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domingo, abril 20

Estética Metafísica - El Valor de Trascender los Límites

ESTÉTICA-METAFÍSICA

El Valor de Trascender los Límites

Abordamos en este tema una de las áreas más complejas y vastas de la actividad humana: el arte y la estética. Este campo abarca desde aspectos puramente culturales y religiosos hasta expresiones utilitarias, artesanales, arquitectónicas, plásticas y musicales, entre muchas otras.

Prácticamente cualquier actividad humana puede vincularse, en mayor o menor medida, con aquello que denominamos arte y estética. Delimitar su ámbito conceptual resulta difícil, así como también lo es aproximarse a su estudio. Comprenderlo exige múltiples perspectivas simultáneas: época histórica, tipo de arte o elementos estéticos presentes, diversidad cultural y nacional, enfoques religiosos o laicos, propósitos utilitarios o contemplativos, entre otros. 

Esta complejidad explica por qué, para algunos, el tema resulta confuso, mientras que otros, adoptando un enfoque reduccionista, lo interpretan de forma parcial, como es el caso de quienes ven el arte exclusivamente desde la óptica del llamado "arte institucional", lo cual refleja una cierta pobreza intelectual contemporánea:

El Arte Institucional

Extracto del libro Música, Arte y Metafísica – Ensayos de Estética Filosófica de Jerrold Levinson:

“La cuestión de qué hace que algo sea arte es probablemente la más venerable en estética. ¿Qué es lo artístico de una obra de arte? ¿Dónde reside? Sin duda nos gustaría saber…”

“Después de rechazar numerosas propuestas filosóficas —desde Platón hasta la actualidad— por su estrechez, parcialidad, inflexibilidad, vaguedad o circularidad, parecería que la pregunta queda sin respuesta, e incluso se sospecha que es incontestable.”

“Sin embargo, en años recientes se ha retomado esta cuestión, y se le ha dado una respuesta novedosa: la teoría institucional del arte. Según esta teoría, una obra es arte porque ocupa un lugar específico dentro de una institución artística que así lo define.”

Hemos llegado de esta manera a definir el arte por el lugar en el que aparece, y no por su contenido o mérito intrínseco (Sic transit gloria mundi...

De la Estética a la Metafísica

Arte y Estética no son sinónimos, aunque están profundamente relacionados. Comencemos por comprender qué se entiende por Estética:

La estética se define como una rama de la filosofía centrada en el conocimiento adquirido a través de los sentidos y en el estudio de sus características.

Se considera que la estética occidental nace con la obra Aesthetica (1750) del filósofo alemán Alexander Gottlieb Baumgarten, quien establece su vínculo con la filosofía.

El desarrollo de la estética occidental se ha enfocado en el análisis de la percepción, su impacto en la mente y los juicios derivados de ella. Sin embargo, en otras culturas también ha existido un profundo interés por lo estético, aunque desde perspectivas diferentes. 

Veamos algunos ejemplos de otros enfoques culturales:

Transmisión Esotérica – Japón

El sacerdote budista Kukai (774–835) relata:

“El abad me informó que las escrituras esotéricas son tan abstrusas que su significado solo puede transmitirse a través del arte. Por ello, ordenó al artista de la corte Li Chen y a una docena de pintores crear diez rollos de los mandalas de la Matriz y del Diamante.”

Refinamiento y Educación – La Caligrafía China

La caligrafía china no es solo un medio de comunicación, sino una disciplina espiritual. Su práctica requiere experiencia, meditación, penetración y sensibilidad. Forma parte esencial de la educación clásica del noble.

Religiosidad – El Arte Árabe-Musulmán

La prohibición de representaciones figurativas en el Islam llevó al desarrollo de formas geométricas y composiciones caligráficas, cargadas de belleza formal y profundo significado. Por ejemplo, los jardines se diseñan como alegoría del paraíso, mientras que la caligrafía expresa la palabra sagrada con una estética que realza su contenido espiritual.


