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sábado, diciembre 21

LA NAVIDAD ESTÁ DENTRO DE TI ...SI QUIERES


LA NAVIDAD ESTÁ DENTRO DE TI

...SI QUIERES

Estos días se celebran fiestas en muchas partes del mundo. Algunos lo hacen por motivos religiosos, otros por razones astronómicas o de calendario, y muchos más por intereses económicos.

No siento especial nostalgia por estas fechas, pero al profundizar en los recuerdos, siempre se pueden extraer algunas conclusiones. De pequeño, montábamos belenes; lo del árbol de Navidad aún no se había puesto de moda. Recuerdo que al montar el “Belén” había que colocar figuritas de barro pintado: ovejas pastando, pastores, lavanderas alrededor de un río improvisado con papel plateado, salpicado por algún que otro puente, a pesar de que era de noche y hacía frío.

Por supuesto, no podían faltar los protagonistas: la Virgen, San José y el Niño, acompañados de una mula y un buey. Ahora sé que todos ellos son símbolos astrológicos, pero en ese entonces solo me fascinaba la imagen del Niño y el enigmático San José, de quien poco se dice. La Madre, con su mirada fija en el Niño, me hacía preguntarme si ese pequeño, desnudo sobre unas pajas, no sentiría frío, aunque estuviera la mula y el buey a su lado.

Sobre ellos colgaban angelitos, y en la distancia se acercaban tres camellos con los Reyes Magos. Sin embargo, lo más mágico para mí era colocar la estrella con su larga cola. Hacíamos avanzar la estrella conforme se acercaban los días en que los Reyes Magos, los Reyes iniciados, llegaban a Belén, la “Casa de la carne” (Beth-lehem), simbolizando la encarnación de un ser especial que marcaría una época… una época que ahora parece estar llegando a su fin.

Ese día señalado se preparaba una cena especial con alimentos que no se consumían el resto del año por ser demasiado costosos. La celebración se llenaba de música popular, panderetas, zambombas, flautas y tambores. Sobre todo, los cantos alegres de niños y adultos daban vida a un día único.

Pero ha pasado el tiempo. Antes, los cambios tardaban generaciones en consolidarse. Hoy, todo cambia a una velocidad que apenas nos deja adaptarnos. Sin darnos cuenta, nos han alcanzado tiempos nuevos en los que ya no se sabe bien qué es la Navidad.

No se trata de comer; ahora estamos rodeados de abundancia, y el problema es la obesidad. Los dulces navideños se venden desde octubre. Sabemos que se acercan las fiestas no por su significado, sino por las ofertas del supermercado y las rebajas del Black Friday, que ha evolucionado en Black Week y pronto será Black Month. La Navidad llega al Corte Inglés, al supermercado y a Amazon. Así, la festividad ha sido vaciada de contenido. Ya no sabemos qué celebramos.

Vivimos una época oscura, aunque adornada con oropeles y guirnaldas brillantes. Y decimos que es oscura porque, en medio de guerras y crímenes contra la humanidad, no podemos ver la luz en este largo túnel de consumismo, materialismo y deshumanización.

Tal vez ha llegado el momento de volver la vista hacia la naturaleza, porque puede enseñarnos, incluso a los más ignorantes. Su primera lección es que existen ciclos. Aprendemos que, para que la rueda avance, debe girar y apoyarse en todos sus lados: el claro y el oscuro. La oscuridad nos lleva al descenso a la materia, a la cámara de las pruebas, al drama de la muerte periódica, cuando la naturaleza se repliega, se esconde y se encierra.

Cada noche es una noche del alma, un cierre de ciclo, para atravesar la Tierra del Silencio hacia un nuevo amanecer. Es el momento de renacer y ser niño de nuevo. Para el filósofo, que comprende que los ciclos de vida y muerte son solo apariencias de la Vida Una, este dormir es solo una pausa para recargar fuerzas. Al día siguiente, despertará renovado, fuerte y brillante, como el primer sol del amanecer.

