miércoles, octubre 1

¿Quién fue Lao-Tse?

¿Quién fue Lao Tse?

Lao-Tse es considerado el fundador del taoísmo y autor del Tao Te King, uno de los textos más influyentes de la filosofía china. Sin embargo, su existencia histórica es dudosa: algunos lo ven como un personaje real, otros como una figura mítica creada para simbolizar una tradición espiritual.

En este artículo descubriremos si Lao-Tse fue solamente un mito, un personaje real, o bien si tras su figura se esconde una larga cadena iniciática que se remonta a los primeras dinastías míticas chinas.

La primera biografía fue escrita fue la de Sima Qian (145-89 a. C.), un historiador de la dinastía Han. En su obra principal, "Registros históricos", el autor expresa sus dudas sobre los datos que presenta en el libro, pues no existe certeza sobre ninguno de ellos. No obstante, algunas de esas historias poseen un carácter místico u ocultista, otras son simbólicas, y algunas podrían referirse a otros personajes con los que Lao-Tse fue confundido. Por esta misma razón se le atribuyen varios nombres (Lao-Tzu, Laozi, Lao Dan, entre otros). En el "I Ching" se describe precisamente esa clase de Maestros elusivos, difícil de definir y esquivos, un tipo de hombre que "no sirve a ningún soberano y que, con altiva audacia, solo se dedica a lo suyo" (J. G. Font). Este sabio permanece oculto, vive solitario en grutas, encarnando la figura del sabio por excelencia. Ahora bien, ¿se trata de un sabio, o de una escuela iniciática?

La civilización china tiene también un origen mítico y mágico; se trata de los Tres Augustos (Fu Hsi, Shenong y Huangdi), los tres emperadores que establecieron las claves fundamentales de esta civilización. 

El primero de ellos, Fu Hsi, con la mitad del cuerpo como el de una serpiente, fue quien estableció los trigramas chinos, lo cuales se basaron en los signos grabados en el dorso de un dragón que surgió de las aguas del río, y que Fu Hsi copió. Estos signos, su lógica interna, su manipulación, son esenciales tanto en la Medicina China, como en el Feng Shui, la Geomancia y la Astronomía chinas. Su combinación dio origen a los hexagramas del famoso I Ching.

El segundo, Shenong, es quien establece la agricultura y la botánica aplicada, dando a conocer las plantas comestibles y venenosas, y aquellas que podían usarse en medicina.

El tercero, de manera especial nos interesa, pues aunque es también un emperador mítico posee también características humanas, es un ser semi-divino nacido de un rayo que desciende sobre una mujer, se trata del Emperador Amarillo, o Huangdi. Se le atribuye el calendario chino, las construcciones para la vivienda humana, las brújulas, la escritura primitiva, e incluso los barcos y carros. Y también se le relaciona con los principios taoístas. Es también el autor del famoso tratado conocido como el "Canon Interno", o Nei-king, donde se establecen las reglas fundamentales de la acupuntura china.

Los escritores taoístas otorgaron gran importancia a este Emperador Amarillo, e incluso durante la dinastía Han, el taoísmo llegó a conocerse como Huang-Lao, es decir, las enseñanzas de Huangdi (el Emperador Amarillo) y Lao-Tse. Aunque se dice que la figura de Lao-Tse apareció siglos después, se consideró a este como una encarnación de la sabiduría del Emperador Amarillo, como se menciona en el "Libro de las Transformaciones de Lao-Tse".

Esta relación es fundamental, pues vincula a Lao-Tse con la escuela iniciática primitiva del Emperador Amarillo. Este también es el caso de los "Cuatro Libros del Emperador Amarillo" y el "Libro del Símbolo Secreto", estrechamente asociados al esoterismo taoísta y cuyas enseñanzas guardan paralelismos con el Tao Te King.

Al igual que ocurre en el Antiguo Egipto con la figura de Hermes-Thoth, Lao-Tse parece representar más bien una escuela oculta y sus revelaciones transmitidas a lo largo de los siglos a través de una divinidad. El Tao Te King, de hecho, según análisis lingüísticos e históricos, sería en realidad una síntesis de diversos textos procedentes de épocas distintas y compilados por alguna cofradía secreta.

