martes, enero 7

Los Mitos Solares de la Medicina - El Sol de Justicia, el Sol del Mediodia

 El Sol de Justicia, el Sol del Mediodía



En su majestuoso recorrido, el Sol alcanza su punto álgido y se erige como juez y medida de todo. Su posición equidistante entre el amanecer y el atardecer le confiere la capacidad de ser Juez y Señor de la Balanza.

Los mitos médicos también se relacionan con este aspecto, que podríamos llamar salud esplendente, armonía y equilibrio expresados por la vida en todas sus manifestaciones. Estos mitos no solo reflejan el mantenimiento de la vida y la promoción de la salud a través de la prevención, sino también el análisis de las razones profundas de la enfermedad: la falta de armonía, el desajuste y las consecuencias de la desobediencia a la ley como origen de la enfermedad.

En el Antiguo Egipto, Ra, el Sol, es el dador de la vida, y rechaza toda oscuridad. Permite que el candidato a la vida eterna —sano y fuerte— acceda a su barca del día para navegar por el cielo eternamente. El osirificado, es decir, el muerto glorificado, se identifica con el propio Ra y se presenta como alguien que ha sido sanado, curado y liberado de todas sus enfermedades. Se le conoce como el «justificado», aquel que ha saldado y ajustado todas sus deudas y contradicciones. En las fórmulas mágicas utilizadas en la medicina del antiguo Egipto, el enfermo también se identifica con el propio Osiris doliente y, como él, aspira a ser curado y restablecido.

Los Mitos Solares de la Medicina - Grecia, La Luz de Apolo

El Sol del Amanecer
Grecia, La Luz de Apolo


En la Grecia clásica, Apolo se instituye como el origen de la Medicina: ya que  Apolo, la luz solar en su doble aspecto es Vida e Inteligencia Divina. Luego, esta fuente de salvación y curación se humaniza a través de aquellos seres intermedios entre el hombre y la divinidad: los héroes, como el caso de Asclepio, patrón de los médicos: 

Su leyenda cuenta que nació de la unión de ApoloCoronis. En ausencia del dios, ella le fue infiel y prefirió los brazos de Ischys. Cuando Apolo se enteró, se vengó y hizo que su hermana Artemisa la matara con sus flechas. Cuando el cuerpo de Coronis comenzó a ser quemado en la pira funeraria, Apolo recordó que estaba embarazada de su hijo y, tras cortar el abdomen de Coronis, rescató al pequeño que recibiría el nombre de Asclepio.

Como toda leyenda, esta posee claves internas que trataremos de desentrañar: explica cómo la luz solar encarnó dentro del alma humana, pero esta (Coronis), de alguna manera, traicionó sus principios divinos enamorándose y apegándose en demasía a su vehículo físico (Ischys), un dios menor que representaba la «fuerza física», olvidando así Coronis su origen celestial.