miércoles, marzo 23

La Joya en el Loto

La Joya en el Loto

En un curioso libro del experto erudito en temas tibetanos, el Doctor Donald Sewell Lopez, profesor de la Universidad de Michigan, cuyo título es "Prisoners of Sangri-La: Tibetan Buddhism and the West", se hace una revisión muy completa de muchos de los mitos que sobre el Tibet y su misticismo se han desarrollado en la cultura occidental.

Tibet ha pasado de ser una tierra desconocida y alejada del mundo, a convertirse en el imaginario colectivo en una tierra "perdida" e inalcanzable en el tiempo, sobre todo a raíz de la invasión china de los años cincuenta del siglo pasado. Su leyenda se ha profundizado aún más si cabe, pasando de ser un conocimiento privativo de algunos expertos y eruditos a conformarse como un país mítico y místico conocido por todos en el ámbito de la cultura popular.

Los tibetólogos, han puesto a disposición del público interesado un conocimiento material y más exacto acerca de esa cultura y de sus símbolos, pero también de alguna manera, como también ha sucedido con Egipto, los estudios de estas civilizaciones y las publicaciones eruditas repetidas en medios distintos, si bien han acercado el Tibet y Egipto a la mass media, han perdido totalmente el espíritu de aquellos locos aventureros del siglo XIX, sustituyéndolo por "conocimientos científicos detallados", que en verdad, cuando alcanzan al público general, no enseñan más que el esqueleto descarnadamente detallado de estas civilizaciones, pero ya sin su alma.

Algunos tibetólogos y egiptólogos modernos están matando poco a poco aquel espíritu romántico capaz de mover almas. Al fin y al cabo, de eso es de lo que se trata, pues para qué queremos conocer la historia si no es para recrear en nosotros misterios, intuiciones, fuerzas que nos inspiren y que al mismo tiempo modelen nuestra psique para que así salgamos del espacio de confort burgués que nos hemos creado, buscando de nuevo la aventura romántica, quizás no precisa, quizás ilusoria, pero verdadera porque contienen la Joya en el Loto.

"Esta joya sólo la buscan los jóvenes de corazón capaces de seguir un sueño."

De ese Tibet que se nos escapa procede la famosa oración e invocación "Om Mani Padme Hum", que de manera tan repetida es pronunciada por millones de devotos budistas en el mundo. ¿Pero cuál es el significado real de dicha fórmula?

El erudito alemán de finales del siglo XIX, Emil Schlagintweit, famoso por sus trabajos sobre el budismo tibetano, escribió acerca de este tema lo siguiente:

"Om Manipadme hum", o "La Joya en el Loto, Amen". Esta oración es una invocación a Padmapani, quien se cree que se la dio a los tibetanos; es la oración más frecuentemente repetida de todas, y por ello mismo despertó la curiosidad de los primeros visitantes del Tibet. No obstante, su significado real durante largo tiempo fue tenido por dudoso, y sólo a partir de las más recientes investigaciones se ha podido llegar a conclusiones definitivas...

A pesar de este significado indudable, los budistas del Tibet y Mongolia tratan de encontrar un significado místico en cada una de las seis sílabas que componen esta frase. Hay libros enteros llenos de explicaciones fantásticas." (Emil Schlagintweit)

Desde que el mundo es mundo, o al menos desde que el Homo Sapiens sustituyó al Neandertal, hasta donde sabemos ese nuevo hombre se caracterizó por su capacidad de simbolizar. Así, cubrieron el espacio que les rodeaba con marcas y señales en las rocas, grabaron los animales que pretendían cazar sobre el techo de sus cuevas, cubrieron sus cuerpos de tatuajes e incluso asignaron símbolos especiales para su tribu.