En el libro "Las vidas de los inmortales" (Liexuan zhuan), obra de Liu Xiang (79-8 a. C.), se identifica a Lao-Tse como un daoshi (o fangshi), es decir, un ser superior que había desarrollado las habilidades iniciáticas del Tao, alcanzando la condición de inmortal de excelsa sabiduría. Allí se describen sus metamorfosis cósmicas y su papel como consejero divino de los reyes sabios de la prehistoria. Ya en los siglos II y III, la corte imperial llegó a considerarlo una personificación del Tao y un Emperador Cósmico.

En otro texto, el "Clásico sobre las transformaciones de Laozi" (Laozi bianhua jing), se narran hechos extraordinarios: Lao-Tse se transforma en su propia madre y se da nacimiento a sí mismo. Allí se le presenta como una manifestación del mismo Tao. El texto lo describe como un ser extraordinario y trascendente:

«Laozi descansa en el gran comienzo, vaga por el gran origen, flota a través del vacío oscuro y numinoso... Se une a la serena oscuridad antes de su apertura, está presente en el caos original antes del comienzo del tiempo... Solo y sin relación, ha existido desde antes del cielo y la tierra. Viviendo profundamente oculto, siempre vuelve a ser. Se ha ido lo primordial; está presente un hombre».

Del mismo modo, se afirma que Lao-Tse es un Maestro Celestial, un transmisor de talismanes mágicos, y autor de registros y nuevas escrituras destinadas a fundar las comunidades de paz celestial.

En el libro "Clásico de la conversión de los bárbaros" (Huahu jing, 300 d.C.), Wang Fu afirma que, tras retirarse a las tierras occidentales (Tíbet), Lao-Tse reapareció en la India transformado en Buda, convirtiendo a los pueblos bárbaros. Este texto, perseguido y prohibido en la época Yuan, resurgió bajo otras formas, como en el libro "Las ochenta y una transformaciones del Señor Lao" (Laojun bashiyi hua tushuo), donde se muestra a Lao-Tse como una figura extratemporal que adopta múltiples formas sucesivas. Según esa tradición, penetró en el tiempo histórico en su undécima transformación, durante la era del mítico emperador Fu Hsi. En su transformación 34 explicó los sutras a los hindúes, y en la 58 se apareció entre nubes ante Zhang Daoling, fundador de una secta taoísta aún vigente.

Otros textos lo describen como maestro de la alquimia trascendente, vinculada a los nueve campos de cinabrios (semejantes los chakras hindúes) y los ocho minerales sagrados. Estas concepciones influyeron en la posteridad hasta el punto de ser venerado como divinidad, y que se construyeran templos en su honor.

Lao-Tse no muere

Al percibir que el momento histórico ya no era propicio, se retira hacia Occidente montado sobre un bueye, se dirige al Tíbet sagrado. Antes de penetrar en aquellas tierras, Yin Hsi, el guardián del paso fronterizo, le pide que deje por escrito sus enseñanzas. Lao-Tse accede y redacta el Tao Te King, confiándolo a Yin Hsi, quien posteriormente lo difundirá por toda China como su discípulo.

De este modo, Lao-Tse más que un ser humano, es un símbolo de los representantes de la Sabiduría Primordial que se manifiestan a lo largo del tiempo, transmitiendo textos a la posteridad y retirándose en secreto a las Montañas Blancas del Tíbet cuando la época se volvió adversa. No se conoce su muerte física; se dice incluso que nació anciano, con largas orejas, símbolos característicos de los sabios y de las corporaciones iniciáticas, semejantes a los yoguis de las Montañas Blancas, que aparecen periódicamente para guiar a la Humanidad.

Si seguimos esta interpretación, no debemos ver por tanto en Lao-Tse y en su doctrina a un simple filósofo ni a otra escuela más, sino al símbolo de la misma Raíz Atemporal que, a lo largo de los siglos, ha dado origen a múltiples transformaciones religiosas, esotéricas y morales, impulsando suavemente a la Humanidad hacia su evolución final.

sábado, julio 5

¿Un Mensaje para el Futuro? La biblioteca de Padiamenope

 ¿Un Mensaje para el Futuro?

La biblioteca sagrada de la tumba de Padiamenope

En el anterior artículo que publicamos, hicimos referencia a un periodo de Egipto convulso y complicado, el siglo VII a.C.E, vio en rápida sucesión la caída de la XXV dinastía Kushita de origen nubio, la conquista por los Asirios, el debilitamiento de estos, y finalmente el comienzo con Psamético I, la unificación de nuevo de Egipto con el establecimiento de la XXVI dinastía.