Medida y Medio – La Filocalía o Amor a la Belleza

Para Platón, el verdadero arte requiere medida (metron), ya que solo esta permite el acceso a la emoción estética:

“El artista debe, si quiere trabajar bien, conocer la naturaleza de la medida.” (Filebo, 64e)

La medida constituye la llave que abre la cerradura del sentimiento estético. Entre todas las artes, la suprema es la del Demiurgo, el hacedor divino, que crea el universo imitando las Ideas Inmutables y dotando así a la Naturaleza de una belleza intrínseca que todo ser humano, en toda época y lugar ha apreciado. El amor a la belleza conecta al ser humano con el mundo eterno de los dioses y sus expresiones.

Plotino agrega en la Eneada (V, 4.33) que:

“El Bien irradia belleza desde sí mismo y es su fuente. La Belleza es la segunda emanación, y las obras humanas —como una estatua— imitan esa Belleza, y en última instancia, el Bien.”

El impulso estético apunta inicialmente al plano astral-búdico o emocional, pero puede ascender hacia niveles mentales más elevados, provocando incluso una visión intuitiva de realidades que trascienden el pensamiento lógico.

¿Por qué el arte nos impacta? Porque, como toda llave eficiente, debe haber una cerradura previamente existente. A veces, la percepción mental no basta; solo al tocar lo mental-intuitivo se abren las puertas a la contemplación de realidades superiores.

Estas realidades corresponden a lo metafísico, lo que está más allá de lo medible y visible. De ahí el título de este artículo: a través de la estética sensible se puede acceder a lo metafísico, que es meta-sensible.

Existen múltiples definiciones posibles de estética y arte, y muchas más sobre lo que es o no es arte. Pero desde esta perspectiva, el arte es aquello que —siguiendo cánones conocidos y desconocidos— busca una elevación espiritual o humana, e intenta compartir esa experiencia. Es Arte verdadero cuando logra alcanzar esa meta profunda y toca la “fibra sensible”, que no es otra que la fibra espiritual e idealista.

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Lecturas Complementarias


PLATÓN: 

LIBRO "POLÍTICO":
…algún día necesitaremos esta noción del justo medio con miras a la demostración de la verdad absoluta; mientras tanto, el argumento de que la existencia misma de las artes debe depender de la posibilidad de medir más o menos, no sólo entre sí, sino también con miras a la consecución del justo medio, parece dar un gran apoyo y es prueba satisfactoria de la doctrina que estamos sosteniendo: que si hay artes, hay medida, y si hay medida, hay artes; pero si alguna falta, no hay ninguno.

LIBRO "LA REPÚBLICA"
…Entonces la belleza del estilo, la armonía, la gracia y el buen ritmo dependen de la simplicidad. Quiero decir la verdadera sencillez de una mente y un carácter noble y correctamente ordenado, no esa otra simplicidad que es sólo un eufemismo de la locura?
-Muy cierto, respondió.
-Y si nuestra juventud ha de hacer su trabajo en la vida, ¿no deben hacer de estas gracias y armonías su objetivo perpetuo?
-Deben desde luego.
-Y seguramente el arte del pintor y todas las demás artes creativas y constructivas están llenas de ellas ─ el tejido, el bordado, la arquitectura y toda clase de manufacturas; también la naturaleza, animal y vegetal ─ en todas ellas hay gracia o ausencia de gracia. La fealdad y la discordia y el movimiento inarmónico están casi siempre relacionados con las malas palabras y la mala naturaleza, de la misma manera que la gracia y la armonía son las hermanas gemelas de la bondad y la virtud y poseen su semejanza.

sábado, junio 22

El Arte y la Técnica

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El Arte y la Técnica

El significado de las artes, hoy en día, es “cualquier actividad con una finalidad estética y también comunicativa” [Arte - Wikipedia]

Según esta definición tan amplia que nos facilita Wikipedia, un locutor de televisión también está haciendo arte, así como una telefonista o una azafata de vuelo, o simplemente el que arregla los productos en un escaparate, o la pescadora vendiendo sus productos. El arte es también, según este punto de vista moderno, sobre todo una cuestión de gusto, o sea no de intelecto, inspiración, admiración, etc., sino de mi gusto personal, algo sobre lo que, como todo el mundo sabe, no hay nada escrito.

Por consiguiente, la evaluación de una obra de arte en el mercado capitalista es sólo una cuestión de gusto impuesto, de modas pasajeras, y sobre todo de dinero.

