domingo, octubre 29

La Maldad II - La Caída

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La Maldad II

La Caída

Nota previa: Es difícil escribir estos artículos, cuando a unos cuantos kilómetros, están siendo asesinados miles de personas y niños. La Maldad, o sea el desvío de la inteligencia humana hacia el puro egoísmo y crueldad, es de lo que trata este artículo, pero todo tiene un origen y una explicación, las cientos de guerras, las masacres indiscriminadas, los abusos intolerables a lo largo de la historia, tienen y deben tener una explicación y una solución, pero hasta que ésta llegue, tenemos que hacer todo lo posible para que esa violencia no penetre en nuestro espíritu.


La explicación habitual de las iglesias cristianas hacen de Adán el primer hombre consciente, posteriormente surgirá Eva (madre de los vivientes); luego describe la Caída del Hombre culpando a la Serpiente (Satán) como instigadora para que Adán y Eva desobedecieran a Jehovah, comiendo la manzana del Árbol del Bien y del Mal. Eva desde entonces es maldita, para la civilización cristiana, como introductora pecaminosa de la Caída del hombre.

Habitualmente se entiende por la Caída el acto de desobedecer y “comer de la manzana”, o sea el despertar y uso del sexo.Las consecuencias sociales e históricas que ha tenido y sigue teniendo es el resultado de esta interpretación perversa de los teólogos.

Claro que, para empezar, habría que señalar una “pequeña” contradicción: Eva concibió después de que fueron expulsados del paraíso. O sea, tuvieron sexo (conoció) después de la Caída, por tanto no es lo mismo, sino que la Caída tiene que consistir en algo diferente.

Génesis IV: “Adán conoció a Eva, su mujer, y ella concibió y dio a luz a Caín”

Y Caín, después de matar a su hermano Abel, se fue a la tierra de Nod donde tomó mujer. Se supone que Adán y Eva y sus dos hijos, eran los primeros y únicos seres humanos, ¿o es que había otros seres humanos o semi-humanos en otras tierras?

Génesis 16: “…Caín salió de la presencia del Señor y habitó en la tierra de Nod, al oriente de Edén. Y conoció Caín a su mujer, y ella concibió y dio a luz a Enoc…”

La Otra Tradición:

En casi todas las naciones de la antigüedad encontramos leyendas acerca de los primeros seres humanos. Estos son descritos como andróginos.

Platón en su diálogo titulado “El Banquete”, hace mención de este origen andrógino de la humanidad.

La Androginia (no sexuado), que no hay que confundir con el hermafroditismo (bisexuado), es un símbolo de identidad religiosa suprema, de ahí que muchos dioses clásicos adoptan esa forma. Representa la fuerza y la elevación absoluta, la unión de los opuestos, o mejor dicho la superación de los mismos.

En los Upanishads Shivaítas, el primer ser manifestado como persona, Átman, sintiéndose solitario, se divide a sí mismo en masculino y femenino.

El Gnosticismo señalan a Adán como andrógino, porque contenía en sí todo el misterio de la totalidad primigenia.

En el Génesis hebreo, se dice:

“Dios creó al hombre a su semejanza, macho y hembra los creó” (1:27).

Porque Jehovah, la entidad creadora, que no es el Dios supremo, tal como lo entienden las religiones, sino el dios tutelar y tribal judío “Iohevah”, o sea “iod” (membrum virile) en “heva” la matriz. O sea, se trata del dios lunar que rige los nacimientos, siempre bajo la tutela de la Luna, es el dios macho y hembra señor de la concepción y generación, que no hay que confundir con el “Elyon”, o el Dios Altísimo, según la biblia.

Ese ser Andrógino, el primer Adán, que según la tradición habitaba en el paraíso, o sea aquel lugar fuera del tiempo y el espacio, lleno de belleza y pureza, pero en el que el ser humano primigenio carecía de todo conocimiento e inteligencia; Adán necesitaba adquirir esa cualidad, la Mente que le permita adquirir la experiencia del mundo, y la conquista de sí mismo.