Pero este periodo de Egipto fue precedido por la fragmentación previa de Egipto entre los faraones con dominio sobre el Norte, y los del Sur con dominio a partir de Tebas. El tiempo final se acercaba poco a poco, y ya en esos tiempos previos de disolución, Herihor, primer sacerdote de Amón en Tebas, tomó en sus manos el poder, inaugurando así la dinastía XXI con asiento en Tebas.

Este Herihor fue quien impulsó el traslado de las momias reales desde sus tumbas hasta una cueva escondida, en las colinas, por encima del templo de Hatshepsut en Deir el Bahari. De noche, para no ser observados, los cuerpos de los faraones fueron trasladados y a veces depositados bruscamente en aquel escondite. Y ahí permanecieron hasta su redescubrimiento por los egiptólogos del siglo XIX. Evidentemente el poder real en Tebas era ya incapaz de mantener la seguridad de las tumbas reales, y temiendo su destrucción recurrió a esta arriesgada maniobra que finalmente tuvo así éxito: la mayoría de las momias reales que el turista puede contemplar hoy en los museos egipcios son aquellas que fueron rescatadas de aquel lugar.

Esta debilidad de las dinastías y su separación, condujo a la invasión del poderoso reino de Kush, y los acontecimientos relatados más arriba.

¿Quién fue el misterioso Padiamenope?

Padiamenope, también conocido como Petamenophis, es un personaje a caballo entre las dinastías XXV y XXVI. Su tumba, inmensa, más grande que la de muchos reyes, y la docena de estatuas encontradas dedicadas a él, es algo inusual y que llama nuestra atención. No ocupó ningún cargo importante en la estructura estatal, y su título de Jefe Sacerdote Lector, nos lo presenta como un erudito, algo que como veremos es muy importante en su biografía y significado.

A pesar de ello era, junto al Faraón, el único realmente autorizado a dirigir las fiestas de Amon-Ra en Tebas, como "Director de las Fiestas de Amón", además de añadir a estos títulos el de ser "Secretario Privado del Rey" y "Sacerdote Jefe Ritualista". Todo ello apunta a alguien con profundos conocimientos, un sabio, y que además gozaba de una confianza especial por parte del faraón, o faraones: curiosamente, como era la costumbre, en su tumba da gracias al faraón por el privilegio de permitir su construcción, pero no indica en ningún momento a qué faraón se dirigía.

Según Claude Traunecker (Univ. Estrasburgo), quien comenzó de nuevo la excavación de su tumba, "Padiamenope era un sabio especializado en rituales reales" y continúa diciendo que "su tumba, es mucho más que una simple tumba: es un lugar de peregrinación y de culto, con un santuario subterráneo consagrado a Osiris, en el corazón de una gigantesca biblioteca-museo"

La Biblioteca Sagrada de Padiamenope

La tumba de Padiamenope como señalamos es inmensa, comprende 22 cámaras, que se distribuyen en 4 niveles de profundidad, el área decorada corresponde a unos 2622 m2. En el siguiente enlace puede apreciarse la extensión de dicha tumba:


Sus paredes, todavía en proceso de consolidación, interpretación y restauración, contienen toda una colección de textos sagrados esenciales, en la siguiente imagen podemos ver parte de la tumba y la localización de los textos más importantes:


Según la egiptóloga Isabelle Règen, que califica el lugar como una biblioteca en piedra:
"Los libros inscritos a menudo clarifican y rehacen los originales, y los reorganiza en un orden textual y arquitectónico al mismo tiempo. Estos textos nos permiten clarificar y entender textos anteriores defectuosos".

El profesor Claude Traunecker añade: "El sabio Padiamenopè hizo esculpir en las paredes de su tumba el resultado de sus trabajos de compilación y de modernización de los grandes corpus funerarios del Antiguo Egipto e invita explícitamente a los visitantes del futuro a copiarlos y estudiarlos, en definitiva a transmitirlos".

De hecho la figura de Padiamenope aparece en las primeras escenas a la entrada de la tumba dirigiendo su mirada hacia el exterior, e invitando a los que llegan a participar de sus tesoros, algo muy extraño, porque habitualmente se protegía la entrada a las tumbas e incluso se inscribían textos mágicos para expulsar a los intrusos. Sin embargo sus palabras son una bendición y una invitación:

... O, vosotros los vivos Aquellos que estáis sobre la tierra, Aquellos que habéis nacidos y aquellos que nacerán. Aquellos que vienen como seguidores de Montu, señor de Tebas Aquellos que vienen a disfrutar al occidente de Tebas Aquellos que pasan por las escaleras Aquellos que penetran en las tumbas y que contemplan lo que allí ahí, Tan verdadero como Amon-Ra, el señor vivo para nosotros adorad al dios, y pronunciad la fórmula de ofrenda, completar este monumento y restaurar lo que se haya dañado.

