FILOSOFÍA DE LA INDIA 2
LA CONTROVERSIA SOBRE LOS ARIOS
El origen de la filosofía hindú deriva, como veremos más adelante, de la elaboración filosófica alrededor de los contenidos de sus textos sagrados, fundamentalmente los Vedas.
Se postuló durante el siglo XIX, sobre todo por autores europeos, que dichas escrituras sagradas eran la producción de un pueblo invasor de la India primitiva, los arios, que procedentes del Norte del país trajeron consigo los Vedas, la lengua sánscrita y sus costumbres guerreras.
El imaginario construido a partir de estos puntos de vista sirvió como base para crear una división dentro la India, promovida por los intereses británicos coloniales, que aplicaron, como en muchas otras ocasiones y lugares, la política del “divide y vencerás”. De tal manera que por medio de una triple acción: cultural, religiosa y racial, incitaron a la controversia dentro del propio pueblo hindú hasta nuestros días.
El relato consistía en suponer la existencia de pueblos autóctonos anteriores, los drávidas, inferiores social y culturalmente, y por otro lado los pueblos “nobles” (arios), conquistadores de piel blanca que procedieron del Asía Central y del Oeste. Así, al tiempo que se dividía a la población de la India, se creaban mecanismos educativos como las escuelas británicas con contenidos británicos, en los que sólo se admitía a las clases más altas (brahmanes, kshatriyas, etc.).
Estas instituciones educativas enseñaron a despreciar las tradiciones hindúes indígenas, a admirar la cultura y el pensamiento británico, promoviendo así la adscripción de estas clases indas invitándoles a formar parte de la administración, del ejercito, y de toda otra institución nacional, sirviendo bajo el mandato británico a sus intereses coloniales.
Una segunda agresión británica consistió en la propagación del cristianismo entre la población hindú. Los misioneros americanos e ingleses de varias iglesias fueron apoyados y estimulados por el régimen colonial, convirtiendo a muchos de sus nuevos fieles entre las clases inferiores. Hubo varios autores, entre ellos H.P. Blavatsky, que ya en el siglo XIX señalaron que el mayor número de crímenes, robos, etc, comparado con los seguidores del hinduismo clásico, se produjeron en la India por parte de estos conversos cristianos.
La tercera linea de acción, fue la traducción de los textos sagrados de la India (Vedas, Upanishads, Puranas, etc.) emprendida por Max Müller, un alemán, que apoyado por la Compañía de las Indias Orientales (British East India Company), entidad supuestamente comercial pero sostenida y sostenedora del dominio británico, que se propuso demostrar la ignorancia, superstición y falsedad de las creencias brahmánicas presentes en sus textos sagrados, además de extender el mito de la supremacia aria blanca de los primeros invasores de la India.
Fruto de esta labor coordinada fue la colección de libros sagrados del oriente (Sacred Books of the East Series, 50 volúmenes). En una primera etapa, la degeneración en la que se encontraba en aquel momento la cultura hindú, hizo que Max Müller viera en los primitivos textos de los Vedas y Upanishads una altura que no se correspondía con la realidad de la época, haciéndole creer que la única solución para la regeneración de la India era la cristianización que daría lugar a un cristianismo sui generis hindú, no igual que el resto, pero que estaría más cerca de la más noble tradición aria.
La India está mucho más madura para el cristianismo que Roma o Grecia en la época de San Pablo. El árbol podrido tiene desde hace algún tiempo soportes artificiales, porque su caída habría sido inconveniente para el gobierno. Pero si el inglés llega a ver que el árbol debe caer, tarde o temprano, entonces la cosa está hecha. (Max Müller, carta al caballero Bunsen)
Esta triple acción colonial sobre el pueblo indio se acompañaba de una creciente admiración por el concepto del pueblo Ario, al que se hacía equivalente a las razas blancas europeas, las que colonizaban y dominaban el mundo en esa época, y que se consideraban por esta misma razón superiores a todas las demás.
Las consecuencias de ello fueron letales, y aún hoy en día se dejan sentir tanto en la India como en el mundo occidental. Se construyó alrededor de ello toda una mitología política en Europa de desgraciada memoria. Si bien es cierto que la ocupación británica, como se suele decir, construyó lineas de ferrocarril, el telégrafo, etc. (que hacía por su propio interés comercial) también dejó según algunas estimaciones más de 100 millones de muertos detrás.
H. P. Blavatsky criticó en sus escritos esta manipulación, y por esa misma razón los servicios secretos británicos intentaron desacreditarla por varios medios, entre ellos acusándola de ser espía rusa (Rusia e Inglaterra en aquella época estaban enfrentadas). También señaló el abuso misionero de los cristianos en la India, y por esta misma razón fue atacada por ellos constantemente, hasta el punto de montar acusaciones falsas contra esta filósofa y escritora. Pero lo que más lamentó fue la creación por parte de los sistema educativos ingleses de una clase de funcionariado civil hindú al servicio británico, que renunció a su pasado, a su historia, a su pueblo, e incluso que tildó sus libros sagrados de pura superstición.
