El festival Heb-Sed en el Antiguo Egipto y el Calendario de Denderah - I
"La tierra es el Rey, y el Rey es la tierra"
A veces, el entendimiento de las cosas solo se alcanza por medio de la intuición. Quizás resulte extraño relacionar en un mismo artículo la leyenda del Rey Arturo y el antiguo festival egipcio conocido como el Heb-Sed, erróneamente traducido como el "jubileo" del faraón. Sin embargo, si me acompañas, querido lector, te invito a un viaje a través de los símbolos y significados que vinculan estas dos tradiciones separadas por el tiempo y el espacio.
Empecemos por el final. Examinemos brevemente el papel del Rey Arturo en las leyendas medievales y su impacto en la actualidad a través del renacimiento de los valores caballerescos en la literatura y el cine.
Para quienes deseen profundizar en este tema, recomiendo el libro Apuntes de Simbolismo Artúrico del profesor D. José Carlos Fernández (1).
La conexión entre el Rey Arturo y el Heb-Sed
Cuando vi por primera vez la película Excalibur, hubo escenas que se grabaron en mi alma hasta hoy. En una de ellas, el rey Arturo, tras años de decepciones y traiciones, aparece envejecido y débil. Su reino, reflejo de su estado, se muestra como una tierra desolada, árida y estéril. Tal como predice Merlín: "El rey está sin espada, y la tierra sin rey".
Perceval, el caballero más joven, es quien descubre el secreto de tal desolación: "vos, Arturo, y la tierra sois uno". Solo la búsqueda del Grial y su conquista pueden devolver la vida al rey y a su reino.
Hay una escena maravillosa en la que Arturo, rejuvenecido, cabalga de nuevo con sus caballeros. Mientras avanzan, la tierra estéril reverdece y florece. Nunca olvidaré esa imagen, pues encierra una gran verdad: el vínculo sagrado entre el rey y la tierra.
Esta idea, lejos de ser exclusiva del ciclo artúrico, se encuentra en múltiples tradiciones antiguas, como la egipcia. El festival Heb-Sed, celebrado en el Antiguo Egipto, tenía como objetivo precisamente la renovación del rey y, con él, la restauración del equilibrio y la fertilidad de la tierra.
El Festival Heb-Sed: la regeneración del rey y del mundo
La egiptología moderna ha hecho grandes avances en la interpretación de textos antiguos y el estudio de restos arqueológicos. Sin embargo, a menudo evita el enfoque simbólico y místico, perdiendo de vista el significado profundo de los rituales egipcios. Ejemplo de ello es la visión reduccionista de algunos símbolos sagrados, como el ankh, interpretado por algunos como una simple sandalia vista desde arriba, o el cetro was, atribuido al pene disecado de un toro.
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Ankh a la izquierda y Was a la derecha |
En este contexto, el festival Heb-Sed ha sido erróneamente descrito como un simple jubileo del faraón. En realidad, su significado era mucho más profundo. Además, como veremos, no solo se celebraba cuando un faraón alcanzaba los treinta años de reinado, sino que había razones más profundas y místicas de lo que parece. Durante la ceremonia, el rey debía demostrar su vigor recorriendo un circuito sagrado y participando en rituales de renovación. Se trataba de un acto simbólico de muerte y resurrección que aseguraba la continuidad de su mandato y la armonía del universo. Su significado más profundo lo veremos en el siguiente artículo, en el que explicaremos con más profundidad sus relaciones con el "Caminante" del Calendario de Denderah,
La relación entre el rey y la tierra es un principio fundamental en numerosas tradiciones. Cuando el gobernante pierde su conexión con lo divino, su reino se marchita. Así lo muestran tanto el Heb-Sed como la leyenda del Rey Arturo. No es solo un mito medieval ni un antiguo rito egipcio: es una verdad eterna que resuena aún hoy.
En nuestros tiempos, no buscamos monarcas en el sentido tradicional, sino líderes sabios y justos. Sin embargo, las crisis e injusticias actuales reflejan la desconexión entre quienes gobiernan y los principios de equilibrio y justicia. Como en los mitos, cuando la autoridad pierde su propósito, el mundo sufre las consecuencias.
El festival Heb-Sed y la leyenda artúrica, aunque distantes en cultura y tiempo, comparten un mensaje esencial: el destino de la tierra y de sus gobernantes están intrínsecamente unidos. En ambas tradiciones, el verdadero líder es aquel que renace y se renueva, trayendo con él la restauración del mundo. Aunque, al final, la pregunta sigue siendo la misma: ¿quién restaurará el reino perdido?
(1) D. José Carlos Fernández, autor de múltiples obras sobre simbolismo y mitología, ha explorado estos temas en profundidad. Su trabajo nos invita a redescubrir la sabiduría oculta en los antiguos mitos y a reflexionar sobre su relevancia en la actualidad.
Continuará
D. José Carlos Fernández, es escritor, investigador y ha colaborado como articulista en varias revistas, especialmente Esfinge, Cuadernos de Cultura y Revista Nova Acrópole. Ha realizado guiones documentales sobre "La Córdoba Omeya y Romana", "Simbolismo en la Pintura de Julio Romero de Torres" y "Simbolismo del Arte Tibetano".
Autor de los libros "Córdoba Eterna", "El viaje iniciático de Hipatia: la búsqueda del alma de los números", "Florbela Espanca: biografía y poemas completos de la poetisa del amor" y "Reyes, poetas y sabios de Portugal", es además coordinador de las ediciones de "Grecia Mágica", "La Atlántida, mito o realidad", "Los Templarios y el Camino de Santiago", "Valores Eternos", y de las exposiciones "El Egipto Secreto" y "Don Dinis, el rey civilizador". También es autor de dos obras de teatro, "Florbela Espanca" e "Ibn Qasi, el rey iniciado del Algarbe".