Parece ser que incluso en cámaras profundas se permitió la entrada de cierto público, y se hicieron ceremonias, e incluso pudo haber animales sagrados vivos.

Todo parece indicar por tanto que es el trabajo de un sabio, amigo personal del rey, sin cargos públicos importantes, pero con una sabiduría reconocida que le permitió, con apoyo de la realeza realizar su sueño de transmitir las mejores versiones de los libros sagrados, así como una cierta tradición iniciática en relación con las estrellas imperecederas. Así, su tumba no termina al este como otras, sino que se dirige de manera clara hacia el Norte, al lugar de las estrellas sagradas del polo norte, y en una cámara secreta superior, se encontró los restos de su tumba, y murales astronómicos con extraordinarias representaciones de la estrellas circumpolares.

En el corazón de la tumba

En el corazón mismo de la tumba se encuentra un Templo Osiriano, un lugar central y de gran importancia que lo convirtió en el eje de peregrinación, así como para los seguidores de Montu, el dios ancestral de Armant —lugar de origen de Padiamenope, cercano a Tebas— y considerado el antecesor guerrero del dios Amón.

Aún hoy, en esa pequeña villa del sur de Egipto, puedo dar testimonio personal de la existencia de grupos de egipcios nativos que, con entusiasmo, buscan reavivar las antiguas tradiciones vinculadas a Montu, Amón, Tebas y Armant.

Resulta igualmente llamativo que, en El Cairo —ciudad tradicionalmente invadida por gatos y donde hasta hace poco los perros salvajes eran perseguidos, maltratados y apedreados por la gente—, estos animales se hayan convertido en los últimos años en compañeros domésticos de muchas personas. Ahora se acomodan en los vestíbulos de los edificios como guardianes de sus propietarios, y otros simplemente sin amo, consideran amigos a todos los que pasan. La gente los cuida y alimenta, y ellos, con alegría, parecen haber retomado su lugar como antiguos señores de Egipto: un símbolo de los nuevos tiempos que se avecinan, en los que los perros, hermanos de Anubis, regresan por sus fueros.

¡Seguramente los dioses también los protegen!

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domingo, junio 15

Origen Egipcio de la Astrología Occidental

Origen Egipcio de la Astrología Occidental


Se suele decir que la astrología tiene su origen en Mesopotamia y que, posteriormente, fue desarrollada por los griegos, con poca o ninguna participación de la astrología egipcia. Incluso se afirma que los egipcios no llegaron a desarrollar una astrología propia y consistente, sino que los documentos o vestigios astrológicos que poseemos son de influencia griega directa.

Sin embargo, la astronomía egipcia presenta un modelo particular: la división de la eclíptica zodiacal en 36 sectores llamados decanos, además del conocimiento de ciertas constelaciones y un sistema augural similar al babilónico.

Al examinar cuidadosamente los hechos, la conclusión parece ser diferente. Es cierto que los babilonios desarrollaron una astrología propia, aunque limitada a los augurios, es decir, a la clasificación de días y periodos como fastos y nefastos, favorables o desfavorables. No existía aún un sistema de horoscopía como el actual, y solo en las últimas etapas se encuentran intentos de cartas natales. Los griegos adoptaron estos conocimientos pero los modificaron, aceptaron algunas constelaciones y descartaron otras, pero tampoco crearon un sistema astrológico completo.

Y es precisamente aquí donde surge la confusión: el sistema astrológico occidental que conocemos hoy no es un desarrollo directo de la astrología babilónica ni de la griega del período clásico. Su verdadero origen es la Astrología Helenística de Alejandría. El término helenismo, aplicado al resultado de la interacción entre la cultura griega y el mundo asiático, suele llevar a la idea errónea de que es sinónimo de "griego", cuando en realidad no es así. El aporte griego consistió en renovar el interés, difundir el conocimiento, poner en práctica conceptos y fusionar diversas tradiciones culturales.

