lunes, enero 17

Bhagavad Gita 06: Dharma, Karma, Ciclos

BHAGAVAD GITA 06 

DHARMA, KARMA, CICLOS 

"El que dice que aún no le llegó la hora de filosofar o que ya le ha pasado es como quien dice que ya no hay tiempo para la felicidad". Epicuro

Sigamos pues el consejo del sabio, y apliquémonos a filosofar, que no consiste en leer ocasionalmente algún librito de Marco Aurelio, ni siquiera un capitulito o un resumen de Platón o Aristóteles, sino en repensar, con todas sus consecuencias, las ideas que puedan ser transformadoras de nosotros mismos y de aquellos que nos rodean:

¿Por qué el Bhagavad-Gita ha conquistado tal fama y expansión no solo en Oriente sino también en Occidente?

En primer lugar porque despeja las dudas fundamentales sobre la vida y la muerte y sobre el deber esencial, y porque habla directamente al corazón. O sea, hace filosofía.

En segundo lugar, es un compendio de todas las escuelas clásicas de filosofía de la India que da respuesta a toda una batería de cuestiones esenciales. En otras palabras, filosofía. 

Si hacemos una lista no exhaustiva de los temas tratados, estos serían los siguientes:

  • Karma y Dharma
  • Reencarnación e Inmortalidad
  • La vía del Conocimiento versus la vía de la Acción.
  • La doctrina de las manifestaciones divinas o Avataras
  • Las características del sabio
  • Las vías de acceso a la divinidad
  • Las cualidades de la materia que afectan al espíritu encarnado: Rajas, Tamas y Satwa.
  • La identidad última de la divinidad y el dios interior o espíritu en el ser humano.
  • …etc., etc.

Y muchos otros puntos menores que podrían ser objeto de debate y de análisis minucioso. Pero este artículo no está dedicado a eso sino a buscar aquello que pueda conmover nuestro ser y que nos impulse a la búsqueda de la filosofía vital más que a la filosofía diletante. Es decir, filosofía de verdad.

¿Todavía hay quien cree que ser filósofo es encerrarse a estudiar en un castillo, o presumir de muchas, muchas ideas, aunque no hagas nada? Filosofía es guerra, es transformación, es rebeldía, y por eso estudiamos el Bhagavad Gita, aunque algunos lo hayan querido convertir en un libro "místico" propio de hippies.

Karma y Dharma y su corolario: Ciclos y reencarnación.

La teoría de la reencarnación es el punto de partida de la historia del hombre. Friedrich Nietzsche

Karma no es pecado, karma no es castigo ni recompensa, no es propiedad de ningún dios ni de ningún hombre, karma es una expresión concreta y activa de algo mucho más grande: la ley, el Dharma, o sea aquella ley necesaria que indefectiblemente llevará hasta su fin la evolución.

Desde el comienzo del universo las leyes de la naturaleza se despliegan simultáneamente, tanto las leyes conocidas por los físicos, químicos, biólogos, matemáticos, así como las leyes no conocidas hasta ahora y que algún día se descubrirán.

Nosotros formamos parte de la naturaleza y también seguimos sus leyes entre las cuales se contemplan también las leyes sutiles e incorpóreas, mentales y espirituales que también nos dirigen y encauzan hacía la perfección posible de esta manifestación universal.

Karma es el resultado inevitable de haber tomado un camino distinto del que señala el Dharma o Ley, como si ésta fuese la corriente de un río y alguien tratase de escapar o ir en contra de la dirección general de esa corriente. La fuerza que lo lleva de nuevo al centro de la corriente de la vida y de su destino, que es la perfección del mismo, esa fuerza rectificadora es el karma. No es pues ni un castigo ni simple reacción automática sino una fuerza correctora y a veces dolorosa. "Buen karma" no es otra cosa más que seguir adecuadamente la corriente del Dharma. Desgraciadamente este concepto se utiliza mal y muchas veces en beneficio propio o para justificar lo injustificable.

Ahora bien para entender Karma y Dharma en toda su extensión tendremos que aplicar necesariamente la idea de ciclicidad: para el pensamiento hindú, por ejemplo, nuestra época se encuentra más o menos a mitad de camino de la vida total del universo, o sea del Maha Kalpa actual, o periodo de vida de Brahma. A los días de Brahma le suceden las noches de Brahma, y a un Maha-Kalpa le sucede un Maha Pralaya o periodo de no manifestación, sucediéndose así de manera continua estos ciclos. Por tanto, estos conceptos que estamos viendo tienen que ser entendidos como ocurriendo en unos ciclos infinitos, no repetitivos sino en constante evolución.

Lo que los ciclos nos indican es que existe una alternancia natural, como una perfecta máquina ajustada. Encontrar el propio dharma es ajustar nuestra vida a estas grandes leyes de manera productiva, creativa, evolucionante y alejada del dolor.

