El Misterio de las Encarnaciones Divinas III
Los Avataras y el Misterio del Buddha
Ahora bien, para la mayor铆a de los seres inconscientes (minerales, vegetales) semiconscientes (animales) y conscientes como el hombre, necesariamente debe existir un mecanismo rector que gu铆e su evoluci贸n apuntando en la direcci贸n correcta. En el caso de los animales, plantas y minerales, dado el peque帽o margen de libertad individual que poseen, la Ley Natural es suficiente para conducirlos.
Pero ¿qu茅 ocurre en el caso de los seres inteligentes y conscientes? Una piedra, si se la golpea se rompe en pedazos, una planta muere si se la aplasta y se la depriva de agua y nutrientes, y crece si se la riega, pero todo ello ocurre pasivamente. Eso no los convierte en mejores ni en peores. En el caso del hombre es diferente, porque el hombre tiene la capacidad de ser un 谩ngel o un demonio. Ejemplos no faltan en la historia. Su naturaleza, m谩s delicada que la del bruto, le permite ascender, pero, como en el mito de 脥caro, tambi茅n puede caer desde esa altura y estrellarse, puede convertirse en un ser semi-humano, peor que las bestias, depravado y maligno. Y la raz贸n para ello consiste en que aquello que es tan delicado es tambi茅n muy fr谩gil. El bruto no cambia demasiado, sin embargo la delicadeza y sutilidad del ser humano es su bendici贸n y su maldici贸n, porque puede ser su punto de partida hacia el cielo o hacia el abismo.
Por todo lo anterior, en toda 茅poca y lugar se ha considerado la Educaci贸n como un elemento fundamental para el desarrollo humano, y sobre todo la educaci贸n profunda en valores, as铆 como el autocontrol personal y el servicio a los dem谩s. En definitiva, educaci贸n en valores aut茅nticamente humanos en oposici贸n a los hombres (?) semianimales o s贸lo regidos por los instintos.
Las doctrinas religiosas y filos贸ficas, tanto de Oriente como de Occidente, insisten en que la Divinidad Rectora, o como se quiera llamar, o la Inteligencia Rectora, no escatima esfuerzos de formas diversas para ense帽ar tambi茅n a los seres humanos. No les ense帽a matem谩ticas, ni biolog铆a, ni trigonometr铆a, sino a mantener su condici贸n humana, a pesar de las desgracias y los contratiempos. Por eso es universal la creencia en la intervenci贸n de los Hijos de Dios, de los 脕ngeles que caminan entre los hombres, de los Avataras o encarnaciones divinas como se les llama en Oriente.
Esta es una palabra que deriva del s谩nscrito: “ava” o descender, y la ra铆z “tr”, cruzar, o sea descender o cruzar hacia abajo, como el rayo al caer o el r铆o o manantial de agua que corre hacia abajo.
En la mitolog铆a romana y griega se corresponde con los llamados “h茅roes” o encarnaciones semidivinas, los hijos de un dios y una mortal, de la misma manera que en la mitolog铆a cristiana Jes煤s es un hijo de Dios y de una Virgen.
Esta conjunci贸n de lo divino y lo humano presenta tres elementos constitutivos: la emanaci贸n divina que inspira al Avatara o Semidi贸s, y un alma humana muy elevada, que es el canal a trav茅s del cual se manifiesta, adem谩s de un cuerpo f铆sico sobre el que se asienta. Dice el Bhagavad Gita:
“Cuando quiera que la Ley desfallezca, y cobre br铆os la iniquidad, entonces renazco, para proteger a lo buenos, confundir a los malos y restaurar firmemente la justicia. De edad en edad renazco Yo con este intento”. (BG, cap. IV, 7-8)
«Bautizado Jes煤s, sali贸 luego del agua; y en esto se abrieron los cielos y vio al Esp铆ritu de Dios que bajaba en forma de paloma y ven铆a sobre 茅l. Y una voz que sal铆a de los cielos dec铆a: "Este es mi Hijo amado, en quien me complazco"». (Mt 3,16-17)
seg煤n comenta HPB:
“Todos los avataras son uno y el mismo; son los Hijos de su “Padre” en directa descendencia. El “Padre”, o una de las siete Llamas, llega a ser con el tiempo el Hijo y, en consecuencia, uno con el Padre desde toda la eternidad.
Por eso la tradici贸n musulmana dice, seg煤n la Sura IV del Cor谩n, que Jes煤s no fue crucificado realmente, sino que se trat贸 de una ilusi贸n que enga帽贸 a sus verdugos, de tal manera que ascendi贸 a los cielos estando vivo, pues s贸lo era un cuerpo ilusorio:
“Y por haber dicho: Nosotros matamos al Ungido, hijo de Maryam, mensajero de Allah. Pero, aunque as铆 lo creyeron, no lo mataron ni lo crucificaron. Y los que discrepan sobre 茅l, tienen dudas y no tienen ning煤n conocimiento de lo que pas贸, s贸lo siguen conjeturas. Pues con toda certeza que no lo mataron.”
El Misterio del Buddha
Sin embargo, en el caso del Buddha, ocurri贸 algo diferente, porque lleg贸 al estado avat谩rico por sus propios m茅ritos y esfuerzos, no fue simplemente el receptor pasivo de un rayo de la divinidad, sino que alcanz贸 ese estado por s铆 mismo.
Expliquemos esto un poco m谩s: El nacimiento de las religiones, su renovaci贸n en nuevos mensajes adaptados a la Humanidad en cada momento de su historia, es un mecanismo natural, se produce de manera c铆clica y cada vez que la Humanidad se aleja peligrosamente del Sendero. Este mecanismo c铆clico y natural es protagonizado por los Avataras (los que descienden) de la Divinidad, tal como hemos explicado. Este ser铆a el Mecanismo General, digamos que la forma est谩ndar.
Pero tambi茅n existe otro mecanismo especial, cuyas razones para existir ser铆a demasiado complejo para un art铆culo como este. Ese otro mecanismo especial es el que corresponde a las llamadas Escuelas de Misterios y sus Adeptos. A trav茅s de este sendero los seres humanos pueden llegar, de manera muy excepcional y rara, hasta la condici贸n de Avatara. Estamos hablando de aquellos que caminan su propio sendero: los Jivanmuktas. (de Jiva, vida, ser viviente + mukta, libre, liberado), es decir un ser que se ha liberado por s铆 mismo, que ha alcanzado el nirvana y el m谩s alto nivel de evoluci贸n en conciencia y poder durante su vida terrenal.
Seg煤n nos explica H.P. Blavatsky:
“Un avatara es el descenso de Dios a una forma ilusoria. Un j卯vanmukta ha pasado por innumerables encarnaciones en las cuales puede haber ido, acumulando m茅ritos, pero no alcanza el nirv芒na por virtud de estos m茅ritos, sino a causa del karma producido por ellos, que le conduce y gu铆a hacia el maestro que ha de iniciarle en el misterio del nirv芒na, y que es el 煤nico capaz de ayudarle a llegar a esta morada.“
Lo dem谩s hay que dejarlo a la intuici贸n.