viernes, marzo 11

Alma Animal y Humana

 Alma Animal y Humana

Si la Filosofía nos vale de algo es, como justamente su nombre indica, para entendernos mejor y amar la Sabiduría que bendice el mundo. Si no sirviese para eso, ¿para qué otra cosa podría servir? ¿Se convertiría quizás en un nombre hueco que sólo tendría valor entre los que estudian para ocupar cátedras o los que buscan adornarse con un título?

Pues bien, este  embrión de filósofo, o sea un aspirante a formar parte de los que realmente aman la sabiduría, hoy ha tenido que ponerse a prueba.

Un ser muy amado y que me quería muchísimo, que me seguía con su mirada de ojos francos y tímidos allí dónde fuese, y que a pesar de los años conservaba la alegría sencilla e infantil de los niños y la inocencia del que carece de maldad se ha ido. 

Para siempre.

Sólo quedarán fogonazos en la memoria, memoria que de alguna manera consciente o inconscientemente haré que se borre poco a poco, para que así no me duela tanto.

Si tu no has tenido un discípulo fiel, uno que te ha venerado como a un dios, que siempre se ha complacido con tu compañía, sólo reclamando de ti amor y dándote  al mismo tiempo fidelidad y cariño, entonces no sabes lo que es tener un discípulo animal, uno a quien imitar en su devoción sin límite.

A veces, para los que no han experimentado convivir con uno de estos hermanos menores, acompañándolos en nuestro camino de evolución, nuestro dolor por su pérdida les parece un sentimentalismo exagerado o una cursilería.

Yo no lo creo así.

Porque el sentimiento humano, el amor que yo pueda tener por una criatura, animal o un animal superior, o un dios, todo eso, desde mi punto de vista es lo mismo: Amor. Sí, con mayúsculas, porque su intensidad es la misma, aunque aquello a lo que va dirigido sea diferente.

Pero entonces, ¿Por qué a veces los humanos aman más a un animal que a otro ser humano? Yo diría que la pregunta está mal planteada, se ama más y sin condiciones a los seres más indefensos, a los niños, a los débiles, a los enfermos, a los maltratados, a aquellos que saben menos y tienen menos recursos. 

Además, desde otro punto de vista, tomemos el lado positivo de la pregunta anterior. El amor a los animales es un aprendizaje. Aprendamos pues de ese amor que recibimos y que damos para aplicarlo a los otros seres humanos, no tomemos el amor a los animales como un refugio egoísta, sino como un aprendizaje de responsabilidad y afecto. 

Y no, no valen las excusas, como aquella que mantiene que los animales no tienen alma, como si eso del alma fuese un sí o un no, o una condición diferente e insalvable. Eso es no entender la naturaleza, ni la gran obra inmensa que empuja a TODO el universo hacia el ÚLTIMO MISTERIO, hacia su propio bien. TODO TIENE ALMA, el universo tiene Alma, y en esa Alma Universal hasta el último átomo participa. Ciertamente en grados diversos y progresivos, pero todo está vivo, todo hasta el último rincón de la última subpartícula atómica vibra con la Vida, y en grados sucesivos, en una aventura infinita, cruzamos los abismos de la conciencia para finalmente hacer de ella parte de la Absoluta Conciencia.

¿Podríamos nosotros caminar como seres humanos hacia delante sin la ayuda de nuestros Hermanos Mayores? Siempre hay alguien que  te enseña, alguien que te ayuda, no estás sólo. Y cuanto más madura el alma humana, más se abre a ayudar y colaborar con todos los que lo necesitan.

Decía el místico Rumi algo parecido aunque con palabras más bellas y poéticas:

Una y otra vez he crecido como el pasto.
He experimentado setecientos setenta moldes,
perecí como mineral y fui vegetal,
muerto como vegetal me convertí en animal,
partí del animal y me volví un hombre.
Entonces,
¿Por qué he de temer a desaparecer a través de la muerte?
La próxima vez moriré y tendré alas y plumas como los ángeles
y luego me elevaré más allá de los ángeles.
Aquello que no puedes imaginar…
Eso seré.

Entonces, ¿por qué nos duele tanto? Escribo esto entre lágrimas, que me nublan la vista, pero que me enseñan el cielo donde tu éstas, mi perrita. Ya ves, no soy mucho más listo que tú.

Quizás porque hemos adoptado una responsabilidad, un pacto, que hoy en día hasta las leyes humanas reconocen. También hay una aceptación por parte del animal que nos sigue como a un dios y maestro. Y el dolor que sentimos cuando nos abandonan, o cuando enferman, o cuando los perdemos o cuando no nos entienden, es tan fuerte como el de nuestros Maestros cuando los repudiamos o fracasamos. Y la clave está en ese Amor Incondicional....el que mi querida perrita tuvo conmigo cuando más lo necesité y estaba enfermo.

¡Que Dios te guarde en sus Tierras de Gloria! ¡¡Que te vaya bien mi niña¡¡ Te quiero mucho, y espero encontrarte de nuevo...

Descargar PDF