jueves, diciembre 30

Bhaghavad Gita 02 - Krishna como Logos y las 6 Darsanas

Bhaghavad Gita 02

Krishna como Logos y las 6 Darsanas  

Continuamos en este artículo con la introducción al análisis del Bhagavad Gita. Este texto nos presenta dos cuestiones importantes. Por un lado el que se refiere al misterio de su origen, y por el otro lado habría que saber qué escuelas de pensamiento se encuentran detrás. 

El personaje principal, Krishna, el oscuro, tiene dos papeles en esta obra. Como ya vimos en la entrega anterior, Krishna representa el Espíritu o Ego superior de Arjuna, y por extensión el de cualquier ser humano. Este Ego Superior no hay que confundirlo con el alma personal o aparato psíquico-mental con el cual todos estamos dotados. Pero además, como ahora veremos, Krishna representa la Luz del Logos o Verbo creador.

Los sabios de la India clásica, obviamente limitados en sus percepciones como todos los seres humanos, trataron, partiendo de ciertas revelaciones de seres superiores, los llamados Rishis, de elaborar sistemas o escuelas de pensamiento que abordasen la Realidad Una desde diversos puntos de vista. 

Como si de un caleidoscopio se tratase, en el que una cierta imagen o figura central se refleja en las paredes dando lugar a combinaciones complejas, con diversos aspectos coloreados, así también las escuelas de pensamiento indias establecieron, partiendo de una revelación central, sus distintos puntos de vista. Estas escuelas son las que se conocen como las 6 darsanas clásicas, de la palabra "dars", "punto de vista, enseñanza o aspecto". Constituyen pues las 6 Escuelas de Filosofía Clásica de la India. Es importante conocer esto porque justamente a lo largo del texto del Bhaghavad Gita se expone el pensamiento de estas escuelas.

Cierta Maestra comentó que a estas 6 escuelas habría que añadir otra más, la oculta, o Séptima Escuela de Filosofía Esotérica.

KRISHNA COMO LOGOS

Imaginemos una oscuridad primigenia. Sólo es una oscuridad para nuestra mente, porque ésta sólo es capaz de contemplar las cosas en términos duales pero no en términos absolutos. Así si algo nos parece alto es porque lo estamos comparando con lo que es más bajo, si afirmamos que algo está frío es porque lo comparamos con nuestra mano caliente. Por el contrario, a esta oscuridad primordial que representa lo Absoluto, nuestra mente no le puede asignar ningún tipo de calificativo o valor.

En el seno de esta noche oscura, oscura para nuestros sentidos e intelecto, surge una primera Luz o sea una primera distinción o una primera razón. A partir de este momento existen por lo tanto una luz y una oscuridad, día y noche, arriba y abajo, grande y pequeño o como dirían los chinos yin y yang.

Esta Luz del Logos, la luz creativa de nuestro mundo, desciende por grados hasta llegar a la luz particular que ilumina la razón del ser humano. Esa Luz primaria es representada simbólicamente en el Bhaghavad Gita por Krishna, como Logos Universal, tal como aparece en los capítulos del 9 al 11, donde se despliega y revela de esta manera ante Arjuna:

"...Soy el sacrificio y también la ofrenda, soy igualmente el sacrificio por los
antepasados y la hierba bendita. Soy las palabras santas, el santo alimento, el fuego santo, y también la ofrenda que consume el fuego en el holocausto"

"Soy el Padre de este universo. Es más, soy la Fuente de el Padre. También soy la
Madre de este universo y el creador de todo lo existente. Soy lo más alto que se
puede conocer: el Camino de la Perfección, la Santa Palabra, los Tres Vedas, (Rig,
Sama y Yajur-Veda)"

"Yo soy el Camino, y el Maestro que en silencio observa: tu amigo, tu refugio, y tu
morada de paz. Soy el principio, el medio y el fin de todas las cosas que existen.
Soy la semilla de eternidad, el Supremo Tesoro."

"De Mí obtiene el sol el calor que él emite, y del mismo modo retengo y rocío la lluvia sobre la superficie de la tierra. Soy vida inmortal para el sabio y muerte para el ignorante, soy lo que es y lo que no es..."



"Contempla, pues, oh Arjuna, mis centenares y millares de formas divinas, todas variadas, y de innumerables aspectos y colores. Contempla los dioses del sol, los del fuego y los de la luz; los dioses de la tempestad y del relámpago, y los dos  luminosos aurigas de los cielos. Contempla, pues, oh Arjuna, las maravillas nunca vistas hasta ahora..."