Se dice también que en sus orígenes el arte tuvo en principio una función ritual, mágica o religiosa y que cambió adquiriendo, con la evolución (involución ?) del ser humano, aspecto sociales, pedagógicos, mercantiles y ornamentales.

Hasta aquí hemos llegado, hasta el punto de colocar al lado del Réquiem de Mozart, o del David de Miguel Angel, en la misma categoría, aquellas obras que destacan por su valor mercantil de moda y especulativo, o que simplemente que asombran por su descaro y originalidad: estatuas recubiertas de piel humana disecada, detritus y heces en una lata de conservas, o las obras producidas por un aparato mecánico. Todo estos son hoy ejemplos reales de arte en las galerías y museos del mundo.

Cuando fallamos en delimitar y definir lo que es arte, y no lo conseguimos encuadrar en margenes concretos, es porque debe corresponder a una actividad muy esencial y general del ser humano. Veamos su origen en los lenguajes antiguos:

En sánscrito, la lengua madre indoeuropea, encontramos el término तक्षति (tákṣati): Formar, cortar, cincelar, dividir en trozos, dar forma, crear, formar en la mente, inventar, reducir dividiendo, despellejar

En la variante de Punjab encontramos la palabra tacchnṇā relacionado con el τέχνη, téchnē en griego que significa arte y técnica.

En Matemáticas reducir dividiendo y simplificando, así como en escultura usar el corte del cincel es delimitar, hacer visible y objetiva una idea o una visión, o una imaginación, algo mental, o bien un sentimiento que se hace visible.

Todos esos significados sánscritos, nos llevan a entender el doble significado de la téchnē griega, arte y técnica, es decir dos cosas iguales en origen y que son operaciones humanas por excelencia, sirven ambas para traducir al mundo material concreto las ideas, intuiciones, pensamientos y emociones humanas:

Mundo Ideal, Mental, Inspiración, Sentimientos → [arte y técnica] → Obra

Este reflejo mundano de la Idea o del Pensamiento o del Sentimiento, hace que sea tan difícil y controvertido definir qué es Arte y qué es técnica o aplicación práctica. Así tenemos dos fenómenos distintos:

Mente, ingenio, razonamiento práctico → [Técnica] → Obra práctica, suntuaria, o decorativa.

Mundo Ideal, Inspiración superior, Intuición espiritual → [Arte] → Obra artística, que sirve de canal de acceso a la Idea contemplada o inspirada en el artista.

La contemplación de la supuesta obra “artística” genera en el observador reacciones distintas, de placer, de rechazo, de excitación de las pasiones, o por el contrario de elevación del pensamiento, de sentimiento auténticamente estético que nos eleva a intuiciones poderosas, como cuando se contempla la obra de la Naturaleza virgen.

Por consiguiente, no hay que luchar con las definiciones, sino que hay que aclarar cuál es su origen y cuál es el efecto, y deberemos juzgar si la técnica o arte empleado es el más apropiado para captar y ofrecer su contenido.

Así sólo deberíamos hablar de Arte cuando existe una armonía entre origen medios y fines, procediendo la Idea de la inspiración superior, de las Ideas Sublimes, de los Arquetipos (Bien, Verdad, Belleza, Justicia), poseyendo así el objeto artístico la capacidad, en su belleza y armonía, de elevar nuestro pensamiento, emociones y deseos, hacia lo superior.

Si no posee las características señaladas más arriba, hablaremos más bien de técnica, en el sentido moderno, o de arte menor, no por su belleza más o menos objetiva, sino porque el valor e intención con el que ha sido construido no es el de elevación de la conciencia, sino meramente una satisfacción sensual, utilitaria, o relacionada con el mundo material en el que vivimos, ya se trate de reivindicaciones políticas, sociales, o meramente una búsqueda de la sensación y el asombro, del “épater”, como dicen los franceses, o sea deslumbrar, encandilar, impactar, pasmar y sorprender.

En el Arte Verdadero, el artista ejerce un esfuerzo intuitivo, contemplativo, y mental por captar verdades y esencias ideales, es un ejercicio casi ascético, de renuncia a uno mismo en pos de la visión suprema.

