lunes, enero 18

Raja Yoga 01

Raja Yoga - Vivekananda

La mayor parte de la gente piensa que el Yoga es una especie de ejercicio de contorsiones o una gimnasia, o que consiste en "abrir chakras" o el "tercer ojo", o... Sin embargo como enseñaba el profesor y filósofo Jorge Angel Livraga la palabra Yoga tiene un sentido de unión espiritual, unión con la propia esencia del Ser. Tiene el mismo origen que la palabra castellana "yugo", o sea lo que une. Desde ese punto de vista, tal como dice el profesor Livraga, el Yoga ha sido practicado por todos los pueblos del mundo, porque se trata del camino de la Filosofía, de la liberación por el Amor a la Sabiduría, por la disciplina que lleva a controlar el propio alma en la dirección del bien, del deber y del trabajo consciente por los demás, o lo que es lo mismo religión en su más alto sentido: re-ligare, o sea unir en latín. Si un hombre que se dice practicante de "una religión" no es capaz de unirse y sentir el Misterio de los Misterios que habita en su interior, ni tampoco percibir eso mismo en los demás y en toda la Naturaleza, entonces si no es capaz de experimentar eso, ese hombre no es religioso ni practica religión, sino simplemente sigue una costumbre heredada y un formalismo social.

Con ese objetivo en mente, presento esta traducción a lo largo de varios artículos, de uno de los representantes más admirados de la India moderna, a quienes líderes como Mahatma Gandhi y otros consideraron el iniciador del renacimiento de la India, y como auténtico yogui que transformó con su labor la India, y que defendió el servicio social como un aspecto esencial de la acción espiritual.


Raja Yoga - Vivekananda

Prefacio

Desde los albores de la historia, se han registrado diversos fenómenos extraordinarios entre los seres humanos. En los tiempos modernos, no faltan los testigos que afirman la realidad de tales eventos, incluso en sociedades que viven bajo el fulgor deslumbrante de la ciencia moderna. La gran masa de tales evidencias no es confiable, ya que proviene de personas ignorantes, supersticiosas o incluso fraudulentas. En muchos casos, los llamados milagros son meras imitaciones. Pero, ¿qué es lo que imitan? No es señal de una mente cándida y científica tirar por la borda todo ello sin una investigación adecuada. 

Los científicos superficiales, incapaces de explicar los diversos tipos de fenómenos mentales extraordinarios, se esfuerzan por ignorar su existencia. Son, por tanto, más culpables que aquellos que piensan que sus oraciones son respondidas por un ser, o seres, por encima de las nubes, o que aquellos que creen que sus peticiones harán que tales seres puedan cambiar el curso del universo. Estos últimos al menos tienen la excusa de la ignorancia y de un sistema de educación defectuoso, que les ha enseñado a depender de tales seres, dependencia que se ha convertido en parte de su propia naturaleza degenerada. Pero los primeros no tienen tal excusa.

Durante miles de años se han estudiado, investigado y generalizado tales fenómenos extraordinarios, se ha analizado todo el conjunto de las facultades religiosas del hombre y el resultado práctico de todo ello es la ciencia conocida como Râja-Yoga. 

El Raja-Yoga no niega, como de manera imperdonable hacen algunos científicos modernos, la existencia de hechos difíciles de explicar. Por otro lado, gentilmente pero en términos inequívocos, explica a los supersticiosos que tanto los milagros, como las respuestas a las oraciones y los poderes de la fe, aun siendo verdaderos hechos, no pueden ser entendidos por la mera explicación supersticiosa que los atribuye a la acción de un ser, o seres, por encima de las nubes. Mas bien declara que cada hombre es un canal del océano infinito de conocimiento y poder que se encuentra detrás de toda la humanidad.

Enseña que tanto los deseos y anhelos humanos, como el poder para proporcionarlos también está en el hombre; y que donde quiera que se haya cumplido un deseo, un anhelo, o una oración, fue a partir de ese infinito almacén de donde vino la provisión, y no de ningún ser sobrenatural. 

La idea de los seres sobrenaturales podría despertar hasta cierto punto el poder de acción en el hombre, pero también conlleva una decadencia espiritual. Trae dependencia, trae miedo, trae superstición y acaba degenerando en una terrible creencia en la debilidad natural del hombre. 

Nada hay sobrenatural, dice el yogui, pero hay en la naturaleza manifestaciones burdas y manifestaciones sutiles. Lo sutil son las causas y lo burdo los efectos. Lo denso puede ser percibido fácilmente por los sentidos; no así lo sutil. La práctica del Raja-Yoga conducirá a la adquisición de las percepciones más sutiles.

