miércoles, noviembre 3

Al-Fayoum, el Laberinto y el dios Sobek - 01

Al-Fayoum, el Laberinto y el dios Sobek


Verano, El Cairo, en el interior de la Gran Pirámide. Estamos justo a la entrada de la Gran Galería ascendente. Hay un pequeño grupo de personas que se dirigen en fila india hacia la escalera y que se disponen a la ascensión. Alguien llama mi atención al hablar en español en voz alta; está cubierto de sudor y resoplando. 

Acceso a la Gran Galería

Viene de algún lugar de América del Sur y, tras secarse la cara enrojecida, le grita a sus acompañantes diciendo que está harto de ver piedras y más piedras y que se niega a subir por la Gran Galería hasta la Cámara Real. Se da la vuelta con su sombrero a lo "Indiana Jones" y se dirige hacia atrás ansioso por encontrar la salida de aquella infernal pirámide. Había cruzado todo el océano para visitar la Gran Pirámide, y renunciaba en el último momento a entrar en el lugar más icónico.

Y no le faltaba razón. Las agencias de turismo venden un exotismo de moda, pseudo cultural, que va desde visitar las escaleras donde hacen abluciones los peregrinos junto al Ganges, pasando en góndola por el Gran Canal de Venecia, las vistas desde la Torre Eiffel con la cámara fotográfica al hombro, el Partenón, la Torre de Londres, el Empire State, etc., etc. Todos iconos del consumismo viajero, y todos falsos. 

Porque allí sólo hay piedras y más piedras, o eso parece a los ojos de los cansados turistas, a los que sólo les divierte en realidad los ratos de descanso, las fotos y el helado junto al hotel. No basta con ver con los ojos, hay que estar preparados para ver, sentir y recordar con el alma, y si eso no se posee... solo son piedras.

Hoy existen cientos de ediciones de los diálogos de Platón, desde Internet se pueden "bajar" todos los clásicos... y sin embargo nunca se han leído tan poco ni con tanta falta de profundidad, porque al lado de un tuit, de un whatsapp “interesante”, o de una payasada del Tiktok, leer es una pérdida de tiempo. 

En algunas casas todavía se acostumbra a tener libros para adornar el mueble librería, como esas Biblias nacaradas y con letras doradas en los lomos que se ponían en la mesita del salón, o en las vitrinas caseras, para que se viesen "bonito", aunque tampoco nadie las leía. O como ese Corán que yo tenía en mi despacho y que descuidadamente puse del revés. Sabía entonces poco árabe... Un visitante me señaló el error, diciéndome que Dios estaba arriba y mi Corán miraba hacia abajo. Por supuesto le di la vuelta inmediatamente, mientras replicaba yo al visitante preguntándole si sabía que la Tierra era redonda.

De tanto tener, de tanto poseer, de tanto ambicionar, se nos perdió el alma en el mundo de los mercachifles y las baratijas. No se puede tener un libro sobre Platón si no se busca una cierta sabiduría, no se puede viajar a ningún sitio si no se ha viajado antes con el alma. Y por esa razón perdemos numerosas maravillas aun teniéndolas al alcance de las manos. Este es el caso y la excusa para iniciar esta serie de artículos, porque nunca un lugar tan solitario, tan aparentemente sin interés se ha visto como aquel del que hoy vamos a hablar... perdón, vamos a visitar.

Al Fayoum, el oasis artificial

Lago Qarun - By Roland Unger, CC BY-SA 3.0

Al sureste de El Cairo, a unos 130 km al suroeste, nos encontramos con la gran depresión de Al Fayoum, los locales pretenden que su nombre deriva del árabe, Alfa-yom, o sea el oasis de los 1000 días, que es el tiempo que la leyenda dice que tardó en construirse. En realidad parece ser que su nombre procede del término cóptico para "mar" o "fiyom" (Ⲫⲓⲱⲙ, del antiguo egipcio pꜣym).

La capital, con el mismo nombre que la región, se llamó en la antigüedad Shedyt, "la separada" o "extraída", quizás una alusión a que formaba desde la antigüedad parte integral del valle, pero separada o puesta aparte. En esos tiempos se llamaba Per-Sobek, o sea la casa o templo de Sobek, el dios cocodrilo, que como veremos más adelante está relacionado con los antiguos misterios, como lo estaban también los grandes dragones de la China imperial.

dios Sobek

Desde tiempos inmemoriales se dice que los faraones construyeron canales que permitieron que la depresión se alimentase a voluntad con las aguas del Nilo y no sólo por las aguas desbordadas. El canal principal hasta hoy en día existente lleva el nombre árabe de "Canal de Yousef", o del profeta José.

El antiguo lago progresivamente se ha ido mermando en su extensión, en parte por las condiciones meteorológicas más secas y con menos lluvias que en la antigüedad, y por la ocupación progresiva y secado de sus márgenes para aprovechamiento agrícola. Lo que resta es el llamado Birket Qarun, sólo una décima parte de su extensión en la antigüedad, y situado a 45 metros por debajo del nivel del mar. 

Su nombre era Ta-henet-en-Mi-ouir, o sea el lago de Miouir, y éste era precisamente el nombre de una ciudad cercana al canal que lo riega.  Los griegos lo tradujeron como Moeris, corrupción del nombre de Amenemhat III (Ny-maare), ya que asociaron el nombre al faraón, así que lo llamaron "El lago del faraón Moeris", y diríamos que lo llamaron así justamente, porque Amenemhat III reconstruyó los canales de la zona, aprovechó y mejoró las tierras de cultivo, y construyó dos monumentos memorables, como la pirámide de Hawara y el famoso Laberinto que pasaría a las leyendas de la posteridad. 

Pirámide de Hawara

Amenemhat III representa el punto central de este Imperio Medio y, aunque construyó otra pirámide en Dahshur, la conocida hoy como pirámide negra, es en el Fayoum donde centra sus esfuerzos, construyendo monumentos que, según Herodoto, rivalizaban y eran aún más impresionante que las pirámides de Giza. 

Amenemhat IIIFitzWilliam Museum

 Amenemhat III también realzó el significado y poder del misterioso y antiguo dios Sobek, el dios cocodrilo que rescató de las aguas al primer faraón, Menes, impidiendo que los perros salvajes acabasen con su vida. 

Msh, señor de la vida eterna como reza abajo

Desde entonces los faraones fueron ungidos con aceite de cocodrilo, "msh" o "meseh", convirtiéndose así los faraones en los "mesiha", palabra que ha permanecido en el lenguaje copto hasta hoy en día con el significado de "Mesias", el Ungido. Los "mesihis" es el nombre con que el que se sigue llamando a los coptos, los herederos de los antiguos egipcios. 

Ahora bien, ¿por qué razón se asigna a este dios cocodrilo tal importancia en relación con el Fayoum? ¿Qué misterio encierra el dios Sobek? ¿De qué misteriosas aguas surgía? ¿Qué relación tenía como protector de los reyes? ¿Eran solamente animales o quizás iniciados?...

Continuará