jueves, diciembre 23

Bhaghavad Gita 01

EL BHAGHAVAD GITA
Un intento atrevido de exploración 


En mi juventud había alcanzado ese momento, por el que todos hemos pasado, de indefinición, de duda, de rebeldía, pero todo ello coloreado con un tinte de esperanza, de futuro abierto a todas las posibilidades.

En medio de la incertidumbre, cayó en mis manos este pequeño libro, el Bhagavad Gita, al cual consideraba un libro un tanto exótico y "hippy". Tras el complejo capítulo primero, del que no entendí mucho, llegué hasta una parte que rezaba así:

Te afliges por quienes no lo merecen, y tus palabras no son palabras de sabiduría. Un sabio no siente lástima por los que viven, ni tampoco por los que mueren. La vida y la muerte no son diferentes.

Siempre hemos existido: tanto yo, como tú, como esos reyes. Y existiremos por siempre y para siempre. Al igual que el alma experimenta la infancia, la juventud y la vejez, sin verse afectada por las mutaciones de este cuerpo; así también tomará otro cuerpo después de la muerte. En un sabio no cabe duda acerca de esto…

El Espíritu es indestructible e imperecedero; todo lo penetra. Nadie puede destruir ese Ser Inmutable. A pesar de que estos cuerpos tendrán un fin, habita en todos estos cuerpos, pero estando más allá del tiempo: el Espíritu es inmortal e infinito. Así pues, ¡participa en la lucha, noble guerrero!

Aún recuerdo la fortísima impresión que causó sobre mi alma, especialmente en aquellos momentos de dificultad y de marcada indecisión. Era como si de repente, viviendo en un lugar estrecho y oscuro, alguien abriese la puerta a infinitos espacios abiertos, llenos de esperanza y desafíos. La Vida, no… ¡la Vida Una!, se revelaba en todo su esplendor, en toda su alegría...

Desafortunadamente, esos momentos de gracia iluminada no suelen permanecer para siempre, pero nunca olvidaré aquella sensación. Ahora, al cabo de los años, después de haber leído muchas cosas, meditado sobre muchas otras y haber aprendido algunas, cada vez que vuelvo a leer el Bhagavad Gita, el aire fresco penetra de nuevo en mi alma. En aquel entonces experimenté algo muy especial, sentía que, a través de los siglos, alguien hablaba directamente conmigo, que el oscuro pasado no era tal, sino muy al contrario era aún más luminoso que el presente. Es pues con el regusto de aquella experiencia que emprendo el comentario de este mensaje del pasado.

ALGUNAS COSAS A SABER ANTES DE EMPEZAR

Antes de entrar en el análisis particular del texto hay que explicar algunos elementos generales históricos y simbólicos Su autor, Vyasa, o "el que separa, divide o discierne", también "el que interpreta”, es uno de los 28 “vyasas” reveladores de los textos sagrados, o quizás más bien una logia que a lo largo del tiempo fue compilando los textos y modelándolos según los sentimientos religiosos del pueblo indio. En todo caso, su apelativo más específico es el de Krishna-Dvaipayana, o sea “el Oscuro que se manifiesta o nace en la tierra”.

Un hecho similar encontramos entre los antiguos egipcios, los textos sagrados e incluso los libros médicos que hasta la época alejandrina, cómo nos cuenta Clemente de Alejandría, se sacaban en procesión ante el pueblo, tenían también un autor misterioso o más bien un colegio sacerdotal detrás. 

Djehuty - Thoth

El autor de dichos textos sagrados era conocido como Djehuty, "Aquel que es como el Ibis", o sea Thoth, el dios de la Sabiduría, autor de los textos sagrados y patrón de sus transmisores los escribas. Su símbolo, el Ibis, era tal porque, como Vyasa, era capaz de "discernir", según la leyenda, los huevos de cocodrilo del Nilo, representantes del mal, destruyéndolos. Thoth cumpliría pues el mismo papel en Egipto que el de Vyasa en la India, es el revelador e intérprete de los textos sagrados.

Este texto sagrado del Bhagavad Gita está insertado en una obra más grande, el Mahabharata,  la gran epopeya india. A lo largo de esta última obra aparece repetidamente un personaje, que deviene central en Bhagavad Gita: Krishna, el dios oscuro, conocido hasta con 17 epítetos diferentes a lo largo del Mahabharata. Sin embargo hay un nombre que sólo aparece en el Gita: "Nara", o sea "hombre". Este último apelativo determina el papel de Krishna en el Bhagavad Gita. 

Krishna, su abigarrado ropaje posee significados simbólicos particulares

Estamos aquí frente una idea fundamental, pues se trata del hombre en su esencia interna, y esto ocurre en un libro que se denomina “Bhagavad Gita”, o sea "El Canto del Señor", y el canto al que se refiere no es el de un dios particular, ni tampoco el de un ser supremo, sino el del Señor o Ser superior que habita en cada ser humano, es la Voz del Silencio.

Arjuna escucha atentamente las palabras de Krishna

El otro personaje en esta obra es Arjuna, nombre que procede de la misma raíz que la palabra "Argentum" en latín, es decir "plata", el metal atribuido por los clásicos a la casta guerrera. En el simbolismo antiguo la plata representa al elemento psíquico-mental o intermedio entre el oro espiritual superior y los otros metales inferiores que representan lo físico y fisiológico. Arjuna representa pues la psique humana en su plenitud, el guerrero en su carro, en su batalla diaria, pero guiado e inspirado en el medio de esa guerra por su Ser Superior, Krishna 

Si el hombre solo fuese un animal racional, sería un ser evolucionado y superior ciertamente, pero nada más. No teniendo conciencia más allá de sí mismo, probablemente sería feliz, salvo en momentos puntuales de enfermedad y dolor físico. Sin embargo su maldición-bendición es la conciencia de su Yo Superior, la que le impulsa a luchar, la que le bendice con la inmortalidad, pero al mismo tiempo le condena a la lucha, a la superación de sí mismo. Arjuna es la plata que quiere transformarse en oro y Krishna es la incesante llamada del Espíritu.

Todo lo que se va a ver, todo el drama que se va a desarrollar en este pequeño libro, es el drama del ser humano crucificado, entre su Yo Superior, su amigo inflexible, y los imperativos de la vida humana común.

Continuará