martes, enero 28

1000 y una Reencarnaciones y muchas más...

 1000 y una reencarnaciones, y muchas más...


El tema de la reencarnación nos llama la atención porque está intrínsecamente ligado a nuestra vida y muerte. No hay nada más "personal" que nuestra muerte. Ignorarla o tratar de olvidarla no cambia esta realidad incuestionable.

Creo en la continuidad de la vida, porque es lo que la naturaleza me enseña, me guío por ella, pues ¿a quién más voy a creer o consultar? La contemplación de la misma me enseña verdades exactas, incontestables, verificables y comprobables: las estaciones, el giro majestuoso de los planetas en sus órbitas, o el de los electrones alrededor de su núcleo, el crecimiento, muerte y renovación de las plantas, etc., etc. Hay pues una Vida omnipresente, incluso en los átomos, todo está en movimiento, todo se combina y se regenera eternamente. Es la VIDA UNA con sus infinitas manifestaciones. No hay muerte, solo hay cambio de condición.

Establecida pues la VIDA UNA, el siguiente tema es si conservo memoria de ello o no, o si alguien podría decirme algo sobre mi pasado. Curiosamente, la mayoría de la gente prefiere saber sobre el pasado, mientras que el futuro parece tener menos importancia. Quizás porque en ese pasado —en su mayor parte imaginario— creemos encontrar la justificación de nuestra vida presente. Tal vez también nos proyectamos como una figura resplandeciente o importante, una que compense nuestra actual pequeñez.

Para quien cree haber vislumbrado que en el pasado fue un gran sacerdote egipcio, un emperador, un conquistador o un guerrero, esa noción justifica su "maravilloso" ser interior, desconocido para los demás, pero que el "encarnado" en cuestión insinúa disimuladamente o comunica en secreto (a todos), etc.

El problema radica en que no hay suficientes sacerdotes, emperadores, reyes, guerreros ni héroes en la historia para llenar los antecedentes de los millones de seres humanos actuales. Por otro lado, nadie parece aceptar que en una vida pasada fue un porquero, un gañán o un agricultor (sic transit gloria mundi).

Volvemos al principio: lo que existe es la VIDA UNA. Qué hemos sido o qué seremos es algo difícil de saber o cambiar. Sin embargo, algo sí podemos deducir: el presente. Un Mozart no nace siendo genio porque sí. Él es el resultado de un largo camino recorrido a través de innumerables vidas, que le condujeron a la genialidad en su arte único. Del mismo modo, contemplemos nuestras obras y habilidades actuales, y llegaremos a ciertas conclusiones. Humildad y paciencia ayudan en este proceso.

Pero dejemos la vanidad del pasado y miremos al futuro. Obviamente, todavía estamos a tiempo de cambiar ciertas cosas. Sin embargo, nuestra posición personal, la situación vital en la que nos encontramos y la trayectoria de nuestra vida hasta este momento determinan y limitan el rango de nuestra libertad. Por ejemplo, si soy viejo, no puedo cambiar muchas cosas. Si tengo una mentalidad fija, me será muy difícil ser diferente a esta edad. Así que la conclusión es clara: puedo cambiar las cosas en mi vida... hasta cierto punto. Y esos pequeños cambios que me son permitidos, aunque parezcan insignificantes, si están bien direccionados, bien intencionados y claramente visualizados, pueden proyectarse a lo largo de los siglos y de futuras encarnaciones, provocando cambios graduales.

Los budistas, expertos en clasificar los fenómenos mentales y las leyes materiales que nos condicionan, determinaron que se puede renacer en seis reinos o dominios diferentes: el de los animales, los seres infernales, los fantasmas hambrientos, los humanos, los semidioses y los dioses. Sin embargo, no hay motivo de alarma, ya que se trata de un simbolismo esotérico:

Mundo Animal: Hombres que se comportan instintivamente, guiados por sus deseos sensuales, con una mente limitada salvo para el placer.

Mundo de los Seres Infernales: Aquellos que viven en un estado constante de sufrimiento, atrapados por las circunstancias de sus vidas pasadas, incapaces de salir del círculo mental de las ideas que les torturan.

Mundo de los Fantasmas Hambrientos: Seres dominados por deseos insaciables y constantes, que viven en un estado perpetuo de carencia y frustración.

Si observamos bien, estos tres estados corresponden a muchas de las vidas humanas actuales, plagadas de dolor, desesperación, violencia y crímenes. También explican tragedias como las del suicidio o la opresión autoinfligida.

Los tres estados restantes son:

Mundo de los Semidioses: Seres poderosos, inteligentes y dotados, que no carecen de nada, pero son esclavos de su ambición y deseo de poder.

Mundo de los Dioses: Aquellos que disfrutan de una vida plena y gloriosa, que encarnan el descanso y la celebración de la existencia.

Mundo Humano: Nosotros. Los humanos vivimos en un estado intermedio: en parte animales, pero con ideales y pensamientos elevados que nos inspiran a trascender. En nuestro mundo, lágrimas y risas conviven en igual medida.

Los budistas sostienen que sólo en el Reino Humano existe la posibilidad de alcanzar la Liberación. Ser humano es un gran privilegio, una enorme responsabilidad y una tarea trascendental. Si bien la obtención del Nirvana es para pocos, podemos vivir una vida verdaderamente humana: practicar la compasión, la conexión genuina con los demás, y cumplir con nuestros deberes. Así, nos aseguraremos renacer como humanos y, paso a paso, nos acercaremos a la Liberación.

¿Cuántas encarnaciones nos quedan por delante? Nadie lo sabe. Muchas, sin duda.

Aquellos en Occidente que acusan a los orientales, especialmente a los hindúes, de apatía debido a sus ideas sobre reencarnación, demuestran una profunda ignorancia. Esta visión imperialista pervive en el inconsciente colectivo: entre 1880 y 1920, el colonialismo británico causó la muerte de 30 millones de indios. Los pueblos colonizados, especialmente los humildes, sufrieron una terrible pérdida de identidad y memoria.

¿Qué podría esperarse de estas clases humildes sino una cierta apatía y una esperanza tenue de renacer en mejores condiciones? ¿Cómo podrían cambiar su realidad bajo un régimen opresor y tiránico?

Finalmente, algunos intérpretes occidentales modernos intentan convencernos de que la Liberación está "a la vuelta de la esquina". Prometen atajos espirituales y cursos milagrosos que aseguran alcanzar el Nirvana rápidamente. Esto es como los anuncios de "Aprenda inglés en 7 días": meras ilusiones. Estas prácticas suelen ocultar una estructura de dominación disfrazada de santidad, donde los seguidores se someten servilmente a supuestos "gurús".

El papanatismo o credulidad forma parte de la condición humana. Por promesas intangibles, a menudo entregamos nuestra vida y nuestro futuro sin reparo, perdiendo nuestra herencia como seres humanos por un plato de lentejas.

Continuará...


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