En el llamado arte moderno, sin embargo, ya no se busca representar la esencia de las cosas, o simplemente la representación de las cosas tal como son, sino que el artista se convierte en el centro, se trata pues de MI VISIÓN, MI PENSAMIENTO, MI PLACER O GUSTO, O INCLUSO MI DISGUSTO. Así de la obra anónima de arte, como ocurrió durante siglos, se ha evolucionado a centrar y hacer girar todo el valor del arte alrededor del “nombre del autor”, que es quien le da valor en la sociedad capitalista y comercial. La aspiración de muchos artistas modernos es la de ser reconocidos, de ser famosos, de que se les admire a través de su obra. La explicación o la visión personal que el pseudo-artista proporciona o su adscripción política cuenta más que el valor de dicha obra en sí.

El contemplador del arte moderno, movido por la misma vanidad que el autor, se convierte en diletante, en arbitro de la elegancia, en “entendido” cuya opinión buscan y halagan todos los artistas noveles, y sobre todo los marchantes.

Este es el resultado y otra desgracia más de nuestro siglo materialista, basado en una economía vendedora y compradora de almas.

Recuperar el Arte significa recuperar al artista, o sea, alguien que, además de conocer profundamente las habilidades de su oficio, al mismo tiempo se inspira en los Ideales del Bien y de la Belleza, que persigue con su oficio, para dejar que los demás también contemplen esos arquetipos.

En este sentido Oriente ha sabido conservar en mejores condiciones ese espíritu, así un Maestro de Ikebana, o un artista de Kabuki, o un danzante de Bharatanatyam de la India, están más cercanos al concepto clásico de artista que los pseudo-artistas occidentales, porque lo esencial ha permanecido: el largo trabajo sobre sí mismo, el perfeccionamiento sin límites, y la búsqueda sin fin de la belleza.
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martes, enero 30

El Arte Que Trasciende: Estética Metafísica

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El Arte que trasciende

Estética Metafísica

Lo que caracteriza al mundo de hoy es la falta de profundidad. Todo carece de trascendencia, por tanto cualquier actividad humana, llevada a su última perfección, se queda corta porque no es capaz de saltar la barrera del límite metafísico. En otras palabras, las explicaciones materialistas al uso tanto del Arte, como de la Historia, de la Psicología, de la Ciencia, etc., terminan en el mismo lugar donde empezaron, en el dominio de lo físico y material. Y dando vueltas y coletazos, como un pez sacado del agua, nos hace morir de asfixia, por falta de elementos superiores, aplastados así por lo ramplón que no ve más allá de sus estrechas miras.

Resumiendo, el Límite Metafísico insuperable, está en la raíz de la angustia vital propugnada, por ejemplo, por esa pseudo-filosofía llamada existencialismo del marxista estalinista y materialista Jean Paul Sartre.

La Música, o sea las Artes de las Musas, que no se limitan pues al sonido, sino a toda su producción artística, es un ejemplo de ejercicio para superar los límites entre la materia y lo metafísico. Todas las llamadas “artes”, y utilizo letras en minúsculas con toda intención, pueden ser utilizadas de una manera vulgar y material, o bien servir de pedestal a partir del cual lanzarse a las conquistas del espíritu.

Así, de esta última manera el “arte” o diríamos mejor lo artesanal, se convierte en ARTE, que nos permite intuitivamente trascender la vida vulgar.

Por ejemplo,la Música, como Arte de los Sonidos, formaba parte en la antigüedad de los Misterios. Hoy esta palabra, no encierra en verdad misterio alguno, salvo el de la ignorancia o la superstición, ya que a lo que los clásicos se referían con tal nombre era a las ceremonias iniciáticas en las que los “Mystae”, los velados, podían contemplar las verdades divinas, en lo que Platón llamaba la “epopteía”, la visión directa de los dioses.

La Música y el Teatro mistérico ayudaban pues a los “velados”,o sea a los que no podían ver la realidad directamente, sino a través de velos, a despojarse de los mismos y contemplar la Verdad. Pues hay verdades últimas que no pueden ser expresadas por el discurso racional, sino a través del sentimiento estético que es capaz de transportarnos a experiencias superiores.

