miércoles, febrero 8

ANATOMÍA OCULTA V - La Columna Vertebral y la Serpiente

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La Columna Vertebral y la Serpiente

Si la “columna” es el centro del “edificio humano”, las estructuras que la componen deberán tener una cierta relación con las demás estructuras, visibles e invisibles. Y desde luego existen, en medicina moderna se relacionan los nervios paravertebrales con plexos y éstos a su vez con órganos, además de la influencia de los dos sistemas ganglionares llamados simpático y parasimpático que corren paralelos a la columna.

Pero aquí damos un paso más adelante en la comprensión de su estructura, y como veremos la columna vertebral, en su organización, posee de manera indirecta y analógica ciertas relaciones con los cuerpos sutiles del ser humano.

Empecemos por ver el aspecto numérico

NÚMERO DE VÉRTEBRAS Y SU ORGANIZACIÓN

¿Cuántas vértebras tenemos? Simbólicamente, según los masones, tenemos 33, y consideraban a la columna como imagen de una escalera iniciática, razón por la cual organizaban su jerarquía interna en grados, siendo el más alto el grado 33. Cuyo escudo podemos ver abajo:

El triángulo superior con el número 33 marca lo divino, mientras que las alas del águila doble abajo, con la espada de la justicia entre las garras, forman el triángulo reflejado en el mundo inferior. Juntos forman el hexágono de la Sabiduría, o Sello de Salomón o de Vishnu:

El lema remarca la misma idea, “Deus Meumque Jus”, o “Dios y Mi Derecho”, lema cuyo significado inspiró muchas revoluciones modernas, que colocaron la Ley y el Derecho por encima de las veleidades absolutistas de los monarcas y de las tiranías. Desgraciadamente parece que hoy en día los poderes políticos y sociales se han apropiado de esta idea, arrebatando la Justicia como derecho general del pueblo en favor de las élites gobernantes.

Como vimos en el artículo “Anatomía Oculta II - La Tradición Egipcia”, la columna era para los egipcios símbolo de una serpiente, que podía transformarse y de ser terrestre y arrastrada por las pasiones mundanas, pasar a ser espiritual, levantándose y convirtiéndose en la Serpiente Uraeus, o sea la serpiente despierta, Serpiente de la Sabiduría y del Ojo Divino.

Pero, en definitiva ¿hay 33 vértebras?. La respuesta corta es NO. Por ejemplo, se dice que el cóccix está compuesto por 4 vértebras, pero en otros casos tiene tres, incluso 1, o bien extenderse de manera considerable formando, como en los monos, una cola. Son casos raros, pero han existido. El número 33 por tanto se acepta como un término medio, 33 vértebras distribuidas, según nos enseñaban en el colegio, de la siguiente manera:

  • 7 vértebras cervicales
  • 12 dorsales
  • 5 lumbares
  • 5 sacras
  • 4 coccígeas soldadas, a veces en número variable.

Pero funcionalmente las cosas no son tan claras. Empecemos por definir que hay DOS CÍRCULOS o anillos, uno arriba y otro abajo, en los que se inserta el cuerpo principal de la columna, son los anillos conformados por el atlas arriba y por la pelvis abajo. Veamos:

EL TITÁN ATLAS y EL COXIS

El nombre de este hueso tiene su origen en la mitología, donde se describe al Titán Atlas castigado a sostener el peso de la Tierra.

Y exactamente esa es la función de este anillo, sostener la esfera de la cabeza. Sus carillas laterales permiten que el hueso de la base del cráneo, el occipital, asiente sobre esta vértebra.

Pero no sólo la sostiene, sino que además permite el giro gracias a la colaboración del Axis, una vértebra, única y especial, que permite que el atlas pueda girar al tiempo que sostiene la cabeza. Todo un ingenio mecánico evolutivo que ha permitido la aparición del hombre erecto:

La conjunción de estas dos “vértebras” permiten que el atlas, arriba, gire sobre la cabeza del axis, abajo:

No obstante el Atlas es una “medio vértebra”, está presente pero no siempre. Los estudios anatómicos indican que en un porcentaje importante de personas nacen con el atlas soldado al cráneo, y otras directamente está ausente como tal. Lo más sorprendente es que esta estructura tan especial tiene una réplica parecida abajo: el anillo pélvico, y un hueso con forma de pico que se introduce en el mismo: el coxis con su base el hueso sacro; su nombre en griego alude a su forma de pico (viene del griego κόκκυξ (kokkyx = pájaro cuco) y que continúa siendo usado en el lenguaje popular como “hueso cuqui”

LAS CÉLULAS PROCREADORAS Y LAS CÉLULAS VÍRGENES

Tenemos pues dos estructuras conectadas, la de arriba sostiene el armazón óseo que alberga al Cerebro, “El Constructor en el Mundo Mental”, la de abajo es otra estructura parecida que cuenta con un hueso “sagrado” (sacro), desde donde se controlan los nervios relacionados tanto con el aparato de reproducción, como con los anejos que permiten albergar una nueva vida. Es el área del “Constructor en el Mundo Material”: la Vida se transmite desde aquí a otro ser encarnado, a los hijos. Arriba por contra, los pensamientos, la mente en su aspecto superior crea en el mundo de las ideas, y aún más importante, recrea, alimenta, prepara y abre los caminos para el “Nacimiento de Uno Mismo” en el mundo espiritual. Las células de los órganos contenidos abajo, los óvulos y los espermatozoides, se generan por miles y miles. Arriba, por el contrario, las células delicadas que alberga el cráneo, las neuronas, se reproducen escasamente, sólo crean en lo sutil. O quizás sea mejor decir que los fenómenos sutiles necesitan células “vírgenes” para manifestarse en el mundo material.