En el proceso natural evolutivo, estaba predeterminado la separación de los sexos, como puede observarse en toda la naturaleza animal.

La Biblia dice que Jehovah tomó una costilla de Adán y con ella creó a Eva. En realidad el texto original dice que Jehová creó a Eva a partir “del costado ─o lado─ de Adán (el andrógino)”, o sea que lo divide en dos, lateralmente o en partes iguales los divide por el costado. A partir de entonces Adán ya no es el andrógino de los primeros capítulos, sino el Adán macho, y la Eva hembra.

Tsela (צלע): costado, lado, hoja de puerta, ala de un edificio, cámara o aposento lateral. En ningún sitio a lo largo de toda la biblia dicho término es usado en el sentido de “costilla”

La Serpiente del “Mal”

En realidad se trata de la Serpiente de la Sabiduría, pues qué mal cabe en ofrecer el conocimiento. La leyenda bíblica hace referencia fundamentalmente al “paraíso” como la época de la inocencia, es decir, cuando la humanidad todavía no había adquirido el conocimiento y la inteligencia, o sea la niñez de la humanidad; ciertamente inocente pero carente al mismo tiempo de conciencia y voluntad propia. Para que el ser humano evolucionase, hasta convertirse en un Ser realmente superior se necesitaba dotarle de Inteligencia.

El árbol del “Conocimiento del Bien y del Mal”, no está situado en ningún jardín hipotético, sino en el Centro mismo del ser humano, está en el interior del ser humano, en sus capacidades y posibilidades.

El nombre de dicho árbol mítico, traducido habitualmente como el “Árbol del bien y del mal”, es una traducción torcida, pues en realidad “tov wa-ra” (טוֹב וָרָע) o “bien y mal” es una expresión fija que denota “el todo”. Es el “Árbol de Todo el Conocimiento”, lo que el hombre necesitaba en ese momento evolutivo. A partir del mismo, según se dice en varias tradiciones, el ser humano podría conquistar la Inmortalidad. Se trata de una leyenda parecida en cierto modo a la del Árbol de las Hespérides, las que producían manzanas que daban la inmortalidad.

En el medio del jardín (= el estado inocente del hombre) había otro árbol, ese otro era conocido como el “Árbol de la Vida”. Al igual que el otro, está en el interior del ser humano y ES el mismo ser humano. Pues a través del conocimiento, un árbol se infunde en el otro, se regenera así y de esta manera el árbol de la Vida física se transforma en el Árbol de la Vida Inmortal.

Todo tiene un precio, y abandonar la niñez, convertirse en adulto, requiere abandonar la inocencia, y arrostrar los peligros de la conciencia madura; ésto es lo que marca Ley de Necesidad. Significa pues adentrarse en el mundo de las falsas apariencias, de las pulsiones, que hay que aprender a dominar, y de los deseos que nos atrapan, en definitiva es CONOCER y VER detrás del cristal oscuro lo que subyace en la Realidad.

Es pues el Mal necesario, que no es más que uno de los dos aspectos del Juego de la Creación.

(Continuará, “El Mito de Satán y Prometeo”)


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jueves, octubre 26

LA MALDAD

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LA MALDAD

No estamos hablando simplemente de lo malo y lo bueno, que hasta cierto punto es opinable. La Bondad es el arquetipo del Bien encarnado en los seres vivos, mientras que la Maldad es la manifestación en los seres humanos del Mal.

Dicho así es muy simple. Tratemos de refinar un poco más nuestra búsqueda. El Mal no existe como una entidad autónoma, como una especie de sombra oscura que planea sobre los hombres, ni tampoco es un ser abominable, llámese Satán o cualquier otro nombre de esas deidades imaginarias del infierno, ese lugar así mismo imaginario.

Para entender bien qué es la maldad, primero tenemos que hablar del mal. Y para hablar del mal tenemos que definir qué se entiende por el bien.

