miércoles, octubre 19

Momias del Antiguo Egipto - Sokar, el Pez Abdju y las Redes

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Sokar, el Pez Abdju y las Redes

Seguimos con la descripción del arreglo mortuorio del sacerdote Nesperennub, expuesto en la exhibición en Madrid de la Caixaforum en colaboración con el British Museum.

Una pregunta que cabe hacerse es por qué razón las momias se revestían de una tela en forma de red o bien de vendajes externos con parecida disposición. Como ya indicamos, no siempre se cumplen todos los requisitos funerarios en todas las ocasiones. En este caso señalamos en el artículo anterior que esta tela que lo cubre en forma de red, es la misma que recubre a la representación del dios halcón Sokar, una forma de Osiris post-mortem.

Por tanto, para entender su significado debemos relacionarlo con Osiris, pues al fin y al cabo el sacerdote Nesperennub quería convertirse en un osirificado, ese era su objetivo y esperanza.

LOS MÚLTIPLES NOMBRES DE OSIRIS

Osiris es dios de la Luna, Osiris Lunus, es el mismo Nilo sagrado, y en el Mundo del Más Allá es el Señor de los Occidentales, es Señor del Todo y Señor de los Confines o Límites, también es el dios Sepa, la escolopendra o escorpión que avanza solitaria en el desierto, además es el Señor Carnero de Mendes, es también Osiris Unnefer, de donde procede el nombre de “Onofre”, o sea Osiris el de la “Bella Existencia o Ser”.

A pesar de todos esos títulos y la importancia concedida al dios, éste permanece mudo, estático, no ordena, ni da dictámenes, no pregunta ni contesta a través de todo el Libro Egipcio de los Muertos, es sólo el Dios de la Presencia Silente, pero sobre todo es Aspiración y Meta, entendida ésta como la liberación de las ataduras de la muerte, en la que paradójicamente vivimos. “Vivimos en la muerte” porque nuestra vida es engañosa, falsa, y es muerte porque nos obliga a olvidar una y otra vez, a perecer y renacer ignorantes una vez más, es muerte porque sólo es una apariencia de vida.

Ahora bien, con respecto a la extraña red que cubre la momia de Nesperennub, hay un epíteto relacionado que nos interesa sobre manera: Osiris es “el Pez de Abydos”, el pez Abdju. El pez aparentemente atrapado en los lazos de la muerte, representados por la red.

Dice en el Libro de los Muertos Egipcio lo siguiente:

Se me ha permitido navegar hasta el templo de “Aquél que descubre las caras” (Osiris).

“El que une las almas” es el nombre del barquero, “El que peina los rizos” es el nombre de los remos, “Espina” es el nombre del fiador del bote. “Precisión y Exactitud” es el nombre del timón.

A semejanza natural de quien está enterrado en las aguas del estanque (Osiris en Abydos).

Como muchos otros salvadores, Osiris es identificado con un Pez. Es una tradición que puede ser trazada en mitos como el de Manú Vaivasvata, el Noé indio, el de Oannes el profeta que vino de las aguas en la mitología babilónica, Iunnes, mencionado en el Corán, quien también regresó de las aguas, después de permanecer en el interior de un pez, al igual que su versión bíblica, Jonás, sin olvidarnos del “Salvador Jesús”, quien fue simbolizado también como un “Ichtus”, el pez. A Osiris también se le identifica con el pez Abdju que guía la barca de Ra, el dios Sol, en medio de las aguas. Aquí le vemos enhiesto sobre un pedestal acuático del que surge un loto, representando la eflorescencia de la personalidad, y con un atuendo funerario cubierto por escamas de pez. Arriba, entre varias serpientes, aparece también Sokar en esta escena.

El difunto sacerdote Nesperennub también aspira a “pasar las aguas”, o sea renacer, en definitiva ser un pez, capaz de cruzar las aguas primordiales del caos, y ser osirificado en la capilla iniciática de Anubis, como un pez.

Esta ceremonia, la del pasaje por el agua, fue recogida por el cristianismo y el Islam del Antiguo Egipto, donde el sacerdote antes de entrar en el templo se bañaba en las aguas del lago adjunto, de la misma manera que el fiel cristiano que se persigna y purifica con agua bendita de un pebetero, o como el musulmán que se lava manos y pies antes de entrar en la mezquita. Es la misma ceremonia del bautismo cristiano, la vuelta a la vida, el volver a nacer, de la misma manera que nacimos desde el interior de las aguas de nuestra madre.

Sokar, o mejor Sokar-Osiris, es el halcón de la noche, el señor del recinto funerario de Sakkara, que siendo el alma que surge en el silencio de la muerte, se prepara para soltar sus ataduras carnales, cruzar la oscuridad, y nacer de nuevo, como indica su propia barca sagrada, Hennu, en la que el dios Sokar aparece envuelto en una mortaja-huevo (nota 1),de la que va a nacer el nuevo ser.

Por esta misma razón, aunque escasamente representada, aparece un personaje curioso, un sacerdote que envuelto como Sokar en un sudario-huevo, acompaña a la comitiva funeraria, hasta el momento en que se realiza la Ceremonia de la Apertura de la Boca en el difunto. Este sacerdote es su “alter-ego”, adoptando el papel de feto en el interior del huevo que va a nacer:

Esperamos que Nesperennub lo haya conseguido, que haya podido finalmente penetrar en el Amenti, la Tierra del Secreto, pero si no lo hubiese conseguido, seguramente estuvo cerca, probablemente mucho más que nosotros, seres pedestres alejados de todo sentido sagrado de la vida.

Continuará

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(1) En el Antiguo Egipto, como ya se explicó en el artículo anterior, sarcófago y huevo se escriben igual y también vendaje-mortaja. El nombre egipcio es SUKHT, diferenciándose estas tres variantes sólo por su determinativo final: el sarcófago con una rama de madera, el huevo con un dibujo ovoide, y el vendaje con una lazada. La razón para ello es que en su interior es donde se producen las transformaciones que darán nacimiento al alma-pájaro.