MEDICINA BUDISTA II
EL ASPECTO MÁGICO RELIGIOSO
En el artículo anterior, tratamos de los aspectos morales generales de la Medicina Budista, y en este nos centraremos especialmente en el aspecto mágico-religioso. Para ello analizaremos los símbolos inspiradores de la Medicina Budista, y también ofreceremos una traducción del llamado Sutra del Buda Azul Lapislázuli o Buda de la Medicina.
El Buda de la Medicina, llamado en sánscrito Bhaisajyaguru (Maestro de la Medicina), reside en el Paraíso del Este, en realidad es el aspecto curativo del Buda Primordial, que se manifiesta a través de la encarnación del Buda histórico. Su cuerpo es de color azul celeste radiante. Su mano izquierda adopta el mudra de meditación, que representa la erradicación de las enfermedades y del sufrimiento, o sea la realización de la verdad absoluta y por tanto la cesación del Samsara, que sería desde el punto de vista la total curación. Porta sobre su mano izquierda un cuenco que contiene el elixir o néctar de la vida eterna.
Su mano derecha está extendida, con la palma hacia arriba, apoyada sobre su rodilla derecha en el gesto llamado “suprema generosidad”, sostiene la planta llamada mirobálano (prunus divaricata).
Según la medicina tibetana se reconocen sólo tres tipos básicos de enfermedad cuyas raíces son las pasiones, la violencia, y la ignorancia. Éstas serían erradicadas por medio del fruto de este arbusto. El árbol del mirobálano es descrito como verde, hermoso, dando contento al corazón y poder; su fragancia se extiende hasta el infinito y su luz ilumina la tierra y el cielo. Se trata del Cherry Plum, o la Moringa oleífera, mencionado en el Libro de los Muertos Egipcio, de donde procede del nombre griego murobalanos: (muron = perfume y balanos = bellota o almendra)
En el Libro de los Muertos se menciona a los 7 Protectores de Osiris, cuatro correspondientes a los 4 principios cuaternarios, llamados también los 4 hijos de Horus, y el quinto es llamado “Aquel que contempla o ve a su padre” (Manas, o mente espiritual), mientras que el Sexto es “Aquel que está sentado bajo el árbol Moringa” (Budhi, la intuición espiritual) y el séptimo es llamado el “Horus sin Ojos”, que es una forma de Horus que ve en la noche, y que es al mismo tiempo una forma de Anubis también conocida como el Gran Horus, representado como un Halcón sin Ojos.
En realidad, este árbol, el mirobalano, es una de las formas del “Nagavrksa” (literalmente “árbol-serpiente”), o del Árbol de la Sabiduría, o del Árbol Bodhi. Sus representaciones nos muestran el fruto central y otras dos ramas a los lados, similar a la rama de avellano con las dos serpientes del caduceo de Hermes.
Así pues vemos que los símbolos de la Medicina Budista, en su vertiente esotérica, son los mismos que aparecen en otras medicinas.
La Salud, en su sentido último, es la curación de todos los males que nos encadenan a la rueda de la reencarnación. La palabra latina de las cuales se originan los términos “salud” y “salvación” es la misma: “salus”. La conquista de la Iluminación equivale a encontrar finalmente un estado de Salud Perfecta, en lo físico y en lo moral. Por eso en el Libro egipcio de los Muertos, el Osirificado afirma “haberse liberado de todos los males”, “haberse vuelto sano”, “no estar ya más sujeto a la corrupción”. En todas estas tradiciones diferentes subyace la misma idea, el mal, la enfermedad, la corrupción, tiene una cura que lleva a la Liberación.
En el “Sutra del Tathagata Azul Lapislázuli” se recomienda una serie de ejercicios, de visualizaciones y purificaciones previas, de oraciones y ofrendas al Buda de la Medicina en caso de enfermedad.
Tal como Sócrates comenta en el diálogo Cármides, los médicos de Tracia, estimados como los mejores, le aconsejaron que nunca se debiera curar sin antes calmar y armonizar el alma. También le dijeron que era muy importante para ello las invocaciones, cantos sagrados y encantamientos.
Platón también menciona en otros diálogos las purificaciones como un factor muy importante en la medicina griega. Desde este punto de vista, lo que el Buda recomienda hacer aquí es exactamente lo mismo, la idea general es que a través de la recitación de este Sutra del Buda Azul de Lapislázuli- dado que en él se comentan todos los caminos que llevan a la destrucción del hombre – se induce a la meditación sobre las propias faltas, sobre los propios errores, obteniendo la seguridad de que si modificamos nuestra conducta hacia el bien, también cesará la enfermedad.
La visualización, la repetición consciente de ciertos mantrams, las ofrendas realizadas en estado de pureza, ayudarían así a concienciar las raíces del mal, en lo moral y lo físico, y de forma indirecta, produciría un beneficio en los pacientes.
En el enlace que aparece más abajo, puede descargarse una versión de este Sutra, una traducción al español, resultado de consultar hasta 5 traducciones en inglés, y verificar los términos y nombres en sánscrito cuando ha sido posible.
Originalmente fue traducido al chino desde el Sánscrito por el Maestro Tripitaka del Dharma Hsuan Tsang (Xuan Zang), durante la dinastía Tang (700 dCE) Es un documento extremadamente interesante del cual podemos extraer muchas enseñanzas, si lo leemos con atención y tratamos de extraer su significado oculto. Dicho Sutra concluye con una oración del mismo Buda Azul:
Por lo tanto, el Más Venerado por Todo el Mundo, entró en un estado de Samadhi llamado Erradicación del Sufrimientos de Todos los Seres. Mientras se encontraba en ese estado de contemplación una gran luz radiante emergió de su Ushnisa1, y en medio de esta luz pronunció el gran dharani (mantram) como sigue:
Aum, me postro ante Ti, Bhagavata2 Eliminador del Sufrimiento3, Maestro Rey Azul Lapislázuli, El Tathagata4 quien destruye las causas del renacimiento, envejecimiento, enfermedad y muerte, Buda de la Iluminación Perfecta, Semejante a sí mismo, Aum, Eliminador del Sufrimiento5, Eliminador del Gran Sufrimiento6, Rey Eliminador del Gran Sufrimiento7, Perfecto Despierto, El Ser en Sí Mismo.
Cuando terminó de pronunciar en medio de la Luz esta fórmula mística, la tierra tembló y se volvió brillante. Todos los seres fueron liberados de sus enfermedades y miserias, y alcanzaron la felicidad de la paz y la estabilidad permanente.