jueves, diciembre 12

Los Mitos Solares de la Medicina - El Amanecer

LOS MITOS SOLARES DE LA MEDICINA


El Sol del Amanecer 

Todo mito encierra en su interior un arquetipo, una verdad fértil que posee la capacidad de multiplicarse hasta el infinito en la mente de quien es capaz de aprehender sus contenidos, creando así fuerzas que lideran e impulsan hacia la conquista de metas sociales e individuales, que son contempladas por la mayoría de las personas como fines legítimos y perfectos a conquistar.

En el caso de los mitos médicos, este fenómeno posee aún una naturaleza más universal, que hace entroncar la Medicina con otro de los mitos primarios más importantes, el Mito Solar. Como ciencia situada entre la Vida y la Muerte, en el medio de los ciclos eternos de la Vida Una, la Medicina está de alguna manera íntimamente relacionada con la esencia del propio ciclo de renacimiento solar. De ahí que incluso la Salud (Salus), en su raíz etimológica, se relaciones con la salvación, con la victoria sobre la enfermedad y la muerte, en cualquiera de sus manifestaciones, físicas, morales o espirituales. Así pues, encontramos que los Salvadores son a menudo los sanadores, los detentadores de la salud en todo su alcance.

Desde el nacimiento del Sol, su nueva juventud plena de impulsos vitales, luego su ascensión como Sol de Justicia, su conversión en el Rey del Esplendor y de la Balanza del Juicio en lo alto del cielo, luego  su paso a la madurez y decadencia, su aproximación serena a la muerte, su paso por el inframundo oscuro o por la otra cara de la vida, y su triunfo final al retornar de nuevo al mundo del amanecer, son todos ellos arquetipos que pueden encontrarse en los mitos médicos. 

Por eso, los dioses de la medicina son también los dioses de los Misterios, los actores de los mitos que hablan de la supervivencia física y espiritual del ser humano. No es de extrañar, por tanto, que a Asclepios, el dios griego de la medicina, e incluso a Seraphis, su equivalente egipcio, se le sacrificaran dos ga­llos, símbolo solar por excelencia, uno oscuro y otro de color claro, relacionados con el curso superior y el curso inferior del Sol.

El Amanecer. El origen Celeste de la Medicina

Desde sus orígenes, la medicina no es el resultado según los antiguos de una evolución progresiva, de descubrimientos añadidos, ni tampoco procede de la experimentación, sino que se considera una revelación. Un breve repaso por las mitologías médicas nos permitirá descubrir este hecho.

Tanto en la China clásica, como en el Tíbet, India, etc., el comienzo de la medicina está ligado a un acto divino, a un don otorgado a los hombres y a los fundadores divinos de las antiguas civilizaciones.

India

En la India, por ejemplo, su origen se sitúa en las enseñanzas de los Rishis, siete seres superiores que revelaron a los hombres el conocimiento sagrado y las leyes. A estos siete Rishis se les relacionó con las siete estrellas de la constelación de las Pléyades. Encarnaciones sucesivas de estos primeros instructores de la India, transmitieron el cuerpo de conocimientos médicos, siendo ellos mismos practicantes consumados del arte médico en algunos casos.

Los mismos Vedas, libros sagrados por antonomasia de la revelación india, se componen de cuatro partes, de las cuales una, el Yajur Veda, consiste precisamente en una serie de himnos y fórmulas mágicas de curación. Su origen se sitúa en los más remotos tiempos y, a diferencia de nuestra medicina moderna, este hecho es lo que la hacía precisamente más cercana a la Verdad Primera según los antiguos. Esta es una característica general de las medicinas clásicas, cuanto más antiguas y más cercanas a las fuentes primeras, más sagradas y efectivas se consideraban. Aunque no se negaba el avance y la investigación, estos se desarrollaban dentro del cauce marcado por la revelación original.

Las múltiples escuelas de pensamiento indio tomaron los Vedas como punto de partida de sus especulaciones, y aunque las interpretaciones fueron muy variadas y complementarias entre sí, pero siempre dentro del marco de los textos sagrados. Este mismo fenómeno general se aplica a la especulación médica.

Ashvins
E la interpretación de los conocimientos médicos intervienen toda una genealogía compleja de seres divinos. No obstante, el título de dioses médicos por excelencia se les asigna en particular a los Ashvins, los dioses gemelos indios, comparables a Castor y Pólux en la mitología griega.

Como en todas las tradiciones gemelares, este fenómeno tan atrayente e inexplicable, que está en el origen y fundación de mu­chos pueblos  ─ Rómulo y Remo, Apolo y Diana, Quezaltcoatl y Xotbi, los hermanos Hunahpu y Xbalanque del Popol Vuh, Osiris y Seth, etc., expresa tanto el enigma de la dualidad del alma humana, divina y terrenal al mismo tiempo, así como la relación existente entre los seres divinos superiores y las enseñanzas dadas a los hombres por ellos. Los Ashvins considerados como dioses del amanecer y del atardecer, están íntimamente relacionados con Vida y Muerte, y por tanto también con el ciclo solar. Ellos fueron los reveladores de los Upanishads, la doctrina secreta de los Vedas, y se dice de ellos que poseían todos los secretos y los poderes de la magia, excepto el de la inmortalidad, aunque finalmente consiguieron que les fuese comunicado.

Los Ashvins son los dioses eternamente jóvenes, los hacedores de milagros por antonomasia en los Vedas. Curan a los enfermos, resucitan a los muertos y liberan a los oprimidos. Son los dioses de la dualidad, su habilidad fundamental procede de su capacidad de conciliar los extremos y armonizar los opuestos, una virtud fundamental en la medicina.

Continuará