Ese significado simbólico era en muchos casos de tipo místico, mal que le pese a aquellos que pretenden que el ser humano sólo es carne, huesos y cierto computador graso situado en la cabeza. Y era místico porque el símbolo ayudaba a conectar con elementos suprarracionales y colectivos, más allá de la persona efímera y solitaria. Al respecto, sobre la fórmula "Om Mani Padme Hum", escribió la eminente teósofa y maestra H.P. Blavatsky lo siguiente:

“Om” dice el adepto ario, el hijo de la quinta raza, que comienza y acaba con esta sílaba su salutación al ser humano y su invocación a las Presencias no–humanas. “Om–Mani” murmura el adepto turanio, el descendiente de la cuarta raza; y tras breve pausa añade: “Padme–Hum”.

Los orientalistas han traducido muy erróneamente esta famosa invocación por la frase: “¡Oh la Joya en el Loto!” Porque, si bien Om es literalmente una sílaba consagrada a la Divinidad, Padme significa “en el loto”, y Mani quiere decir “piedra preciosa” no son, sin embargo, correctamente traducidas las palabras en sí mismas ni en su simbólico significado.

En esta fórmula, la más sagrada de todas las orientales, no sólo entraña cada sílaba un secreto poder que produce definido resultado; sino que la entera invocación tiene siete distintos significados con otros tantos efectos, que difieren entre sí. Los siete significados y sus correspondientes efectos, dependen de la entonación que se dé a la fórmula en conjunto y a cada una de sus sílabas; y aun el valor numérico de las letras se aumenta o disminuye, según el ritmo que se emplee. (H.P. Blavatsky)

El comentario más arriba del profesor Emil Schlagintweit trata de negar cualquier explicación a dicha fórmula. Es decir, en otras palabras, según él millones y millones de seres humanos, muchos de ellos filósofos pensadores, estrategas, sacerdotes, científicos, historiadores, literatos y poetas, no tenían la más mínima idea del significado de dicha oración propia de su religión, mientras que él mismo, erudito occidental, sí que se creía con el derecho a opinar y juzgar como fantástica cualquier otra explicación que no fuese la suya. Empezamos bien.

Sin embargo, desde el punto de vista de Blavatsky, se nos ofrece otra visión que atribuye a la frase un significado místico y esotérico e incluso llega a describir un poder oculto en la pronunciación correcta de la misma.

No obstante, si tuviésemos que quedarnos con una explicación más simple y al mismo tiempo profunda, me quedo con la siguiente por el momento:

El dios relacionado con la Joya y el Loto, es Avalokitesvara, también conocido como Padmapani, el Señor del Loto o Soporte del Loto. 

Avalokitesvara es una palabra compuesta cuyo significado aproximado es "El Señor que Contempla desde Arriba". Se refiere al Séptimo principio o Yo Superior en el ser humano, es el Krishna, el Cristo o el Buda, en el interior. Es el Señor que sostiene el Loto, el principio trino que se expresa en la oración que estamos analizando, pues "Om Manipadme hum" está formado en realidad por 7 sílabas, ya que la primera se descompone en A-um, o sea la tríada superior desde donde surge todo el septenario humano.

Las representaciones de Avalokitesvara nos lo muestran sosteniendo el loto en la mano, de la misma manera todo nuestro ser, toda nuestra personalidad es sostenida y tiene su último fundamento en la Esencia Espiritual que nos gobierna y nos sostiene.

El Loto representa precisamente la personalidad humana purificada: el loto es una planta que surge del barro, que cruza las aguas, se abre al aire y al fuego solar. Así representa al ser humano purificado, pues como los pétalos del loto, no es manchado por el barro ni por la suciedad del agua que cruza, abriéndose embebido en esa pureza ante la luz del Espíritu, o Avalokitesvara.

No todos los seres humanos lo logran al mismo tiempo, así hay lotos que permanecen en el barro, otros apenas flotan en el interior de las aguas, y sólo unos pocos llegan a abrirse finalmente por encima de las aguas a los vientos del ígneo espíritu.

Como podéis ver, no siempre los eruditos son capaces de penetrar las verdades que sólo tú puedes ver desde el fondo de tu corazón. Los estudiosos, si llevan la Verdad consigo, caminan también hacia el Espíritu, pero si sólo se dejan llevar por el orgullo conducen al materialismo más ciego.

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