Esto no implica que el conocimiento se originara en Grecia, sino en los pueblos conquistados por Alejandro Magno. Así, cuando hablamos del helenismo alejandrino, nos referimos a un periodo en que el ímpetu intelectual de los griegos los llevó a buscar con entusiasmo todo saber que pudiera obtenerse de los egipcios.

Se denomina astrología helenística a aquella que surgió en Egipto y áreas del Mediterráneo oriental, entre la conquista de Alejandro y el inicio de la era cristiana. Esta astrología marcó un punto de inflexión en el desarrollo de la astrología occidental. Sus contenidos y técnicas no pueden rastrearse a ninguna fuente anterior, y la mayoría de sus conceptos constituyen la base de toda la astrología occidental posterior.

Sus fundadores son desconocidos. Las referencias aluden a figuras legendarias o divinas, y lo más curioso es que la astrología helenística aparece prácticamente completa desde sus inicios, sin un desarrollo progresivo documentado. Contrario a lo que suele pensarse, no existe evidencia de un largo proceso evolutivo con ensayos, errores y mejoras graduales.

No obstante, ese proceso tuvo que existir, lo que plantea dos hipótesis: o bien fue producto de una revelación divina transmitida por figuras desconocidas, o bien fue el resultado del trabajo continuado de generaciones de astrónomos cuyos conocimientos se mantuvieron en secreto y que finalmente fueron divulgados en época helenística. Ambas hipótesis pueden parecer fantásticas, pero una de ellas —o ambas— debe ser cierta. De hecho, las fuentes clásicas, como Firmicus Maternus en su obra Matheseos (c. 337 d.C.), afirman que Hermes Trismegisto fue el fundador de esta astrología, y que la transmitió a Asclepio, y posteriormente a Nechepso y Petosiris, quienes a su vez la divulgaron a figuras como Abram, Orfeo y Critodemo. Esta era la creencia común entre los astrólogos helenísticos.

El mencionado Asclepio podría ser el mismo destinatario de los textos del Corpus Hermeticum, al que se le atribuye una obra titulada Myriogenesis. A Nechepso, un faraón, y a Petosiris, un sacerdote, se les adjudica otro texto que fue traducido al griego hacia el siglo II a.C., citado con frecuencia por autores posteriores.

Ahora bien, debido a una serie de consideraciones relacionadas con sus años de reinado, su nombre, etc., parece ser que el faraón Nekepsos (Nechepsos o Nequepso) se trataría en realidad del faraón Necao II, y su nombre, según el arqueólogo Kim Ryholt, se debe traducir como "Neco el Sabio" y que por tanto el nombre de Nequepso o Nechepsos se refiere a Necao II, faraón de la dinastía XXVI que gobernó en el antiguo Egipto de 610 a 595 a. C. 

Necao II

Necao fue un faraón emprendedor y muy activo. Lanzó el primer proyecto precursor del Canal de Suez, además de establecer la primera flota marina. Los egipcios, en los períodos históricos anteriores eran bastante reacios a las aventura marineras, y nunca poseyeron una flota mediterránea hasta esa época.

Necaso ordenó así mismo una expedición marítima que partiendo del Mar Rojo, y rodeando toda Africa, terminó en la desembocadura del Nilo. Una aventura extraordinaria que implicaba un cierto conocimiento geográfico.

Aún perteneciendo a épocas finales de Egipto, en las que el reino había perdido gran parte de su esplendor y poderío, se atrevió también a enviar expediciones a Palestina y Siria, con resultados dispares. 

Ahora bien, un hecho que llama poderosamente la atención es que entre los 5 Nombres Reales que se asignaban a los faraones, uno de ellos, el conocido como nombre Nebty, es decir, como Señor de las Dos Tierras, fue el nombre de “Maa-jeru”. Este era el nombre que se asignaba a los iniciados osirianos o justificados. Quizás fuese un mero título sin otras pretensiones, no obstante, su capacidad de lucha, su intento de recrear el poder de Egipto, el atrevimiento no solo de construir una marina, sino que además impulsar una expedición extraordinaria para aquel tiempo, y que además implicaba unos conocimientos geográficos, todo ello nos lleva a pensar que se trataba de un faraón especial, con acceso a ciertos conocimientos secretos de los templos.   

El tercer nombre mencionado como transmisor de la Astrología secreta egipcia, que dio origen a la Astrología Helenística, fue Petosiris, quien fue uno de «los cinco grandes» (dyw wr), es decir, un Sumo sacerdote de Thot en Hermópolis Magna, lo que lo relaciona con la tradición hermética. 

