lunes, abril 18

La Filosofía Ha Muerto, ¡Viva la Filosofía!

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LA FILOSOFÍA HA MUERTO: ¡VIVA LA FILOSOFÍA!

Joven, relativamente inocente, primer día de clase en un Instituto de Enseñanza Media, último curso del Bachiller Superior.

Emoción a raudales, los nuevos profesores hacían esos días su presentación.

Tenía en mis manos un precioso libro, bien encuadernado, más bien grueso, lleno de nombres y personajes e incluso dibujos y gráficos. ¡Era mi primer libro de FILOSOFÍA!

Hasta entonces no tenía ni idea de qué iba todo aquello de la filosofía. Mis pocos recursos educativos previos hacía que realmente no supiera mucho acerca de este tema ni de otros muchos.

Trabajaba durante el día cargando bultos e iba a estudiar por las noches. Luego cuando estudié filosofía de la buena, descubrí que Ammonio Saccas, el famoso filósofo alejandrino fundador de la escuela ecléctica y padre del neoplatonismo, era porteador en el puerto de Alejandría y de ahí su nombre, “cargador de sacos” (en griego sakkas) Eso me recordó mis tiempos de estudiante y de cargador, aunque yo entonces no era filósofo, ni ahora tampoco, como siempre digo más bien soy aspirante a filósofo, o sea “επίδοξος filósofos”.

Bien, espero no haber relajado demasiado la tensión. Como iba diciendo todos los estudiantes esperábamos con sumo interés al nuevo profesor, éramos novicios en ese tema.

Y llegó el buen señor, bigotudo como esos señores que aparecen en los retratos del siglo XIX, y con unas lentes a lo John Lenon. Eso pintaba bien, se le veía, según los cánones, de apariencia muy filosófica.

Tras el protocolario saludo nos espetó una pregunta “¿Tenéis todos vuestro libro de filosofía?”

Eso también estaba bien, hay que asegurarse de que todos estén pertrechados para seguir su clase, pensé yo. Para sorpresa nuestra dijo a continuación:

“Pues bien, ya podéis ir tirando todos los libros de filosofía a la papelera, no quiero ver ningún libro de esos en mis clases”

Ante nuestra cara de asombro y la desmesurada caída de quijadas, continuó diciendo:

“Aquí no estudiaremos esa filosofía, no sirve para nada, está trasnochada. Estudiaremos dialéctica marxista, lógica y formación de silogismos”

Nunca ha habido clases más aburridas y “sin lógica”, la mayoría acabamos hartos de todo aquello y nos limitamos a repetir sus silogismos de la mejor manera posible.

Mi gozo en un pozo, como dice el dicho, adiós filosofía esquiva…

Afortunadamente con el paso de los años pude aprender filosofía, y cuál no fue mi sorpresa al descubrir que la filosofía, gracias a Dios, no era lo que decía este señor, sino muy al contrario la más bella de las enseñanzas que imaginarse uno pueda.

Porque tiene vida y cultura, y pensamiento, y lógica de la de verdad, y amor, y valentía y cientos de cosas, porque filosofía es VIDA, es MISTERIO, es PREGUNTAR E INTENTAR UNA RESPUESTA, es realmente SER HUMANO, en toda la extensión y significado de esa palabra.

Con Filo y Sofía, como yo digo en broma, estas dos compañeras discutidoras e inquisitivas que habitan en mi cabeza, he paseado junto al Buda, he hablado con Platón del cielo y de la tierra, me he rebelado junto a Giordano Bruno contra los dogmas, he llorado por la muerte de Sócrates, he visto el comienzo de la creación desde las páginas del inmortal Rig Veda, he leído el misterioso Tao Te King, y admirado a Confucio, y tantos otros que su mención no cabrían ni en cientos de paginas de un libro.

Pero no sólo se trata de historia, o de saber acerca de los grandes hombres, la Filosofía es Medicina del Alma, porque nos propone, nos acondiciona para interrogarnos a nosotros mismos, para tratar de entender el mundo que nos rodea, para preguntarse también por lo desconocido.

Porque… la filosofía no es una asignatura, es una actitud, la más humana de las actitudes: el preguntar y obtener respuestas válidas, preguntar sobre la vida, sobre el mundo, sobre el universo, sobre mí mismo, y sobre mis hermanos los hombres.

Y eso no tiene NADA QUE VER CON LA FILOSOFÍA DE LA UNIVERSIDAD, con las cátedras de filósofos, con los pesados libros de adoctrinamiento en las aulas.

        Hegel, el catedrático filósofo

La pseudo filosofía que usurpa tal nombre es la que nació con Hegel, la que se hizo profesión, carrera y cátedras, la que fabricó “pensadores”, o sea los que se movían exclusivamente haciendo malabarismo en el plano mental.

Hay que ser soldado como lo fue hasta en tres batallas Sócrates, hay que viajar como hizo Platón, y caer prisionero de los piratas, e incluso arriesgarse como lo hizo con el Dyonisos el tiranos de Siracusa. Hay que ser valiente como el kshatrya guerrero llamado Gautama, luego conocido como el Buda, que tuvo el coraje de abandonar el palacio para ir al bosque a encontrarse a sí mismo para poder ayudar a otros. Hay que arriesgar como Giordano Bruno, para abrir el mundo frente a la tiranía de las iglesias, aunque acabase en la hoguera.

Ahora quieren que el cadáver rígido de la filosofía al uso forme parte de eso que llaman “Educación en Valores cívicos y éticos”, o sea, adoctrinamiento en lo que “Ellos”, los que mandan, consideran que debe ser un ciudadano obediente, y en lo que debe ser un comportamiento ético, según su parecer. Olvidaron que la ética no se dicta, ni consiste en una serie de reglas fijas que hay que aprender, la Ética hay que descubrirla en el interior de uno mismo, en el interior al que ningún tirano tiene acceso.

No se puede eliminar la Filosofía, no hay manera de aniquilarla, ni con bombas atómicas, a menos que éstas acaben con el último ser humano, y aún así, las almas también filosofan, se lo digo sin acritud para su información, señora ministra de Educación (?) y excelsa diplomada en Magisterio de Educación Primaria, o sea lo que se conoce como “maestra de escuela primaria” de toda la vida. Amén.

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