Durante el Renacimiento italiano, el mundo románico encerrado en sí mismo, y cargado de las cadenas del peso eclesiástico, acabó por romper los límites metafísicos impuestos. De repente, la Tierra, rodeada por 7 esferas de las que pendían los ángeles, regida desde arriba por un ser supremo que más bien parecía una repetición del Zeus griego, se abrió a un mundo nuevo lleno de ARTE, que explicaba lo invisible a través de un impulso metafísico cargado de belleza. Los antiguos Misterios se expresaban de nuevo tímidamente a través del Arte.

Como ejemplo, esta es la época de Marsilio Ficino, el pequeño hombre, quien fue destinado desde joven por Cosme de Medici, patrón y regente efectivo de Florencia, a ser el instructor y traductor de los trabajos de Platón, perdidos entonces para el mundo occidental. Fue Ficino el verdadero impulsor de la Escuela Platónica del Renacimiento, que tanta influencia tuvo también sobre el trabajo de artistas como Botticelli, y obras como “La Primavera” y “El Nacimiento de Venus”. Personalidades tales como Pico de la Mirandola, Agrippa de Nettesheim, Durero, Milton, etc. recibieron la influencia de Marsilio Ficino.

Se decía que en dichas reuniones en la Escuela Platónica, cuando la tristeza o el desánimo cundía entre sus participantes, Ficino con su lira mágica, templaba y exaltaba el espíritu de todos los participantes, muchos de los cuales fueron los pioneros del maravilloso Renacimiento italiano.

Las Artes se hacían así terapéuticas, e incluso la música occidental recuperó en parte los antiguos vientos, avanzando paso a paso desde el Renacimiento hasta las poderosas obras de la Época Clásica. En Occidente se ha comenzado otra vez a explorar el valor terapéutico de la música, y se está aplicando incluso en niños con autismo o con déficits intelectuales. Ahora bien, el arte y la música en particular como terapia, tiene que ser activo, hay que formar parte del mismo.

Pero además, ayuda a romper los límites metafísicos, acompaña con sus vibraciones el alma para que penetre intuitivamente en lo que está más allá de este mundo material. Las Artes, en sus múltiples expresiones, nos permiten hablar con los dioses, con el mundo arquetípico.

En el antiguo Egipto, por ejemplo,se utilizaba la música de los planetas, o de las 7 Vocales, cada una relacionada con el sonido de un planeta sagrado, y por ende con un dios, siendo las distancias teóricas de sus órbitas, hasta el centro, las cuerdas de un arpa imaginaria. De ahí que se hablase de la Música de las Esferas, la vibración de cada planeta al moverse en círculos. Esas siete vocales, han sido investigadas por muchos eruditos, llegando a conclusiones sorprendentes.

Por tanto, ¡qué triste es que un músico, un artista, diga hoy en día que sólo se trata de un trabajo más!, porque significa que ya no posee la varita mágica de la Estética Metafísica.

DE LA ESTÉTICA A LA METAFÍSICA

Arte y Estética no son sinónimos, aunque están íntimamente relacionados. Veamos primero que se suele entender por Estética:

La Estética se define como una rama de la filosofía, centrada en el estudio del conocimiento obtenido a través de los sentidos, y él estudio de las características de estos últimos.

Se considera el “nacimiento” de la Estética occidental y su relación con la Filosofía, a partir de la obra del filósofo alemán Alexander Gottleib Baumgarten (Aesthetica, 1750)

Transmisión Esotérica:

El Arte también ha servido para transmitir lo que nadie podía expresar con palabras. Así, del sacerdote budista Kukai (774-785) tomamos las siguientes palabras:

El abad me informó que las escrituras esotéricas son tan abstrusas que su significado no puede transmitirse excepto a través del arte. Por esta razón, ordenó al artista de la corte Li Chen y a una docena de otros pintores que ejecutaran diez rollos de los mandalas de la Matriz y del Diamante…

Refinamiento y Educación

“La Caligrafía China”

La caligrafía china se ha relacionado con la comunicación y el cultivo espiritual. Su práctica requiere altas cualidades personales. Requiere experiencia, meditación, penetración y sensibilidad, forma parte de la educación del noble.

