LOS TEXTOS MÉDICOS
El Papiro Médico-Quirúrgico de Edwin Smith
"Después de una pausa, de la que no podemos adivinar la causa, pero durante la cual su bien rellena pluma de caña se secó, se aplicó de nuevo al papiro. Hizo dos trazos más, apenas perceptibles, con el pincel casi agotado, que acto seguido sumergió profundamente en su vasija con tinta. Después de volver a dibujar con fuerza los dos pálidos trazos, pero tan descuidadamente que las líneas desvaídas originales todavía son visibles, dejó su pincel y apartó de su mano el tratado quirúrgico que había estado copiando, dejando 39 centímetros desnudos sin escribir al final del rollo...''
"...Fue como si hubiera visto una mano desvelando una cortina que cubriese una ventana y entonces, súbitamente, aquella mano hubiera rehusado levantarla más allá . Aquel escriba de provincias sentado sobre el rollo, tres mil quinientos años atrás, poco pudo imaginar que cada palabra que él añadió sería un día hambrientamente valorada como la única copia sobreviviente del antiguo tratado que él estaba transcribiendo"
No puedo resistir copiar las palabras que James Henry Breasted escribió al llegar al final de la traducción del papiro. La arqueología posee un encanto extraordinario, es un interrogatorio al pasado, con el espíritu alerta, con la sensación vivida de comunicar con hombres y mujeres del pasado, aparentemente mudos hasta que la mano del arqueólogo les hace hablar.
Un buen día ante la puerta del granjero americano Edwin Smith, quien vivía en Luxor desde hacía años, apareció Mustafa Agha, un hombre de buena posición dentro de la comunidad egipcia. Tras una primera visita sin interés, en la que nada importante le fue mostrado, el Sr.Smith le hizo ver que estaría dispuesto a comprar algo más interesante.
Después de un tiempo el egipcio volvió, pero esta vez con una especie de papiro amañado, prefabricado con trozos de otros tres, cuidadosamente pegados con cola. El Sr.Smith no pudo por menos de observar la naturaleza prefabricada del mismo pero, al mismo tiempo, sus conocimientos en egiptología le permitieron darse cuenta de que se trataba de un importante documento médico. Aceptó el trato y tomó consigo el papiro.
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Edwin Smith, egiptólogo |
Edwin Smith había nacido en Connecticut en 1822, casualmente el mismo año en que Champollion hizo el primer desciframiento de los jeroglíficos egipcios. Fue uno de los primeros estudiantes de egiptología en el mundo. Marchó a estudiar los jeroglíficos en Londres y en París, cuando la ciencia estaba en sus inicios. Probablemente fue el primer americano en estudiar científicamente lo poco que se conocía entonces acerca del lenguaje egipcio. Decidió ir a vivir a Egipto en 1858. Se estableció en Luxor, donde permaneció por unos veinte años. Adquirió el papiro que lleva su nombre allá por el año 1862.
Aunque reconoció la importancia del papiro como tratado médico, dedicando mucho tiempo a su estudio, nunca hizo esfuerzo por publicarlo. No obstante no dudó en mostrarlo a cualquiera de los expertos de la época que le visitaron en Luxor. Las breves notas publicadas o comentadas acerca del caso no despertaron gran interés. Quizá dada la peculiar personalidad de Smith, alejados de los circuitos de las universidades y más interesado en desarrollar un propio estilo de vida independiente, hizo que se abstuviera de cualquier intento de publicación. Por otro lado la traducción seria, concienzuda del papiro y su publicación requerían un importante desembolso de tiempo y dinero. Quedó pues olvidado durante un tiempo, hasta que el destino señaló con su dedo al conocido egiptólogo Dr.James Henry Breasted, quien fue encomendado con dicha tarea por la Sociedad de Historia de Nueva York.
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Dr. James Breasted |
La sociedad poseía el papiro desde el año 1906 en que lo había recibido de las manos de la hija del Sr.Smith. J.H. Breasted dedicó cerca de diez años de laboriosos esfuerzos a su publicación.