Tumba de Petosiris

Petosiris ejerció dicho cargo durante el periodo de transición entre el dominio persa y el establecimiento de la dinastía ptolemaica. En tiempos posteriores su tumba en Tuna el Gebel fue objeto de peregrinaje, y fue considerado como uno de los grandes sabios de Egipto. En la oración inscrita en su templo se puede leer lo siguiente,

...Mientras el gobernante de las tierras extranjeras [los persas] era Protector de Egipto,
y cuando nada estaba en su lugar anterior,
ya que la lucha había comenzado dentro de Egipto,
el sur estaba en tumulto y el norte en revuelta;
el pueblo caminaba con [la cabeza vuelta hacia atrás (?)],
todos los templos estaban sin sus sirvientes,
los sacerdotes huyeron, sin saber lo que estaba pasando...
Cuando me convertí en supervisor de Thoth, señor de Khemmenu (Ciudad de los Ocho),
Puse el templo de Thoth en su estado anterior.
Hice que todos los ritos fueran como antes,
Que cada sacerdote (sirviera) en su momento adecuado.
Engrandecí a sus sacerdotes,
Promoví a los sacerdotes horarios de su templo;
Promoví a todos sus sirvientes,
Di una regla a sus asistentes....

Petosiris vivió en una época de tumulto, en que la religión egipcia, sus archivos, sus dioses, sus objetos de culto fueron desecrados por los persas de forma cruel, llegando estos incluso a matar a algunos de los bueyes sagrados, los famosos Apis. 

Petosiris se encarga, por tanto, de restablecer y poner orden en el culto de Thoth-Hermes, y además se encarga de nombrar sacerdotes-horarios para su templo, o sea sacerdotes que observaban el cielo y actuaban como astrólogos del dios.

Los tratados más importantes que han sobrevivido de la Astrología Helenística son el Tetrabiblos de Ptolomeo, la Apotelesmática de Hephaistio, el Matheseos de Firmicus, y la Antología de Valens. También existen fragmentos de otros autores, aunque incompletos o mal traducidos. A pesar de que estos textos fueron escritos entre los siglos II a.C. y VII d.C., presentan una notable coherencia en ideas y métodos.

Quienes difundieron estas enseñanzas, ya fueran sus creadores o depositarios de una tradición mantenida en secreto, aparecieron entre los siglos II y I a.C. Sin embargo, en tan solo poco más de cien años, ya a comienzos de la era cristiana, "tanto el marco conceptual, los principios interpretativos, como las técnicas básicas de la astrología helenística estaban plenamente establecidos" (Robert H. Schmidt).

Algunos conceptos son tan complejos que difícilmente podrían haber surgido de descubrimientos empíricos o de ensayos fortuitos. Por ello, aunque el origen de esta astrología siga siendo un misterio, ya no es correcto afirmar que "Grecia, tras asimilar los conceptos babilónicos, elaboró el sistema astrológico que conocemos hoy como astrología occidental". Más bien, debemos buscar su origen en Egipto y en la figura de Hermes Trismegisto, tal como lo relatan todos los autores clásicos.

Ioannes Martinus "أبُ خمسة"

martes, mayo 13

La Inteligencia Artificial y el papel de los Instructores y Maestros

 

La Inteligencia Artificial y el papel de los Instructores y Maestros

Una revolución se aproxima. Habrá heridos, héroes y perdedores. No se trata de juzgar si es buena o mala "per se", sino de decidir cómo aprovechar este momento o, por el contrario, apartarse de la corriente general, con mejor o peor fortuna. Los “puros” que se aíslan, como los famosos Amish de EE. UU., terminan por vivir al margen de la sociedad. Para quienes tienen como misión transformar el mundo, alejarse supone perder la oportunidad de influir en él.

Entonces, ¿cuál será el papel de los profesores, instructores y maestros en un futuro no tan lejano? La inteligencia artificial ya está sustituyendo libros, apuntes y respuestas a preguntas estudiantiles. De hecho, esto ya está ocurriendo. Los jóvenes, en particular, han comenzado a usarla a gran velocidad. La consulta de páginas web o de Wikipedia está siendo reemplazada por la interacción directa con dispositivos impulsados por IA.