En las tradiciones de la Antigua Sabiduría, el Universo, manifestación viva del Logos, o el Pensamiento Divino, es en sí mismo un Ser en evolución, un ser constituido por infinitos números de seres.

Primera aclaración: ese “Pensamiento divino” no es el resultado de un Ser que piensa sentado en su trono, no se trata de ningún dios personificado, sino la expresión (λόγος) o sea la “palabra, discurso y razón”, tambień relacionado con “ley” (latin: Legus). En otras palabras, son las condiciones dirigidas y planificadas de esta manifestación del universo, y digo ésta porque otros universos han precedido, según la tradición, a éste, y otros se desarrollarán mucho después.

Este Logos se manifiesta periódicamente, como rayo que se origina en lo Desconocido, lo que en la India llaman Parabrahman (o sea, lo que está más allá ─para─ de Brahmâ, el universo manifiesto)

Para los que piensan de sí mismos que son materialistas, que no existe otra cosa más que lo que puede verse, tienen que reconocer que más allá del Big-Bang, la teoría de moda, había algo, algo que no podemos definir con nuestros métodos científicos porque éstos y sus instrumentos, habiendo nacido en este universo no sirven para medir, tocar, sentir, percibir lo que no está dentro del mismo.

También cada ser humano es un Big-Bang, nace sin saber quién es, ni quién fue, ni quién será. Cada existencia humana es un pequeño universo que nace y muere. A menos que sus facultades espirituales o intuitivas le permitan tener vislumbres de ese otro terreno desconocido.

Todos, salvo los psicópatas empedernidos, tenemos cierto sentido de eso que llaman el Bien, la Verdad y la Justicia. Tengo una querida amiga, que se define agnóstica, pero entre toda la gente que he conocido en mi profesión es la persona más generosa, más dispuesta a pelear por los demás, por ideales humanistas y de defensa de la Justicia. Aunque alguien lo niegue, esa es una prueba que va contra la Materia sin sentido. Porque la sensibilidad hacia los demás, incluso en contra de nuestros propios intereses egoístas, es la mejor prueba de la existencia de valores que trascienden la pequeñez del ser humano.

Claro está que para las almas nobles, que sienten dentro de sí esos valores, hasta el punto de dedicar sus vidas a ello, el dios que nos plantean las religiones, el Ser Todo poderoso (aunque incapaz de mover un sólo dedo para evitar el genocidio de los inocentes) es un muñeco, y nada más, un espantapájaros sin sentido, que algunos agitan en su ignorancia para asustar a los otros, para sentirse así menos solos en su camino de locura.

Pero aquí no estamos hablando del dios espantapájaros, sino del Bien, la Verdad y la Justicia, y la Belleza, los Arquetipos inspiradores que apelan a los más profundos sentimientos del alma humana.

Y fijaros si son reales, la fuerza tremenda que tienen, que hacen que los seres humanos capaces de sentirlos en su interior, luchen por esos Ideales pagando incluso con su propia vida.

Las modas pasan, las ideas políticas y sociales cambian, han cambiado y cambiarán, pero el fuego que siente un ser humano, en cada época, en cada lugar, por hacer brillar la Verdad que él puede concebir, la Justicia que él puede desear, eso no pasará.

Y esa, y no otra, es la Fuerza del Espíritu, ese es el Mensaje del Logos, del Dios “Síntesis”, que representa las Leyes y el Destino de este Universo.

Y de Parabrahman, o sea de lo que está más allá de este logos-universo, nada podemos decir, salvo que es la Raíz sin Raíz del mismo, según la tradición.

