La Maldad II
La Caída
Nota previa: Es difícil escribir estos artículos, cuando a unos cuantos kilómetros, están siendo asesinados miles de personas y niños. La Maldad, o sea el desvío de la inteligencia humana hacia el puro egoísmo y crueldad, es de lo que trata este artículo, pero todo tiene un origen y una explicación, las cientos de guerras, las masacres indiscriminadas, los abusos intolerables a lo largo de la historia, tienen y deben tener una explicación y una solución, pero hasta que ésta llegue, tenemos que hacer todo lo posible para que esa violencia no penetre en nuestro espíritu.
La explicación habitual de las iglesias cristianas hacen de Adán el primer hombre consciente, posteriormente surgirá Eva (madre de los vivientes); luego describe la Caída del Hombre culpando a la Serpiente (Satán) como instigadora para que Adán y Eva desobedecieran a Jehovah, comiendo la manzana del Árbol del Bien y del Mal. Eva desde entonces es maldita, para la civilización cristiana, como introductora pecaminosa de la Caída del hombre.
Habitualmente se entiende por la Caída el acto de desobedecer y “comer de la manzana”, o sea el despertar y uso del sexo.Las consecuencias sociales e históricas que ha tenido y sigue teniendo es el resultado de esta interpretación perversa de los teólogos.
Claro que, para empezar, habría que señalar una “pequeña” contradicción: Eva concibió después de que fueron expulsados del paraíso. O sea, tuvieron sexo (conoció) después de la Caída, por tanto no es lo mismo, sino que la Caída tiene que consistir en algo diferente.
Génesis IV: “Adán conoció a Eva, su mujer, y ella concibió y dio a luz a Caín”
Y Caín, después de matar a su hermano Abel, se fue a la tierra de Nod donde tomó mujer. Se supone que Adán y Eva y sus dos hijos, eran los primeros y únicos seres humanos, ¿o es que había otros seres humanos o semi-humanos en otras tierras?
Génesis 16: “…Caín salió de la presencia del Señor y habitó en la tierra de Nod, al oriente de Edén. Y conoció Caín a su mujer, y ella concibió y dio a luz a Enoc…”
La Otra Tradición:
En casi todas las naciones de la antigüedad encontramos leyendas acerca de los primeros seres humanos. Estos son descritos como andróginos.
Platón en su diálogo titulado “El Banquete”, hace mención de este origen andrógino de la humanidad.
La Androginia (no sexuado), que no hay que confundir con el hermafroditismo (bisexuado), es un símbolo de identidad religiosa suprema, de ahí que muchos dioses clásicos adoptan esa forma. Representa la fuerza y la elevación absoluta, la unión de los opuestos, o mejor dicho la superación de los mismos.
En los Upanishads Shivaítas, el primer ser manifestado como persona, Átman, sintiéndose solitario, se divide a sí mismo en masculino y femenino.
El Gnosticismo señalan a Adán como andrógino, porque contenía en sí todo el misterio de la totalidad primigenia.
En el Génesis hebreo, se dice:
“Dios creó al hombre a su semejanza, macho y hembra los creó” (1:27).
Porque Jehovah, la entidad creadora, que no es el Dios supremo, tal como lo entienden las religiones, sino el dios tutelar y tribal judío “Iohevah”, o sea “iod” (membrum virile) en “heva” la matriz. O sea, se trata del dios lunar que rige los nacimientos, siempre bajo la tutela de la Luna, es el dios macho y hembra señor de la concepción y generación, que no hay que confundir con el “Elyon”, o el Dios Altísimo, según la biblia.
Ese ser Andrógino, el primer Adán, que según la tradición habitaba en el paraíso, o sea aquel lugar fuera del tiempo y el espacio, lleno de belleza y pureza, pero en el que el ser humano primigenio carecía de todo conocimiento e inteligencia; Adán necesitaba adquirir esa cualidad, la Mente que le permita adquirir la experiencia del mundo, y la conquista de sí mismo.
En el proceso natural evolutivo, estaba predeterminado la separación de los sexos, como puede observarse en toda la naturaleza animal.
La Biblia dice que Jehovah tomó una costilla de Adán y con ella creó a Eva. En realidad el texto original dice que Jehová creó a Eva a partir “del costado ─o lado─ de Adán (el andrógino)”, o sea que lo divide en dos, lateralmente o en partes iguales los divide por el costado. A partir de entonces Adán ya no es el andrógino de los primeros capítulos, sino el Adán macho, y la Eva hembra.
Tsela (צלע): costado, lado, hoja de puerta, ala de un edificio, cámara o aposento lateral. En ningún sitio a lo largo de toda la biblia dicho término es usado en el sentido de “costilla”
La Serpiente del “Mal”
En realidad se trata de la Serpiente de la Sabiduría, pues qué mal cabe en ofrecer el conocimiento. La leyenda bíblica hace referencia fundamentalmente al “paraíso” como la época de la inocencia, es decir, cuando la humanidad todavía no había adquirido el conocimiento y la inteligencia, o sea la niñez de la humanidad; ciertamente inocente pero carente al mismo tiempo de conciencia y voluntad propia. Para que el ser humano evolucionase, hasta convertirse en un Ser realmente superior se necesitaba dotarle de Inteligencia.
El árbol del “Conocimiento del Bien y del Mal”, no está situado en ningún jardín hipotético, sino en el Centro mismo del ser humano, está en el interior del ser humano, en sus capacidades y posibilidades.
El nombre de dicho árbol mítico, traducido habitualmente como el “Árbol del bien y del mal”, es una traducción torcida, pues en realidad “tov wa-ra” (טוֹב וָרָע) o “bien y mal” es una expresión fija que denota “el todo”. Es el “Árbol de Todo el Conocimiento”, lo que el hombre necesitaba en ese momento evolutivo. A partir del mismo, según se dice en varias tradiciones, el ser humano podría conquistar la Inmortalidad. Se trata de una leyenda parecida en cierto modo a la del Árbol de las Hespérides, las que producían manzanas que daban la inmortalidad.
En el medio del jardín (= el estado inocente del hombre) había otro árbol, ese otro era conocido como el “Árbol de la Vida”. Al igual que el otro, está en el interior del ser humano y ES el mismo ser humano. Pues a través del conocimiento, un árbol se infunde en el otro, se regenera así y de esta manera el árbol de la Vida física se transforma en el Árbol de la Vida Inmortal.
Todo tiene un precio, y abandonar la niñez, convertirse en adulto, requiere abandonar la inocencia, y arrostrar los peligros de la conciencia madura; ésto es lo que marca Ley de Necesidad. Significa pues adentrarse en el mundo de las falsas apariencias, de las pulsiones, que hay que aprender a dominar, y de los deseos que nos atrapan, en definitiva es CONOCER y VER detrás del cristal oscuro lo que subyace en la Realidad.
Es pues el Mal necesario, que no es más que uno de los dos aspectos del Juego de la Creación.
(Continuará, “El Mito de Satán y Prometeo”)
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