Religiosidad

El Arte Árabe-Musulmán

La representación figurativa de seres vivos, estando prohibida en el Islam, ha hecho que el arte islámico haya desarrollado por un lado la belleza formal representada en las formas geométricas, a menudo alegóricas, por ejemplo la estructura de los jardines, a semejanza del paraíso, y por otro lado las representaciones caligráficas cuyo valor y dignidad no sólo radican en su forma sino también en el significado de las palabras o versos del Corán.

Medida y Medio

Filocalía o «Amor a la Belleza»

Para Platón, el Arte, o mejor aún, el “Efecto Estético”, que es lo que en realidad se persigue, necesita de la Medida:

“El artista debe, si quiere trabajar bien, conocer la naturaleza de la Medida (Metron, Philebus 64 e).

La “Medida” está en la base de cualquier desarrollo artístico verdadero, porque sólo la medida “abre”, y “encaja” en la cerradura que facilita la entrada a la Emoción Estética, que es el Medio.

Entre las Artes, la más alta es la del hacedor divino, el Demiurgo, que compuso el Universo como una imitación de las Ideas Inmutables. El “Amor a la Belleza”, relaciona a los hombres con los dioses y con la belleza del reino eterno que habitan y sus expresiones.

Plotino añade: (Enéada N, 4·33).

El Bien irradia belleza de sí mismo y es la fuente de la belleza, mientras que la Belleza misma es la segunda en el orden de las emanaciones. Así, la belleza de un objeto hecho por el hombre (una estatua) es una imitación de la Belleza y, en última instancia, del Bien.

El impulso estético, tiene una primera diana definida: el impacto astral-búdico. A través del mismo éste penetra en otros niveles como el mental, donde agitando el pensamiento, no sólo sugiere ideas y juicios, también puede alcanzar niveles vibratorios más altos, puede llegar a provocar la visión intuitiva de realidades que están más allá del alcance de nuestro razonamiento y juicio.

¿Por qué impacta? Porque, como toda llave, previamente hay una cerradura que le corresponde y que es preexistente en el alma del ser humano.

A veces, al principio sólo se trata de una percepción mental, pero ésta por sí sola no es capaz de ir más allá. Sólo cuando ésta percepción mental impacta en lo mental-intuitivo, es cuando se abren las puertas a la contemplación de las realidades a las cuales apunta la obra artística.

¿Qué realidades son éstas?: Lo Metafísico, aquello que está más allá de lo mensurable, de lo sensible y manifiesto en este mundo. Y así se explica el título de este artículo, porque es a través de la Estética sensible que alcanzamos la Metafísica meta-sensible.

Hay, como podemos ver, hay muchas definiciones posibles sobre lo que es Estética, sobre el Arte, sobre lo que es y lo que no es. Pero desde esta perspectiva, el Arte es aquello que siguiendo los cánones, conocidos y desconocidos, pues no todos han sido revelados, con una intención definida de elevación humana y/o espiritual, o de compartir dicha experiencia, es capaz de alcanzar su meta profunda y tocar, como se suele decir, la fibra sensible, que no es otra más que la fibra espiritual y del Idealismo.

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lunes, mayo 22

Las Artes, Hijas del Dios y de la Memoria

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Las Artes, hijas del dios y la memoria

Arte y Filosofía, según el concepto platónico, están íntimamente asociados. No obstante, al observar el panorama artístico alrededor difícilmente podemos atestiguar dicha relación. Claro que… tampoco nuestro mundo se caracteriza por presentar señales de una filosofía clásica viva, es decir un camino filosófico hacia la Sabiduría Atemporal. Sin uno tampoco está presente la otra.

El Arte, cuando es real, se relaciona con un Arquetipo fundamental, o sea un Modelo Atemporal que guía a los seres humanos a través de los milenios: la búsqueda del conocimiento y de la sabiduría a través de la Belleza. Es decir, la verdadera actividad artística es un puente entre este mundo y dicho arquetipo, un camino hacia la totalidad.

Otra cosa bien distinta es lo que hoy se llama arte, que más bien es un puente lleno de vanidad, cuando no de odio, propaganda política, o simplemente la fealdad que sólo conduce a más fealdad: ¡Vean cuán atrevido soy!, “¡Observen mi ingenio sin par!, ¡Sigan mis oscuros caminos!, ¡Aprecien mi excepcional y único ser en mi única y excepcional obra!”

