Egipto y la Música Árabe
Al hablar de música árabe nos referimos a un conjunto ampliamente difundido por todo el Medio Oriente y Norte de África y que en realidad es el resultado de la mezcla de influencias egipcias, babilónicas, persas, anatolias, griegas y sirias, además de hindú.
Su desarrollo comienza a partir de los siglos VII al XIII en las cortes islámicas. El primer gran impulso ocurrió en Siria durante los siglos VII y VIII, es la época en que la corte de Baghdad estaba repleta de poetas y músicos, la época legendaria del califa Haroun el Rashid.
El sistema musical árabe se basa en el llamado maqam (plural maqamat) que es un conjunto de notas fijadas por la tradición con una serie de relaciones características y desarrollos melódicos propios. El maqam puede ser considerado como una “semilla” o modelo a partir del cual se recrea toda la forma musical.
Es interesante constatar que en las músicas orientales en general existen muchas variaciones e improvisaciones en la ejecución que se parece a lo que ocurre en el jazz. Por esta razón, al oído occidental, muchas veces la música oriental nos puede parecer monótona, lo que en cierta manera es verdad, porque sobre un mono-tono se construyen muchos subtonos o microtonos, que en occidente somos incapaces de detectar, y que no aparecen escritos en la notación musical porque son improvisados.
Estuve esperándote con todo mi anhelo .... llenando la casa de flores, pasión, amor y de esas canciones que solíamos escuchar, oh mi amor......"
Para aprender y gozar la música oriental hay que dejarse llevar y sumergirse en ella y seguir los versos que lentamente se desgranan. Un detalle curioso es que cuando alguien oye música clásica o cualquier otro tipo de música occidental, tiende a recalcar el ritmo de manera vertical, bien con el pie, la mano, o la cabeza. Sin embargo, basta observar una actuación en un teatro oriental para ver una masa ondulante transversal que se agita en oleadas con el vaivén musical.
No hay acuerdo definitivo sobre el número de maqamats que deben ser consideradas, pero en general se podría decir que su número es alrededor de unas 40. Se las distingue no sólo por sus características intrínsecas sino también por su origen, turco, sirio, etc. De tal manera que algunas maqamats son reconocidas como especialmente egipcias, bien porque se originaron en Egipto o porque al satisfacer el gusto nacional arraigaron con más fuerza en este país.
A finales del siglo XIX, a partir de los cantos de Zacharyya Ahmed, quien era del sur de Egipto (El Said) se fue estableciendo una forma propia e inconfundible "baladi" (popular) de la música egipcia moderna, que está formada por las viejas tendencias populares en la música de los campesinos, mezclada con algunas tendencias europeístas introducidas a partir de la invasión francesa e inglesa, y con la música árabe clásica.
A principios del Siglo XX y finales del XIX fue creciendo el sentimiento patriótico y la lucha contra el protectorado británico. Sayed Darwish, considereado como el músico más influyente en la música popular, creó canciones que hablaban del espíritu y sentimiento egipcio, de su amor por la tierra que les vio nacer.
"Salma, ya salama", canción popularizada por la cantante Dalida, y compuesta por Sayed Darwish
Un hombre de arenas, de llanuras sin árbolesque se va de su país
Más allá de las dunas corre la fortuna
Pero el cielo para él es sólo un jardín bajo la lluvia
Salma ya Salama Salama te saludo a ti
Salma ya Salama vuelve en paz...
Una canción que habla acerca de los sentimientos de la gente del pueblo, acerca de la riqueza y de la pobreza, las alegrías de la vida, la paciencia y la nostalgia de los egipcios cuando son forzados a vivir alejados de su tierra.
Más allá de las polémicas políticas, la llegada al poder del presidente Gamal Abdel Nasser, marcó un momento especial en la historia moderna de Egipto. Después de miles de años sin líderes propios, desde la desaparición de los últimos faraones y después de ser dominado por griegos, romanos, bizantinos, árabes, franceses e ingleses, Egipto por fin conquista su libertad y orgullo como nación.
Mi país, mi país, mi país.Tienes mi amor y mi corazón.Mi país, mi país, mi país,Tienes mi amor y mi corazón.Egipto! Oh madre de todas las tierras,Mi esperanza y mi ambición,Y sobre todas las personasSu Nilo derrama innumerables gracias...
A partir de ese momento, el fervor nacionalista, el redescubrimiento de sí mismo como pueblo, se acompañó también del resurgimiento de música propia nacional y al mismo tiempo contribuyó a la revitalización de la música de los países árabes circundantes. Prueba de ello es que muchos de los que hoy se consideran grandes maestros de la música árabe del siglo XIX y XX son todos egipcios: Sayed Darwish, Mohammed Abdel Wahab, Umm Kulthum, Mohammed Al-Qasabji, Zakariyya Ahmad y Riad Al-Sunbati, por nombrar algunos.
No sólo supieron adoptar las formas del pasado, sino también reutilizarlas con fuerza en una época en que el fervor nacionalista egipcio buscaba una nueva expresión que no podía encontrar en las músicas árabes decadentes anteriores, si no en algo nuevo y al mismo tiempo sólidamente tradicional. Todos estos artistas fueron los creadores de un sentimiento nacional único, que además inspiró a través de la radio y el cine a los otros pueblos árabes.
Continuará