lunes, septiembre 19

Colpaso Social III - Las Amonestaciones de Ipuwer

-

COLAPSO SOCIAL III

Las Amonestaciones de Ipuwer

De la misma manera que ocurre con las personas que son incapaces de renovarse, también las civilizaciones sufren de la misma enfermedad: repiten las mismas respuestas tradicionales ante los nuevos desafíos, respuestas que son inútiles para resolver los problemas actuales planteados.

Toda tradición auténtica debe ser una tradición viva, en que lo que permanece es la raíz creativa e imaginativa capaz de dar nuevos brotes, surgidos de la tradición pero adaptados a cada momento. La mera novedad, que sólo consiste en acomodarse a los tiempos presentes, sin auténtico enraizamiento, así como la persistencia rígida en los mismos patrones sin la capacidad creativa de la “tradición fecunda”, es signo indudable de un pasado que está muriendo.

El Declinar de los Mayas

Un ejemplo de ello, del que ya hablamos en el anterior artículo, fue la persistencia de los habitantes de la isla de Pascua en construir ídolos, que supuestamente les salvarían de la decadencia, deforestando con ello gravemente la isla.

Un caso parecido ocurre entre los mayas, durante los siglos IX al X, período post-clásico terminal. Todo ello como resultado de guerras, del exceso de población con respecto a los medios disponibles, con la consiguiente destrucción del medio ambiente y la aparición de una sequía persistente.

Se podría haber actuado contra algunos de esos factores, pero la clase dirigente sólo conocía un sistema autoritario constreñido a dar respuestas fijas, “tradicionales” e incapaces de resolver los problemas planteados. Su respuesta consistió en alzar más construcciones sagradas, repetir ceremoniales inútiles, y relanzar las guerras como forma de ganancia y como actividad “sagrada”. Estas respuestas no resolvieron nada, y agravaron los problemas.

Los Períodos Intermedios del Antiguo Egipto

La historia de Egipto se caracteriza por un constante afán, de parte de su clase dirigente y sacerdotal, por volver a los “Tiempos Primeros”, cuando el mundo caminaba de la mano de los dioses.

Precisamente en las series dinásticas, recogidas por el sacerdote Manetón, aparece en primer lugar el reinado de los dioses, y sólo a partir de Menes comenzaron los egipcios a ser gobernados por “seres humanos”, o al menos así parecía. Dice el Libro de los Muertos Egipcio que entonces, en los primeros tiempos, reinaba Maat, la Justicia…

Se distinguen a lo largo de la historia egipcia tres períodos intermedios:

  • Imperio Antiguo
  • 1º Período intermedio: 2175-2040 A.C.
  • Imperio Medio
  • 2º Período intermedio: XII dinastía, 800 A.C.
  • Imperio Nuevo
  • 3º Período intermedio: XXX dinastía, con la invasión Persa

Al primer período intermedio pertenecen las “Amonestaciones de Ipuwer”, supuestamente las lamentaciones de un noble sobre la decadencia y revolución social de aquella época. Algunos historiadores atribuyen su composición a épocas posteriores. Pero lo importante a destacar es que se trata de una composición clásica en la que se especifican las causas de la decadencia y el caos. Como advertencia, y también como ejemplo literario, fue utilizado en épocas posteriores para instrucción de los pupilos.

Algunos párrafos ejemplifican lo que ocurrió y lo que quizás nos está ocurriendo:

“Un hombre ve a su hijo como enemigo. La confusión está en todas partes. Vienen otros y conquistan;”

“El hombre virtuoso se lamenta por lo que ha ocurrido en el país.”

“Las tribus del desierto se han convertido en egipcios en todos los sitios.”

“Lo que los ancestros habían predicho se ha cumplido, el país está lleno de conspiradores, y los hombres van a labrar con escudos.”

Hoy el respeto generacional se ha perdido, los hijos son como extraños a la propia educación, a la propia familia y a los mayores en general. Puede más la opinión de un “influencer” de moda, o la de cualquier agitador, que la de tus familiares, que se suponen que miran por el bien de uno mismo.

La confusión existe porque no hay guía, ya sea moral o religiosa, nacional, o internacional. Todo vale en nombre de una supuesta libertad.

“Las tribus del desierto…”, o sea aquellos que no han sido educados en nuestro sistema de valores sociales, asaltan las vallas, penetran en la sociedad y provocan el caos.

Egipto siempre estuvo abierto al mundo, pero exigía que aquellos que se integrasen de nuevo en la sociedad egipcia debían volverse egipcios, y acomodarse a las costumbres y rituales del país. Lo que realmente era considerado por los egipcios como sinónimo del mal era el caos y el desorden social o Isfet, como oposición al Orden y la Ley, Maat.

Aquellos que no se integran, ni con la familia, ni con las costumbres, ni con la organización social, se vuelven conspiradores, cantan y alaban en sus cantos la destrucción de lo que llaman “opresión social”. Cuando hoy el desorden se agrava las gentes van a su trabajo con prevención, con alarmas, con defensas personales, sprays de defensa personal, etc.

“Los pobres se han convertido en ricos, y aquel que no es capaz de hacerse sus propias sandalias es un poseedor de riquezas.”

El problema no consiste en que los pobres sean ricos, ojalá todos lo fuesen, aquí más bien se refiere a la ganancia rápida por parte de gentes que nunca han trabajado, pero que a través de medios ilícitos consigue enriquecerse rápidamente.

“Los trabajadores están tristes, y los magistrados no confraternizan con el pueblo cuando este grita.”

Los trabajadores sólo desean cosas simples, hacer su trabajo, cuidar de su familia y de su hogar, poder comer y no ser explotados. Cuando el trabajador está triste, cuando existe explotación, cuando se convierte en un número manejable y sin alma, el trabajador está triste y, lo peor, los que deberían estar a su lado, los magistrados, los que mandan, no se acercan ni siquiera al pueblo cuando éste grita, quizás por miedo a que el pueblo encolerizado, con el que no se quiere mezclar, les pueda recriminar.

“Los corazones están llenos de violencia, las pestilencias invaden el país, la sangre se vierte por todos lados, no falta la muerte, y hasta los vendajes de las momias huelen desde lejos.”

Algunas Preguntas

  • De los factores propios de la Edad Media, ya señalados en los artículos anteriores y también en este, ¿cuáles están presentes hoy?
  • ¿Se trata esta vez de un colapso regional o global?
  • ¿Como se proyecta el futuro en la imaginación del inconsciente colectivo?

Algunas Soluciones

Es esencial a la vista de lo que antecede recuperar valores éticos, basados en principios sólidos y probados. Hay que propugnar en la educación una moral de acción, basada en el respeto a los valores propios y de los demás.

Hay que militar trabajando decididamente por el Mundo Nuevo o bien perecer dejándose llevar por el mundo viejo y carcomido.

Para ello, hay que encontrar un Eje Interior, firme, duradero, anclado en la propia conciencia.

Hay que desarrollar un sentido heroico de la vida y decantarse claramente por un Idealismo a prueba de tormentas y vaivenes. Por último, ya no basta, ya no sirve, una revolución basada en lo externo. Los siglos pasados, sus revoluciones de un signo u otro, han derramado sangre en abundancia como para no volver a repetirlo. Ahora la verdadera Revolución comienza en lo interior, y desde ahí, uno a uno, cambiará el mundo. Esa es la Revolución Filosófica.