, tanto el atlas, arriba, como el coxis abajo, se comportan como vértebras inconstantes, variables en su morfología, e incluso ausentes en otras ocasiones. Por tanto debemos considerar que si bien están en relación con la columna, deben ser contadas aparte por sus características especiales. Por consiguiente, descontando el atlas y el coxis, el número de vértebras de la columna propiamente dichas serían:

  • 6 cervicales
  • 12 dorsales
  • 5 lumbares
  • 5 sacras

28 vértebras en total, que definen 4 áreas de 7 vértebras cada una. ¿Corresponde esta cifra a algo? Ciertamente, corresponde a 4 sectores funcionales de la columna que VIENEN MARCADOS POR LAS 4 CURVAS DE LA COLUMNA:

Son interesantes estas relaciones, porque corresponden a los 4 Niveles Globales de la constitución del ser humano:

  • Físico (en rojo)
  • Pránico o energético (en naranja)
  • Astral o emocional (en amarillo)
  • Mental (en verde)

Obviamente estos 4 niveles de la constitución humana NO SON ESOS NIVELES VERTEBRALES, NI ORGÁNICOS, pero tienen su reflejo en la constitución ósea. Así, más en detalle, la columna vertebral y las correspondientes inervaciones que surgen de la misma, se clasificaría “funcionalmente” en 4 sectores:

  • 1º Sector: 7 vértebras, desde la 2ª cervical a la 1ª dorsal.
  • 2º Sector: 7 vértebras, desde la 2º dorsal hasta la 8ª dorsal.
  • 3º Sector: 7 vértebras, desde la 9ª dorsal hasta la 3ª lumbar.
  • 4º Sector: 7 vértebras, desde la 4º lumbar hasta la 5ª sacra.

En la siguiente imagen vemos esas correlaciones, observando las zonas superficiales inervadas por cada uno de estos sectores que se denominan “dermatomas”.

La primera zona, en rojo, empezando por abajo corresponde a los aparatos de reproducción, y de toma de contacto con la tierra, y por analogía, lo más material y nivel físico en el ser humano. Elemento Tierra.

La segunda zona hacia arriba, en naranja, corresponde a todo el conjunto de órganos y vísceras, en relación a la nutrición y energía, incluye a los riñones que en medicina china son el asiento de la “energía ancestral”. Por analogía, una vez más, se corresponde con el nivel pránico o energético del ser humano. Elemento Agua

La tercera zona, en amarillo, corresponde a la vehiculización del aire, desde los pulmones al corazón y de éste a los órganos. Además, también se manifiesta en el mismo de manera marcada los fenómenos emocionales (palpitaciones, respiración agitada, sensación de “ahogo emocional”, etc,). Analógicamente se corresponde con el nivel astral-emocional del ser humano. No en vano sentirse alegre “ensancha” el tórax y sentirse deprimido lo dobla y comprime. Elemento Aire.

La cuarta zona en verde, corresponde a la manifestación en los brazos y las manos de lo mental y organizativo, además surgen de esa zona los nervios motores y sensitivos que inervan tanto la cara como la superficie del cráneo. Por tanto con amplia relación con los órganos sensitivos, tales como la vista, oído, olfato y gusto, además de albergar el área cerebral. Analógicamente se corresponde con el nivel mental. Elemento Fuego.

Cada uno de estos sectores, de manera global, poseen pues una relación con funciones en el nivel físico del ser humano, y a su vez poseen una correspondencia analógica con el nivel sutil y esotérico. En próximas entregas serán detallados también sus relaciones con los puntos energéticos de la Medicina Tradicional China, con los chakras hindúes, y con los plexos nerviosos reconocidos por la medicina occidental.

(Continuará)

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