Todos los sistemas ortodoxos de la filosofía india tienen un objetivo en mente, la liberación del alma a través de la perfección. El método es por medio del Yoga. La palabra Yoga ocupa un terreno inmenso, pero tanto las Escuelas Sânkhya como la Vedanta apuntan al Yoga de una forma u otra. 

El tema del presente libro es precisamente esa forma de Yoga que es conocida como Raja-Yoga. Los aforismos de Patanjali son la máxima autoridad en Raja-Yoga y conforman su libro de texto. Los otros filósofos, aunque ocasionalmente discrepan de Patanjali en algunos puntos filosóficos, han concedido por regla general a su método práctico un beneplácito decidido. 

La primera parte de este libro comprende pues varias conferencias y clases impartidas por el presente escritor en Nueva York. La segunda parte es una traducción bastante libre de los aforismos o Sutras de Patanjali, con un comentario adjunto. 

Se ha hecho un esfuerzo para evitar los tecnicismos en la medida de lo posible,  manteniendo un estilo de conversación libre y fácil. En la primera parte se dan algunas instrucciones simples y específicas para el estudiante que quiere practicar, pero a todos se les recuerda especial y seriamente que, con pocas excepciones, el yoga solo se puede aprender de manera segura mediante el contacto directo con un maestro. Si estas conversaciones consiguen despertar el deseo de ampliar la información sobre el tema, el profesor no le faltará.

El sistema de Patanjali se basa en el sistema Sankhya, siendo muy pocos los puntos de diferencia. Las dos diferencias más importantes son, primero, que Patanjali admite un Dios Personal en la forma de un primer maestro, mientras que el único Dios que admite los Sankhyas es un ser casi perfecto, temporalmente a cargo de un ciclo de la creación. En segundo lugar, los Yoguis sostienen que la mente es igualmente omnipresente junto con el espíritu, o Purusha, y los Sankhyas no.

EL AUTOR 

Cada alma es potencialmente divina.

El objetivo es manifestar esta Divinidad interna controlando la naturaleza, externa e interna.

Haz esto ya sea por medio del trabajo, o por la adoración, o por el control psíquico, o por la filosofía - por uno, o más, o todos estos - y sé libre.

Esta es toda la religión. Las doctrinas, los dogmas, los rituales, los libros, los templos o las formas, sólo son detalles secundarios.


INTRODUCCIÓN

Todo nuestro conocimiento se basa en la experiencia. Lo que llamamos conocimiento inferencial, en el que pasamos de lo menos a lo más general, o bien de lo general a lo particular, tiene también como base la experiencia. 

En las llamadas ciencias exactas, la gente encuentra fácilmente la verdad, porque apela a las experiencias particulares de cada ser humano. El científico no te dice que creas en nada, pero obtiene ciertos resultados que provienen de sus propias experiencias, y al razonar sobre ellos, cuando nos pide que creamos en sus conclusiones, apela a una experiencia universal de la humanidad. En toda ciencia exacta hay una base que es común a toda la humanidad, de modo que podemos ver de inmediato la verdad o la falacia de las conclusiones extraídas de ella. 

Ahora bien, la pregunta es: ¿Tiene también la religión tal tipo de basamento o no? Tendré que responder a la pregunta tanto afirmativa como negativamente.

Se dice que la religión, como se enseña generalmente en todo el mundo, se basa en la fe y las creencias y, en la mayoría de los casos, consta solo de diferentes conjuntos de teorías, y esa es la razón por la que todas las religiones se pelean entre sí. Estas teorías a su vez se basan en creencias. 

Un hombre dice "hay un gran Ser sentado sobre las nubes y gobernando todo el universo", y me pide que lo crea únicamente basándome en su afirmación. De la misma manera, yo también puedo tener mis propias ideas y decirles a los demás que las crean, y si me piden una razón, no podría darles ninguna. 

Por eso la religión y la filosofía metafísica tienen hoy en día mala fama. Todo hombre educado parece decir: "Oh, estas religiones son sólo un conjunto de teorías sin ningún estándar para juzgarlas, cada hombre predica sus propias ideas favoritas". 

Sin embargo, sí existe una base para la creencia universal en la religión, que rige todas las diferentes teorías y todas las diferentes ideas de diferentes sectas en diferentes países. Y encontramos que esa base también se fundamenta en experiencias universales.

En primer lugar, si se analiza todas las diversas religiones del mundo, se encontrará que estas se dividen en dos clases, las que tienen un libro y las que no lo tienen. Las que tienen un libro son las más fuertes y tienen el mayor número de seguidores. Las que no tienen libros en su mayoría han desaparecido, y las pocas nuevas tienen muy pocos seguidores. 