"Como si la deslumbradora luz de mil soles juntos surgiera de repente en medio del firmamento, tal era el refulgente esplendor que desprendía Su Espíritu Supremo... Y Arjuna vio el universo entero en su incontable variedad, suspendido y formando una inmensa unidad dentro del resplandor que desprendía el cuerpo del Dios de los dioses. Sobrecogido de estupor y asombro, Arjuna el héroe, inclinó su cabeza juntando sus manos en acto de adoración..."

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Como vimos en el capítulo anterior, Krishna es también la luz que desciende hasta el ser humano viniendo a ser su Espíritu o Ser Superior. Este Misterio Interior, esta Luz interna, es la que nos conecta con ese otro Misterio Universal. Cabría recordar aquí que la palabra "misterio" procede de los llamados "mystae", o sea los "velados", los que en las ceremonias iniciáticas antiguas sólo podían ver la realidad a través de velos. Descubrir el velo que cubre nuestro ser interior, es también descubrir el velo que cubre la última realidad. De ahí la importancia del mandato délfico: "Conócete a Tí Mismo", mandato que no sólo abarca el conocimiento interno de nuestro ser en esta vida, sino también se extiende al recuerdo de vidas pasadas.

Todos podemos entender que la luz que se genera en el sol atraviesa invisible el espacio, para mostrarse como luz visible al chocar con la materia. De la misma manera la Luz Primordial, invisible a nuestros sentidos, se expresa como la creación del Logos en su infinita variedad, como la dualidad secundaria de la luz en contraste con la oscuridad, como amante y amado, como presa y cazador, y en Arjuna como la luz de su Ser Superior en contraste con su propia oscuridad como ser humano sujeto a la materia.

LAS 6 DARSANAS, EL ASOMBRO DE LOS SABIOS

Seis Sadhus, hombres santos, se reunieron en un bosque sagrado. Bajo su aspecto sencillo y su porte ascético, se ocultaban las mentes más brillantes, los espíritus más poderosos. Formando parte de aquel grupo secreto se encontraban también algunos Rishis, aquellos reveladores misteriosos de los Vedas, relacionados con la Osa Mayor, las llamadas "Estrella de los 7 Rishis", las mismas que los antiguos egipcios consideraron como el hogar de los 7 guardianes de Osiris.   

El convocante había sido un poderoso Ser, que descendió desde más allá de los Himalayas, uno ante el que los demás se inclinaron. Invisible, su apariencia sólo se mostraba al ojo interno de los sabios. Estos se sentaron en un círculo, en medio del cual brillaba aquella Luz invisible. Ésta, sin palabras que pudiesen escuchar oídos humanos, invitó a los sabios a exponer al mundo lo que les mostraba. 

Dijo uno de ellos: ¿Pero cómo podemos explicar tu Luz, si ésta es infinita e inabarcable?

Otro dijo: yo sólo percibo una parte, porque mis ojos no pueden ver el otro lado...

Otro que era ciego, dijo: No puedo ver nada, salvo la Luz que brilla en mi interior...

Ante el asombro de todos, la Luz como un trueno, les conminó a hablar y a exponer lo que cada uno pudiese ver, porque eso serviría durante generaciones para alimentar las almas de millones y millones de seres humanos. Los sabios entonces, expusieron su parecer:

El Rishi Gotama se atrevió a hablar en primer lugar:

"Primero tenemos que examinar las fuentes del conocimiento, porque esta es la llave para acabar con el sufrimiento humano. Sufrimos porque ignoramos y por ello tenemos que conocer para librarnos de esa maldición. Además tenemos que purificar el instrumento con el que alcanzamos el conocimiento, es fundamental establecer el método de la razón y la lógica".

Así nació la Escuela Nyaya, primera escuela de lógica y racional del mundo.

El Sabio Kanada, al que algunos apodaron como el "Comedor de Átomos" respondió a sus palabras:

"Creo que lo que conocemos procede de lo que percibimos y de lo que inferimos a partir de ello. Todo está compuesto, y cualquier cosa si la dividimos llegaremos a determinar sus últimos componentes, los átomos o partículas indivisibles y eternas. Más allá de eso no hay nada, salvo el tiempo, el espacio, el espíritu y el alma."

Este Maestro Kanada, comenzó de esta manera a elaborar su doctrina, muy cercana a la del rishi Gotama de la escuela anterior. Dio así nacimiento a la Escuela Vaiseshika, o escuela de las diferencias esenciales o particulares.

Kapila, el Maestro Naga, o sea el Maestro Serpiente añadió a lo anterior su parecer:

"Me parece bien Kanada esto último que has apuntado, y creo que deberíamos enumerar todo lo que conocemos de cierto. Creo también que además de la percepción de nuestros sentidos y la inferencias que podemos hacer con nuestros raciocinios, tenemos también que aceptar el testimonio de los sabios, que apuntan a que en el mundo ciertamente hay materia, como tu has dicho, pero también hay conciencia o espíritu. Las almas contemplan, sufren y se expresan en la materia, y estando insertas en ésta, se ven afectadas por sus cualidades, el exceso y aceleración de la materia o rajas, la inercia mortal o tamas y a veces el equilibrio o satwa."

