La Película de Tu Vida
Entras a oscuras en un cine de barrio. Intentas llegar a un asiento, parece que hay uno libre en medio de la fila. Consigues finalmente llegar hasta el mismo. Comienza tras las noticias la película.
La verdad es que no sabes por qué estás allí. Hacía frío y llovía, aunque tampoco puedes recordar por qué caminabas por la calle sin rumbo. Entraste al cine. Esa fue una buena idea porque al menos estarías caliente y seco, aunque ni siquiera te fijaste a la entrada en el título de la película, da igual, en todo caso también podrás descansar y quizás dormir...
Sonidos familiares te despiertan, con los ojos semi cerrados apenas entrevés unas escenas de la película, cabeceas... ¡qué!, ¡cómo! No puedes creer lo que estás viendo, abres de par en par tus ojos. La película corre a gran velocidad, pero puedes seguirla sin problema, pero lo que te llama la atención es que ¡son escenas de tu vida! ¿pero cómo es posible? Te pellizcas la cara incrédulo. A pesar de ello las escenas no desaparecen, "pero no puede ser verdad" te dices a ti mismo. De repente la gente alrededor se ríe, y luego escuchas rumores de reprobación, te fijas de nuevo en la pantalla, y te ves haciendo el ridículo y llevando a cabo acciones que creías olvidadas, acciones equivocadas que te avergüenzan.
Aterrado miras alrededor y distingues en la penumbra de la sala a quienes te rodean. !Dios mio! pero si son tus vecinos, tus amigos, tus compañeros de trabajo, tu familia... Horrorizado ves que te miran acusadoramente. Eso que has hecho en la pantalla no está nada bien, e incluso tus palabras también te han condenado.
Horrorizado, señalas la pantalla y haciendo un gran esfuerzo, casi balbuceando, gritas: "¡Ese no soy yo!", "¡Créanme!... ese día estaba confundido, y eso otro fue por ignorancia, y ese otro error no se cómo pude cometerlo, estaba ciego, ¡Creedme ese no soy yo!" Unas carcajadas estruendosas y terroríficas resuenan en la sala y hacen que finalmente... ¿despiertes?
Está bien. Te concederé un deseo, podrás cortar con unas tijeras todas las escenas del film de tu vida que no te gusten. Quedará una película muy limpia, llena de buenas cosas, buenas intenciones y buenas acciones, con un pensamiento elevado y digno.
Pues bien, ese eres realmente Tú. Y todo los otros trozos equivocados de la película de tu vida son el fruto de "Avydia", la ignorancia, y no uso éste término por sofisticación, sino porque en la raíz de esta palabra indoeuropea (en latín "videre", ver) hay un significado más profundo. A-vidya, es no-ver, y también no-verdad, o sea la "incapacidad de ver las cosas tal como son", o sea "engaño", "ilusión".
Este es primer factor en la "rueda de la vida": como no podemos ver nos equivocamos, y a consecuencia de ello viene el dolor, la angustia, el miedo, la cólera que nos ciega, etc., etc. Eso es lo que los orientales llaman "Samsara".
Son los engaños a los que nos arrastra el fango de la vida. Imaginemos situaciones complejas, en las que juzgamos cosas de las que ni siquiera hemos sido testigos, o donde hay intereses encontrados que hacen ver las cosas de manera diferente.
Creemos ser independientes y juzgamos las cosas siguiendo nuestros criterios y pensamientos, que por lo demás son los correctos, ¿no?. Hágase el pequeño experimento de caminar por la calle observando nuestros pensamientos, y descubriremos que muchos de ellos surgen encadenados a partir de un impulso inconsciente generado por la visión de un anuncio, un cartel, o algo que hemos visto y a lo que aparentemente no hemos prestado atención. También se puede hacer el mismo experimento si caminamos al lado de alguien: mantente en silencio, déjale hablar, mientras que observas todo lo que hay alrededor y las cosas que tu acompañante dice tras ser alcanzado por uno de esos estímulos inconscientes. Te sorprenderás al descubrir hasta que punto somos una especie de robots tele-dirigidos.
Este es el fango en el que estamos insertos, que cubre nuestros ojos y sentidos, impidiendo ver las cosas tal como son, Avydia. Por tanto, primer remedio: atención, atención sobre todo observándote a ti mismo, tus actos y tus pensamientos e intenciones, tratando de encontrar la razón real detrás de los mismos.
Segundo: considera que los demás también se mueven en el mismo fango, por tanto tolerancia y comprensión es lo que se necesita. Nadie es eternamente malo, ni es tu enemigo salvo por causa de Avydia. Considera que en muchas ocasiones la persona que te hirió, que te dijo cosas que no te gustaron, quizás le costó mucho tomar esa decisión y lo hizo con miedo de perder tu amistad, y lo dijo por ayudarte.
Tercero: adoptar una actitud abierta de ayuda hacia los demás, dentro de tus posibilidades, pero no una ayuda a "alguien" en particular, sino una actitud general de ayuda al mundo entero, sin distinciones. No es fácil, pero te gratificará, pues no existe un "yo" separado de los demás, ni siquiera del resto del mundo animal y mineral que nos rodea, sino que conformamos un todo.
Con cada pequeño paso en esa dirección se eliminará un fotograma "negro" de la película de tu vida y de la mía, no ganaremos el Oscar pero disfrutaremos en paz contemplando sus escenas con amor y serenidad.