Sin embargo, en todas ellas encontramos que hay una opinión consensuada, que las verdades que enseñan son el resultado de las experiencias de ciertas personas particulares. El cristiano te pide que creas en su religión, que creas en Cristo y que creas en él como la encarnación de Dios, que creas en un Dios, en un alma y en un mejor estado de ese alma. Si le pregunto la razón, dice que es porque cree en todo ello. Pero si vas a la fuente del cristianismo, encontrarás que en realidad se basa en la experiencia. Cristo dijo que vio a Dios; los discípulos dijeron que sentían a Dios; etcétera.

De manera similar, en el budismo, de lo que se trata es de la experiencia de Buda. Él experimentó ciertas verdades, las percibió y se puso en contacto con ellas y las predicó al mundo. Lo mismo ocurre con los hindúes. En sus libros, los escritores, que se llaman Rishis o sabios, declaran que experimentaron ciertas verdades y las predicaron. Por lo tanto, está claro que todas las religiones del mundo se han construido sobre la misma base universal y adamantina de todos nuestros conocimientos: la experiencia directa. 

Todos los maestros vieron a Dios; todos vieron sus propias almas, vieron su futuro, vieron su eternidad, y lo que vieron lo predicaron. Sólo se diferencia en que la mayoría de estas religiones, especialmente en los tiempos modernos, hacen una afirmación peculiar, a saber, que estas experiencias son imposibles en la actualidad; sólo fueron posibles para unos pocos hombres, que fueron los primeros fundadores de las religiones que posteriormente llevaron sus nombres. 

En la actualidad, estas experiencias se han vuelto obsoletas y, por lo tanto, ahora tenemos que asumir la religión sólo basándonos en la creencia. Yo lo niego por completo. Si ha habido una experiencia en este mundo en cualquier rama particular del conocimiento, se deduce necesariamente que esa experiencia ha sido posible millones de veces antes y se repetirá eternamente. La uniformidad es la rigurosa ley de la naturaleza; lo que una vez sucedió puede suceder siempre.

Los maestros de la ciencia del Yoga, por lo tanto, declaran que la religión no solo se basa en la experiencia de la antigüedad, sino que además ningún hombre puede ser religioso hasta que él mismo tenga las mismas percepciones. El yoga es la ciencia que nos enseña cómo obtener estas percepciones. De nada sirve hablar de religión hasta que uno lo ha sentido. 

¿Por qué hay tanto alboroto, tantas peleas y luchas en el nombre de Dios? Ha habido más derramamiento de sangre en el nombre de Dios que por cualquier otra causa, y todo porque la gente nunca fue hasta las fuentes; solo se contentaron con dar un asentimiento mental a las costumbres de sus antepasados ​​y querían que los demás hicieran lo mismo. 

¿Con qué derecho puede un hombre decir que tiene un alma si no la siente, o que hay un Dios si no lo ve? Si hay un Dios, debemos verlo, si hay un alma, debemos percibirlo; de lo contrario, es mejor no creer. Es mejor ser un ateo franco que un hipócrita. 

La idea moderna es la siguiente: por un lado los "eruditos" piensan que la religión y la metafísica y toda búsqueda de un Ser Supremo son inútiles; por otro lado, los semi-educados creen que estas cosas realmente no tienen basamento y que el único valor que tienen es el de suministrar fuertes motivaciones que conduzcan a hacer el bien en el mundo. Si los hombres creen en un Dios, pueden volverse así buenos y morales y ser buenos ciudadanos. 

No podemos culparlos por sostener tales ideas, ya que toda la enseñanza que reciben estos hombres sólo consiste en creer en un eterno galimatías de palabras, sin ninguna sustancia detrás de las mismas. Se les pide que vivan de sólo de las palabras, pero ¿pueden realmente hacerlo? Si efectivamente pudieran, yo no tendría ningún respeto por la naturaleza humana. 

El hombre quiere la verdad, quiere experimentar la verdad por sí mismo; cuando la haya captado, cuando se haya dado cuenta, cuando lo haya sentido en lo profundo de su corazón, sólo entonces, declaran los Vedas, todas las dudas desaparecerán, toda la oscuridad se desvanecerá y toda la maldad se enderezará. 

"Escuchad vosotros hijos de la inmortalidad, incluso aquellos que habitan en la esfera más elevada, el camino ha sido encontrado; hay una salida de toda esta oscuridad, y es percibiendo a Aquel que está más allá de toda oscuridad; no hay otro camino".

Continuará

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