LOS DE ARRIBA Y LOS DE ABAJO
La vida es como el teatro de un guiñol, que mueve sus figuras de izquierda a derecha, y de derecha a izquierda gritando constantemente. Hay personajes que se les hace aparecer como malvados, otros son los buenos, los héroes.
Al final, como en el teatro de guiñol para niños, todos acaban a garrotazos, golpes a diestro y siniestro, que los espectadores, generalmente infantiles, aplauden y acompañan con su griterio satisfecho.
Los de Abajo, a veces tristes y enfurruñados, siempre prestos a dejarse engañar con el mismo teatrillo, una y otra vez, bien sea con la misma o con diferentes historias inventadas por los de Arriba, caen una vez más arrastrados por su propio impulso infantil en el encanto del teatro de “Los de Arriba y los de Abajo”.
En el medio, detrás del escenario están los muñecos de la mano izquierda y los de la mano derecha, todos en realidad obedecen a una sola cabeza directora, las manos que los manejan pueden ser muchas, pero siempre hay un regidor general, el dueño del teatrillo, el que colecta el dinero al final del día y reparte los papeles.Estos últimos son los de Arriba.
Eso es Todo. Repito, eso es TODO. Y la vida continúa.
Siempre ha sido así, desde los tiempos antiguos, y así también lo percibieron sabios como Platón, tal como lo describe en su mito de La Caverna. Por ejemplo, entre los romanos estaban de un lado los Patricios, quienes se repartían el poder desde la cuna. Las familias patricias distribuían sus papeles: este hijo será militar, arrancará los despojos de los pueblos vencidos, nos hará ricos a toda la “famiglia“. Este otro hará la carrera política, el “cursus honorum”, nos dará renombre y honor a toda nuestra casta. No obstante en muchos casos el honor escaseaba, aunque la historia no lo ha transmitido así. Por ejemplo, todos siguen alabando a Julius Caesar, aquél mismo que hizo adornar la famosa Vía Apia de cadáveres de crucificados. Así aprenderán, se dijo a sí mismo.
En la Edad Media se creó el escalafón de los Nobles Señores, o sea los privilegiados de ese tiempo. Se instauró el derecho de pernada, y a los de abajo se les obligó a la servidumbre.
Bajo aires de renovación, una nueva (aparentemente) clase hizo su aparición, los burgueses, los creadores de riquezas mediante la habilidad de escamotear los recursos de unos y otros para obtener sus beneficios. Se convirtieron poco a poco en los de Arriba, y casaron a sus miembros con los de Arriba Nobles, para dar lustre a los nuevos linajes.
Luego, otros tiburones más grandes, se comieron y pusieron bajo su gobierno a esos pequeños burgueses, así que la sociedad volvió a lo que era antes, en realidad a lo que siempre había sido: Los de Arriba y los de Abajo.
Desataron guerras mundiales, regionales y locales, pues de todo hubo. Arrojaron bombas atómicas, ocuparon países sin derecho alguno, dominaron las instituciones internacionales para controlar mejor las cosas.
Finalmente, han decidido que también hay que señalar a los de Abajo cómo tiene que ser la salud, las vacunaciones, la comida, el transporte, y el salario mínimo de subsistencia.
Alguno dirá que eso es las consecuencias del karma por algún error cometido en el pasado. Así que aquel que es pobre (ya se sabe que alguien dijo que siempre habrá pobres en el mundo…) lo es por su karma. Y el que llega a la cumbre es por su sagacidad e inteligencia, no porque es el Hijo de Alguien de Arriba, no porque recibió mejor educación, contactos, y matrimonio que los demás.
Ese uso del “Karma” de esa manera, equivale a la “predestinación divina” que claman algunas iglesias. Desde el comienzo de los tiempos, según ellos, eso que dan en llamar Dios, decidió quién se quemaría indefinidamente en el infierno, y quién se salvaría gracias a la gracia, ¡menuda gracia! Por esa misma razón creen que el mundo es suyo, pues si yo soy un Elegido, (y eso se nota en el éxito de mis negocios) y dado que lo seré “ad eternum”, ¿por qué entonces no empezar ya desde ahora a controlar no sólo el cielo, sino también este mundo?. Al fin y al cabo, los otros ya están condenados.
Y si soy de los de Arriba, pero de tipo New Age, entonces, con mi superior visión y espiritualidad, entiendo perfectamente que los que sufren se lo merecen, pues debe ser un castigo por sus malas acciones previas. De esta manera hipócrita justifican su inacción, porque todo lo que les ocurre a los de Abajo es de acuerdo con la Ley Divina de los de Arriba, que no hay que romper.
Ciertamente esta es la Mentira de este Mundo, la mentira del Teatro de Guiñol, que arrastra a muchas almas a la perdición, tanto las almas de Arriba como las almas de Abajo, unos por codicia y egoísmo, teniendolo todo, y otros… por codicia y egoísmo, faltandoles todo. Es lo mismo. Sólo la búsqueda de la Verdad nos hará libres.
La Verdad no se halla en este mundo, porque el fundamento de este mundo es Maya, la Ilusión, y por eso mismo existe el mal de la existencia. Y también por eso la búsqueda de la Verdad es inherente al Bien.
Descargar en PDF¿Quién sabe o quién posee la verdad? Nadie, pero el deseo de obtenerla es la reminiscencia de otro estado de conciencia que nuestra alma conoció antes de caer en el reino del castigo y del mal. Filosofía es la búsqueda que nos lleva a despejar las marañas de la ilusión de nuestra alma.
H.P. Blavatsky