Cuenta la leyenda oriental que llegará un día en que la luz disminuirá hasta que reine la oscuridad total. Será el fin del mundo. Pero quizás este año, el solsticio de invierno no nos lleve a la oscuridad completa. Tal vez, poco a poco, el sol alargue su estancia diaria, y entonces sabremos que hay una nueva oportunidad: renaceremos para continuar el camino de la Vida Una.

Brindemos por ello y aprendamos a ver nuestra vida como un camino eterno, con días y noches, pero siempre avanzando. Alegrémonos, porque VIVIMOS.

 

viernes, diciembre 8

Blancas Navidades, ¿Un Mito?

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Blancas Navidades

¿Un Mito?

Los días se acercan, y como todos los años, también las fiestas, la familia… la añoranza, la pérdida, la tristeza…

Es el contraste único que estas fechas alegres y dramáticas al mismo tiempo nos trae. ¿Nada que no pueda resolver un par de copas?

Las navidades se han convertido en un asunto comercial, en la nueva colonia que regalar, en el nuevo electrodoméstico, o quizás un viaje. Hay para todo. También es el tiempo de las nuevas series televisivas, tan aburridas como siempre, aunque eso sí, rodeadas de papás noel, de arbolitos cargados de oropel, y de sonrisas y bondad que ya casi nadie cree.

No hay que olvidar las “comilonas”, las cenas de empresa o de confraternidad, y las bebidas que no falten, mientras más mejor.

Cuando en mi infancia no había mucho de comer entre las familias humildes, ese día especial, era el sacrificio de nuestros padres el que nos ofrecía algunas de las delicias inalcanzables el resto del año.

Pero ahora, ahítos de comida, de regalos, de bebidas, de alcohol… ¿Qué celebramos?

Las calles ahora están vacías, porque ya nadie va a la iglesia a celebrar la misa de ese día, y a confraternizar con los vecinos. En el portal del edificio donde vivía, de gente humilde, se juntaban todos, se compartían brindis y pequeños dulces navideños, se hacía sonar la zambomba y la pandereta, y los niños, junto con los adultos, cantaban las canciones que conocían.

Luego cuando algunos perdimos nuestro hogar, incluso en los refugios y comedores sociales se hacían pequeños regalos, quizás un humilde pañuelito en su cajita, o un bolígrafo bonito, y siempre una tarjeta de felicitación escrita con cariño.

Ahora tenemos casi de todo. Entonces, ¿qué añoramos?

Estos días estamos ensayando en una humilde coral algunos cantos para estas navidades. Es curioso, porque la canción, cantada por el desaparecido e inolvidable Bing Crosby allá por el año 1942, habla de añoranzas, de algo que ya entonces se había perdido.

“Sueño con blancas navidades, como las que yo conocía,
Cuando las copas de los árboles brillaban, y los niños escuchaban para oír las campanas de los trineos en la nieve…”

1942 no era precisamente una época moderna, se nos antoja muy antigua, de un siglo ya pasado. La segunda guerra ya había comenzado, aunque no afectaba por el momento a los norteamericanos, quienes celebraban las navidades a fondo con todos sus aditamentos. Entonces, ¿de qué añoranza hablaba la canción? ¿A qué otro tiempo se refería?

Se ha perdido el sentido religioso, y no me refiero a una religión concreta, sino al sentimiento profundo de que algo está pasando, algo realmente mágico que te conecta con el Universo entero. La Naturaleza entera, incluidos nosotros mismos, está adormeciéndose, muriendo poco a poco de frío y oscuridad.

Algunos van a ver el amanecer, el Solsticio de Invierno, el día más corto del año, el más negro, el más mortal, porque las tradiciones dicen que un día como ese mismo, la oscuridad continuará creciendo y creciendo, hasta que la luz desaparezca y la vida también.

La Naturaleza añora también la vuelta de la Luz, la necesita para no hundirse.

