La Sala de la Doble Verdad
Tiempo y Fidelidad
Juicio en la Sala de la Doble Verdad - Maati |
"¿Qu茅 es la Verdad?" pregunt贸 Pilatos a quien deb铆a conocerla... Sin embargo, 茅l permaneci贸 en silencio...La misma pregunta qued贸 en suspenso desde los d铆as de S贸crates y Pilatos, hasta nuestra edad de negaci贸n completa. ¿Existe algo de verdad absoluta en las manos de alg煤n grupo o de alg煤n ser humano? La raz贸n responde "que no puede ser posible." En un mundo tan finito y condicionado como es el del ser humano, no hay espacio para la verdad absoluta tocante a ning煤n tema. Sin embargo, existen verdades relativas y debemos extraer lo mejor que podamos de ellas". H.P. Blavatsky
La Verdad, Maat en el Antiguo Egipto, era simbolizada con una pluma, por su ligereza, o sea su liviandad en la memoria del hombre, por su inmaterialidad, por su car谩cter espiritual.
A Maat se la representaba tambi茅n como una diosa de alas multicolores e irisadas, bajo cuya protecci贸n y proyecci贸n habitaban todos los dioses y todo lo que existe. Ella representaba la Totalidad, o sea la Verdad Eterna, mientras que en este mundo s贸lo podemos acceder a algunas de sus plumas coloreadas, a las verdades relativas y temporales.
Para los egipcios el momento culminante, el traspaso a la otra vida, era representado por la Sala "Maati", o sea la Sala de la Doble Verdad y de la Justicia. Una verdad que era verificada en el Coraz贸n del Alma Juzgada.
El coraz贸n era s铆mbolo de la conciencia en movimiento, o sea la conciencia a trav茅s del tiempo. Por eso en los ritos funerarios el coraz贸n era sustituido por un escarabajo verde, Jepri. Un oscuro y pesado insecto, tan terrenal que entierra sus cr铆as en bolas de esti茅rcol que transporta entre sus patas. Verdadera representaci贸n del hombre en su eterna labor arrastrando sus propias creaciones materiales. Pero hay esperanza, porque Jepri es tambi茅n un verbo que significa transformaci贸n, evoluci贸n, creaci贸n.
Este oscuro animal posee la capacidad de cambiar, de evolucionar y recrearse a s铆 mismo. De manera s煤bita, respondiendo a la llamada del Sol, el pesado insecto extiende sus alas y vuela hacia el cielo. De la misma manera el ser humano tambi茅n puede hacer que su conciencia se libere y que se alce tambi茅n en vuelo hacia la luz solar del esp铆ritu.
El amuleto escarabajo depositado entre los vendajes posee una recitaci贸n inscrita en su base:
Coraz贸n m铆o, coraz贸n de mi madre, Coraz贸n m铆o de mi madre, y tu coraz贸n terrestre de mis sucesivas transformaciones. No te opongas contra m铆 en el Juicio , que los Divinos Jueces no me rechacen. No me seas hostil en presencia de Aqu茅l que mantiene la Balanza. T煤 eres la fuerza y causa original que form贸 y protegi贸 mis miembros. Que alcances pues tu tambi茅n el lugar feliz al que anhelantes nos dirigimos. No hagas que mi nombre se pudra y apeste entre los Se帽ores Todopoderosos que modelan el Destino del Hombre. No pronuncies mentiras acerca de m铆 delante de Dios, sino que los o铆dos de los dioses se regocijen y sus corazones est茅n satisfechos cuando mis Palabras sean pesadas en la Balanza del Juicio. (Libro Egipcio de los Muertos, Cap XXX)
De eso se trata, ese es todo el Juicio que se necesita, se trata de la Fidelidad, de distinguir el coraz贸n celeste, o sea la conciencia celeste, y el coraz贸n terrestre o la conciencia diaria de las m煤ltiples transformaciones, la conciencia terrenal que desaparece con la muerte. Ambas sujetas al tiempo, pero a dos tiempos diferentes. La conciencia terrenal est谩 sujeta al tiempo vulgar, recorre el tiempo olvidada de s铆 misma, capaz s贸lo de retener el momento, el criterio pasajero el que sirve para sobrevivir en el d铆a a d铆a.
Sin embargo el coraz贸n celeste o conciencia celeste recorre o, mejor dicho, vive en el Gran Tiempo, en el de los Grandes Ciclos que van m谩s all谩 de los significados vac铆os de vida y muerte, porque s贸lo vive el momento de la Vida Una.
A esa conciencia doble, se le pide ser fiel y no traicionar a aquel que es juzgado por sus palabras y recuerdos, pues aquello que pensamos de nosotros mismos y de los dem谩s siempre est谩 coloreado por falsas percepciones, deformado por la ilusi贸n a la que todos estamos sometidos por estar encarnados en este mundo.
Le dice el alma: No levantes falsos testimonios, no te equivoques, no declares lo que no es, no digas que eres justo cuando eres injusto, no digas que amas cuando no amas, no digas que eres bueno cuando careces de bondad...
S贸lo la fidelidad, la Gran Fidelidad que solo existe en el Gran Tiempo, la Fidelidad a la Verdad, la Verdad de quienes somos realmente, no el "personaje" de ficci贸n en que nos hemos convertido, es la garant铆a de Permanencia en el seno de Aquello que no muere.