jueves, diciembre 12

Los Mitos Solares de la Medicina - El Sutra del Buda Azul de la Medicina

El Sol del Amanecer
El Sutra del Buda de la Medicina


Aunque el Budismo es un sistema heterodoxo en la India, está emparentado con muchas de las enseñanzas esenciales y primi­genias de las escuelas hindúes tradicionales. Su influencia no solo se dejó sentir en la India sino también en el Tíbet y en China, donde dejó su marca especial en las concepciones médicas de estos países.

Tradicionalmente, el comienzo de la medicina budista se atribuye a un sermón del Buda Gautama del cual se ofrece una traducción más abajo, aunque el propio Buda señala como origen  real al llamado Buda de la Medicina o Tathagata Azul de Lapislázuli, uno de los cuatro gobernadores del mundo. En encarnaciones previas, antes de alcanzar la iluminación, cuando todavía era un bodhisattva, movido por compasión, se comprometió a curar a toda la humanidad de sus enfermedades y a llevarla a la liberación final.

En la Medicina Budista, quizá más claramente que en otras medicinas clásicas, la salvación está totalmente ligada a la salud; la cura es, sobre todo, la cura del alma, y el origen y curso de la enfermedad se compara con el eterno peregrinaje del alma sujeta a los ciclos de reencarnación, el Samsara, cuya causa primaria es la Ignorancia, la Ira, y la Ambición, es decir, las mismas causas que se consideran origen de la enfermedad. El budismo pues entiende también que la ciencia médica se origina en una revelación primordial, en un regalo de los seres superiores, y que su fin último no es solo la curación del cuerpo, sino también la del alma. La medicina budista se define más como un conjunto de bases metafísicas o espirituales, que pueden aplicarse a cualquier otro tipo de medicina, que como un conjunto de técnicas o conocimientos terapéuticos directos.

El documento inaugural del que parte esta concepción es El Sutra del Buda de la Medicina, resultado de las enseñanzas del propio Gautama. A lo largo de los siglos fue traducido al tibetano y al chino, y nuevamente traducido al inglés y a otros idiomas. Desafortunadamente, muchas de estas traducciones presentan desviaciones sectarias y se han difundido en Occidente sin un suficiente entendimiento de su contenido. 

Se pueden señalar dos aspectos fundamentales en la medicina budista: uno moral y metafísico, y otro mágico y religioso. Estos dos aspectos son el resultado de las particularidades del propio budismo mahayana y tibetano, que comparte las mismas enseñanzas con el budismo hinayana en lo moral, pero añadiendo a ello concepciones esotéricas, religiosas populares y, en algunas escuelas elementos tántricos procedentes de la escuela Vajra o del Diamante.

Aspecto Moral-Metafísico

Para el budismo las causas fundamentales de la enfermedad son precisamente las mismas que ponen en movimiento la rueda del Samsara o de las causas kármicas de reencarnación, las llamadas cadenas de causas interdependientes o 12 Nidanas.

Las primeras causas de la puesta en marcha de la rueda del samsara son Avydia o ignorancia, y las formaciones kármicas derivadas de ello. El final de esta cadena es Jati-marana, es decir, el envejecimiento, la muerte, la preocupación, el lamento, el dolor, la pena y la desesperación. Por consiguiente la enfermedad, en cualquiera de sus niveles (físico, metafísico o moral) solo tiene una cura autentica: la interrupción de la cadena de causas interdependientes, o al menos la disminución y canalización de estas nidanas o semillas kármicas hacia un fin positivo. A la luz de lo anterior, es como hay que interpretar el famoso Sutra del Buda de la Medicina.

Pero, además, también existe una clave esotérica y simbólica: después de explicar los inmensos beneficios y poderes que se pueden derivar de la meditación y el reconocimiento del Buda de la Medicina, Gautama dijo las siguientes palabras a Ananda, su discípulo más cercano:
"¿Si alabo las virtudes del Buda de la Medicina y te doy a entender que las acciones del Buda tienen un significado oculto que es difícil de entender, ¿me creerías? 
Ananda contestó afirmando que creía sus palabras, como procedentes de un Tathagata perfecto en acciones, palabras y hechos. Entonces Buda le dijo a Ananda: 
"Cuando todos estos seres oigan el nombre del Maestro de Curación honrado por todo el mundo, el Tathagata Radiante Azul Lapislázuli (el Buda de la Medicina), lo aprecien y protejan con todo su corazón, y ya no tengan más dudas, entonces será imposible que caigan otra vez en un destino malvado. Aquellos que cayeron en malos destinos, son aquellos que no hicieron buenos actos. Ananda, este es el significado oculto de los actos de los Tathagatas; ¡es difícil de creer!, pero tu puedes concebirlo ahora, y de esta manera conoces ahora que todo lo que te he dicho tiene sus raíces en el poder de los Tathagatas."
Dado que, en las doctrinas budistas, la mente es el generador de todas las ilusiones, y de las consecuencias kármicas derivadas de ellas, el contacto de nuestra mente a través de la recitación del mantram principal del Buda de la Medicina, y la visualización de los mandalas en los que aparece representado, afectaría nuestra conciencia y nos ayudaría a liberarnos y a evitar el dolor y el sufrimiento.