Apostados en la oscuridad, vemos salir el Sol…

No, no es así.

Encerrados en la oscuridad de nosotros mismos y del mundo, avanzamos y ascendemos con el movimiento cíclico de la Tierra, hasta llegar a la Luz que nunca se fue, que siempre estuvo allí. Nosotros nos encerramos en la oscuridad, y nosotros tenemos que salir de ella.

Es el Niño Sol que nace, el nuevo ciclo que se emprende, la Esperanza de que la Vida continúa su camino. Mas ese proceso de renacer no sólo se da en la naturaleza, también se da, aunque no siempre, en nuestro interior.

Esa canción precisamente habla de una época, en nuestra infancia, en la que NOSOTROS creíamos en los Dioses, en los Ángeles, en la Magia. Todo era posible, eramos INOCENTES, y por eso creíamos en un mundo invisible y en la Bondad entre los seres humanos.

Luego la vida nos decepcionó, las guerras, incluso en la Tierra de Jesús, cercenó no sólo la vida de miles de pobres niños, que no recibirán sus regalos de Navidad o de Ramadán (en que también se recibió una Luz desde lo alto) y que han conocido la crueldad sobre sus carnes aún sin entender por qué.

Así el mundo envejece por dentro, porque el Alma se rompe, se resquebraja; son signos de la vejez de la humanidad que se apaga.

Pero la Navidad justamente habla de lo contrario, habla sobre todo de LA ESPERANZA, de que un nuevo ciclo comenzará, tarde o temprano, para nosotros mismos y para todos los que nos rodean.

Yo, que tengo lágrimas en mis ojos, porque también como los demás recuerdo, pero sobre todo porque AÑORO LO QUE TIENE QUE VENIR.

Incluso esos pobres niños sacrificados, volverán y tendrán su oportunidad, porque esta Sinfonía de Almas, este Universo Grandioso, no olvida a nadie, ni siquiera a los desgraciados, y un día, no tan lejano como creemos, despertaremos de este Gran Sueño, y descubriremos que en realidad siempre estuvimos Allí, en la Navidad Eterna.

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miércoles, diciembre 14

Navidad, Navidad ¿Falsa Navidad?

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NAVIDAD, NAVIDAD, ¿FALSA NAVIDAD?

Respeto todas las creencias, y de ningún modo estoy en contra de la celebración de la Navidad; muy al contrario, lo que realmente me produce rechazo y tristeza es ver en lo que se ha convertido dicha fiesta. Su desacralización, paralela al descenso progresivo del número de fieles cristianos practicantes, es aprovechada por todos para vaciarla totalmente de contenido e incluso, como se va a hacer ahora en Inglaterra, prohibir a los funcionarios el uso de la palabra “Navidad” para señalar estas fiestas, cambiándola por “Celebraciones Festivas”, supuestamente para no ofender a otras religiones.

La realidad no es esa, porque esas religiones nunca se sintieron ofendidas por ello. Un viejo amigo sirio me contaba que en su barrio, en la ciudad de Alepo, ciudad que fue casi destruida durante la guerra, convivían hace años cristianos, musulmanes y judíos en fraternidad. Otra cosa diferente es lo que nos cuentan aquellos que han envenenado ese país.

lunes, diciembre 27

Navidad: No eres nadie, y eres el Rey

Navidad: No eres nadie, y eres el Rey

Orgullo, falsa modestia, arrogancia, soy el mejor, no soy nadie... yo soy el primero, dejadme atrás, no puedo...

La mente humana oscila de una lado a otro, finalmente anclándose en un papel. El ser humano nace inseguro, desnudo y desprotegido, más aún que ningún otro animal. Dependientes por largo tiempo, desarrollamos un instinto insano por dominar el medio adverso, generando etapas de rebeldías inconsolables, oscilando desde la tiranía más o menos encubierta en el seno familiar, hasta un estado de desvalimiento e inseguridad crónica.