¿De dónde sacó Mustafa Agha el papiro? ¿En qué lugar permaneció oculto durante miles de años? No se sabe con seguridad, parece que había estado en manos de alguien más que había muerto años atrás. Este papiro junto a otro papiro médico del que hablaremos más adelante estuvieron ambos en posesión del Sr.Smith durante cierto tiempo. Algunas referencias comentan que fue encontrado en una tumba en El-Assasif, entre las piernas de una momia.
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El-Asasif, necrópolis situada en la orilla occidental del Nilo frente a Tebas, cerca de Deir el Bahari |
Otras sospechas apuntan a que los dos papiros pertenecieron al grupo encontrado por el entonces cónsul de Inglaterra en Egipto Sr.Harris en 1857, en una gruta entre las rocas, alrededor de unos 20 pies de profundidad en Deir el Medina, cerca de donde precisamente estaba la tumba del misterioso visir Amenhotep hijo de Hapu, segunda versión del propio Imhotep, al que se le dedicó culto durante cientos de años como protector ante las enfermedades, y del que hablaremos más adelante.
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Amenhotep, Hijo de Hapu |
¿Qué clase de papiro era? ¿Se trataba de un libro de texto o de un prontuario, el libro de notas de un profesor? Dado que existían anotaciones independientes en la parte de atrás sin conexión con las de adelante, sugiere que fue más bien fue utilizado como libro de anotaciones personales, bien de un profesor o bien de un estudiante.
De hecho tiene el carácter de un memorándum, donde las breves anotaciones y palabras sugieren que el lector ya las sobreentiende, sin necesidad de más aclaraciones. La forma que adopta es la de un profesor que enseña a un pupilo, hay expresiones frecuentes como por ejemplo la siguiente: "si ves tal... tú debes hacer tal cosa".
EL CONTENIDO
Se discuten 48 casos, clasificados en orden, desde la cabeza hacia abajo, desde fuera hacia adentro, de una forma muy regular y sistemática, propia de los sistemas de enseñanza.
Aunque sin una indicación especial, los casos se disponen en grupos homogéneos relacionados con un área del cuerpo (Cabeza, cuello, costillas, etc.) Cada uno de estos casos se ordena siguiendo un criterio: Enunciación, Diagnóstico y Tratamiento. El examen comienza siempre por la expresión: "Si examinas a un hombre que tiene...". El diagnóstico, muchas veces una repetición del enunciado, y suele introducirse con la expresión: "Debes decir con respecto a él (paciente)... que tiene tal enfermedad" y termina con una aseveración acerca de la decisión a tomar:
“Este es un caso que trataré”
“Este es un caso con el que voy a luchar”
“Este es un caso que no trataré”
A veces se añaden cláusulas condicionales previas al tratamiento:
“Hasta que se recobre”
“Hasta que el periodo de daño haya pasado”
“Hasta que sepas que ha alcanzado un punto decisivo (en su evolución)”
Llama la atención el lenguaje utilizado, para algunos representa los primeros balbuceos de la lengua egipcia para crear un vocabulario técnico y científico. Aunque más bien representa la forma natural de explicar las cosas, tal cual puede verse encontrarse en otras medicinas clásicas. Hipócrates mismo aconseja utilizar un lenguaje que cualquiera pueda entender, más cercano a la naturaleza. La sabiduría no solo no está reñida con la sencillez, sino que incluso es uno de sus signos distintivos.
Entre las expresiones usadas encontramos descripciones como las siguientes:
La puntura en el hueso del cráneo es comparada con un agujero en una jarra de barro.
La apófisis mandibular es descrita como los dedos dobles de un pájaro.
Un trozo del cráneo es descrito como la concha de una tortuga.
El cerebro se parece a las estrías que se producen en la superficie al fundir el cobre.
Los senos paranasales son llamados cámaras secretas.
Los medios utilizados en las curas son variables:
-Cinta adhesiva, hechas con vendas untadas de resinas.
-Escayolas de diversas clases, cabestrillos.
-Puntos para las heridas.
-Apósitos de diversas clases
-Sofisticados sistemas de vendajes.
¿Qué nos enseña?
