¿Es que acaso yo fui una piedra o un animal?
Una y otra vez he crecido como el pasto.
He experimentado setecientos setenta moldes,
perecí como mineral y fui vegetal,
muerto como vegetal me convertí en animal,
partí del animal y me volví un hombre.
Entonces,
¿Por qué he de temer a desaparecer a través de la muerte?
La próxima vez moriré y tendré alas y plumas como los ángeles
y luego me elevaré más allá de los ángeles.
Aquello que no puedes imaginar…
Eso seré.
Rumi
Las tradiciones orientales, especialmente hindúes y budistas, tal como han sido difundidas en el siglo XIX en los países occidentales a través de los llamados movimientos teosóficos y por el renacimiento tanto de las doctrinas budistas tibetanas (movimiento Rimé) así como otros movimientos orientales, postulan un origen de la humanidad extremadamente antiguo y con un desarrollo en fases sucesivas: desde una humanidad etérea, no física ni individualizada, hasta llegar a descender al plano físico, tomando conciencia individual. Pero ésta forma de ver la creación y evolución humana no es privativa de oriente, porque por ejemplo en América, encontramos parecidas ideas, como ocurre en el llamado Popol Vuh de los mayas.