Cuenta Giorgio Vasari, quien escribió una biografía de los mejores artistas del Renacimiento, cómo cierto Papa envió un emisario para investigar si era real el genio y destreza de los artistas florentinos, para decidir a quién quería encomendar un trabajo. Cuando el emisario, tras visitar a varios, llegó ante Giotto, artista del siglo XIV y considerado padre del Renacimiento, al que solicitó alguna prueba de su pericia.

…El artista tomó una hoja de papel en la cual, con un pincel mojado en rojo, apoyando el brazo en el costado para hacer de él un compás y haciendo girar la mano, dibujó un círculo tan perfecto de curva y de trazo que era maravilloso verlo. Hecho esto, dijo, sonriendo, al cortesano: «Aquí está el dibujo». El interlocutor, creyendo que el artista se burlaba, contestó: «¿No he de recibir otro dibujo que éste?» «Basta, y aun sobra con él -repuso Giotto-, enviadlo junto con los demás y veréis si será apreciado». El emisario, viendo que no podía obtener otra cosa, se alejó bastante insatisfecho y preguntándose si Giotto no le había tomado el pelo. Empero, al enviar al Papa los demás dibujos, con los nombres de quienes los habían ejecutado, le remitió también el de Giotto, refiriendo la forma en que se había empeñado en trazar el círculo sin mover el brazo y sin ayuda de compás. Y el Papa y muchos cortesanos entendidos reconocieron por ese dibujo hasta qué punto Giotto superaba en excelencia a todos los demás pintores de su tiempo.

(“Las vidas de los más excelentes arquitectos, pintores y escultores italianos”, Giogio Vasari, 1511-1574)

Las Artes como Vía de Acceso

Para nuestra exposición nos valdrá como soporte un viejo símbolo, la forma geométrica de la pirámide. Ésta, incluso en su mismo nombre griego lleva la idea asociada, pues es la forma que toma el ascenso “piramidal” del fuego, pues justamente eso significa el término griego, “pyr”, o fuego.

El ascenso a la cúspide la pirámide representa el ascenso a la cúspide misma del hombre, es decir el Conocimiento Último y la Sabiduría, aquello que ayuda a trascender las limitaciones de la materia. El ascenso no puede ser vertical, el ser humano no puede de la noche a la mañana ascender por una imposible pared vertical. Pero sí que puede ascender los escalones de sus caras inclinadas, poco a poco, con esfuerzo, ello es posible.

Hay 4 caras para ascender, y aunque por naturaleza propia podamos comenzar el ascenso eligiendo una de ellas, descubriremos más adelante que las 4 caras se van uniendo progresivamente, y que en realidad ascendemos por medio de todas ellas. Cuatro son pues las Vías de Acceso a lo Superior, y estas son la Religión, la Ciencia, la Política y el Arte, que son las formas humanas de aplicar los 4 Arquetipos del Bien, la Verdad, la Justicia y la Belleza.

Es un ascenso integral, pues por ejemplo nadie podría acceder a la Sabiduría y desconocer los fundamentos de la Ciencia, o buscar la Verdad sin el objetivo del Bien, ni buscar el Bien sin ver la Belleza en ello.

Los grandes Maestros de la Humanidad, en cualquiera de sus ámbitos, a lo largo de los siglos han volcado su saber y experiencia en el seno de las escuelas de filosofía clásicas, en las escuelas discipulares, así como en impulsos religiosos prístinos, que se renuevan de tiempo en tiempo cada vez que decaen y pierden su sentido original. Podemos también constatar su acción en épocas maravillosas como la del Renacimiento, donde de repente, desde el fondo relativamente oscuro de la Edad Media, surgieron innovaciones científicas y técnicas, descubrimientos geográficos, revoluciones en el arte y en la vida de los pueblos, en muchas casos renovación de cosas que ya existían muchos siglos antes, pero que ahora retornaban llenas de impulso.

Esa revolución del Renacimiento tuvo también una expresión artística, de hecho la mayoría de la gente recuerda ese periodo gracias a ello, aunque ignore que muchas otras cosas cambiaron también.

