sábado, julio 5

¿Un Mensaje para el Futuro? La biblioteca de Padiamenope

 ¿Un Mensaje para el Futuro?

La biblioteca sagrada de la tumba de Padiamenope

En el anterior artículo que publicamos, hicimos referencia a un periodo de Egipto convulso y complicado, el siglo VII a.C.E, vio en rápida sucesión la caída de la XXV dinastía Kushita de origen nubio, la conquista por los Asirios, el debilitamiento de estos, y finalmente el comienzo con Psamético I, la unificación de nuevo de Egipto con el establecimiento de la XXVI dinastía.

Pero este periodo de Egipto fue precedido por la fragmentación previa de Egipto entre los faraones con dominio sobre el Norte, y los del Sur con dominio a partir de Tebas. El tiempo final se acercaba poco a poco, y ya en esos tiempos previos de disolución, Herihor, primer sacerdote de Amón en Tebas, tomó en sus manos el poder, inaugurando así la dinastía XXI con asiento en Tebas.

Este Herihor fue quien impulsó el traslado de las momias reales desde sus tumbas hasta una cueva escondida, en las colinas, por encima del templo de Hatshepsut en Deir el Bahari. De noche, para no ser observados, los cuerpos de los faraones fueron trasladados y a veces depositados bruscamente en aquel escondite. Y ahí permanecieron hasta su redescubrimiento por los egiptólogos del siglo XIX. Evidentemente el poder real en Tebas era ya incapaz de mantener la seguridad de las tumbas reales, y temiendo su destrucción recurrió a esta arriesgada maniobra que finalmente tuvo así éxito: la mayoría de las momias reales que el turista puede contemplar hoy en los museos egipcios son aquellas que fueron rescatadas de aquel lugar.

Esta debilidad de las dinastías y su separación, condujo a la invasión del poderoso reino de Kush, y los acontecimientos relatados más arriba.

¿Quién fue el misterioso Padiamenope?

Padiamenope, también conocido como Petamenophis, es un personaje a caballo entre las dinastías XXV y XXVI. Su tumba, inmensa, más grande que la de muchos reyes, y la docena de estatuas encontradas dedicadas a él, es algo inusual y que llama nuestra atención. No ocupó ningún cargo importante en la estructura estatal, y su título de Jefe Sacerdote Lector, nos lo presenta como un erudito, algo que como veremos es muy importante en su biografía y significado.

A pesar de ello era, junto al Faraón, el único realmente autorizado a dirigir las fiestas de Amon-Ra en Tebas, como "Director de las Fiestas de Amón", además de añadir a estos títulos el de ser "Secretario Privado del Rey" y "Sacerdote Jefe Ritualista". Todo ello apunta a alguien con profundos conocimientos, un sabio, y que además gozaba de una confianza especial por parte del faraón, o faraones: curiosamente, como era la costumbre, en su tumba da gracias al faraón por el privilegio de permitir su construcción, pero no indica en ningún momento a qué faraón se dirigía.

Según Claude Traunecker (Univ. Estrasburgo), quien comenzó de nuevo la excavación de su tumba, "Padiamenope era un sabio especializado en rituales reales" y continúa diciendo que "su tumba, es mucho más que una simple tumba: es un lugar de peregrinación y de culto, con un santuario subterráneo consagrado a Osiris, en el corazón de una gigantesca biblioteca-museo"

La Biblioteca Sagrada de Padiamenope

La tumba de Padiamenope como señalamos es inmensa, comprende 22 cámaras, que se distribuyen en 4 niveles de profundidad, el área decorada corresponde a unos 2622 m2. En el siguiente enlace puede apreciarse la extensión de dicha tumba:


Sus paredes, todavía en proceso de consolidación, interpretación y restauración, contienen toda una colección de textos sagrados esenciales, en la siguiente imagen podemos ver parte de la tumba y la localización de los textos más importantes:


Según la egiptóloga Isabelle Règen, que califica el lugar como una biblioteca en piedra:
"Los libros inscritos a menudo clarifican y rehacen los originales, y los reorganiza en un orden textual y arquitectónico al mismo tiempo. Estos textos nos permiten clarificar y entender textos anteriores defectuosos".

El profesor Claude Traunecker añade: "El sabio Padiamenopè hizo esculpir en las paredes de su tumba el resultado de sus trabajos de compilación y de modernización de los grandes corpus funerarios del Antiguo Egipto e invita explícitamente a los visitantes del futuro a copiarlos y estudiarlos, en definitiva a transmitirlos".

De hecho la figura de Padiamenope aparece en las primeras escenas a la entrada de la tumba dirigiendo su mirada hacia el exterior, e invitando a los que llegan a participar de sus tesoros, algo muy extraño, porque habitualmente se protegía la entrada a las tumbas e incluso se inscribían textos mágicos para expulsar a los intrusos. Sin embargo sus palabras son una bendición y una invitación:

... O, vosotros los vivos Aquellos que estáis sobre la tierra, Aquellos que habéis nacidos y aquellos que nacerán. Aquellos que vienen como seguidores de Montu, señor de Tebas Aquellos que vienen a disfrutar al occidente de Tebas Aquellos que pasan por las escaleras Aquellos que penetran en las tumbas y que contemplan lo que allí ahí, Tan verdadero como Amon-Ra, el señor vivo para nosotros adorad al dios, y pronunciad la fórmula de ofrenda, completar este monumento y restaurar lo que se haya dañado.

Parece ser que incluso en cámaras profundas se permitió la entrada de cierto público, y se hicieron ceremonias, e incluso pudo haber animales sagrados vivos.

Todo parece indicar por tanto que es el trabajo de un sabio, amigo personal del rey, sin cargos públicos importantes, pero con una sabiduría reconocida que le permitió, con apoyo de la realeza realizar su sueño de transmitir las mejores versiones de los libros sagrados, así como una cierta tradición iniciática en relación con las estrellas imperecederas. Así, su tumba no termina al este como otras, sino que se dirige de manera clara hacia el Norte, al lugar de las estrellas sagradas del polo norte, y en una cámara secreta superior, se encontró los restos de su tumba, y murales astronómicos con extraordinarias representaciones de la estrellas circumpolares.

En el corazón de la tumba

En el corazón mismo de la tumba se encuentra un Templo Osiriano, un lugar central y de gran importancia que lo convirtió en el eje de peregrinación, así como para los seguidores de Montu, el dios ancestral de Armant —lugar de origen de Padiamenope, cercano a Tebas— y considerado el antecesor guerrero del dios Amón.

Aún hoy, en esa pequeña villa del sur de Egipto, puedo dar testimonio personal de la existencia de grupos de egipcios nativos que, con entusiasmo, buscan reavivar las antiguas tradiciones vinculadas a Montu, Amón, Tebas y Armant.

Resulta igualmente llamativo que, en El Cairo —ciudad tradicionalmente invadida por gatos y donde hasta hace poco los perros salvajes eran perseguidos, maltratados y apedreados por la gente—, estos animales se hayan convertido en los últimos años en compañeros domésticos de muchas personas. Ahora se acomodan en los vestíbulos de los edificios como guardianes de sus propietarios, y otros simplemente sin amo, consideran amigos a todos los que pasan. La gente los cuida y alimenta, y ellos, con alegría, parecen haber retomado su lugar como antiguos señores de Egipto: un símbolo de los nuevos tiempos que se avecinan, en los que los perros, hermanos de Anubis, regresan por sus fueros.

¡Seguramente los dioses también los protegen!

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