La alternancia vida-muerte en realidad representa, desde el punto de vista clásico, una misma cosa: la Vida Una. Lo que usualmente llamamos vida sólo es una forma de existencia (ex-sistere), o sea salir, aparecer, mostrarse, la “salida” (ex-) de algo a la “manifestación en la forma” (sistere).

Es por lo tanto la forma la que tiene un nacimiento, crecimiento, decadencia, y la muerte no sería más que la desaparición de la forma, volviendo así de nuevo a su origen primero el ser o esencia, ya se trate de un ser espiritual, o de una idea.

Cuando un hombre elabora una idea en su mente, como por ejemplo la construcción de un recipiente, y luego la plasma en arcilla, aparece a la existencia el recipiente, si este se destruye no significa la total desaparición del ser, pues este permanece en la mente de su constructor como idea y puede volver a “reencarnar” en nuevas formas. Todo lo que posee un nacimiento en la existencia, ineludiblemente tiene un fin en esa existencia, cerrando y abriendo de nuevo el ciclo.

No obstante, el pensamiento moderno es fundamentalmente lineal, pues sólo contempla la existencia de un ser como una línea continua, limitada por un comienzo y un final, ya que ignora y niega la existencia del otro lado de la Vida Una, o el de las esencias que se manifiestan en la forma. Esta forma de pensamiento lineal, es la causa de mucho dolor y sufrimiento, porque se cercena el horizonte metafísico del ser humano, encerrándolo en la angustia del cajón vital entre los dos límites del nacimiento y de la muerte.

Sin embargo para el pensamiento indio eso es un absurdo, pues todo comienzo posee necesariamente, en un mundo gobernado por las leyes de acción-reacción (karma), una causa anterior, y todo fin tiene como corolario una consecuencia posterior. 

A modo de paralelismo, echemos un vistazo a dos conceptos esenciales presentados por la física: el primero la ley de la conservación de la masa y energía, y el segundo la llamada segunda ley de la dinámica, o sea la ley de acción y reacción.

El primer concepto nos dice que en todo sistema físico cerrado la suma de la masa y la energía es siempre la misma. A lo largo del tiempo las proporciones de uno u otro pueden variar, una cierta cantidad de energía puede transformarse en masa, y una cierta cantidad de masa en energía, pero la cantidad total de ambos términos permanece siempre la misma.  

Por ejemplo, supongamos que estás encerrado en una habitación aislada de todo el universo, donde hay una cierta cantidad de alimentos, unos muebles, y tú mismo. Si medimos cuánta masa hay en la habitación llegaremos a la conclusión de que hay un número de kilos, incluyéndote a ti, en cuanto a la energía habrá una cierta temperatura, una cierta cantidad de energía acumulada en los alimentos y en tus propios músculos y órganos. Si volvemos a la habitación aislada del universo en unos 200 años, encontraremos los restos del que fue tu cuerpo, nada de alimentos, y los mismos muebles, aunque deteriorados. Pero la cantidad total, sumadas, de masa y energía es la misma, sólo que ahora hay más masa y menos energía.

Apliquemos ahora el mismo concepto a lo sutil, puesto que así como es abajo es arriba, según la vieja ley. Así que las esencias sutiles (ya se trate de almas o ideas) a veces permanecen como tales y otras “se densifican” o sea se manifiestan como existencias formales, pero la totalidad esencia + existencia permanece constante.

Por otro lado el segundo principio de la dinámica, la ley de acción y reacción, implica el movimiento y transformación perpetua de la materia, pues todo lo que existe es el resultado de alguna acción, que a su vez es una reacción a algo anterior, y ésta en sí misma es una acción que genera nuevas reacciones. La cuestión es si en algún momento se dio un primer impulso, aunque quizá nunca hubo un primer impulso… Dicen los antiguos textos esotéricos que la única cualidad atribuible a la Divinidad es el movimiento perpetuo… Karma es simplemente la aplicación de este concepto incluyendo además los aspectos morales y espirituales.

La aplicación de esta ley física a lo metafísico nos lleva a la conclusión de la necesidad de los ciclos, o en otras palabras, los ciclos son la consecuencia inevitable del concepto de acción y reacción, de hecho el círculo, o mejor la espiral, es la imagen posible para representar la cadena de acciones y reacciones y al mismo tiempo la idea de eternidad. Y su corolario es la doctrina de la reencarnación. ¿Reencarnamos? Sí, como consecuencia de la ley de acción y reacción, pues una vida entera, en sí misma es una causa, y ésta se desarrolla en una nueva manifestación vital.

En conclusión, Dharma y Karma, son agentes e instrumentos de otro atributo superior, el Eterno Movimiento de la Evolución y Manifestación de la Creación.

Continuará

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