La Farmacopea Egipcia
¿Rabos de lagartija y pezuñas de asno?
Describir el conjunto de medicinas utilizadas por lo antiguos egipcios es muy difícil, especialmente porque desconocemos la teoría en la que se basaba su medicina, así como sus leyes fundamentales o el criterio que se siguió en farmacología. Cuando se aplicaba un remedio, nos preguntamos si se hacía por sus cualidades curativas sobre la enfermedad, o si solo era un paliativo de ciertos síntomas. Por ello, en la clasificación nos basaremos en su origen para agruparlos.
Entre las 811 prescripciones encontramos muchas formas de administración: bálsamos, emplastos, cataplasmas, inhalaciones, gárgaras, cócteles, confituras, píldoras, fumigaciones, supositorios y enemas.
Algunas prescripciones son simples, hechas de una o dos sustancias, para ser utilizadas directamente, pero en muchos otros casos contienen largas listas, usualmente de diez o más componentes, e incluso hay una prescripción que tiene treinta y siete componentes distintos.
Muchas de las sustancias se siguen utilizando en la farmacopea moderna, pero evidentemente tenemos dificultad para traducirlas e identificarlas. A este respecto, conviene llamar la atención sobre este punto, ya que ha llevado a presentar una falsa idea sobre la medicina egipcia, debido al desconocimiento que tenemos del uso que los egipcios le daban a la plantas y a otros remedios. A modo de comparación, se pueden observar los nombres dados en España a algunas hierbas:
Amor de Hortelano | Barba de chivo | Bolsa de Pastor |
Botón de Oro | Cabeza de Tortuga | Cardo Bendito |
Cardo Corredor | Cola de Ardilla | Cola de Caballo |
Cola de Perro | Coronilla de Fraile | Costilla |
Cresta de Gallo | Dedo de bebé | Diente de León |
Gordolobo | Hierba de las 7 sangrías | Hierba de Piedra |
Lengua de Buey | Lengua de Ciervo | Lengua de Pájaro |
Lengua de Perro | Lobezno | Menta de Lobo |
Mijo del Sol | Moco de Pavo | Oreja de Abad |
Oreja de Elefante | Oreja de Lechuza | Oreja de Liebre |
Oreja de Monje | Oreja de Negro | Ortiga Muerta |
Pensamiento | Pepino de Diablo | Pico de Paloma |
Pie de Gato | Pie de León | Puerco Espín |
Rabo de Gato | Sangre de Dragón | Uña de Gato |
Después de esta sucinta colección de orejas, dedos, colas, mocos, pies, leones, perros, gatos, etc., nos preguntamos: ¿cómo les parecerá a los arqueólogos futuros, dentro de miles y miles de años, una composición hecha en nuestra época a base de uñas de gato, pie de león, sangre de dragón, cola de caballo y garra del diablo?
Algún autor se burló de las composiciones egipcias basándose en nombres populares como los anteriores y ante la vista de algunas fórmulas tan extrañas como las siguientes:
-Lotos, sandía, estiércol de gato, cerveza dulce y vino
-Vulva (¿de quién o de qué?), falo , lagartija negra.
-Matriz de gato calentada en aceite, huevo de cierto pájaro
-Gusano cinta, pezuña de asno y vulva de perra.
En la lista de componentes animales utilizados en la antigüedad, sospechamos que en muchos casos se trataría más bien de hierbas. Es difícil saber cuándo se trataba realmente de un animal o de una parte del mismo y cuándo era simplemente una hierba con dicho nombre. Sospechamos especialmente en los casos que son claramente anormales, tales como:
-Gatos o partes de gatos: los egipcios eran tan aficionados a ellos, que un autor clásico comenta que un representante romano de la administración estuvo a punto de ser linchado por matar un gato.
-El cerdo fue considerado un animal impuro, por lo que las menciones de medicamentos hechos a base de cerdo deben ser descartadas. Lo mismo cabría aplicar al hipopótamo.