La conexión entre estos dos anillos, se realiza por medio de la columna vertebral, que alberga en su interior la médula ósea, que posee así mismo un conducto central diminuto a todo lo largo, llamado conducto ependimario, por el que circula el líquido cefalorraquídeo, y por donde la tradición oriental dice que, llegado el caso, asciende a través del mismo un fuego especial llamado kundalini, una serpiente ígnea, que en su curso ascendente despertaría todas las potencialidades de los centros nerviosos y centros sutiles. Aunque, siendo correctos, más bien sería al contrario, el desarrollo mental y espiritual, la apertura de lo que los orientales llaman el Ojo de Dagma, es decir la evolución que permite una visión espiritual es la que tendrá como repercusión la activación de todos esos canales energéticos especiales.

SECTORES FUNCIONALES DE LA COLUMNA

Ahora bien, funcionalmente, tanto el atlas, arriba, como el coxis abajo, se comportan como vértebras inconstantes, variables en su morfología, e incluso ausentes en otras ocasiones. Por tanto debemos considerar que si bien están en relación con la columna, deben ser contadas aparte por sus características especiales. Por consiguiente, descontando el atlas y el coxis, el número de vértebras de la columna propiamente dichas serían:

  • 6 cervicales
  • 12 dorsales
  • 5 lumbares
  • 5 sacras

28 vértebras en total, que definen 4 áreas de 7 vértebras cada una. ¿Corresponde esta cifra a algo? Ciertamente, corresponde a 4 sectores funcionales de la columna que VIENEN MARCADOS POR LAS 4 CURVAS DE LA COLUMNA:

Son interesantes estas relaciones, porque corresponden a los 4 Niveles Globales de la constitución del ser humano:

  • Físico (en rojo)
  • Pránico o energético (en naranja)
  • Astral o emocional (en amarillo)
  • Mental (en verde)

Obviamente estos 4 niveles de la constitución humana NO SON ESOS NIVELES VERTEBRALES, NI ORGÁNICOS, pero tienen su reflejo en la constitución ósea. Así, más en detalle, la columna vertebral y las correspondientes inervaciones que surgen de la misma, se clasificaría “funcionalmente” en 4 sectores:

  • 1º Sector: 7 vértebras, desde la 2ª cervical a la 1ª dorsal.
  • 2º Sector: 7 vértebras, desde la 2º dorsal hasta la 8ª dorsal.
  • 3º Sector: 7 vértebras, desde la 9ª dorsal hasta la 3ª lumbar.
  • 4º Sector: 7 vértebras, desde la 4º lumbar hasta la 5ª sacra.

En la siguiente imagen vemos esas correlaciones, observando las zonas superficiales inervadas por cada uno de estos sectores que se denominan “dermatomas”.

La primera zona, en rojo, empezando por abajo corresponde a los aparatos de reproducción, y de toma de contacto con la tierra, y por analogía, lo más material y nivel físico en el ser humano. Elemento Tierra.

La segunda zona hacia arriba, en naranja, corresponde a todo el conjunto de órganos y vísceras, en relación a la nutrición y energía, incluye a los riñones que en medicina china son el asiento de la “energía ancestral”. Por analogía, una vez más, se corresponde con el nivel pránico o energético del ser humano. Elemento Agua

La tercera zona, en amarillo, corresponde a la vehiculización del aire, desde los pulmones al corazón y de éste a los órganos. Además, también se manifiesta en el mismo de manera marcada los fenómenos emocionales (palpitaciones, respiración agitada, sensación de “ahogo emocional”, etc,). Analógicamente se corresponde con el nivel astral-emocional del ser humano. No en vano sentirse alegre “ensancha” el tórax y sentirse deprimido lo dobla y comprime. Elemento Aire.

La cuarta zona en verde, corresponde a la manifestación en los brazos y las manos de lo mental y organizativo, además surgen de esa zona los nervios motores y sensitivos que inervan tanto la cara como la superficie del cráneo. Por tanto con amplia relación con los órganos sensitivos, tales como la vista, oído, olfato y gusto, además de albergar el área cerebral. Analógicamente se corresponde con el nivel mental. Elemento Fuego.

Cada uno de estos sectores, de manera global, poseen pues una relación con funciones en el nivel físico del ser humano, y a su vez poseen una correspondencia analógica con el nivel sutil y esotérico. En próximas entregas serán detallados también sus relaciones con los puntos energéticos de la Medicina Tradicional China, con los chakras hindúes, y con los plexos nerviosos reconocidos por la medicina occidental.

(Continuará)

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