Apuntaba Blavatsky la existencia de enormes ciclos evolutivos de la Humanidad, en su conjunto, y por tanto la aparición progresiva de Humanidades sucesivas a las que para distinguirlas les asignó distintos nombres. Para ella, la presente humanidad, el presente ciclo que sería el quinto, era la Humanidad Aria, que prácticamente incluiría a todos los tipos humanos existentes hoy en día, salvo algunos restos procedentes de Humanidades anteriores. Por tanto, para ella, los Arios no se identificaban con los pueblos europeos nórdicos, ni de piel blanca, sino globalmente con la presente Humanidad, que tuvo un origen en un tiempo muy remoto, cientos de miles de años antes. Por el contrario, el concepto ario que elaboraron los eruditos europeos de la época era el de una raza superior originada en el Asia Central y Occidental, unos pocos miles de años antes, parte de la cual invadió la India por el norte, unos 1.500 años antes de la Era común, y otra parte se dirigió al Oeste constituyendo el núcleo de los pueblos occidentales europeos, particularmente los del norte de Europa.
Consideraba también H.P. Blavatsky que el origen, o tierra crisol de los pueblos de la quinta Humanidad o Humanidad Aria, donde comenzaron su andadura, después de cataclismos que casi los aniquila cientos de miles de años antes, radicaba en una zona del Asia Central, cerca de lo que entonces era un Mar interior, y ahora es un desierto, el Gobi, esta es la Aryavartha mítica, a la que hace referencia no sólo los textos hindués sino también los iranios. Esa Humanidad Aria, estaría constituido en sus diferentes ramas por la mayoría de la población humana existente hoy en día: pueblos de la India, europeos, árabes, semitas, chinos, amerindios, etc.
Hoy, los estudios científicos están de acuerdo con estas nociones de Blavatsky, así, por ejemplo, hoy se reconoce que el uso del término “ario” posee unas connotaciones lingüísticas, culturales y religiosas, pero en ningún caso raciales. El pueblo ario según Blavatsky se constituye alrededor de una tierra original, Aryavarta, una tierra casi mítica, situada más allá del Tibet, y ocupando una gran extensión, de donde partirían todas las emigraciones y poblaciones mencionadas anteriormente, la ciencia moderna sin embargo adscribe esta Aryavarta al norte de la India y al Indu Kush. Lingüísticamente se fundamenta en el sánscrito, como lengua original. El “ario” es el noble, el hombre superior moralmente, no como raza, sino como hombre civilizado, mientras que los pueblos “inferiores” no lo son por su raza u origen, sino por un comportamiento incivilizado o primitivo, semejante al concepto aplicado por los romanos a los bárbaros.
MIGRACIONES EN LA INDIA
COMPOSICIÓN ÉTNICA:
Las ideas raciales del siglo XIX, que pretendían una invasión violenta y destructiva de los arios procedentes del norte, que acabaron con la civilización del Valle del Indus (Mohenjo Daro, Harappa) no es sostenible, no se observan en los restos arqueológicos signos de conquistas o destrucción de ciudades, los enterramientos aparecen a varios niveles, y no superficiales como ocurriría en una matanza por invasión. Pacíficamente, a lo largo de siglos, en la parte norte de la India se asentaron emigrantes procedentes de Eurasia (teoría Kurgan) que se añadieron a las poblaciones ya existentes. Se distinguen pues dos grupos ancestrales fundamentales:
Ancestral North Indians (ANI) o Indios Ancestrales del Norte (9000 antes de la Era Común) Ancestral South Indians (ASI) o Indios Ancestrales del Sur (4000 antes de la Era Común)
Estos dos grupos se mezclaron a partir del 4000 antes de la Era Común.
Por consiguiente, Mohenjo Daro, o Harappa, forman parte del conjunto de la civilización hindú, y no son el resultado de una civilización drávida conquistada.
El grupo ANI, o Indios Ancestrales del Norte, son de ascendencia euro-asiática occidental, iraníes primitivos, y pastores de las estepas occidentales (Kurgan)
El grupo ASI, o Indios Ancestrales del Sur, están relacionados con los asiáticos orientales, aborígenes australianos, y pueblos de Andamán.
Como se indica más arriba, a partir del 4000 antes de la Era Común se mezclaron, constituyendo pues una sola unidad en variedad, de la misma manera que en España podemos hablar de vascos, catalanes-mediterráneos, gallegos-suevos, andaluces-árabes, etc., todas estas variantes sobre una base ancestral hispanorromana, como ocurre así mismo en otras muchas regiones de Europa.
Lo que caracterizó a la cultura aria fue una alta sensibilidad espiritual, una gran capacidad e inventiva, y una organización social compleja, y un espíritu caballeresco que se refleja en grandes obras como el Mahabharata y el Bhagavagad Gita.
(Continuará)