Kapila dio así comienzo a su investigación, dando origen a la Escuela Samkhya, donde se ocuparon especialmente en enumerar todos los factores existentes, purusha o el espíritu, la materia o prakriti, los métodos para aceptar lo que nuestros sentidos nos allegan, y la manera de aceptar las pruebas, las inferencias y los testimonios.

Patanjali el Maestro del Yoga, tras abandonar su estado de intensa concentración ajena al mundo, y tras regular el aliento interno de su voluntad, acoplando a ella la respiración, dijo así:

"Has expuesto Kapila tu conclusión admirablemente. He oído a los que habéis hablado con intensa concentración, y considero que, dado que el alma está sometida a la materia, necesitamos una ciencia que nos permita primero liberar el alma del hombre, una ciencia que le permita unirse a su propia alma desatando los lazos de la materia que oscurecen su percepción. Tenemos que enseñarle a meditar y concentrarse y, a través de cuatro pasos sucesivos de unión consigo mismo, o sea el sagrado yoga, llevarlo primero al yoga de la acción virtuosa o karma yoga, luego al yoga del amor sin barreras o bakhti yoga, y al yoga del conocimiento real de sí mismo, y finalmente al raja yoga o yoga de la liberación final."

Así habló el sabio Patanjali, el autor del Yoga Sutra, o doctrina de la unión con el alma, iniciador de la Escuela Yóguica.

Jaimini, el autor del tratado llamado Mimansa sutra o texto sobre la investigación y examen de los Vedas, hizo gestos afirmativos con la cabeza a todo lo anterior, pero mantenía al mismo tiempo sus reservas propias, así que dijo:

"Sabios a los cuales tengo el honor de dirigirme, quisiera, no obstante vuestro saber y acertadas conclusiones, llamar la atención sobre la práctica de los textos sagrados. Hemos recibido la gran revelación de los Vedas, las palabras sagradas, rituales y cantos, y debemos por tanto concentrarnos en lo recibido, analizarlo e intentar comprender lo que existe de verdadero detrás de las palabras, entre los símbolos. En la experiencia directa del rito podemos encontrar la iluminación y la clave. Al mismo tiempo hay que estudiar el lenguaje sagrado, encontrar su propósito para determinar cuáles deben ser las acciones rituales correctas que nos permitan ajustarnos a la ley, al dharma. Sólo la práctica ritual perfecta nos llevará a la iluminación.

Así Jaimini, colocó las bases de la famosa Escuela de la Mimansa, la investigación de los Vedas, que sirvió durante siglos para muchos hindúes para establecer los rituales sagrados y tratar de entender sus preceptos.

Entre los sabios allí reunidos, retumbó la voz profunda de Badarayana, hay quienes dicen que en realidad era Vyasa el gran compilador de los textos sagrados, y en especial los textos del Vedanta Sutra, a partir de textos aún más antiguos:

"He transmitido muchos textos sagrados a los sabios seguidores, los sagrados Upanishads, los textos más ocultos, aquellos que para ser escuchados con respeto hay que sentarse más abajo que quien los enseña, los Brahma Sutras que dieron los fundamentos filosóficos de la lógica, y el Sagrado Upanishad del Bhagavad Gita, además de todo el Mahabharata.

Todos asintieron, reconociendo aquella gran tradición, que había tratado de acercarse al oído interno, a lo más secreto, de la manera más poética y sencilla. Badarayana Vyasa, continuó diciendo:

"He tratado de encontrar una vía, que más allá de la razón y la lógica, conectase el corazón con el Corazón, lo secreto del hombre, con el Secreto, el Alma con Brahman, lo misterioso en el hombre con el Misterio. Vuestros consejos son bien recibidos, pero más allá de la escuela y la práctica que se siga, debe existir un fundamento, una confianza que permita a pesar de vivir en un mundo cambiante, conectar el alma (atma) individual con la Realidad Última de la Conciencia Universal (Brahman)."

Así surgió la Escuela Vedanta, el consuelo universal y secreto de los Upanishads, y el glorioso Bhagavad Gita, como un peldaño, de entre los seis, que conectase con el secreto séptimo. 

La Luz dió su último destello, impulsó a los sabios para que bajasen al mundo a explicar lo inexplicable, y dar nacimiento a la Filosofía Eterna de la India, una vez más Aryavarta, la India ancestral se iluminó durante siglos empujados por la luz secreta de la 7ª Escuela Esotérica.