¿Entonces a qué llamaríamos el Bien? Hasta los materialistas tendrán que reconocer que el Bien es la culminación propia de toda Evolución, otra Ley de este Universo. El Bien es aquello que nos acerca a nuestro propio destino evolutivo, el bien es lo que hace que de la crisálida surja la maravillosa mariposa que un día fue gusano, el Bien hace que pueda haber Derechos Humanos, surgidos de un deseo no sólo de Bien sino de Fraternidad, un componente del mismo. El Bien, hará que un día los seres humanos sean realmente hermanos, que busquemos lo mejor. No os voy a decir qué es lo mejor, porque cada época y cada ser humano lo consideran de manera distinta. Simplemente imagina que estas Navidades que vienen pudieras pedir ya sea a Papá Noel, o los Reyes Magos, o a quien tu creas, lo mejor que puedas pedir, lo mejor que puedas concebir para todos, imagina una Humanidad Ideal, un Amor Fraternal entre todos los seres humanos, avanzando en la estela del Universo con velas en la mano y cantando sólo Himnos al Bien.

Quizás la oruga piensa que va a morir, y de hecho muere, todas las orugas lloran a la desaparecida en el interior de su tumba-crisálida. Quizás por eso mismo, el dolor de la existencia, las muchas cosas que nos pasan, y que contemplamos como el Mal, sean los pasos necesarios que haya que dar para convertirnos en seres alados.

Primera conclusión: el Mal no es siempre lo que pensamos, también es la sombra del Bien, o sea la necesaria proyección oscura en este universo, para que el Bien pueda aparecer. Éste sería el Mal metafísico, el necesario aspecto de la evolución, que se manifiesta en la lucha.

Pero la maldad es diferente, porque es el Mal encarnado y hecho dueño del pensamiento de un ser y dirigido contra los demás seres, sin otro propósito salvo el de hacer daño.

Los mitos y viejas historias que perduran a través de los milenios contienen enseñanzas profundas, el viejo “Mito de la Caída”, o sea del descenso de los seres humanos a un estado inferior de conciencia, tratan de la raíz misma del Mal. Algunas religiones han hecho de ese mito una justificación para la existencia de ellas mismas. Así la Caída de Adán, justifica la caída de todos los seres humanos en las garras del mal, y la necesidad de una Salvación a través de dichas religiones.

Analizaremos en los próximos artículos el Mito de la Caída y el Mal, tanto en la Biblia, como en el Antiguo Egipto, y otras culturas clásicas, quizás podamos encontrar algunas claves fundamentales.

lunes, octubre 16

NUESTRO DEBER ES DENUNCIAR EL MAL

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NUESTRO DEBER ES DENUNCIAR EL MAL

….Nosotros denunciamos con indignación los malos sistemas y organizaciones, sociales y religiosas y, sobre todas las cosas, la mojigatería y la hipocresía; pero nos abstenemos de censurar a las personas. Estas últimas son hijas de su siglo, víctimas de su medio ambiente y del Espíritu de la Época. El condenar y deshonrar a un hombre en vez de sentir lástima por él y, tratar de ayudarlo, por haber nacido en una comunidad de leprosos, convierte en leproso al que lo condena…

…señalamos la podredumbre de nuestra jactanciosa civilización, indicando cómo conducen a ella sus perniciosos sistemas de educación, mostrando los fatales efectos de estos sobre las masas…

…Es más elevado, y con mucho, más noble, el ser uno de aquellos que aman a sus semejantes, sin distinción de raza, credo, casta o color, que ser meramente un buen patriota, o aún menos un partisano….

Saber medir con la misma medida a todos, es más santo y más divino que, ayudar a su país en sus ambiciones privadas de agrandamiento, lucha o guerras sangrientas en nombre de la CODICIA y el EGOÍSMO. H.P.Blavatsky.

El globalismo brutal enseña ahora sus garras, y por todos los medios intenta, bajo la excusa de defender supuestas libertades o democracias, extender su dominio aplastando por cientos de miles a todos los seres humanos a su alcance.

No nos callemos, no dejemos de criticar los muertos de un lado para complacer a los muertos del otro lado. Las heridas injustas sangran en ambos bandos, y las víctimas inocentes purgan por la ambición desmedida de los gobiernos infames que nos rigen.