Desgraciadamente, este concepto que podría entenderse como un «ejercicio de elevación de conciencia» y de purificación, se ha convertido hoy en día en una plegaria muy similar a los rezos del rosario y a la utilización de los escapularios y fotos de santos tan conocidos en el mundo católico.

Símbolos del Buda de la Medicina

El Buda de la Medicina, llamado Bhaisajyaguru en sánscrito, Yakushi Nyorai (en japonés), Sangs-ryas (en tibetano), Sman-bla (en mongol), y Yao Shi Fo (en chino), reside en el Paraíso del Este, mientras que a Amitabha Buda le correspondería el Paraíso del Oeste. Sin embargo, ambos están situados en los dos polos opuestos, aunque en realidad son el mismo.

Su cuerpo es de color azul celeste radiante. Su mano derecha adopta el mudra de meditación, que representa la erradicación de las enfermedades y del sufrimiento, es decir, la realización de la verdad absoluta y por tanto la cesación del samsara. Sobre su mano izquierda reposa un cuenco que contiene el elixir o néctar de la vida eterna.


Su mano derecha está extendida, con la palma hacia arriba, apoyada sobre su rodilla derecha en el gesto llamado «suprema generosidad». Sostiene en su mano la planta llamada mirobálano (prunus divaricata). Según la medicina tibetana, que reconoce solo tres tipos básicos de enfermedad cuyas raíces son: las pasiones, la violencia, y la ignorancia, estas serían erradicadas por el fruto de este arbusto.

El árbol del mirobálano se describe como verde, hermoso, que da contento al corazón y poder; su fragancia se extiende hasta el infinito y su luz ilumina la tierra y el cielo. Se trata del Cherry Plum, también conocido como Moringa oleífera, mencionado también en el Libro de los Muertos egipcio. Su nombre procede del griego murobalanos: (muron, perfume + balanos, bellota o almendra) Este árbol es una de las formas del «Nagavrksa» (literalmente «árbol-serpiente»), o del Árbol de la Sabiduría o Árbol Bodhi bajo el cual Buda obtuvo la iluminación. Sus representaciones nos muestran el fruto central y otras dos ramas a los lados, similares a las de la rama de avellano con las dos serpientes del caduceo de Hermes.

Así pues vemos que los símbolos de la medicina budista esotérica, son los mismos que aparecen en otras medicinas tradicionales. La Salud, en su sentido último, es la curación de todos los males que nos encadenan a la rueda de la reencarnación. La conquista de la iluminación equivale a alcanzar finalmente ese estado de salud perfecta. Por eso en el Libro egipcio de los Muertos, el osirificado repite «haberse liberado de los males», «haberse vuelto sano», y «no estar ya más sujeto a la corrupción».

Aspecto Mágico-religioso

En el Sutra del Buda de la Medicina se recomienda una serie de ejercicios, de visualizaciones, de purificaciones previas, de oraciones y ofrendas al Buda de la Medicina, en caso de enfermedad.

Tal como comenta Sócrates en el Cármides, los médicos de Tracia, considerados como los mejores, le aconsejaron que nunca se debiera curar sin antes calmar y armonizar el alma. También le dijeron que las invocaciones y los cantos sagrados eran muy importantes para ello.

Platón también menciona en otros diálogos las purificaciones como un factor muy importante en la medicina griega. Desde este punto de vista, lo que el Buda recomienda hacer es exactamente lo mismo, la idea general es que a través de la recitación de este Sutra —dado que en él se comentan todos los caminos que llevan a la destrucción del ser humano—, se induce a la meditación sobre las propias faltas, sobre los propios errores, y se obtiene la seguridad de que, si se modifica la conducta hacia el bien, también cesará la enfermedad. La visualización, la repetición consciente de ciertos mantrams y las ofrendas realizadas en estado de pureza, ayudarían así a tomar conciencia de las raíces del mal, tanto en lo moral como en lo físico, y de forma indirecta beneficiaría a los pacientes.

Una vez más, se establece una relación entre las medicinas clásicas y lo espiritual.

En un enlace al pie se puede descargar la traducción del Sutra de la Medicina. Es el resultado de consultar hasta cinco traducciones diferentes en inglés, y corregir los términos y nombres del sánscrito cuando ha sido posible. Originalmente fue traducido al chino a partir del Sánscrito por el Maestro Tripitaka del Dharma Hsuan Tsang (Xuan Zang), durante la disnastía Tang (700 DC)