El tratamiento es fundamentalmente racional y quirúrgico, solo se recurre a la magia en un caso. La opinión común de que los egipcios usaban siempre en medicina fórmulas mágicas y religiosas es equivocada a la vista de este papiro. Recordando al mismo tiempo que aún hoy en día, la separación entre ciencia y religión no existe, basta con observar los santos, escapularios, velas y oraciones al lado del enfermo, sin mencionar las capillas adjuntas a todos los hospitales. Si a eso le llamamos necesidad de ser confortado espiritualmente, diremos que estamos de acuerdo. Pero si queremos acusar a los antiguos egipcios de ser supersticiosos tendremos que hacer lo mismo con nuestros contemporáneos. No obstante, hoy en día, ni siquiera eso existe, porque nuestra sociedad incrédula y atea, hedonista e individualista, ya no se relaciona con nada que no sea uno mismo, ni siquiera los médicos pueden ya preservar una cierta amistad con el paciente, se quiere hacer de ellos funcionarios, mecánicos, administradores de lo que la industria farmacéutica señala.
Se describe en el texto un completo sistema de acercamiento al enfermo:
-Examen del carácter de la herida.
-Comprobación de los tejidos afectados.
-Interrogatorio y órdenes al paciente: movimientos, posturas.
-Datos obtenidos por el médico por inspección directa.
-Palpación.
Se desarrolló la noción de pronóstico, conquista relativamente cercana en la tradición médica, pues hay que tener en cuenta que hasta no hace mucho no se utilizaba tal concepto. Según D.Gregorio Marañón, el pronóstico es “el arte de los ángeles”. Requiere el uso de todos nuestros conocimientos y experiencia, para determinar si alguien podrá sobrevivir o no. Hoy en día ya no se practica, porque lo que hoy se ofrece como pronóstico es meramente una aserción estadística: "mire amigo su mujer tiene noventa por ciento de probabilidades de sobrevivir a esta intervención", lo cual no alivia la duda del pobre marido, porque en qué lugar se encuentra su mujer: ¿en el del diez por ciento que se muere o el noventa que salva?
El papiro demuestra conocimientos que sólo pudieron ser alcanzados a través del juicio científico y la observación directa sobre la anatomía del ser vivo, no es el resultado de la experiencia recogida de los embalsamadores, que por otro lado no se relacionaban con los médicos.
Demuestra también interés en la ciencia pura. El cirujano egipcio aparece aquí como un hombre con la habilidad de observar, extraer conclusiones de sus propias observaciones y mantener una actitud científica ante el fenómeno. Se muestran también conocimientos profundos sobre el pulso y del sistema cardíaco, del sistema tendino-muscular, aunque no claramente sobre la circulación.
Finalmente hay que mencionar la existencia de una de las glosas más extraordinarias, los extractos que hacen referencia al llamado Libro Secreto de los Médicos, del cual no tenemos copia, salvo estas anotaciones y algunas otras en otros papiros. En dichos extractos se menciona la medición y el examen del corazón por medio del pulso, y se introduce una teoría general de los canales que parten hacia las diferentes partes del cuerpo: son los llamados met/metu, canales que que se han querido identificar con los vasos sanguíneos, con los músculos y hasta con los nervios periféricos. Como veremos verdaderamente deben ser traducidos por canales, de la misma manera que la medicina china utiliza el concepto de meridianos.
Hay prácticas de tipo quirúrgico descritas en el papiro de Smith que fueron luego traspasadas a los griegos y romanos, tal como ocurre en el caso número 26 de este papiro, donde se comenta la maniobra que hay que efectuar para encajar una luxación de mandíbula:
``Si examinas a un hombre que tiene dislocada la mandíbula, encontrarás que tiene la boca abierta y no puede cerrarla. Deberás poner tus pulgares sobre el final de los dos ramos (apófisis) de la mandíbula dentro de su boca y el resto de los dedos bajo su barbilla, haciendo que se desplacen hacia atrás para que caigan en su lugar''
En un manuscrito bizantino del año 1100 AD, puede observarse exactamente la misma maniobra de reducción de la luxación mandibular descrita en el papiro.
Continuará