El Arte dotó entonces de alas a todas las demás cosas, por ejemplo, Vesalius, el maestro médico y primer revolucionario de la anatomía, quien dio un gran impulso a la medicina, cuando quiso esparcir dicho conocimiento, hizo que los mejores artistas del grabado y el dibujo representaran en armoniosas proporciones e incluso bellas actitudes los ejemplos anatómicos. Basta con recordar al mismo Leonardo DaVinci, sus estudios científicos representados en bellos borradores.

Aquella bella floración del Renacimiento fue no obstante parcial, pronto ahogada en las luchas fanáticas religiosas, y sofocada por las muchas inquisiciones. Sólo quedó luego la forma sin el espíritu que la animaba, por eso sólo pudo dar nacimiento posteriormente al frío materialismo científico como su único heredero y dejar tras de sí trozos de belleza que dormitan en los museos o frente a los cuales paseamos insensibles en nuestras calles.

Faltaron los Misterios de la Antigüedad, verdadera alma bajo la que fueron presentados en los tiempos clásicos las formas artísticas, la música, el teatro, la danza, todas ellas formando parte de aquellas representaciones de raíz mistérica.

En las ceremonias y cultos mistéricos, según nos cuenta Estrabón, tenían en común el “portar ramos, danzar en coros y practicar las iniciaciones” (dendroforíai te kaì choreîai kaì teletaì koinaì tôn theôn eisi toýton - Estrabón X, 3,10) Danza y música, teatro, poesía y coros, todos se aunaban en los misterios, y todos poseían una relación con la filosofía.

Sus protectoras fueron las 9 Musas, las hijas de Zeus y Nemosine, o sea la divina inteligencia y la memoria, pues es la memoria la que a través del arte perpetúa el recuerdo (= “musa”) de aquello que fue y que volverá.

El arte aúna en la belleza todo lo que se conoce. Es unificador. Y una de sus mayores ambiciones es unificar al ser humano, consigo mismo primero, con la naturaleza, y con el dios oculto en la naturaleza. Y también nos unifica ligando el presente con el pasado, o sea la tradición, así decía Platón que los egipcios eran admirables porque desde los tiempos antiguos conservaban formas canónicas que no cambiaron a lo largo de los siglos, porque para hablar a los dioses había que hacerlo en el idioma de los seres divinos.

El ascenso por esta cara de la pirámide, por la cara del Arte, aúna todas las otras caras, permite embellecer, armonizar, y “entusiasmar”, o sea dotar de “en-theos”, o de lo divino, a todos los seres humanos, incluso a los más humildes e ignorantes. No en vano, como enseñó el profesor J.A. Livraga, los Vedas, la más antigua de las producciones filosóficas y literarias de la humanidad, se memorizaron y repitieron a lo largo de los siglos por medio del canto, de los patrones musicales, y de la imaginería artística. Y esa belleza, ese sentimiento poético musical permitió que el mensaje llegase hasta la última cabaña, hasta el rincón más remoto de la antigua India, permitiendo así que desde los más elevados brahmanes hasta las más humildes castas pudiesen participar de la Belleza y la Verdad.

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domingo, diciembre 4

El Número, la Armonía y el Canto Coral

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El Número, la Armonía y el Canto Coral

Lo más rutinario, aquello que todos los días utilizamos para cuestiones utilitarias, el número, encierra dentro de sí un misterio.

El número es como la cristalización del agua del Mar Infinito, es la concretización de nuestra mente a partir del Número Infinito, del concepto universal.

El Número en su esencia es inaprensible. Los números ordinarios, hijos del Número Ideal, se deslizan. O mejor dicho, es nuestra conciencia la que se desliza a través del tiempo, queriendo aprehenderlos en su esencia, pero éstos se escapan como el agua entre los dedos.

El ser humano no puede ir más allá del “número concreto”, de la conciencia concreta, salvo por medio de la Proporción y la Armonía y el Ritmo. Estas tocan las relaciones que existen más allá de los números concretos. La proporción y la armonía existen porque el número reposa sobre un entramado, sobre un colchón invisible, constituido por la Esencia del Número, aquello que incluye al número y al no-número, como el trazo del arado en el campo de cultivo, que define una zona y en medio deja otras sin definir, que forman parte del trasfondo.