El gran reto es cómo adaptar la función del docente en este nuevo contexto. ¿En qué consistirá ahora su papel? Ya no basta con leer apuntes en clase ni recopilar múltiples fuentes (libros, artículos, resúmenes, etc.); eso lo hace la IA de forma más rápida, completa y, muchas veces, más eficaz.

Quizás la nueva función del educador sea proponer una idea central o un punto de vista particular —incluso si va en contra de la corriente dominante— y sostenerlo con dos elementos fundamentales:

  • El criterio personal del enseñante

  • Una actitud socrática en clase, que invite al estudiante a reflexionar y participar

Además:

  • Enseñar a pensar, más que transmitir contenidos

  • Fortalecer el carácter, más que fomentar la acumulación de datos

  • Apoyarse en la IA como herramienta informativa, sin olvidar que lo formativo y lo humano siguen siendo insustituibles

¿Cómo debe responder entonces un profesor, cuando lo que afirma es contrastado casi de inmediato por sus alumnos a través de la IA?

Estas fueron mis inquietudes, las cuales compartí con distintas inteligencias artificiales (ChatGPT, DeepSeek, Bing, Gemini etc.). A continuación, resumo las respuestas obtenidas:


La IA en Educación: ¿Fin del Profesorado o Reinvención?

El avance de la inteligencia artificial (IA) en el ámbito educativo sin duda transformará el papel del docente. Sin embargo, no lo hará obsoleto, sino que redefinirá su rol hacia uno más estratégico, humano y esencial. Estas son algunas claves de esa transformación:

1. De transmisor de información a guía crítico y contextualizador

  • La IA ofrece datos y respuestas inmediatas, pero el profesor:

    • Enseña a pensar, no solo a memorizar

    • Contextualiza el conocimiento: lo vincula a la ética, la historia o la realidad cotidiana

    • Filtra y cuestiona la información generada por la IA, detectando sesgos o errores

2. Facilitador del aprendizaje personalizado

  • La IA adapta contenidos al ritmo individual, pero el docente:

    • Identifica las motivaciones y talentos de sus estudiantes

    • Diseña experiencias únicas (proyectos, debates, investigaciones)

    • Actúa como mentor emocional, vital para la motivación y el desarrollo personal

3. Experto en enseñar a aprender

  • En un mundo donde el conocimiento se transforma constantemente, el docente:

    • Fomenta la metacognición (pensar sobre el propio aprendizaje)

    • Desarrolla la curiosidad, el juicio crítico y la autonomía intelectual

4. Diseñador de experiencias educativas

  • Mientras la IA automatiza tareas repetitivas, el profesor:

    • Diseña proyectos colaborativos e interdisciplinarios

    • Utiliza la IA como asistente para enriquecer el aprendizaje

    • Enseña habilidades blandas: liderazgo, empatía, comunicación, creatividad

5. Ejemplo de "humano aumentado"

  • El mejor profesor del futuro será aquel que integre la IA en su práctica, pero se distinga por:

    • Su punto de vista único

    • Su capacidad para inspirar y conectar emocionalmente

    • Su ética y discernimiento humano, especialmente en contextos ambiguos


¿Cómo Definir Esta Nueva Función?

Podríamos describirla como la de un "Arquitecto del Aprendizaje": no alguien que entrega conocimiento empaquetado, sino quien:

  1. Plantea preguntas poderosas

  2. Utiliza la IA como herramienta para explorar respuestas

  3. Conecta el aprendizaje con la vida real y las pasiones del estudiante

Conclusión

La IA automatizará lo mecánico, pero el valor del educador estará en lo humano: inspirar, guiar, contextualizar, emocionar. Su nuevo rol será más profundo y menos repetitivo, enfocado en formar pensadores críticos y personas íntegras, no simples receptores de información.


Lo anterior es el resumen de los que las IAs han contestado, y esta es mi reflexión final:

Ante esta realidad, tenemos dos opciones: demonizar las herramientas modernas —como los vídeos, presentaciones, plataformas y otros recursos complementarios— o comprender que el medio no es el problema. La verdadera transformación debe venir del docente: un profesor socrático del siglo XXI, no de la antigua Grecia, sino uno profundamente comprometido con despertar el alma a través del pensamiento crítico, la claridad mental y la participación activa en el arte de aprender a ser mejores. Una gran profesora comentó que no se puede albergar las intuiciones divinas a menos que se posean unas buenas estructuras mentales para acogerlas ¿Y vosotros, qué pensáis?

Ioannes Martinus "أبُ خمسة"

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