La República de Plutón
- ¿Perdone, querrá usted decir la República de Platón?
No, no me he equivocado, esta es la República de Plutón. Plutón es el dios que gobierna el oscuro inframundo, el averno, y las profundidades donde almacena riquezas sin número. Y en esto se ha convertido nuestra democracia (si es que alguna vez lo fue) en una plutocracia, donde lo que vale es el poder del dinero, el poder económico y material, y en definitiva el poder de los pocos, que no se caracterizan por ser precisamente ni los mejores ni los más honestos. No contento Plutón con sus dominios, también secuestró a Perséphone llevándosela hasta las profundidades, de la misma manera nuestra plutocracia ha secuestrado nuestra alma, alma que ahora se vende a precio de saldo.
Los llamados partidos de izquierda, en aras de una supuesta igualdad, que nunca se ha traducido en realidad, porque los que mandan, mandan y los demás a callar, han propuesto una Arcadia feliz basada en el progreso material, en que cada hombre y mujer tengan un frigorífico, un televisor, un smartphone, un coche, etc., etc. Sostienen la idea de que no existe verdadera democracia sin suficiencia económica. Y quizás tengan razón, pero el problema es que allá donde han gobernado han llevado a la insuficiencia económica a sus pueblos respectivos, menos el líder amado, que en muchos casos ha mantenido jugosas cuentas en Suiza.
Los llamados partidos de derechas, defienden que sin libertad económica no se puede progresar, y que por tanto cada hombre tiene que ser libre para cumplir su destino (¿vital? ¿trascendente? ¿económico?). El problema es que cuando coloco a dos seres humanos frente a frente, en competencia, perfectamente libres, según el modelo de esta doctrina liberal, buscarán lo mejor para cada uno.
-¿De verdad cree usted eso?
No, ni por asomo puedo creer eso. Porque uno de ellos no es libre, porque carece, no tiene recursos, y el otro es rico y puede hacer lo que quiera y, por tanto, en el mercado el pez grande se come al chico. Así que muchas proclamas en defensa de la libertad, de la patria, de las tradiciones, etc., de la derecha, son en realidad apelaciones para que el trabajador acepte el trágala que se le ofrece.
Pero sea un caso u otro, izquierdas o derechas, ambas prometen en el fondo lo mismo: mejores recursos materiales, bien a través una sociedad de listos dirigentes socialistas o bien ricos capitalistas globalistas, según el caso. En ninguno de los dos triunfa el hombre honrado, trabajador, responsable, sino que triunfa el más mentiroso, el que aplasta y engaña a los que tiene alrededor.
Mientras tanto, el pueblo no sabe a qué atenerse, constantemente distraído por ese baile de opiniones (todas pagadas y ninguna libre) de los medios propagandísticos: los llamados periódicos (que ya no existen como tales), las televisiones públicas y privadas, etc. Y lo que es peor, a través de las pantallas, ya sea del ordenador, del Tablet, o del móvil, entran en tu casa, en tu conciencia, da igual que sea un discurso del líder amado, o de los que tratan de convencerte en comprar algo “porque tú te lo mereces”.
Ellos saben cómo actuar sobre nuestros instintos, utilizan la psicología para controlarnos:
En un viejo restaurante de carretera en el que junto al mismo había una pequeña granja de gallinas del mismo dueño, éste intentaba con cada comensal vender sus huevos. Así que les ofrecía con la sopa si les ponía un huevo o no. La mayoría de la gente rechazaba que le pusiese un huevo en la sopa. Hasta que llegó un listillo experto en marketing que se dio cuenta cómo arreglarlo, y le dijo al dueño: “Usted no tiene que preguntar si quiere que le pongan un huevo con la sopa, dígales si quieren que le pongan un huevo o dos”. El restaurante consiguió vender así mucho mejor la producción de huevos de la granja.
O sea que ya sabes, se trata de una opción cerrada: hay que comer huevos sí o sí, y en cada elección "democrática" hay que elegir un huevo o dos huevos. ¿Eres libre, no?
Pues mira, ni izquierdas ni derechas, sino ¡arriba y adelante!