-Composiciones especialmente «sucias» o antihigiénicas:
Los egipcios causaron admiración y tuvieron fama de maniáticos por su excesiva higiene, como podemos leer en autores clásicos. Heródoto se admiraba de que lavaran sus ropas diariamente y que ¡llegaran a tomar hasta cinco baños al día!. Esto forma parte de los típicos espejismos culturales. Por ejemplo, nuestra admiración hacia los sabios griegos, quienes son los únicos que conocemos, dicho sea de paso, nos hace olvidar que la higiene en Grecia dejaba bastante que desear, y que social y culturalmente carecieron de muchos de los avances de los egipcios. Como contraste, bastaría con señalar las diferencias que existían entre ambas culturas en el sistema de educación y en la posición de la mujer en la sociedad, en ambos casos mucho más avanzados en Egipto que en Grecia.
Por ejemplo, las medicinas mencionadas en los papiros, como el «gusano cinta», que suele traducirse por «tenia», deben considerarse con cuidado porque muchas hierbas poseen nombres parecidos. Hoy en día, por ejemplo, en inglés, «wormwood» (gusano-madera) es el nombre que se le aplica a la «artemisia», que precisamente fue una planta usada por los egipcios. Lo mismo cabe decir acerca de nombres tales como: «hocico de cerdo», «hocico de hipopótamo», «pata de asno», etc.
Hay menciones acerca de un cierto remedio traducido como «escoria de los dioses» que nuestros usualmente irrespetuosos egiptólogos han traducido por «excrementos de los dioses». Lo mismo ocurre en otras traducciones del Libro de los Muertos Egipcio, donde se habla del que ha resucitado en el otro mundo como siendo capaz de defecar, y donde se afirma según la erudita traducción que (gracias a dios) «no comerá excrementos en el más allá». Más bien deben considerarse como aberraciones de las traducciones eruditas; que yo sepa, en el otro mundo nadie defeca, ni nadie come ni aquí ni allá excrementos, así que no es muy halagador garantizarle al muerto que en el paraíso estará mejor porque no comerá excrementos, desde luego no es una gran promesa. Tampoco se puede aceptar la traducción de «excremento de los dioses», sobre todo teniendo en cuenta el increíble respeto que los egipcios tenían por todo lo sagrado. La traducción que propongo es bien simple: la "carne de los dioses" era el nombre como se denominaba en Egipto al oro, por consiguiente la "escoria -que no excrementos- de los dioses" ha de entenderse por la escoria del oro, o la parte de inferior de calidad o los restos tras la fundición del oro.
En los tiempos modernos, el oro se ha utilizado en tratamientos para la enfermedad de Parkinson, las sales de oro siguen teniendo aplicación en los reumatismos degenerativos, y constituye uno de los remedios de amplio uso en la homeopatía moderna; por tanto, no es de extrañar que los antiguos egipcios encontrasen una aplicación para la llamada «escoria de los dioses».
También aparecen descritos extraños remedios como la «leche de hombre», que sospechamos que se refiere al jugo de la mandrágora, que, como sabemos, se utilizaba ampliamente en el pasado. Aparece mencionada en la Biblia como fuente de fertilidad y, si además unimos a ello su extraña forma parecida a la de un hombre, y el que los judíos permanecieron largo tiempo en Egipto, todo ello explicaría el porqué de tan extraño nombre.
Se extrajeron los componentes del mundo mineral, animal y vegetal. De cada planta se aprovechaba hasta sus mínimas partes. Se encontraron diferencias incluso entre variedades del mismo remedio procedentes del Alto y del Bajo Egipto. También se hacía distinción entre las que provenían de los campos, de los prados o de las marismas.
Hay detalladas instrucciones en cuanto al tiempo o momento de administración o la modalidad, a veces muy minuciosas. Todo ello, añadido a la existencia de jardines botánicos especializados, nos indica la alta especialización y uso que se hacía de los remedios de origen natural.
Lo anterior, sin embargo, está en abierto contraste con la ausencia aparente de un "sistema", de una teoría, que nos aclare cómo se utilizaban los remedios, y bajo qué principios se aplicaba en una u otra enfermedad. Sin embargo, parte de ese misterio lo aclararemos en el siguiente artículo en el que detallaremos lo que sabemos sobre el llamado "Libro Secreto de los Médicos" de Egipto, que se menciona en el papiro Smith y en el papiro de Ebers.
Continuará