No entremos en luchas partidistas, o nacionalistas, porque eso es lo que los poderosos quieren, pero seamos valientes con nosotros mismos para reconocer el mal de frente, sin asignarle color, ni refugiarse en ningún credo o poder salvo el del Bien para la Humanidad.

La Bestia, acorralada, furiosa, abatirá a millones, pero más fuerte es el Alma que en silencio se mantiene firme con el solo escudo de la Verdad.

martes, octubre 3

Escolástica: Enseñar e Inspirar

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Escolástica

Enseñar e Inspirar

La enseñanza apela a nuestra razón, a la información y la memorización. Nos provee de argumentos para ayudar a sostener una idea.

La inspiración es hija de la experiencia profunda de aquel que lo transmite, es saber tocar las teclas de un piano que con sus sonidos abre el alma de quien escucha. Quién se inspira se abre repentinamente al viento del espíritu, respira y vive.

Como ejemplo de lo dicho anteriormente, examinemos una tradición de transmisión. En la India védica, desde hace varios miles de años, se preserva una tradición ritual, cuyo sentido último se desarrolla en sucesivos tratados complejos. Los himnos sagrados y su significado, expuesto en los brahmanas, acercan al pupilo a una realidad mayestática, a un universo de fuerzas sagradas en las que el ser humano puede participar por medio del rito y alcanzar a comprender gracias a los prolijos comentarios que los acompañan.

Pero el alma humana también se alimenta de otras cosas. Necesita abrirse como el loto a los rayos del sol, necesita abrirse a los vientos sagrados que nos arrastran y nos transportan a la realidad divina de nuestro propio ser. En la India védica son los Upanishads, las enseñanzas que, como su nombre indica, “se escuchan sentados muy de cerca” al Maestro, de corazón a corazón.

La fría enseñanza escolástica sólo puede alcanzar la razón y la memoria, y muchas veces ni siquiera eso. Cuando el instructor se sienta sólo para leer y repetir los textos de manera rutinaria, casi sin tiempo para entender lo que dice, ni siquiera se alcanza la comprensión racional. En todo caso, la mera lectura de una instrucción sólo invita al análisis prolijo de las palabras, de los verbos, nombres y predicados. Se desgranan las palabras, y se intenta encontrar en su análisis rebuscado la profundidad que el profesor no supo hallar en sí mismo. No conmueve, no tiene alma, es propia de funcionarios y no de instructores de sabiduría.

La piedra de toque: los estudiantes se distraen, se duermen, no cambian.

¿Pero cómo puede el instructor dar vida a la fría enseñanza para convertirla en inspiración?

Hay que guardar el libro, o el apunte. Porque primero éstos tienen que haber incitado antes que nada al enseñante. Y partiendo de ahí, éste ha rebuscado no sólo en el exterior, en las enciclopedias, sino sobre todo en su propio interior.

Cuando este ejercicio se hace, CON AMOR, es porque hay un deseo apremiante de transmitir las joyas que uno ha encontrado en ese ejercicio introspectivo, para beneficio de los demás.

De esta manera, el enseñante, en sus horas de soledad, explora los recovecos de sus propias preguntas e inquietudes en relación al tema que tiene que explicar. Es un ejercicio que comienza por ayudarle a él mismo, le hace realmente avanzar, porque no acumula información, sino gemas preciosas en su interior para repartir.

Después viene la transmisión, que no puede ser una lectura de un texto, sino una APERTURA GENEROSA DEL ALMA hacia los demás.

Pausadamente, se insinúa, se sugiere, se pregunta, se incita al estudiante a encontrar también respuestas por sí mismo.

De esta manera y no de otra es como la Mágica Cadena de la Transmisión Viva de las Enseñanzas supera el paso de los siglos, y vence al Tiempo.

¿Le negarás a tus “pequeñuelos” ese esfuerzo?